Moluscos – Phyllum mollusca


Sub-fila Cephalochordata (Acrania) y Vertebrata (Craniata)



Yüklə 331,46 Kb.
səhifə6/8
tarix17.01.2018
ölçüsü331,46 Kb.
#20855
1   2   3   4   5   6   7   8

Sub-fila Cephalochordata (Acrania) y Vertebrata (Craniata)

Rodolfo Claro


En los cefalocordados (Acrania) el notocordio se extiende del rostro hasta el ápice de la cola. No tienen cráneo ni vértebras, huesos o cartílagos. Son conocidos como lancetas o amphioxus. Inicialmente fueron descritos como moluscos, y posteriormente han sido considerados como formas evolutivas intermedias entre los invertebrados y los vertebrados. Se conocen unas 25 especies de forma corporal muy semejante, que habitan en aguas tropicales y templadas de todos los océanos. Son animales bénticos, usualmente de aguas someras, que se entierran en fondos de arena gruesa, dejando afuera la cabeza para filtrar las partículas alimenticias en suspensión. Aunque de pequeña talla, en algunos países asiáticos constituyen un alimento apreciado, ya que a diferencia de los peces, no tienen esqueleto. Duarte-Bello y Buesa (1974) asumen la presencia en Cuba de dos especies (de los dos géneros conocidos), Branchiostoma caribbaeum y Asymetron lucayanum (Duarte-Bello y Buesa, 1973), la primera reportada en aguas de Jamaica en altas densidades (5 000 individuos/m2).

Lampreas y myxinos – superclase Agnatha (Ciclostomata)

Comprende dos Clases vivientes: Cephalaspidomorphi (Petromyzontes - lampreas) y Myxini (mixinos). Incluye vertebrados con cráneo, sin mandíbulas, en su lugar presentan un aparato bucal succionante no derivado de los arcos branquiales como es el caso de las mandíbulas en los peces. Sin aletas pares, con 1-15 pares de aberturas branquiales, sin escamas, piel viscosa y esqueleto cartilaginoso. Viven normalmente en los fondos hasta los 500 m, casi siempre aislados, algunas veces adheridas a otros peces, tortugas o embarcaciones. Se conocen unas 84 especies actuales pertenecientes a 12 géneros y dos familias (Nelson, 1994). En aguas cubanas solo se han registrado dos especies de la Clase Myxini: Eptatretus minor y E. Springeri.



Peces cartilaginosos y óseos – super-clase Gnathostomata

La super-clase Gnathostomata contiene el grupo de vertebrados más diverso del planeta. Se caracterizan por la presencia de mandíbulas derivadas de los arcos branquiales modificados. Comprende todos los organismos conocidos como peces, divididos en cuatro clases: Placodermi (placodermos primitivos fósiles), Chondrichthyes (peces cartilaginosos), Acanthodii (acantoideos fósiles), Sarcopterygii (coelacantos, porolepimorfos, rhizodontimorfos, osteolepimorfos y tetrápodos, todos fósiles, salvo una especie viviente en peligro de extinción: Latimeria chalumnae) y Actinopterygii (comprende la mayor parte de las especies conocidas de peces óseos). Los Chondrichthyes y Actinopterygii son generalmente incluidos en la División Teleostei, que comprende todos los tiburones, rayas, quimeras y peces óseos (Nelson, 1994, Nelson et al. 2004).

En el medio acuático, los peces se cuentan entre los organismos de mayor diversidad, juegan un papel determinante en esos ecosistemas y constituyen el principal recurso alimentario de los mares y océanos (77% del total de productos pesqueros), con producciones anuales que sobrepasan los 70-75 millones de toneladas métricas (TM) como resultado de la pesca, y 1-1,5 millones por el maricultivo (FAO, 1999) Estos organismos además, constituyen un importantísimo elemento en la economía de muchas naciones, por ser fuente de trabajo para millones de personas y por su incalculable valor recreativo y estético. No obstante, algunas especies tóxicas son un factor de preocupación y peligro por sus efectos adversos. Debido a su diversidad y abundancia, los peces juegan un papel trascendental en las comunidades de todos los hábitats marinos.

Se conocen más de 25 000 especies de peces (Nelson, 1994) o sea más de la mitad de todas las especies vivientes de vertebrados (unas 48 200). Los peces habitan en todos los ecosistemas acuáticos, desde los charcos de marea, hasta las grandes fosas oceánicas (más de 11 000 m de profundidad) y en todas las latitudes. Presentan gran diversidad de formas y adaptaciones al medio ambiente. Su mayor diversidad se encuentra en las regiones tropicales, aunque en aguas templadas continentales y oceánicas se localizan las poblaciones más densas y productivas.

La ictiofauna del Caribe es la más rica del Atlántico gracias a la amplia distribución de los arrecifes coralinos, con los cuales está relacionada una gran parte de las especies. Además, el régimen de circulación existente en la región favorece el transporte de larvas desde las Antillas Menores (Roberts, 1997) y su dispersión en la plataforma cubana.. La existencia de un complejo régimen hidrológico, con numerosos giros ciclónicos y anticiclónicos en la zona oceánica alrededor del Archipiélago Cubano, favorece el auto-reclutamiento a su propia plataforma, pero también parte de las larvas originadas en aguas cubanas pueden alcanzar las plataformas de otras regiones del Caribe (Claro et al., 2001; Claro y Lindeman, 2003; Paris et al., 2005).

Las investigaciones sobre la bio-sistemática de los peces marinos de Cuba tuvo un destacado desarrollo en el siglo XIX con los estudios de Don Felipe Poey y Aloy (Poey, 1865-1968; 1875-77; 2000) quien describió las características morfológicas de 542 especies marinas y fluviatiles, de las cuales 111 son válidas actualmente. Durante el siglo 20 se presentaron varias revisiones (Duarte-Bello, 1959; Duarte-Bello y Buesa, 1973; Guitart, 1974-1978; Rodríguez et al., 1984; Claro, 1994; Claro y Parenti, 2001) que han mantenido actualizada la información sobre la diversidad de especies de este grupo.

La ictiofauna marina de Cuba es probablemente la más rica de las Antillas. Han sido reportadas hasta la fecha 1030 especies, de las cuales 38 (todos peces óseos) son de aguas fluviales, aunque muchas de estas también se encuentran en ambientes estuarinos e incluso con alta salinidad. De las consideradas fluviales, 21 son endémicas de Cuba, en su mayoría del orden Cyprinodontiformes. No se incluyen en estas cifras unas 25 especies introducidas en esos ecosistemas para el cultivo, algunas de las cuales se han adaptado a las condiciones naturales del país, aunque otras se mantienen en aguas interiores gracias a su reproducción en condiciones artificiales.

Algunas especies y familias de peces ampliamente representados en la ictiofauna cubana.

Pertenecen a la Clase Chondrichthyes (tiburones, rayas y una sola especie de chimera) 72 especies y el resto, 992, son de la clase Actinopterygii (peces óseos) (ver lista de especies en este CD-ROM). Otras tres especies han sido introducidas para el cultivo en jaulas flotantes (Dicentrarchus labrax Linnaeus, 1758, Sparus aurata, Linnaeus, 1758 y Sciaenops ocellatus Linnaeus (1766) de las cuales al menos la última ha escapado al medio, aunque no parece haber prosperado hasta ahora.

El pez perro, Lachnolaimus maximus (una hembra en la foto a la izquierda) presenta dimorfismo sexual. Los machos tienen la cabeza más alargada, de color oscuro, y la primera espina dorsal alargada, en forma de filamento. La morena pintada, Gymnothorax morringa (foto a la derecha) al igual que otras morenas, acecha a sus presas potenciales desde su refugio en las grietas de los arrecifes (Fotos: Noel López).


De las especies estrictamente marinas, 15 han sido reportadas exclusivamente para aguas cubanas, lo que no quiere decir que sean definitivamente endémicas. Probablemente ello sea consecuencia de un mayor nivel de conocimientos sobre la ictiofauna en Cuba que en otros países del Caribe, debido a cierta tradición en esta disciplina. Todas esas especies son muy raras y algunas están sujetas a revisión. Aproximadamente 150 especies fueron consideradas como raras y unas 240 como no comunes, mientras que otras 150 especies fueron consideradas como abundantes en número, al menos en alguna de las eco-regiones (ver listado en CD-ROM).

La mayor riqueza de especies se presenta en el orden Perciformes, en el cual se registran 62 familias, 245 géneros y unas 485 especies. Entre las familias con mayor diversidad de especies en las aguas costeras de Cuba, cabe mencionar: Serranidae, Carangidae, Labridae, Scaridae, Lutjanidae, Labridae, Labrisomidae, Gobiidae y Haemulidae (Claro y Parenti, 2001). A juzgar por los límites de distribución de las especies de peces reportadas en el Gran Caribe, y que no están registradas para Cuba, estimamos que al menos unas 85 especies más pudieran estar presentes en aguas cubanas.

Del total de especies registradas para Cuba, unas 620 son típicas de la zona litoral, de las cuales más de 520 guardan determinada asociación con el fondo (demersales), mientras que unas 100 especies prefieren la columna de agua como hábitat (pelágico-neríticas), aunque muchas viven en muy poca profundidad (menos de 10 m) y vinculadas a los arrecifes, manglares y otros hábitats someros. Unas 100 especies habitan en el talud insular, en su gran mayoría entre los 100 y 1200 m de profundidad (zona Batial), y unas 170 especies son pelágico-oceánicas, de las cuales aproximadamente 80-100 prefieren el estrato superior o zona epi-pelágica (60-100 m) y unas 70-90 prefieren la zona meso-pelágica (150-700 m) aunque algunas de ellas transitan de uno a otro estrato. Una gran parte de estas especies pelágico-océanicas son migratorias, de amplia distribución en la zona tropical.

De las especies que tienen hábitos demersales, unas 350 habitan en los arrecifes coralinos o mantienen relación con éstos al menos durante parte de su ciclo de vida. A pesar de esta alta diversidad de especies en los arrecifes, solo una pequeña proporción de ellas posee poblaciones relativamente abundantes, un alto porcentaje son especies raras o poco comunes y muchas poseen hábitos crípticos, por lo que raramente son visibles por el hombre.

Los peces arrecifales constituyen la base de las pesquerías en las islas tropicales (Munro, 1983) y Cuba no es una excepción. No obstante, una alta proporción de estos peces son capturados en los pastos marinos durante sus movimientos de forrajeo. Gracias a la notable extensión y desarrollo de las zonas estuarinas en Cuba, también la ictiofauna de esos hábitats resulta importante por su alta productividad, aunque con menor valor de mercado y diversidad. Por otra parte, la alta diversidad de especies en los arrecifes brinda al entorno una exuberante belleza y atracción para el buceo contemplativo, lo que constituye un elemento fundamental de atracción para el turismo.

La distribución de las especies “residentes” en los arrecifes guarda estrecha relación con la complejidad estructural de esos hábitats e incluso la diferencia en la composición de las comunidades es mayor entre tipos de arrecifes que entre regiones relativamente alejadas unas de otras, en iguales biotopos (Alevizon y Brooks, 1975; Claro y García-Arteaga, 1994).

La mayor diversidad de peces en los arrecifes se observa en las pendientes y crestas arrecifales. Entre las tres eco-regiones inventariadas de Cuba mediante censos visuales, la mayor riqueza de especies se encontró en el Archipiélago Sabana-Camagüey (Jardines del Rey), en muestreos realizados en los años 1988-1989. Sin embargo, como resultado de la sobre-pesca y las enfermedades de los corales, provocado por eventos ENSO en la década del 90, en el año 2000 la riqueza de especies fue mucho menor que en los años 1988-1989 (Claro et al., 2000), e inferior a la de las otras dos regiones. Actualmente la mayor riqueza de especies se encuentra en el Área Protegida de Doce Leguas, en el Archipiélago Jardines de la Reina. En las tres eco-regiones la diversidad fue mayor que la observada en las pendientes arrecifales de Martinica y Guadalupe, y al parecer semejante a la de Florida. (Tabla 6, Fig. 1).

Tabla 6 Número de especies, índice de Diversidad (H´), índice de riqueza (R1), índice de equitatividad (J), densidad y biomasa de peces en censos visuales realizados en varios hábitats arrecifales de Cuba. Abreviaturas: SW - Golfo de Batabanó; NC - Archipiélago Sabana-Camagüey; SC - Archipiélago Jardines de la Reina.


Eco-Región


Hábitat

Área

(m2)


Fecha

No. Sp.

No.


Familias


R1

J

Densidad

(ind/m2)


Biomasa


(g/m2)

SW

Crestas

11895

1984-85

113

40

4.58

7.66

0.67

2.131

114.39




Parches

55668




129

36

3.26

6.86

0.47

7.459

582.41




Pendientes

30370




136

39

4.14

8.48

0.58

2.040

111.31




Manglares

21580




82

29

3.22

4.72

0.51

6.789

154.28

NC

Crestas

22470

1987-89

125

41

4.29

7.89

0.62

2.385

117.10




Parches

16498




131

38

4.11

8.36

0.58

2.907

138.50




Pav. rocoso

7940




92

29

4.55

6.85

0.70

1.083

84.66




Pendientes

20610

1987-89

132

33

3.95

8.54

0.56

2.019

139.86




Pendientes*

10557




118

32

4.06

8.24

0.59

3.03

243.18




Manglares

39705




87

30

1.82

4.44

0.28

19.90

165.47

NC

Pendientes*

6 175

2000

106

32

4.64

7.91

0.69

1.04

80.32

SC

Crestas

4200

1997

103

32

4.37

7.67

0.65

2.397

108.82




Pendientes

11340




136

38

3.28

8.61

0.46

4.617

203.73




Manglares

5200




58

24

1.55

3.63

0.26

10.23

141.67

*Estaciones seleccionadas, comunes en ambos períodos
En las pendientes arrecifales entre 15 y 30 m de profundidad de las tres eco-regiones estudiadas, predominan en número el cromis azul (Chromis cyanea), la jenízara (Clepticus parrai), la doncella (Thalassoma bifasciatum), la chopita bicolor (Stegastes partitus), el loro listado (Scarus croicensis), y el loreto (Gramma loreto).).

Fig. 1. Comparación de las curvas acumulativa de especies en tres eco-regiones (Ec) de la plataforma cubana (NC-norcentral o Sabana-Camagüey; SC – surcentral o Jardines de la Reina ; SW – suroccidental o Los Canarreos) con otros sitios del Gran Caribe (tomado de Claro et al., 1998; y datos inéditos del autor).


Formando densas agrupaciones en forma de parches pueden ser extraordinariamente abundantes algunos sapitos (Gobidae) del género Coryphopterus, pero con muy baja biomasa, por su pequeña talla. Aunque en menor número pero con la biomasa más alta, están presentes los pargos (Lutjanidae) y los roncos (Haemulidae). Los tiburones y otros grandes depredadores son más comunes en este hábitat que en otros de aguas someras.

Al comparar la densidad y biomasa de peces en los arrecifes de Cuba entre sí, y estos con los de otros sitios del Caribe, se observa que, aunque en algunas islas como Martinica, la densidad de peces resulta mayor que en Cuba (Fig. 2) en esta última la biomasa de peces es dos a tres veces mayor y en el caso del Archipiélago Jardines de la Reina, similar a la observada en arrecifes de la Florida que es casi cuatro veces mayor que en Martinica y Guadalupe. Tales diferencias en la biomasa se deben a que el peso promedio de los peces en las islas de las Antillas Menores es muy bajo (30 g promedio en Guadalupe y solo 10 g en Martinica), en comparación con los de Cuba (45 a 70 g) y la Florida (100 g). Ello parece ser consecuencia de una excesiva explotación pesquera en las Antillas Menores (Gobert, 1990), donde los depredadores de mediana y gran talla son ya muy escasos.



Fig. 2. Densidad, biomasa y peso promedio de los peces en las pendientes arrecifales de las eco-regiones sur central (SC), suroccidental (SW) y norte central (NC - toda la zona, en 1988-89; NC1988-89 y NC2000 – solo en estaciones seleccionadas comunes a ambos períodos) de Cuba y otras regiones del Caribe.


En las crestas arrecifales, la diversidad de especies es casi tan alta como en las pendientes, con un claro predominio de Haemulon flavolineatum, Thalassoma bifasciatum y H. sciurus, Scarus croicensis y Abudefduf saxatilis. Los herbívoros, principalmente barberos (Acanthurus spp.) y loros (Scarus y Sparisoma spp.) son más importantes por su densidad y biomasa en este hábitat que en otros tipos de arrecifes. Estos además, realizan una importante labor sanitaria sobre los corales, al consumir las algas que crecen sobre estos, evitando así afectaciones al crecimiento de los primeros.

En los arrecifes de parche y cabezos, las especies más frecuentes y abundantes son los roncos (Haemulidae), principalmente Haemulon plumieri, H. flavolineatum y H. sciurus. Los pargos (en particular Lutjanus griseus y L. synagris), aunque con una menor densidad ocupan un lugar destacado en este hábitat, debido a su alta biomasa en especial en el Golfo de Batabanó (Claro et al., 1990). Las doncellas (Labridae), los barberos (Acanthurus spp.) y algunos loros (Scarus croicensis, Sparisoma viride), también son abundantes en este biotopo. La diversidad de especies en los cabezos y parches puede ser alta si estos se encuentran cerca de los arrecifes, pero en aquellos que se encuentran aislados en pastos marinos o arenales, la diversidad es mucho menor aunque la biomasa es generalmente muy alta.

Unas 90 especies prefieren ambientes estuarinos o al menos transitan por estos (González-Sansón, et al., 1978; González-Sansón y Aguilar Betancourt, 1983). En los manglares no estuarinos, que bordean los islotes y cayos, donde prevalecen condiciones más parecidas a las de los arrecifes, se han reportado cerca de cien, aunque generalmente en un censo visual de unos 100 m lineales de manglar se observan solo unas 20-22 especies como promedio (Valdés-Muñóz, 1981; Valdés-Muñóz et al., 1990: Claro y García-Arteaga, 1993). En las zonas estuarinas prevalecen las especies de las familias Gerridae (pataos y mojarras), Mugilidae (lisas), Sciaenidae (corvinas). No obstante, en algunas regiones, como las lagunas costeras del Litoral Sur de la zona suroriental, las poblaciones de una especie introducida en los embalses de agua dulce, la tilapia (Oreochromis aurea), desplazó a las especies autóctonas, cuya densidad disminuyó notablemente (Gonzalez-Sansón y Aguilar Betancourt, 1983).

Asociados a los manglares costeros y de los cayos (no estuarinos), así como en los pastos marinos aledaños, habitan un número apreciable de especies típicas de esos biotopos y las etapas juveniles de muchas de las especies arrecifales, algunas de importancia pesquera, por lo que la conservación de los manglares y los pastos marinos resulta muy importante para el mantenimiento de una pesca sostenible. Son particularmente importantes en esos manglares, los pargos (Lutjanidae), los roncos (Haemulidae), las anchoas (Engraulidae), las manjúas y sardinas (Clupeidae) y los cabezotes (Atherinidae). Las etapas juveniles de los pargos, roncos y otros peces comerciales, trascurre principalmente en los pastos marinos y para algunas especies también en los manglares aledaños (Nagelkerken et al., 2000; Lindeman et al., 2000 Cocheret de la Morinière, 2002).

Un grupo importante de especies comerciales o de gran impacto en el ecosistema costero son consideradas “visitantes o transeúntes” de los arrecifes, manglares y pastos marinos. Son en su mayoría de hábitos pelágico-neríticos, entre los que se destacan por su frecuencia y abundancia la picúa, Sphyraena barracuda, los jureles (Carangidae), principalmente: Caranx ruber, C. bartholomaei y C. latus, así como algunos escómbridos costeros (Scomberomorus regalis, S. maculatus, S. cavalla).

El pez dama o damero (Rinchodon typus) es, entre los tiburones, la especie que mayor talla alcanza (hasta 15 m), aunque se alimenta de pequeñas presas. Esta especie constituye un gran atractivo para el turismo de buceo, sin embargo, us poblaciones están diezmadas y se encuentran amenazadas por la pesca indiscriminada.

Se considera que la ictiofauna cubana, ha sido bastante estudiada, aunque algunas especies requieren ser revisadas (ver lista de especies en este CD-ROM). No obstante, aún existen eco-regiones poco estudiadas, como la sur central, la suroriental, la norte oriental y la noroccidental, así como las aguas profundas alrededor del Archipiélago. Aunque en las aguas someras se han realizado numerosos inventarios, pocos se han orientado a las especies de hábitos crípticos, tanto en arrecifes como en manglares y pastos marinos, para cuya captura se requieren métodos especializados.

Los peces aportan entre 50 y 60% de la captura total (sin incluir la pesca incidental o “morralla” de los arrastres de camarones) en aguas cubanas. Aproximadamente 140 especies de peces son objeto de pesca, pero solo unas 30 tienen una importancia notable como recurso. Las capturas de peces en la plataforma y zona económica exclusiva alcanzaron casi 29 000 TM en 1989 y muestran desde entonces tendencia a disminuir por sobrepesca de algunos recursos, impactos ambientales, etc. (vea epígrafe Pesca).

Entre los peces comerciales ocupan un lugar destacado los pargos (principalmente Lutjanus synagris, L. analis, L. griseus y Ocyurus chrysurus), los batoideos (Dasyatis americana y en pequeña proporción, el obispo - Aetobatus narinari y otras), los atunes pequeños (Katsuwounus pelamis y Tunnus atlanticus) y los tiburones. Algunas especies no comerciales, como la manjúa, Jenkinsia lamprotaenia, juegan un papel determinante, como carnada viva, en las pesquerías de túnidos. La explotación excesiva de esta especie, limita ya desde hace algunos años, la eficiencia de las capturas de atunes pequeños en la zona suroccidental (García-Coll, 1984).

Los peces constituyen un elemento esencial en el paisaje submarino, el cual constituye uno de los principales atractivos para el turismo internacional en Cuba. Lamentablemente, debido a insuficientes medios de vigilancia y a una pobre educación ambiental, muchos de los arrecifes utilizados para el buceo contemplativo, al menos en la década del 90, se caracterizaron por una pobre presencia de peces de mediana y gran talla, los cuales son una de las principales motivaciones para el buceo Ello se debe a la pesca comercial en algunos casos, y la pesca de subsistencia o la recreativa en otros. El establecimiento de algunas reservas de pesca en los sitios de desarrollo turístico, está contribuyendo a la rehabilitación de la diversidad de peces en los mismos.



La cherna criolla (Epinephelus striatus) y la guasa (Epinephelus itajara) se consideran especies en peligro crítico por la IUCN. La primera especie fue una de las más importantes en las pesquerías comerciales en el Gran Caribe, pero la pesca irracional, en especial sobre las agregaciones de desove, produjeron el rápido colapso de sus poblaciones en toda el área.. La guasa prácticamente ha desaparecido de muchos lugares en Cuba y el Caribe, aunque actualmente es ya común su presencia en áreas protegidas marinas del Archipiélago Jardines de la Reina.

Las principales amenazas a los peces marinos de la plataforma cubana son: la pesca no sostenible, la degradación de las áreas de reclutamiento y cría (pastos marinos, lagunas costeras, manglares) por hiper-salinización y contaminación y la degradación de los arrecifes coralinos por cambios globales y factores antrópicos.


Yüklə 331,46 Kb.

Dostları ilə paylaş:
1   2   3   4   5   6   7   8




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©genderi.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

    Ana səhifə