La Ley por Frédéric Bastiat



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hecho cargo de hacerla prosperar. de lo contrario hubiera sido absurdo quitarle su libertad-, si 

por ello se perjudica, ¿quién tiene la culpa? Al inmiscuirse para ponderar el equilibrio comercial, 

por el juego de las tarifas, se ha hecho cargo de hacer florecer el comercio: y si lejos de 

florecer, muere, ¿quién tiene la culpa?

Al recordar a los fabricantes nacionales su protección -a cambio de su libertad- se ha hecho 

cargo de hacer lucrativo el negocio; y si resulta oneroso, ¿quién tiene la culpa?

Así, no hay un solo deber en la nación del cual el Gobierno no se haya hecho responsable de 

su propia iniciativa. ¿Habrá razón para sorprendemos de que cada sufrimiento sea causa de 

revolución?

¿Y cuál es el remedio que se propone? Pues el de ensanchar indefinidamente el ámbito de la 

ley, es decir, aumentar la responsabilidad del Gobierno.

Pero si el Gobierno toma a su cargo la elevación y regulación de los salarios, y resulta que no 

puede hacerlo: si se encarga de prestar asistencia a todos los infortunios y no puede hacerlo; si 

se encarga de asegurar la jubilación a todos los trabajadores y no puede hacerlo: si se encarga 

de suministrar instrumentos de trabajo a todos los obreros y no puede hacerlo; si se encarga de 

abrir a todos los ávidos de empréstitos un crédito gratuito, y no puede hacerlo: si, según las 

palabras que con sentimiento hemos visto brotar de la pluma de Lamartine"El Estado toma 

para sí la misión de iluminar, desarrollar, engrandecer, fortificar, espiritualizar y santificar el 

alma de los pueblos" y en ello fracasa, ¿acaso no se advierte que al final de cada decepción, 

¡ay! más que probable, está una revolución no menos inevitable?



POLITICA Y ECONOMIA

Retomo a mi tesis para decir: inmediatamente después de la ciencia económica y en el dintel 

de la política se presenta una interrogación dominante. Es la siguiente:

¿Qué es la ley? ¿Qué debe ser?

¿Cuál es su ámbito? ¿Cuáles son su límites? ¿Dónde se detienen, en consecuencia las 

atribuciones del legislador?

No vacilo en responder: La Ley es la fuerza común organizada para obstaculizar la 

injusticia; y para abreviar, la ley es la justicia.

LEGITIMA FUNCION DE LA LEGISLACION

No es verdad que el legislador tenga sobre nuestras personas y propiedad un poder absoluto, 

ya que aquellas son preexistentes y que la tarea de la ley es proveerlas de garantías.

No es verdad que la ley tenga por misión regir nuestra conciencia, nuestras ideas, voluntades, 

instrucción, sentimiento, trabajos, intercambios, informaciones y satisfacciones.

Su misión está en impedir que en ninguno de esos puntos, el derecho de uno quede usurpado 

por el de otro.

La ley, debido a que tiene la fuerza como sanción necesaria, no puede tener otro ámbito 

legítimo que el legítimo ámbito de la fuerza, es decir: la justicia.



Y como todo individuo sólo tiene derecho a recurrir a 1a fuerza en el caso de legítima defensa, 

la fuerza colectiva, que no es sino la reunión de las fuerzas individuales, no podría se aplicada 

racionalmente para otra finalidad.

La ley es pues únicamente la organización de preexistente derecho individual de legítima 

defensa: La ley es la justicia.

LEY Y CARIDAD NO ES LO MISMO

El objeto de la ley no es servir para oprimir a las personas o expoliar la propiedad, aun con 

fines filantrópicos, cuanto que es su misión proteger la persona y la propiedad.

Y que no se diga que puede por lo menos ser filantrópica con tal que se abstenga de toda 

opresión y de toda expoliación; eso es contradictorio. La ley no puede dejar de actuar sobre las 

personas o los bienes; si no os garantiza, los viola por el solo hecho de actuar, por el solo 

hecho de existir.

La ley, es la justicia; algo claro, sencillo, perfectamente definido y delimitado, accesible a toda 

inteligencia y visible para todos los ojos, porque la justicia es determinable, inmutable, 

inalterable, que no puede ser admitida en más ni en menos.

Saliéndose de ahí, haciendo a la ley religiosa, fraternalizadora, igualizadora, filantrópico, 

industrial, literaria, artística, pronto se está en lo infinito, en lo desconocido, en la utopía 

impuesta, o lo que es peor, en la multitud de las utopías luchando por apoderarse de la ley y 

por imponerla-, porque la fraternidad y la filantropía no tienen límites fijos como la justicia.

¿Dónde detenerse? ¿Quién habrá de detener a la ley?

CAMINO DIRECTO HACIA EL COMUNISMO

Alguno, como Saint-Cricq, no habrá de extender su filantropía sino hasta algunas clases de 

industriales y pedirá a la ley que disponga de los consumidores en favor de los productores. 

Otro, como Considerant, se hará cargo de la causa de los trabajadores y reclamará de la ley 

para ellos un ingreso mínimo asegurado, vestido, alojamiento, alimentación y todas las cosas 

necesarias para el mantenimiento de la vida. Un tercero, Louis Blanc, dirá con razón que no 

hay ahí sino un esbozo de paternalismo y que la ley debe darle a todos instrumentos de trabajo 

e instrucción. Otra persona hará observar que tal arreglo deja aún sitio para la desigualdad y 

que la ley debe hacer penetrar en las aldeas más remotas, el lujo, la literatura y las artes. Se 

nos llevará así hasta el comunismo, o más bien la legislación será... lo que ya es: un campo 



de batalla de todos los sueños y de todos los inmoderados apetitos.

BASE DEL GOBIERNO ESTABLE

Dentro de este círculo, se concibe un gobierno sencillo e inconmovible. Y desafío a que se me 



diga de dónde podría salir la Idea de una revolución, Insurrección o de un simple motín, 

contra una fuerza pública limitada a reprimir la injusticia. Bajo tal régimen habría más 

bienestar y éste estaría más justamente repartido, y en cuanto a los sufrimientos, que son 

inseparables de la humanidad, a ninguno se le ocurriría culpar al gobierno, que sería tan 

extraño a ellos como lo es a las variaciones de temperatura. ¿Se ha visto alguna vez al pueblo 

insurreccionarse contra la corte de casación o irrumpir en el pretorio del juez de paz para 



reclamar salarios mínimos, crédito gratuito, instrumentos de trabajo, el subsidio de las tarifas o 

el taller socializado? Bien sabe que tales combinaciones están fuera del poder del juez y del 

mismo modo podría aprender que están fuera del poder de la ley.

Pero, que se dicte la ley basándose en el principio de la fraternidad, proclamando que de la ley 

emanan bienes y males, que es responsable por toda desigualdad social, y se abrirá la puerta 

a una interminable serie de quejas, odios, trastornos y revoluciones.



JUSTICIA SIGNIFICA IGUALDAD DE DERECHOS

La ley es la justicia. ¡Y bien extraño sería que pudiera equitativamente ser otra cosa!

¿Acaso la justicia no es el derecho?

¿Acaso todos los derechos no son iguales? ¿Cómo pues podría intervenir la ley para 

someterme a los planes sociales de Mimerel, Melun, Thiers y Louis Blancen lugar de 

someter a esos señores a mis planes? ¿Se cree que no he recibido de la naturaleza la 

suficiente imaginación para inventar también una utopía? ¿Acaso le corresponde a la ley la 

elección entre tantas quimeras, poniendo la fuerza pública al servicio de una de ellas?

La ley es la justicia. Y que no se diga, como continuamente ocurre, que concebida así la ley 

atea, individualista y sin entrañas, resultaría transformando a la humanidad a su imagen y 

semejanza. Es esa una deducción absurda, muy digna del entusiasmo por todo lo que venga 

del Gobierno que lleva a la humanidad a creer en la omnipotencia de la ley.

¡Cómo! ¿Del hecho de que seamos libres tiene que resultar que dejemos de actuar? ¿De que 

no recibamos la impulsión de la ley, debe resultar que quedemos desprovistos de toda 

impulsión? De que la ley se limite a garantizar el libre ejercicio de nuestras facultades, ¿ha de 

resultar que nuestras facultades sean atacadas de inercia? Del hecho de que la ley no nos 

imponga formas religiosas, modos de asociación, métodos de. enseñanza, procedimientos de 

trabajo, restricciones al comercio, planes de caridad, ¿ha de resultar que nos apresuremos a 

hundirnos en el ateísmo, el aislamiento, la ignorancia, la miseria y el egoísmo? ¿Es resultado 

obligado que no sepamos ya reconocer el poder y la bondad de Dios, ni asociarnos, ni 

prestarnos ayuda mutua, ni amor y socorros a nuestros hermanos en desgracia, ni estudiar los 

secretos de la naturaleza, ni aspirar al perfeccionamiento de nuestro ser?



EL CAMINO HACIA LA DIGNIDAD Y EL PROGRESO

La ley es la justicia. Y bajo la ley de justicia, bajo el régimen de derecho, bajo la influencia de la 

libertad, de la seguridad, la estabilidad y la responsabilidad, es como todo hombre habrá de 

llegar a su pleno valor, a toda la dignidad de su ser, como la humanidad regresará el progreso 

que está en su destino, con orden y calma -con lentitud sin duda-, pero con certeza.

Me parece que tengo a mi favor la teoría; porque cualquiera que sea el asunto que someta al 

razonamiento, ya sea religioso, filosófico, político o económico: ya se trate de bienestar, de 

moralidad, de igualdad, de derecho, de justicia, de progreso, de responsabilidad, de 

solidaridad, de propiedad, de trabajo, de intercambio, de capital, de salarlos, de impuestos, de 

población, de créditos o de gobiernos; en cualquier parte del horizonte científico en que se 

coloque el punto de partida de mis investigaciones, invariablemente siempre llego a la 

siguiente: la solución del problema social está en la libertad.




IDEA PUESTA A PRUEBA

¿Acaso no tengo también a mi favor la experiencia? Tended la mirada sobre el globo.¿Cuáles 



son los pueblos más felices, más morales y más apacibles? Son aquellos en que menos 

interviene la ley en la actividad privada, donde menos se hace sentir el gobierno; donde 

la Individualidad tiene más Iniciativa y la opinión pública más influencia; .donde los 

rodajes administrativos son menos numerosos y complicados; los Impuestos menos 

pesados y menos desiguales; los descontentos populares menos excitados y en menor 

grado justificables; donde la responsabilidad de los individuos y de las clases es más 

efectiva, y donde, en consecuencia, si no son perfectas las costumbres, tienen tendencia 

invencible a rectificar; donde las transacciones, los convenios y las asociaciones se ven 

menos trabadas; donde trabajo, capitales y población sufren menores desplazamientos 

artificiales; donde la humanidad obedece más a su propia inclinación; donde el 

pensamiento de Dios prevalece más sobre las invenciones humanas; aquellos, en una 

palabra, que más se acercan a la siguiente solución: dentro de los límites del derecho, 

todo debe hacerse por la libre y perfectible espontaneidad del hombre; nada por medio 

de la ley o la fuerza, sino por la justicia universal.

LA PASION DEL MANDO

Hay que decirlo: hay en el mundo exceso de "grandes" hombres; hay demasiados legisladores, 

organizadores, instituyentes de sociedades, conductores de pueblos, padres de las naciones, 

etc. Demasiada gente que se coloca por encima de la humanidad para regentarla, demasiada 

gente que hace oficio de ocuparse de la humanidad.

Se me dirá: Usted que habla, bastante se ocupa de ella. Cierto es. Pero habrá de convenirse 

que lo hago en un sentido y desde un punto de vista muy diferente y que si me entrometo con 

los reformadores, es únicamente con el propósito de que dejen en paz a la gente.

Me ocupo, no como Vaucanson de su autómata, sino como fisiólogo del organismo humano; 

para estudiarlo y admirarlo.

Me ocupo, con el espíritu que animaba al célebre viajero: Llegó a una tribu salvaje. Acababa de 

nacer un niño y una turba de adivinos, brujos y empíricos lo rodeaban, armados de anillos, 

ganchos y ataduras. Decía uno: este niño no sentirá jamás el perfume de una pipa, si no le 

alargo las narices. Otro: quedará privado del sentido del oído, si no hago que sus orejas le 

cuelguen hasta los hombros. Un tercero: no verá la luz del sol si no doy a sus ojos una 

dirección oblicua. El cuarto; jamás podrá tenerse en pie si no le encorvo las piernas. El quinto: 

no podrá pensar, si no comprimo su cerebro: ¡Atrás!, dijo el viajero, Dios hace bien sus obras; 



no pretendáis saber más que El y ya que ha dotado de órganos a esta endeble criatura, 

dejad que esos órganos se desarrollen y se fortifiquen por el ejercicio, los ensayos, la 

experiencia y la libertad.

AHORA, A PRUEBA LA LIBERTAD

También ha dotado Dios a la humanidad de todo lo necesario para realizar sus destinos. La ha 

provisto de una forma de ser de la misma manera que hay una forma humana. Los órganos 

sociales también están constituidos en forma tal que pueden desarrollarse armónicamente al 

aire de la libertad. ¡Rechacemos, pues, a los farsantes y organizadores! ¡Atrás con sus anillos, 



cadenas, ganchos y pinzas! ¡Afuera su falansterio, su taller socializado, su gubernamentalismo, 

su centralismo, sus tarifas aduanales, sus escuelas y universidades gratis, su religión de 

Estado, su crédito gratuito y su monopolio bancario, sus regulaciones y restricciones a la vida 

económica, su igualación por medio del impuesto y su piadosa moralización.

Y puesto que se han probado en el cuerpo social ya tantos sistemas, que se termine por donde 

se debió empezar: que sean rechazados todos ellos y que se ponga finalmente a prueba 



la libertad, la libertad que es un acto de fe en Dios y en su obra.

NOTAS DEL EDITOR:

Para esta edición, realizada originalmente por el



Centro de Estudios Económicos-

Sociales

de Guatemal, se han vuelto a revisar las traducciones anteriores al inglés y al 

español, y se confrontaron con la versión francesa original; se incluyeron varios párrafos y 

notas omitidas. Las notas de Bastiat se incorporaron al texto. Las palabras, expresiones y 

párrafos en cursiva vienen del original francés. El énfasis en negrita es del Editor. El original no 

tiene subtítulos ni está dividido; éstos fueron agregados por el Dr. Dean Russell, de FEE, para 

su versión en inglés. Este autor, que es un experto en la obra de Bastiat y su principal 

traductor, escribió sobre él "Frederic Bastiat: Ideas and lnfluence" y "Government and Legal 

Plunder". Está también la obra del Dr. George Roche "Frederic Bastiat: A Man Alone". Para 

comprender mejor el ambiente y la importancia del debate de la época en que La Ley fue 

escrita, ver la obra de F. A. Hayek "The Counter-Revolution of Science", segunda parte.

FREDERIC BASTIAT

(1801-1850)

Frédéric Bastiat vivió en Francia durante la primera mitad del Siglo XIX. Fue aquella una época 

convulsionada y divisiva, en la que a la juventud se le exigía involucrarse en las luchas 

ideológicas y en las revoluciones que culminaron con la destrucción del antiguo régimen en 

Europa. Pero, la alternativa a los Estados Nacionales Monárquicos, a los Emperadores 

autócratas, o a las tiranías militares, no estaba clara y el debate habría de durar hasta bien

entrado el Siglo XX. Las opciones del intervencionismo del Estado en la economía mediante los 

privilegios fiscales -el proteccionismo-, el radical movimiento comunista y el indefinido 

socialismo, eran las corrientes más populares. Ante estas corrientes destructoras del progreso 

de los pueblos, Bastiat enarboló la bandera de la libertad, caída tras la degeneración de 

principios y las luchas sanguinarias en que culminó Revolución Francesa.

De sus numerosos ensayos, todos ellos escritos con ejemplos claros y argumentos 

demoledores de sus opositores, "LA LEY" (1848), es el más conocido. La ley es la justicia; es 

la prevalencia del derecho sobre el poder; es, en síntesis, la libertad definida. Pero, también 

puede la ley pervertirse y pasar a ser un instrumento de robo legalizado. A ello el autor le llama 

"expoliación". Bastiat, en pocas palabras, definió las circunstancias que nos conducen o nos 

alejan a lo que hoy se conoce como EL ESTADO DE DERECHO.

Para los países como el nuestro, en que el proteccionismo arancelario, los privilegios fiscales y 

los derechos sociales son "la ley", y en donde la corrupción y la "crisis de gobernabilidad" son 

los temas de la retórica política, el mensaje de Bastiat es muy iluminador. Ya hemos creado la 

forma de ser y de organización de la vida pública que él aborreció: "El Estado es la ficción 



mediante la cual todos tratamos de vivir a expensas de los demás". Escuchemos sus 

advertencias.




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