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hicieron a Antípatro guardián de los jóvenes reyes en Macedonia y a Antígono
general de Asia (Diod. 18. 39. 5-7; cf. Arriano, Ta meta Alexandron (FGH 156), fr.
9. 34-38, Austin 24). Babilonia fue asignada a Seleuco, antiguo general de los
hypaspistas (portaescudos de Alejandro; habían sido llamados «un regimiento de
guardas de primera»).
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Incluso ahora, y en los siguientes años, el reino de Alejandro
era oficialmente una entidad única y no más dividida que, digamos, en el 325, en que
Alejandro estaba en Afganistán. Macedonia estaba gobernada por Antípatro y las
diversas provincias del antiguo imperio persa estaban administradas por sátrapas.
La rivalidad pronto se transformó en un lucha patente por el dominio de todo
el imperio. Antípatro nombró como sucesor a un hombre de su propia generación,
Polipercontes (o Polisperconte), de modo que se indispuso con su propio hijo
Casandro (Kassandros, en griego), que había aspirado a convertirse en regente (Diod.
18. 48-50, Austin 25). En consecuencia Casandro se volvió receptivo a las propuestas
de Antígono, que hizo una alianza con él y con Lisímaco y Ptolomeo. No existía ya
un acuerdo general sobre quién debería gobernar cada zona; todo estaba sujeto a
disputa, y mucho se disputó en el campo de batalla. (Algunas consecuencias de la
guerra entre Casandro y Polipercontes se examinan en el capítulo 4.) Casandro se
hizo regente en el 317 con el apoyo de Eurídice, esposa de Filipo Amadeo. En el
mismo año, la anciana madre de Alejandro, Olimpia, invadió Macedonia e hizo
asesinar a Filipo y a Eurídice. En el 316, cuando Casandro volvió a Macedonia, fue
condenada a muerte por el ejército y ejecutada a su vez.
La descendencia de Antípatro.
Antígono procuró fortalecer su posición en Asia, expulsando a Seleuco de
Babilonia; esto provocó que los antiguos aliados y enemigos de Antígono reclamaran
que Seleuco fuera reinstaurado. A finales de la década del 310, hubo encuentros entre
Antígono y sus oponentes en varios campos de batalla incluida Caria, Tracia y
Palestina. Un resultado importante fue la restauración de Seleuco en Babilonia en el
312, un hecho en el que Ptolomeo desempeñó un papel principal. En el 311, un
tratado de paz reconoció implícitamente una división cuatripartita del imperio. En
teoría Alejandro IV, el hijo postumo de Alejandro Magno, debía todavía convertirse
en rey (Diod. 19, 105; Austin 30),
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pero en el 310 Casandro lo hizo asesinar.
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Tampoco el tratado proporcionó una paz duradera; prosiguió una confusa
serie de guerras. En el 306, el hijo de Antígono, Demetrio, derrotó a Ptolomeo en el
mar, cerca de Salamina en Chipre. El padre y el hijo fueron reconocidos como reyes
(basileis) «por la multitud» según Plutarco (Demetrio, 18.1, Austin 36; Diod. 20. 53.
2-3; Apiano, Guerras sirias, 54); el acto podrían haberlo preparado los jefes políticos
locales. Mucho antes Ptolomeo, Lisimaco, Seleuco y Casandro (Plut. l.c; Just. 15.2,
10-12) habían adoptado todos (o aceptado) el título de rey (basileus). En teoría, el
rey macedonio tenía que ser aclamado por el ejército y los nobles (p. 142, n. 28),
pero cada uno de los diadocos ahora tenía sólo una parte del ejército macedonio
original, y pocos miembros de las fuerzas originales de Alejandro estaban todavía en
servicio. Algunos historiadores han dudado de que el acto de llamarse a sí mismos
basileus Makedonôn, «rey de (los) macedonios», equivalga a afirmar el goberno del
territorio entero de Alejandro; pero es difícil ver que dicho título, al menos al
comienzo, no implicara que otros pretendientes fueran ilegítimos.
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Si había un sucesor que tenía sus miras firmemente puestas en la
reunificación del reino, este era sin duda Antígono. Después de la toma de Chipre, y
habiendo asegurado el control de la liga insular, la posesión de la importante
potencia naval de Rodas le daría el dominio total del Egeo. Demetrio sitió la ciudad
por más de un año (305-304) empleando fuerzas masivas y aparatos mecánicos de
asedio, pero aunque la espectacular empresa le ganó el apodo de Poliorcetes («el
sitiador») fracasó en rendir por hambre a los rodios, que recibían suministros de
Ptolomeo. Conmemoraron su resistencia encargando a Cares de Lindos que
construyera el Coloso de Rodas, una estatua de bronce de Helios, de 70 codos de alto
(32 m), que habría estado en la entrada del puerto. Plinio narra brevemente su
historia (Historia Natural, 34, 41) y su construcción es descrita en detalle alrededor
del 200 a.C. por Filón de Bizancio (Sobre las siete maravillas del mundo, 4).
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Pese a su fracaso, Antígono siguió presionando. Fundó una liga helénica en
Corinto en el 302 según el modelo de la de Filipo en el 338, con Demetrio como
hegemón (BD 8; líneas 5-44 en Harding 138, líneas 61-99 en Austin 42).
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En el 301,
no obstante, a la edad de 81 años, fue derrotado y muerto en Ipso en Frigia por los
ejércitos asociados de Casandro, Lisimaco y Seleuco (la batalla es descrita en Plut.,
Demetr. 29). Lisimaco se hizo entonces cargo de la mayor parte de Asia Menor. Se
suele considerar Ipso como un momento decisivo de la historia de este período.
Después de la derrota y muerte de su padre, Demetrio retuvo una poderosa
flota. No deberíamos disminuir la importancia de sus campañas posteriores al 301
sólo porque finalmente no tuvo éxito.
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En realidad, nada estaba aún seguro en
cuanto a la forma definitiva del imperio, y con una mejor suerte Demetrio podría
haber triunfado donde su padre fracasó. Por un tiempo él y Seleuco fueron aliados,
con mutuo beneficio; pero, al igual que la antigua amistad entre Seleuco y Ptolomeo
fue víctima de la realidad, esta nueva alianza resultó efímera.
La muerte de Casandro en el 298 o 297 tentó a Demetrio a regresar a Grecia,
a partir de lo cual los otros se apoderaron de los territorios que había heredado de su
padre. La viuda de Casandro, Tesalónica (una hija de Filipo II), era ahora regente en
nombre de sus hijos menores. El mayor, Filipo III, pronto enfermó y murió. El
segundo, Antípatro I (o II), probablemente de unos quince años, y el tercero,
Alejandro V, reinaron conjuntamente hasta que en el 294.
Antipatro asesinó a su madre y desterró a su hermano. Alejandro hizo causa
común con Demetrio pero se reconcilió con su hermano; Demetrio entonces lo hizo