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elefantes bajo Ptolomeo IV, en un lugar desconocido véase Austin 279, OGIS 86.)
Ptolemais Hermiou era la única polis importante entre éstas; disfrutaba de una
autonomía formal y tenía la instituciones normales griegas del prytaneis, la boulé y
la asamblea popular, aunque sus prytaneis eran simultáneamente receptores de
nombramientos reales, como los epistratêgos (generales agregados) de la Tebaida.
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Alejandría
La distinción entre Alejandría (Alexandreia) como capital griega y su
emplazamiento egipcio puede haber sido consagrada en la terminología oficial,
puesto que los documentos del período romano se refieren a ella como Alejandría de
Egipto. Arriano describe cómo Alejandro la fundó, en términos que sugieren sin
lugar a dudas un elemento de casualidad o capricho, y de elogio también:
Llegado a Canopo, bordeó el lago llamado Mareotis, y
desembarcó donde ahora se encuentra la ciudad de Alejandría, así
llamada por el nombre de Alejandro. Le pareció, en efecto, aquel lugar
muy idóneo para fundar una ciudad que con el tiempo había de ser
próspera en sumo grado. Sintió por la nueva fundación gran interés
fijando él mismo los límites de la ciudad, el lugar donde había de alzarse
el mercado [agora], el perímetro de los muros y el número de templos y
de dioses que en ellos se venerarían, incluyendo no sólo a los griegos,
sino también la egipcia Isis. Ofreció sacrificios a este fin y las víctimas
resultaron propicias.
(Arr. Anab. 3.1, Austin 7 a)
Plutarco confirma que Alejandro deseaba fundar una ciudad que fuera «capaz
y populosa»; escogió el lugar inspirado en un sueño, y sus consejeros creían que
«abundaría de todo y daría el sustento a hombres de diferentes naciones» (Alex. 26,
Austin 7 b). Estos enunciados no necesariamente son resultado de una mirada
retrospectiva; era un lugar excelente, dotado de puertos naturales tanto en el litoral
marítimo como en el lago Mareotis. Como sus sucesores, Alejandro sabía el valor de
las ciudades como creadoras y preservadoras de la riqueza.
El carácter físico de la ciudad es menos conocido, pues ha estado
continuamente habitada desde su fundación; pero el antiguo trazo puede rastrearse a
partir del trazado moderno de las calles y tenemos una descripción de Estrabón de
varias páginas (17. 6-10 [791-795]; parte en Austin 232).
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Admira el tamaño y la
profundidad del puerto (un puerto doble natural mejorado por Ptolomeo I), el faro
erigido en la isla de Faros (de la cual tomó el nombre la forma arquitectónica) por
Sostratos de Cnidos (completado c. 280), las ventajas naturales del emplazamiento
(resultando en un gran flujo de riqueza por tierra y mar) y la pureza del aire.
Toda la ciudad está atravesada por calles aparentes para la
circulación de caballos y carros, y por dos que son muy anchas, de más
de 1 plethron (30 m) de ancho; éstas se intersecan en ángulos rectos. La
ciudad tiene magníficos recintos públicos y palacios reales, que ocupan
un cuarto o incluso un tercio de toda el área de la ciudad. Pues, como
cada uno de los reyes quisiera, por amor al esplendor, embellecer los
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monumentos públicos, edificaba una residencia además de las ya
existentes a su propia costa ... No obstante, todas están comunicadas entre
sí y con el puerto, incluso las que están fuera de ella.
(Estrabón, 17. 1. 8 [793], Austin 232)
Alejandría. (Basado en Hoepfner y Schwander, Haus und Stadt, fig. 225
página opuesta a p. 238.)
Continúa con una descripción del Museo. Al unir la arqueología fragmentaria
y la descripción de Estrabón, puede recobrarse algo parecido al plano antiguo de la
ciudad. El elemento básico era un bloque cuadrangular de 330 por 278 metros, con
un área reservada para un «barrio palaciego», y su trazado ha sido comparado con el
de Pela en Macedonia.
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Diodoro definió la Alejandría de su época como la ciudad más grande del
nundo (17. 52-6), y declara que sus habitantes libres eran trecientos mil. Si esto
incluía a las mujeres, pero no a los esclavos, o a las mujeres pero no a los tributarios
militares, parece probable una población urbana total de 400000 a 500000,
comparada con la cifra de siete millones que Diodoro da para el resto de Egipto «en
tiempos antiguos» (esto es, bajo los Ptolomeos, 1. 31. 6-8).
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La población tenía una
composición diferente a la de Egipto en su conjunto. Además de los numerosos
griegos que habían emigrado en busca de prosperidad y comodidades urbanas,
231
particularmente en el medio siglo posterior a la fundación
de la ciudad, había
muchos
egipcios y judíos (muchos de estos últimos, al parecer, originalmente prisioneros de
guerra). La ciudadanía era accesible sólo a los macedonios y los griegos, que eran
clasificados en demes siguiendo el modelo de Atenas; tenían una boulé, un prytaneos
y una asamblea, aunque no hay casi indicios del funcionamiento efectivo de estas
instituciones, que pueden haber sido abolidas poco después con el tiempo.
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La «chôra»
Desde 313 a. C. Alejandría fue la capital política de Egipto, mientras Menfis
fue el centro religioso.
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Fuera de Alejandría, los Ptolomeos no fundaron ciudades,
como hicieron los Seléucidas en Asia. El valle del Nilo y el Delta tenían una antigua
red de aldeas y caminos, mientra que entre las ciudades existentes había algunas que
fueron capitales en diversos momentos: Tebas, Menfis y Sais. Las antiguas
provincias, nomos (nomois) en la terminología griega, fueron mantenidas, siendo
cada una administrada por un general (strategos); pese a su título, un nomarca
(nomarchês) era un individuo responsable de la irrigación y de los proyectos de
recuperación de tierras bajo Ptolomeo II y III, al menos en El Fayum. Estos hombres
eran auxiliados por los myriarouroi, «hombres para diez mil amura», cada uno de los
cuales supervisaba 2.500 hectáreas. Bajo el strategos estaban los escribas reales,
luego venía el escriba de la aldea (kômogrammateus) o funcionario de la aldea
(kômarchês, comarca); estos hombres usualmente llevaban nombres egipcios, aunque
es dudoso que un nombre sea un indicador confiable de la identidad étnica. Muchas
personas usaban dos nombres, y en algunas profesiones parece que empleaban
cualquiera que consideraran el más apropiado.
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A finales del siglo III se introdujo un nivel intermedio, el distrito o toparchia
(toparquía, una subdivisión de un nomo) bajo un
toparchês (toparca). Paralela estos
oficios, se impuso una nueva jerarquía de hacienda, que comprendía al dioiketes
(dieceta) y el funcionario de hacienda de cada nomo (oikonomos, ecónomo) con su
personal. Además, había una jerarquía de recaudadores y auditores.
Aunque los griegos se establecieron por todas partes, hemos de suponer que
muchos de ellos vivían en aldeas más que en ciudades. Al igual que los anteriores
faraones establecieron asentamientos de mercenarios griegos (como los jonios bajo
Psamético en el siglo VI: Heródoto, 2.154), los Ptolomeos establecieron no sólo a sus
soldados como ejército permanente, sino también prisioneros de guerra griegos (y
judíos), en propiedades por todo el país, particularmente en el norte. Una recompensa
en tierras era un incentivo importante para los griegos en el extranjero para
adscribirse al servicio militar. Aunque los nuevos colonos eran predominantemente
grecohablantes, otras naciones se incorporaron, como los idumeos de la región
meridional del mar Muerto y, especialmente en el siglo III, los judíos. Los colonos
eran llamados clerucos (klêruchoi). Primero sus asentamientos eran sólo por una
vida; en un documento de 239-238 a.C. (Austin 252, P. Hib. 81) la corona reclama
las tenencias de los soldados de la caballería. Gradualmente, no obstante, sus
asignaciones de tierras se volvieron permanentes y hereditarias. En efecto los
colonos pasaron a formar una clase hereditaria de reservistas militares, facilitando el
control gubernamental; el sistema tenía un paralelo en el Egipto preptolemaico.
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Los