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rosca de Arquímedes o cóclea (
kochlias en griego,
cochlea en latín), que puede haber
sido usada para bombear agua de las naves y drenar los campos después de la
inundación del Nilo (Diod. 1. 34; 5. 37). Ateneo (5. 208 f) se refiere a «la kochlias
inventada por Arquímedes», mientras que Vitrubio (10. 6) se refiere a una máquina
similar, sin atribuirsela. Hay una tradición de que Arquímedes realmente la inventó
en Egipto, y una cóclea en funcionamiento aparece representada en un relieve
helenístico tardío de Alejandría.
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Un nuevo aparato mecánico con aplicación agrícola fue el molino de agua
(Vitruv. 10. 4-5; Antípatro de Tesalónica, Antología palatina, 9. 418; Estrabón, 12.
3. 30 [556]; cf. Plinio, Historia natural, 18. 97),
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mientras que los papiros del siglo
III dan testimonio de la limitada adopción en Egipto de rejas de arado y otras
herramientas de metal. Dos papiros de Zenón (PCZ 5982a, 59851) se refieren al
consumo en grandes cantidades de hierro (incluidos c. 100 talentos) en la propiedad,
mientras otro (58849) es un recibo de azadones.
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Arquímedes ideó la polea compuesta, que mejoraba la polea simple conocida
antes. La tradición de benefactor de la humanidad quizá se refleja en el relato de que
con la ayuda de su sistema de polea compuesta hizo zarpar él solo al Syrakosia, la
nave insignia del tirano de Siracusa, Hierón. Se supone que en esta ocasión le dijo al
rey, en el estilo paradójico grato a los pensadores griegos (tal como son
representados ante nosotros): «dadme un punto de apoyo y moveré el mundo» (esta
versión aparece en Pappo, Colección, 8. 11. 19, GMWii, 35; también en los versos
del Libros de historias, ii, 130, de Johannes Tzetzes del siglo XII; GMW ii. 21);
Plutarco lo presenta jactándose: «le aseguró que si le dieran otra Tierra, moviera ésta
después de pesar a aquélla» (Plut. Marc. 14. 7-9). La importancia de la historia (cuya
verdad o falsedad es indiscernible e irrelevante) reside en la presentación, una vez
más, del inventor como benefactor de la comunidad.
Ctesibio (p. 351) inventó las clepsidras (relojes de agua), de las cuales
Vitrubio (9. 8. 2-5) hace una extensa descripción. Después de describir la rueda
dentada que se pone en movimiento con la crecida de la marea, Vitruvio explica el
ajuste de la máquina a diferentes estaciones:
También en una columna, o en una anta de la máquina se
describen las horas, que con una varilla va todo el día señalando una
figurita que sale de abajo. La brevedad o longitud de las horas se
consigue con meter los conos cada día y mes. Pero la debida ministración
de agua se obra de esta manera. Hácense dos conos ... Si no gustase el
modo de alargar o reducir los días, con oprimir o separar los conos,
porque estos suelen contraer mil defectos, se obra de esta forma.
Descríbanse por el analema
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las horas transversalmente en una
columnilla; como también las líneas de los meses; colocándole de modo
que pueda girar; pues girando junto a la estatuita, ésta con su vara
señalará las horas y dará brevedad o aumento en sus respectivos meses.
(Vitrub. 9. 8. 6-7)
El mecanismo exacto es difícil de visualizar a partir de esta mera descripción,
pero el pasaje es una de las muchas pruebas de la complejidad de los aparatos
mecánicos y del nivel de los pacientes ensayos y modificaciones que había en su
concepción. El pasaje de Pappo citado antes nombra a Herón como inventor de las
clepsidras.
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Un producto de la invención de Ctesibio puede verse en la Torre de los
Vientos, del helenismo tardío, edificada por Andrónico de Ciresto a finales del siglo
II, probablemente, que domina el foro romano de Atenas, algo más tardío. La torre,
que Vitrubio pretende describir aunque sin haberla visto posiblemente, está decorada
con relieves que representan los ocho vientos; en el techo había una veleta en forma
de una figura con una vara que señalaría el relieve adecuado; dentro de la torre había
una clepsidra y las paredes externas estaban adornadas con relojes de sol. La
situación de la torre encima de una elevación al lado oriental del agora ateniense
subraya su función cívica de registro oficial del tiempo.
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Como tal suplantó a una
clepsidra de la segunda mitad del siglo IV, construida en la parte suroeste del agora,
que durante el período helenístico dejó de ser un sencillo recipiente con un agujero
de desagüe para convertirse en un aparato con un mecanismo superior de flujo,
probablemente a la luz de los avances técnicos como los realizados por Ctesibio.
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(Una estructura muy parecida a esta última, probablemente también de finales del
siglo IV, puede ser vista en el Anfiareo en Oropos).
Muralla posterior conservada de la Stoa de Eumenes en Atenas
(Fotografía del autor)
Vitrubio también describe la invención de Ctesibio de una bomba para llevar
agua a un reservorio del cual se podía alimentar una fuente; parece, a partir de su
relato, que dependía de la energía animal o humana para hacer girar un cabrestante.
Este es otro ejemplo de mecánica aplicada a la mejora del medio urbano.
Al respecto podemos mencionar la introducción de una mejora de la mezcla
de mortero en la mampostería pública, y de los primeros arcos y bóvedas auténticos;
los griegos pueden haber aprendido estas nuevas formas a raíz de las campañas
persas de Alejandro. Se conocen bóvedas a partir de finales del siglo IV en adelante,
como la del túnel de entrada al estadio de Nemea en el Peloponeso (c. 325) y una
cisterna abovedada del siglo III en Délos. En Grecia peninsular aparecen en la pared
trasera de la Stoa de Eumenes en Atenas (mediados del siglo II)
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. Un ejemplo
adicional de experimentación innovadora para el adelanto cívico lo ofrece el
descubrimiento de un sistema de calefacción en el subsuelo que data de mediados y