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en Coroni por fuerzas navales ptolemaicas (como lo testimonian las monedas). Un
decreto del fuerte Ramnunte en el este de Ática (Austin 50, SEG xxiv. 154)
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honra a
un general que salvó la cosecha local del
demes, pagó por las importaciones de trigo,
negoció la liberación de los prisioneros y trató con los piratas que merodeaban. En
266-265 el demos homenajeó a los efebos (jóvenes oficiales de élite) por su valentía
durante los anteriores años de guerra (Austin 117, Syll3 385).
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La naturaleza precaria de la dominación macedónica quedó expuesta durante
la guerra crimonidea. Alejandro II, rey de Molosia e hijo de Pirro, invadió el Épiro,
mientras Gónatas estaba en Atenas, causándole una pérdida temporal de su reino
natal, aunque Gónatas rápidamente lo recuperó. Después de la guerra griega, se
establecieron nuevas guarniciones en Atenas (en el Museo) y en varios de sus demes
rurales fortificados. Gónatas nombró a un virtual dictador, que posiblemente no fue
otro que Demetrio de Falero, el nieto del antiguo soberano del mismo nombre. En
255 se dice que Gónatas habría concedido la libertad a Atenas, lo que puede
significar que Demetrio fue depuesto; de ninguna manera significa esto que la
guarnición desapareciera. Hay muchos aspectos de la historia de la generación de
262 a 229 poco documentados, debido a la pérdida de la historia de Filarco. Sin
embargo, como muchas inscripciones públicas afirman, Atenas siguió siendo
oficialmente leal a Macedonia. La democracia estaba estrechamente circunscrita: el
arcontado, hasta entonces designado por sorteo, se convirtió probablemente en un
cargo electo; y hay pruebas de que los regimientos de efebos y jinetes se hicieron
socialmente más exclusivos que antes.
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Aunque Gónatas derrotó a la flota ptolemaica en la decisiva batalla de Cos
(probablemente durante la década de 250; Plutarco, Moralia, 183 c, 545 b),
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y tal
vez otra vez en la batalla de Andros (cuya fecha es aún más incierta, posiblemente c.
246; Trog. Prol. 27, citado en p. 36; Plut. Pelópidas, 2),
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su poder sobre el territorio
meridional nunca fue seguro. El surgimiento de la liga aquea bajo Arato de Sición
provocó la pérdida de Corinto cuyo gobernador macedonio, Alejandro, se puso del
lado de los rebeldes aqueos y procedió a expulsar las guarniciones macedonias de
Eubea. Sólo Atenas y Argos permanecieron en manos de Gónatas, y tuvieron que
pagar a Alejandro para evitar el ataque. La guerra entre los aqueos y los etolios en la
Grecia central, no obstante, ofreció a Gónatas una oportunidad para recuperar
Corinto (245/244-243). Una vez más, en 243, Arato expulsó a los macedonios,
capturando los barcos de guerra. Consiguió el apoyo de más ciudades, y en 242
incursionó en el Ática tratando de arrebatársela a Gónatas y agregarla a la liga, pero
Gónatas pudo aprovechar las divisiones entre los griegos, y envió a los etolios a
hacer una incursión en el Peloponeso (241-240). Un tratado de paz efímero fue roto
en 240 por una incursión aquea contra El Pireo.
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En 239 Gónatas murió a una edad avanzada después de un reinado de treinta
y ocho años. Su personalidad domina a mediados del siglo III, aunque los
testimonios directos de su reinado son fragmentarios. Ha sido objeto de diferentes
valoraciones que van desde la admirativa biografía de Tarn (un libro al que se ha
llamado recientemente «uno de los menos confiables en toda la historiografía
griega»),
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hasta la crítica incisiva de Hammond de que Gónatas habría creado sin
querer un clima de resistencia en el sur de Grecia y que había fortalecido a un aliado
potencialmente peligroso en Etolia.
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Sin embargo, con frecuencia se le otorga el
mérito no sólo de haber restablecido el poder militar de Macedonia, sino el de
emular, hasta donde le fuera posible, la grandeza de otras monarquías. Puede ser que,
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debido a que pasó tanto tiempo en Macedonia, se desarrolló una compleja «sociedad
cortesana». Protegió realmente la cultura griega, y mantuvo a Macedonia en el mapa
en lo concerniente al prestigio regio. Cuando era gobernador de Atenas había asistido
a las conferencias de Zenón. Como los antiguos reyes, especialmente Arquelao y sus
predecesores más próximos Filipo y Alejandro, invitó a figuras intelectuales y
culturales a Pela, tales como el poeta Arato de Soli y al historiador Jerónimo de
Cardia.
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Empleó a arquitectos griegos para su nuevo palacio en Aigai (Vergína). Su
medio hermano Crátero publicó una importante colección de documentos históricos
atenienses. Gónatas fue elogiado en fuentes posteriores .por sus cualidades
personales
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—supuestamente habría considerado la realeza como «gloriosa
esclavitud» (
endoxos douleia, Aelio,
Varia historia, 2. 20)—, pero no hay huellas de
que la filosofía universalista de Zenón influyera en sus políticas concretas.
Quizá es mejor tomar un camino intermedio entre la idealización de Tarn y la
denigración de Hammond. Los logros de Gónatas pueden haber sido exagerados a
causa del presunto contraste con lo que lo había antecedido, pero he sugerido antes
que Macedonia no fue devastada antes de 276 y que es dudoso el grado de necesidad
de «recuperación» que hubiera. Su política hacia los griegos no fue particularmente
severa; no fue el primero en poner guarniciones en las ciudades. Puede incluso
merecer crédito por no provocar a la liga etolia, que podría haberle dificultado el
acceso por vía terrestre a la Grecia meridional, de modo que habría exigido el
mantenimiento de las «cadenas».
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En último análisis Gónatas puede ser visto como continuador de las políticas
tradicionales de los soberanos macedonios desde Filipo: asegurar la frontera en caso
de ataque, sin provocar a los vecinos potencialmente hostiles; conservar el control de
Grecia meridional con fines de seguridad militar y recaudación de renta, y mantener
el poder ptolemaico bajo control. La mala prensa que ha merecido en las fuentes
puede deberse en buena medida a que derrotó a los atenienses y a los peloponesios en
la guerra.
La participación política en Atenas y otros lugares
Podría pensarse que la situación de Atenas en estos años habría socavado el
carácter de la polis como comunidad participativa. El sufragio democrático fue
limitado primero por Antípatro, estableciendo la cualificación mínima en 2.000
dracmas; esto puede haber excluido a dos tercios de los votantes. La democracia
plena fue restablecida brevemente en 318/317; un decreto ateniense contemporáneo
honra a Eufrón de Sición, que había socorrido a la ciudad durante la guerra lámica, y
se refiere a la época presente como una en que «el pueblo ha [regresado] y ha
[recobrado] sus leyes y la democracia» (Austin 26, Harding 123 a, Syll3 317).
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El
sufragio fue restringido otra vez bajo Demetrio de Falero (r. 317-307), después de un
censo (Ctesicles, FGH 245 fr. 1 = Aten. 6. 272 c.) la cualificación mínima de
propiedad fue establecida en 1.000 dracmas, lo cual puede haber excluido a 5.000 de
21.000 ciudadanos.
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Demetrio cesó el pago del estado a los ciudadanos por asistir a
la asamblea y a los jurados, y los subsidios para aquellos que asistían al teatro;
después, Casandro alentó a Lacares a que tomara el poder exclusivamente; y
Antígono Gónatas, después de su ascenso al trono, puede haber continuado