Ficha técnica dreams Película Título



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FICHA TÉCNICA

Dreams


Película
Título: Dreams (Sueños)

Dirección: Akira Kurosawa

Guion: Akira Kurosawa

Producción: Allan H. Liebert, Hisao Kurosawa, Mike Y. Inoue, Seikichi Iizumi, Steven Spielberg

Música: Shinichirô Ikebe

Fotografía: Takao Saito, Masaharu Ueda

Montaje: Tome Minami

País(es): Japón, Estados Unidos

Año: 1990

Género: Drama, Fantasía

Duración: 119 minutos

Idioma(s): Japonés, francés, inglés

Protagonistas: Akira Terao (“Akira Kurosawa”), Mitsuko Baisho (Madre de "AKira Kurosawa"), Toshie Negishi (Madre que lleva niños), Mieko Harada (Hada de la Nieve), Mitsunori Isaki ("Akira Kurosawa" como un niño), Toshihiko Nakano ("Akira Kurosawa" como un niño pequeño), Yoshitaka Zushi (Pvt. Noguchi), Hisashi Igawa (Trabajador de la Planta Nuclear), Chosuke Ikariya (El Demonio Llorón), Chisu Ryu (Hombre Viejo), Martin Scorsese (Vincent van Gogh), Masayuki Yui (Miembro del equipo de escalada), Mieko Suzuki (Hermana de "I")…
Premios:

Premios de la Academia Japonesa

Año

Premio

Resultado

Categoría

Destinatario

1991

Premio de la Academia Japonesa

Ganador

Mejor Música por Puntuación

Shinichirô Ikebe







Nominados

Mejor director de arte

Yoshirô Muraki

Akira Sakuragi









Nominados

Mejor fotografía

Takao Saitô

Masaharu Ueda









Nominado

Mejor director

Akira Kurosawa







Nominada

Mejor película

Dreams







Nominado

Mejor iluminación

Takeshi Sano







Nominada

Mejor actriz de reparto

Mieko Harada

Premios Globos de Oro

Año

Premio

Resultado

Categoría

Destinatario

1991

Globo de Oro

Nominada

Mejor Película de habla NO inglesa

Dreams (Japón)

Concurso de Cine Mainichi

Año

Premio

Resultado

Categoría

Destinatario

1991

Concurso de Cine Mainichi

Ganadores

Mejor fotografía

Takao Saitô

Masaharu Ueda









Ganadora

Mejor Película por Puntuación

Shinichirô Ikebe


Sinopsis:

Sueños (夢 yume?), también conocida como Los Sueños de Akira Kurosawa es una película de carácter dramático-fantástico, dividida en ocho segmentos, correspondientes a ocho sueños reales del propio director, Akira Kurosawa. En ella, Kurosawa, intenta concienciar a la gente sobre los errores que se están cometiendo usando el sonido y la visión como métodos principales de persuasión. Al parecer, los ocho sueños se suceden en diferentes tramos de la vida de Akira, a juzgar por el crecimiento de su principal protagonista a lo largo del filme. Los temas principales abordados son: la infancia, la espiritualidad, el arte, la muerte, los desastres universales y los errores del hombre con respecto al mundo; todos los segmentos de la película muestran un lado literal y otro metafórico.


Federación Internacional de Mujeres Universitarias

Federación Mexicana de Universitarias

Universidad Nacional Autónoma de México

Museo de la Mujer

Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México.

Cine-Club de género, 19 de enero de 2016.
Dreams
Los sueños, producción de 1990, consta de ocho historias independientes entre sí narradas de forma independiente. Es posible entrever un orden cronológico en la ubicación de las ocho historias, este hecho es el que nos permite establecer un paralelismo entre la historia del Japón contemporáneo y el contenido del filme.
Para muchos se trata de la obra más metafórica de Kurosawa, hasta el punto de tratarla como indescifrable y considerar que se trata de una serie de historias inconexas las cuales responden al capricho de su director. En este sentido debemos aceptar que la obra significó una realización estética para Kurosawa, y en su estructura podemos entrever la influencia del aikú, poesía de tres o cuatro líneas japonesa, invitando a la meditación, la abstracción y la reflexión, y es en ese orden que quizás también deba contemplarse Sueños, primero como un mándala no para comprender, permitiéndonos llegar a la nada y liberarnos de conceptos concretos, la abstracción, después de la cual poco a poco sentiremos la comprensión. Y si bien la obra tiene un fuerte contenido político y de crítica, este debe dilucidarse entre los pliegues de las metáforas de Kurosawa, y para esto es conveniente contar con una noción clara de los acontecimientos políticos y sociales que convirtieron el Japón en lo que es hoy.
Antes se debe aclarar que la traducción literal del japonés no es sueños, de hecho un observador notará que todas las historias tienen los mismos kanji de título, se trata de un término traducido como sueños, pero cuyo verdadero concepto es el de visión o alucinación, el cual se tiene en un estado entre la vigilia y el sueño, es por eso que en la mayor parte de las historias los personajes pasan por un acontecimiento generador afín con la fiebre, el delirium tremens, la muerte, etc.
1) LLUEVE Y BRILLA EL SOL

Un niño sale de su casa, el sol brilla intensamente pero de pronto empieza a llover. Su mamá se acerca y le dice que entre a casa, no es recomendable transitar por el bosque ya que los zorros hacen sus ceremonias nupciales y no les gusta que los miren. Al niño le gana la curiosidad y se interna en el bosque. Pronto pagará por desobedecer a su madre.


En esta primera historia asistimos al encuentro del Japón con una realidad que le es desconocida, un encuentro que requiere de un sacrificio.
Lo que vemos al empezar, es una casa tradicional japonesa, de la cual sale un niño vestido a la usanza tradicional (una metáfora del Japón feudal y tradicional), la madre lo conmina a no salir, es una ocasión excepcional, llueve ya hace sol, se trata del encuentro de dos entes opuestos, en el que uno de los entes opaca al otro, la lluvia al sol, símbolo del Japón, la ocasión excepcional climática, nos refiere al encuentro entre oriente y occidente, el fin del aislamiento cultural japonés.
La madre del niño le advierte que en días como esos, se casan los zorros, y no les gusta que nadie los vea, debemos entender que un “zorro” en la mitología china y japonesa es una especie de ente elemental, que habita las montañas y los bosques, con la capacidad de cambiar de forma y conocedores de la magia, en algunas versiones son portadores de la desgracia.
Pues bien, nuestro personaje ve lo que está prohibido, Japón tiene contacto con algo, que Akira representa como algo hermoso, es cosa de ver la danza de los zorros, pero que está prohibido por las estructuras tradicionales de autoridad (la madre), cuando el niño regresa a su casa, ya los zorros han dado cuenta de su transgresión, y debe quitarse la vida, pues es un encuentro que implica un sacrificio, la única salida es buscar a los zorros, que “ viven detrás del arco iris” y pedir su perdón.
La última escena, es este niño (Japón) quien camina en un paisaje de ensueño que le disminuye, rumbo al arco iris, a lo desconocido, a lo inmenso de un mundo desconocido, donde deberá hacer valer su derecho a vivir.
Reflexión 1: Obedece a tus padres, ellos tienen mayor sabiduría que tú, por algo ya han vivido más y tienen mayores experiencias.
2) EL HUERTO DE LOS DURAZNOS

A un chiquillo le gusta observar los muñecos imperiales de épocas japonesas pasadas, cuando va donde su hermana (y amigas) percibe que hay sólo 5. Según él dicho grupo siempre ha estado conformado por seis personas. Su hermana le dice que está con fiebre o quizá mal de cabeza. El chiquillo se va molesto pero de pronto ve una niña de rosado, él la empieza a seguir. La niña se interna en el bosque, el chiquillo también. Parece que ella se dirigiera a otro mundo en medio de la neblina de ese bosque. De pronto todo se hace verde, han llegado a un huerto de duraznos y se aparecen los muñecos imperiales en tamaño y formas reales y se ponen a conversar con el chiquillo acerca de los durazneros que fueron cortados un tiempo antes por la familia del chiquillo. Él se siente mal, llora, sólo quiero ser feliz y que esos muñecos también lo sean.
En esta historia también se observa la estética tradicional japonesa en los vestuarios y los escenarios, sin embargo de alguna forma sabemos que se trata una fecha más cercana a nosotros que en el anterior sueño.
Kurosawa sitúa la historia en una festividad japonesa, el día de las niñas, en el cual las niñas se reúnen a tomar el té como personas mayores, todos los miembros de la casa les sirven, eso explica el niño sirviendo a su hermana, y las niñas se muestran entre ellas los arreglos de sus colecciones de muñeca para ese día, estas no son muñecas comunes, son ceremoniales y se les da regalos, representando a la familia celeste.
En esta historia, nuestro protagonista, (otro niño) sirve a su hermana y sus amigas; de repente ve a una niña que no estaba antes, su hermana dice que tiene fiebre y por eso alucina (es importante esta puerta de entrada al delirio), el niño vuelve a ver a la niña y la persigue hasta el huerto de melocotones el cual fue cortado.
La niña representa el espíritu tradicional japonés, conduciendo a la niña hasta el huerto de melocotones, de profundo significado para Japón, pues existen innumerables poemas largo y aikús que hablan de la belleza del melocotón.
Cuando el niño llega al huerto desaparece la niña, y el huerto escalonado es tomado por una serie de personajes quienes representan las distintas muñecas tradicionales de ese día, el niño se encuentra con la tradición, y esta le reclama, el corte de los arboles de melocotón, símbolo de las raíces japonesas.
En esta parte se da una conversación algo confusa, en la cual el niño pasa de ser acusado, a víctima de su padres (las autoridades tradicionales), quienes cortaron el huerto, o sea estamos frente a el reclamo de lo tradicional ante la inminente transformación de la identidad, nos refiere al Japón que vive humillado a principios de siglo, invadido poco a poco por la cultura occidental, sin embargo, como en el sueño, va a ver un nuevo florecimiento, las figuras de la tradición le conceden un nuevo milagro al niño, el florecimiento de los melocotoneros nuevamente.
Reflexión 2: Comparte tu felicidad, digan lo que digan los demás (en especial los amargados).

3) LA TORMENTA DE NIEVE

A unos escaladores de montañas les va mal en una subida por culpa de una tormenta de nieve, es más se le aparece una visión al líder del grupo. Un ser del más allá. Si se hubieran levantado temprano, todo hubiera sido distinto.
La tormenta nos ubica en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, un destacamento de cuatro hombres atraviesa las montañas en busca de su campamento para perecer por el frío.
Las primeras escenas de esta historia son largas, nos muestran el agotamiento de los hombres, y el desgaste por una situación insostenible, una clara metáfora sobre la guerra, la cual servirá para el discurso antibelicista de la próxima historia. Los hombres comienzan a dormir sobre la nieve, producto del esfuerzo sobrehumano, pese al cual avanzan solo unos pocos metros, la tormenta los envuelve, esto último es una metáfora casi explicita de la guerra, el caos que envuelve el planeta durante los años de la guerra.
Por fin aparece frente al superior una doncella incitándolo a dormir, y lo cobija con mantas sobre la nieve, el espectro al principio es una mujer hermosa, cuando el hombre cae se convierte en un monstruo buscando su muerte, de alguna forma Kurosawa se refiere al peligro de la inmovilidad, desde una perspectiva filosófica típicamente oriental, el hombre se despierta en la nieve, a punto de morir, despierta a sus compañeros, se detiene la tormenta y descubren como el campamento estaba solo a unos pasos.
Es evidente que el destacamento es Japón en esta historia, un Japón agotado que llega hasta el final, que no se rinde, aunque termine deshecho, como fue lo que aconteció al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Reflexión 3: Al que madruga, Dios lo ayuda.
4) EL TÚNEL

Un tipo camina y se acerca a un túnel oscuro, de pronto del interior sale un perro ladrando con desesperación en torno a él. Dicen que los perros anuncian la muerte y ven las almas. El tipo mira al perro, no se asusta, sigue adelante, entra al túnel. Lo cruza tranquilamente. Cuando llega al final del túnel escucha un ruido detrás suyo, como si alguien lo siguiera, son unos pasos. Es un soldado muerto quien estuvo a sus órdenes cuando él fue comandante en la guerra. El tipo le hace entender que ya murió y que descanse en paz. El soldado muerto desaparece. El tipo nuevamente reanuda su camino y esta vez escucha muchos pasos tras suyo, voltea y es todo un pelotón, el mismo que él tuvo a su cargo y todos murieron. Una vez más vuelve a hacerlos reflexionar que ya murieron y retornen al lugar de donde vinieron. Esta vez ya es la definitiva para partir de ahí, al parecer ya no hay ruidos o ¿aparece uno nuevo?


El túnel es casi la continuación de la tormenta, un oficial japonés regresa a su hogar una vez finalizada la guerra, la fotografía y el manejo de la luz nos introduce en un clima más bien opresivo, y sin embargo nuestro protagonista viaja alegre, pues regresa a su hogar. El oficial debe atravesar un túnel, antes de entrar se suma a su andar un perro, que lo acompañara durante todo su trayecto hasta salir al otro lado, aquí el sincretismo cultural de Kurosawa es evidente, el perro es el Cancerbero, custodiando la entrada al infierno y acompaña a nuestro oficial por su largo trayecto por los infiernos.
Cuando el oficial está del otro lado del túnel escucha unos pasos, detrás de él viene un soldado muerto que estuvo bajo sus órdenes, el oficial le explica que está muerto, finalmente, haciendo parodia de la tan popular disciplina japonesa, le debe ordenar que se retire, el espanto llega cuando del túnel no sale uno, si no un batallón de soldados muertos, reclamando el espacio que les fue robado en el mundo, aquí no hay metáforas, nos habla de la pesadilla de la guerra, y se le hace un reclamo a los líderes políticos del planeta, ¿para qué tantas muertes?, “para que al final los llamen héroes”, dice el oficial mientras gime, y hace a los espectadores una advertencia para no olvidar, el costo que la guerra tuvo para Japón.
Al final el batallón regresa por el túnel, Cancerbero regresa ladrando al oficial, exultándolo a nunca regresar al infierno.
Reflexión 4: Vive una vida sin dañar a nadie y dormirás siempre en paz.
5) CUERVOS

A un joven le gustan las pinturas de Vincent Van Gogh, acude a un museo donde se exhibe toda esa belleza de cuadros del genial pintor holandés. Es en esas circunstancias se le ocurre introducirse a uno de los cuadros para buscar al maestro. La gente le ayuda a encontrarlo pero le previenen que ha estado en un manicomio. Lo llega a encontrar y éste le dice que el sol lo inspira siempre a concentrarse y pintar preciosas obras. El joven quiere profundizar más esa nueva amistad con el famoso pintor pero “los cuadros” no se lo permiten.


Cuervos es quizás el “sueño” más difícil de encajar dentro de nuestra interpretación, la consideración de este escenario, es que Kurosawa era un fanático de la obra de Van Goth, de alguna forma aquí habla de sí mismo, pero habla, además, de Japón después de la guerra, cuando se da una absoluta invasión cultural desde occidente, y se concreta la incipiente industrialización del Japón, y cual finalmente lleva a la consolidación de la potencia.
Por eso, no es raro que para esto, se refiera al proceso de industrialización europeo a finales del siglo XIX, a través de la figura de Vincent Van Gogh, como montando un paralelismo entre ambos procesos, procesos donde muere una forma de vida tradicional y nace la industrialización y los incipientes movimientos de la globalización.
De alguna forma Kurosawa compara la sociedad japonesa con la figura de Van Goth, una obsesión por producir cosas nuevas “soy como una máquina cuando trabajo”, dice Van Gogh, y una propensión al suicidio, producto de las nuevas pautas para la vida.
El personaje principal (tal vez Kurosawa mismo) realiza un viaje a través de las pinturas de Vincent Van Gogh, como tratando de entender, y de explicar, como haciendo alusión a la realidad misma, incomprensible, donde los enemigos de antaño son los socios comerciales del presente, donde la identidad no está necesariamente en las formas tradicionales, y aquí es donde hay un reto, en el hecho de que la identidad se vuelva una creación constante, el apropiarse de nuevos referentes, hace la cultura viva, y eso plantea Kurosawa, al poner un japonés recorriendo los pasillos vacíos del Krollër Meuller Museun de Holanda, ese japonés se está buscando, y se descubre al final, entre las alas oscuras de los cuervos invadiendo todo cuando Van Goth se suicida al otro lado de una colina, algo ha muerto en el ser japonés, pero también alguien observa desde el otro lado, dispuesto a afrontar los retos que se despliegan como las alas de los cuervos.
Reflexión 5: Si miras con cuidado, toda la naturaleza tiene su belleza.
6) EL FUJIYAMA EN ROJO

El Fujiyama se encuentra en erupción, las plantas nucleares han explotado, ha llegado el fin del mundo. Las radiaciones van a traer cáncer a quienes sobrevivan, si los seres humanos hubieran “pensado” antes de haber “actuado” todo sería distinto.


Directamente relacionado con el siguiente “sueño”, Fujiyama en rojo es la introducción al Demonio lastimero, que de otra forma seria inentendible, aquí se aborda un miedo muy bien interiorizado por la sociedad japonesa, miedo relacionado al hecho de ser la única sociedad posnuclear del planeta.
Kurosawa expone una de las más profundas heridas sociales del Japón, el miedo a lo nuclear y sus manejos, el protagonista aparece de repente en un caos de personas huyendo atemorizadas, observa la causa del temor, el Monte Fuji, montaña sagrada del Japón y símbolo por excelencia de sus tradiciones está explotando, otra vez lo tradicional cobra su factura, como en El huerto de los melocotones, sólo que la causa de la explosión del Fujiyama es más humana, las explosiones son producto de un accidente en las plantas nucleares de Japón, se confronta tradición con desarrollo, el final es la hecatombe, “nos dijeron que eran seguras” gime una mujer mientras trata de esconder a su hijo de las radiaciones, ella, su hijo, el protagonista y un hombre de negocios japonés son los únicos sobrevivientes, este último directo responsable en la creación de las plantas, esto evidencia una crítica de Kurosawa a la nueva clase poderosa del Japón, al final el hombre de negocios se lanza por un acantilado y el protagonista trata inútilmente, caricaturescamente, de apartar la radiación de la madre y su hijo, el final de esta fábula moral y ecológica, es la radiación envolviéndolo todo, una metáfora del temor humano, de las creaciones volviéndose contra sus creadores y aniquilándolos.
Reflexión 6: La estupidez humana es increíble.
7) EL DEMONIO LASTIMERO

Las bombas nucleares y los misiles han hecho de la tierra un desierto lleno de basura tóxica. Es a este lugar donde llega un tipo quien parece venido de otro mundo porque se ve normal, en este lugar abundan demonios de un cuerno y los más aventajados de dos y tres cuernos. Alguna vez todos fueron humanos pero las radiaciones los convirtieron en mutantes. El castigo para los seres humanos que arruinaron la tierra fue la inmortalidad, al nunca morir van a sufrir eternamente con los dolores por sus pecados.


El protagonista, el viajero japonés, aparece en un panorama desolado, el mundo del futuro después de la catástrofe, aquí está reflejando el trauma japonés de la guerra nuclear, Kurosawa mezcla otra vez una figura de la tradición japonesa, los demonios, almas en pena, con los miedos y pesadillas del presente, los demonios de la historia son los humanos mutados a causa de la radiación, quienes paradójicamente se resisten al caos y construyen una absurda jerarquización con base al número de cuernos.
Un demonio de un cuerno es el guía del protagonista por la tierra del Apocalipsis. Kurosawa retrato de una forma cruda, los miedos de la actual sociedad tecnológica y consumista del Japón, los absurdos del demonio quien una vez en vida botó leche a los ríos para mantener los precios altos, y ahora lamenta no tener que comer.
El mensaje es claro, una advertencia sobre el peligro nuclear, desde la sociedad con más propiedad para referirlo, al final nos deja con la idea, el horror de las catástrofes nucleares solo acaba con la muerte, eso cantan los gritos de los demonios por el dolor diario de sus cuernos.
Reflexión 7: Ámate a ti, ama a tu prójimo, ama a la vida, ama a tu mundo. El egoísmo no conduce a nada.
8) LA ALDEA DE LOS MOLINOS DE AGUA

Un turista llega a un lugar donde se respira paz por todos lados, hay unos molinos de agua, los pájaros cantan, el río corre, los niños saludan y respetan a sus mayores, la gente se preocupa por las plantas, los ancianos son venerados, todo es natural, nadie pretende arruinar el medio ambiente. Todos tratan de vivir como vivían los hombres antes de “volverse egoístas y vanidosos y todo eso que trajo la modernidad”. En ese lugar saben que “mucha gente olvidó que ser humano es ser parte de la naturaleza” pero ellos no lo han olvidado, lo tienen siempre presente. Si respiras aire puro y bebes agua limpia, te alimentas de comida sana, vas a vivir muchos años. En ese lugar nadie se queja de amores no correspondidos, eso más bien es motivo de risas, para que sufrir por alguien si existen otras posibilidades para amar. Al turista le enseñan lo emocionante que significa vivir, lo bueno de trabajar mucho y ser agradecidos. De esta manera al morir, nadie llora sino más bien es motivo de felicidad por esa persona que se va fusionar al mundo y a la naturaleza.


Para muchos, se trata de la despedida póstuma de Kurosawa, pues muchos consideran al anciano de la historia como el mismo Kurosawa.
Aquí el protagonista, el viajero, valga aclarar es el mismo en los últimos cuatro “sueños”, llega a una especie de aldea, con varios molinos de agua en la rivera del río que la atraviesa.
Notamos como la aldea no responde a un referente necesariamente de la tradición japonesa, es una aldea rústica, mas no se ubica en el pasado, es un poblado nacido como negación de los últimos “sueños”, Kurosawa dice, “esta es la alternativa”, nos plantea una visión de mundo donde mora lo sencillo y lo necesario, “para qué queremos luz eléctrica”, el viajero responde: “es que la noche es tan oscura”, y el anciano repone: “¿se supone que la noche no sea así?”.
En esta visión de Kurosawa la muerte no es pena, y todo se mira con alegría, en esta aldea, los molinos giran constantemente por la acción del agua, más no mueven maquinaria alguna, existen por existir.1

Reflexión 8: Respeta los valores morales así como tu medio ambiente, ten en cuenta que es aquí donde vives y vivirán tus hijos.2
Los sueños de Akira Kurosawa forma parte de la trilogía de filmes considerados como testamentarios en la obra de Kurosawa –los otros dos son Rapsodia en agosto (1991) y su última película Madadayo(1993)–, no sólo por su cronología, sino sobre todo porque a través de ellos el realizador expresó muchas de las inquietudes y obsesiones personales que se habían ido repitiendo a lo largo de su filmografía anterior, en una especie de reflexión sobre su propia vida y sobre los temas de inspiración en su obra. Así, es común a estos tres films una profunda visión humanista presente en toda la filmografía de director, sin embargo adquiere en estas tres cintas todo el protagonismo temático. En estas obras, la mirada del cineasta se dirige hacia el pasado a través de sus personajes, una mirada cargada de nostalgia y de lirismo, en el caso de Madadayo y en el de Los sueños... está protagonizada por los los alter ego del realizador, originando éste a través de ellos un diálogo abierto con el espectador y consigo mismo sobre el sentido de su vida y sobre las posibilidades de cambiar los errores que el género humano ha ido cometiendo a lo largo de los años.
Aunque la visión personal del anciano profesor de Madadayo es más optimista que la de la anciana superviviente al holocausto nuclear en Rapsodia en agosto, o que las pesimistas reflexiones sobre el hombre y sus acciones destructivas repetidas en Los sueños... Y lo es porque en este caso el director se limita a realizar un ejercicio meramente introspectivo, en donde deja de considerarse un hombre participativo del género humano más global, y se convierte en un yo individual quien, más que analizar su vida, se enfrenta al final de ella con valentía y optimismo, dejando los amargos recuerdos para el olvido y mira al frente con la certeza de haber saldado sus cuentas con el pasado. Es el epitafio perfecto a una obra marcadamente humanista, pero centrándose en el propio yo, dejando a los demás las reflexiones más generales ya planteadas en filmes anteriores. Este mismo mensaje, esta búsqueda de la paz interior previa al enfrentamiento con la muerte, es él mismo quien actúa como capítulo de cierre en Los sueños..., es el fragmento más bello de todo el film. Se trata de "El pueblo de los molinos de agua", prácticamente el único episodio de claro mensaje positivista en el film (dejamos de lado el lirismo de "Los cuervos"), en el cual un anciano le explica a un viajero llegado a su aldea la filosofía de vida que se sigue en ésta, en donde el hombre vive en paz consigo mismo y con su entorno, y la muerte no es más que la llegada al final del camino, un acontecimiento importante y meritorio el cual se celebra y festeja.
El filme, Los sueños está estructurado en forma de ocho relatos basados en los sueños más significativos que había tenido del realizador japonés a lo largo de su vida. La película estuvo financiada con capital norteamericano, siendo los productores George Lucas y Steven Spielberg. No era la primera vez que un film de Kurosawa se financiaba con capital extranjero: Kagemusha (1980) también recibió dinero norteamericano, y de todos es sabido que Dersu Uzala (1975) fue producida con capital ruso y Ran (1985) con capital francés. Por todo ello, y también porque realmente en su estilo fílmico y narrativo Kurosawa estuvo parcialmente influido por el cine occidental, el director japonés ha sido injustamente tratado en algunas ocasiones por un sector de la crítica que no lo consideraba lo suficientemente genuino ni comparable a maestros de la talla de Ozu o Mizoguchi. Diatribas aparte, y partiendo siempre de que las comparaciones son odiosas, lo cierto es que es imposible negar que, occidentalizado o no, este director es uno de los más grandes artistas en la historia del cine, y sus películas son verdaderas obras maestras independientemente de las fuentes de financiación o de las influencias que haya recibido.
Entrando en el análisis del filme, a lo largo de estos ocho capítulos o, si se quiere, cortometrajes, se abordan muchos de los temas presentes en las obras anteriores del cineasta, pero sobretodo se hace hincapié en las constantes características de su obra crepuscular. Así, en la mayoría de capítulos subyace el tema de la relación del hombre con su entorno, un tema que deja constancia de la profunda visión ecologista que tenía Kurosawa de la realidad, y el cual ya había plasmado magistralmente en una de sus obras cumbre, Dersu Uzala (1975). El tema de la superioridad de la naturaleza frente al hombre, y de los estragos que éste provoca sobre ella, se encuentra en un nivel u otro en la mayoría de obras del cineasta, pero en el caso de Los sueños, es el centro narrativo en la mayoría de los relatos, como en "El sol bajo la lluvia", en donde el niño/Kurosawa se encuentra en el bosque con un extraño séquito de espíritus de unos zorros o en "El huerto de los melocotoneros", cuando el protagonista también niño mantiene un diálogo con los espíritus personificados de estos árboles, molestos por haber sido talados por los padres del joven. La lectura que se desprende de esta visión sobre la naturaleza es en cada relato aparece –y esto se produce en casi todos– de tono pesimista y negativo en cuanto a la intención de denunciar la actitud destructiva del hombre frente a su entorno.
Esta postura crítica contra el género humano, y la rebelión que la naturaleza ejerce frente a los embates de los que por su causa es víctima, está muy presente en el sueño tercero, "La tormenta de nieve", en donde unos hombres intentan escalar una montaña luchando contra una furiosa tempestad que impide su avance. Esta tormenta se personifica en la figura de una mujer, por lo cual nuevo se repite, como en los dos sueños iniciales ya mencionados, el elemento de humanización espiritual de la naturaleza. Pero en el sueño donde se da una reflexión más profunda sobre este tema, y que funciona como punto culminante sin duda es tema principal del film es el ya mencionado "El pueblo de los molinos de agua". La vida en la aldea está totalmente integrada con la naturaleza y es respetuosa hacia ella, una utopía inalcanzable ya en los tiempos actuales y a la que Kurosawa se refiere con una mezcla de añoranza y nostalgia. En esta comunidad ideal los hombres viven en comunión perfecta con su entorno, la ciencia no ha conseguido irrumpir y destrozar el orden natural de las cosas ni la vida de los individuos. Lo único importante es el aire puro y el agua pura, y hasta la muerte es tan sólo otra etapa a pasar, la última y la más celebrada, ante la cual el hombre no debe anteponer ningún obstáculo. Este último sueño es el único de los ocho relatos, como ya se ha dicho, no pesimista, sino por lo contrario, se propone como solución a los problemas planteados en los otros, los cuales siempre tienen que ver con la incapacidad del ser humano por vivir en armonía con su entorno natural.
El cineasta expone además una amarga crítica contra las acciones autodestructivas del hombre, como la amenaza nuclear y la visión de un futuro e hipotético apocalipsis radioactivo. Este tema es el central en los sueños "El monte Fuji en llamas" y "El ogro llorón", y ya había aparecido en la filmografía del director en Crónica de un ser vivo (1955), film realizado en plena guerra fría en el cual el protagonista se obsesionaba por los peligros de una posible guerra nuclear, y lo hizo de nuevo en la posterior Rapsodia en agosto. El responsable indirecto de la dirección en el sueño "El monte Fuji en llamas" fue Inoshiro Honda, realizador conocido sobre todo por sus películas sobre el monstruo nacido de la guerra nuclear Godzilla, quien había trabajado así mismo como realizador de segunda unidad en Kagesmusha (1980) y Ran (1985) y como guionista no acreditado en Madadayo. Otro de los capítulos en los donde intervino Honda para Los sueños, fue "El túnel", el más negro y siniestro de los episodios, en donde además de tratarse el tema del gran error humano de provocar guerras se realiza una profunda reflexión sobre la muerte, tema que actúa como telón de fondo en la mayoría de sueños de la película y, como ya se ha analizado, era una de las constantes en el cine del director, especialmente en sus últimas obras. La muerte está presente, aparte de en las obvias visiones del Apocalipsis, en las pesadillas de niño (en el primer capítulo "El sol bajo la lluvia" el niño/Kurosawa es instado por su propia madre a suicidarse por haber violado las leyes del bosque de los zorros, o en el segundo "El huerto de los melocotoneros", los espíritus de estos árboles, personificados en figuras moviéndose estudiadamente como si fuera una representación de teatro, provocan un siniestro y a la vez bellísimo espectáculo contemplado por los atónitos pero fascinados ojos del niño) y es tema de debate o discusión en el resto de los cuentos. En "El túnel" es el capítulo en donde se da una visión más negativa y espantosa del hecho de morir, derivada esta de que el motivo de la muerte del regimiento de soldados aparecido no es más que uno de los errores más lamentables del género humano: la guerra. Un comandante regresa a casa abatido tras haber perdido a todos sus hombres y haber sido capturado como prisionero, y se enfrenta a la horrible visión de encontrarse con un ejército de muertos, el suyo, quienes no son conscientes realmente de su estado y a quienes él se ve en la triste labor de informar de su realidad.
Así, Los sueños es una película profundamente humanista y reflexiva sobre muchos temas los cuales preocupaban al ya anciano Kurosawa. Pero aparte de la filosofía existencialista subyacente a lo largo del film, éste será recordado siempre como una espectacular lección de estética fílmica en donde Kurosawa vuelve a demostrar sus aptitudes como director y sobre todo sus excepcionales cualidades para llevar a la pantalla los conocimientos aprendidos de otras materias, en particular y de manera especial, de su experiencia como pintor. Esta vocación surgió en su más temprana infancia, originada por el interés que un profesor de arte provocó en el pequeño Akira allá por sus años de formación en la escuela primaria. Más tarde, el futuro cineasta intentaría ingresar en la escuela de arte e incluso llegó a exponer su obra en una famosa galería y formó parte de una Liga Proletaria de artistas. Todo ello antes de iniciarse como realizador cinematográfico, hecho producido tras la frustración sufrida en el ámbito pictórico y como consecuencia del suicidio de su hermano Heigo. Pero la dedicación pictórica del maestro japonés no se limitó tan sólo a esos primeros años de su formación, ni tampoco puede considerarse independiente de la otra faceta creativa por la que este artista es ampliamente reconocido, y no sólo por las obras y storyboards pintados por el realizador para las siete obras que sucedieron a la aparición del color en su cine, sino también por la aplicación de sus conocimientos pictóricos al acto creativo cinematográfico en cualquiera de las obras de toda su filmografía. En los años previos a sus inicios en el mundo del cine, allá por los años veinte, Akira Kurosawa había explorado el lenguaje, no sólo pictórico, sino también teatral, musical y literario. Él mismo reconocería en su autobiografía que estos vaivenes de una materia creativa a otra no eran más que la preparación inevitable –aunque inconsciente–, hacia el ámbito artístico el cual funcionaría a la perfección como compendio entre todos estos conocimientos previamente adquiridos y, al menos en el caso de la pintura, nunca serían abandonados totalmente e incluso actuarían como motor enriquecedor de su magistral actividad como "compositor" visual y sonoro.
Sería totalmente parcial abordar el tema de las relaciones entre pintura y cine en la obra de Akira Kurosawa limitándose al análisis de Los sueños, por muy paradigmático que este film se considere al respecto. Para dar una visión certera y más o menos completa sobre esta cuestión sería menester analizar la totalidad de la filmografía del director, aunque la introducción del color en sus películas complete y enriquezca un binomio artístico el cual está presente, sin embargo, en los films del realizador desde su primera obra. Quizás una de las razones de la seducción inmediata que el cine de Kurosawa provoca en el espectador desde el visionado de la primera película –sea ésta cual sea y sin importar demasiado la calidad final de la obra elegida como iniciación al arte de este director–, sea la extraordinaria aptitud demostrada por Kurosawa en la composición de sus imágenes. Es curioso al respecto el hecho de que sus películas, pese a ser en muchos casos de temática o iconografía similar, consiguen ser recordadas como obras individuales y claramente identificables en cualquiera de los fotogramas elegidos como ejemplo de citación de alguna de ellas. Pues el mérito del arte de Kurosawa radica en gran parte en hacer de cada obra un ente autónomo y claramente diferenciado del resto, no por cuestiones temáticas, las cuales son coincidentes en muchos casos, sino por lo que es más difícil: atribuir un estilo propio y unificador en toda su obra que sin embargo es autónomo y particular en cada uno de los casos. Esto es lo más maravilloso del cine de Kurosawa, lo cual demuestra que tras el realizador tantas veces venerado, se esconde un artista quien hace de cada obra un universo particular, cuidando cada encuadre como si de un lienzo se tratara, llenándolo de vida y movimiento, jugando con las formas y la luz, o con el color en los casos correspondientes, a la manera del pintor que siempre fue.
Dada la extraordinaria importancia que el resto de artes tiene en la concepción del cine de Kurosawa, no era de extrañar que el director le dedicase a este tema uno de los relatos expuestos en Los sueños... el titulado "Los cuervos", el cual ha llegado a ser analizado como el más importante dentro del film por su extraordinaria calidad como documento vinculando de manera explícita el ámbito pictórico con el cinematográfico. El capítulo está dedicado a uno de los pintores más influyentes en su vida y más le agradaron a Kurosawa desde su infancia: el postimpresionista Vincent Van Gogh. Un hombre observa en una galería de arte los cuadros del pintor, hasta el extremo de verse introducido literalmente a través del cuadro "Pont de l'Anglois a Arlès" en el universo real de la vida del artista, a quien conoce mientras el pintor (interpretado por Martin Scorsese) se encuentra pintando en un campo de trigo su famoso cuadro "Los cuervos". Realidad y ficción se entrecruzan en la visión onírica más espectacular de toda la filmografía del japonés –hay que recordar a este respecto que los efectos especiales de la película fueron creados por la ILM de Georges Lucas–. Pero pese a que la impronta de los postimpresionistas es evidente en el tratamiento del color en los films y en las pinturas del maestro Kurosawa, se debe destacar que esta occidentalización es de algún modo recíproca e indirecta, puesto que los pintores occidentales hacia donde mira el arte de Kurosawa fueron a su vez influidos por la pintura y las estampas de la corriente japonesa Ukiyo-e (pintura del mundo flotante y transitorio vigente del siglo XVII a mediados del XIX), una pintura cuyos temas estaban relacionados con el mundo de las ciudades y de los barrios de placer, en la cuales se representaba a geishas y cortesanas, escenas del teatro kabuki o ilustraciones eróticas.
De entre los autores japoneses que más influyeron a los postimpresionistas destacan Tomioka Tessai (más ligado a la pintura tradicional china y japonesa de representación de flores, pájaros y paisajes) y Hokusai, pintor al quien se hace referencia de manera iconográfica en Los sueños, no sólo por el capítulo "El monte Fuji en llamas", donde se alude directamente a la extensa serie de pinturas sobre esta montaña realizadas por Hokusai, sino de manera más indirecta aunque igualmente importante por el cuadro a través del cual el visitante se introduce en el mundo pictórico de Van Gogh en "Los cuervos": el citado "Pont de l'Anglois a l'Arlès" el cual fue inspirado al pintor por una obra del artista japonés.
La influencia de la pintura en el cine de Kurosawa no se limita pues a la reduccionista afirmación de que el estilo del director, ya sea pictórico propiamente dicho –cuya pincelada está claramente vinculada a la de impresionistas como Monet y sobre todo a la de Van Gogh, Gauguin o Cézanne– o cinematográfico, está influido totalmente por el arte occidental, pues como se ha visto, y al menos en el caso de la pintura, éste a su vez se había "orientalizado". Hay otros elementos que provienen asimismo de la pintura, en este caso más concretamente del arte tradicional japonés (derivado a su vez de la pintura china), caracterizado por una ausencia de profundidad de campo (Kurosawa trabajaba a menudo con teleobjetivos los cuales aplanaban la imagen y le restaban profundidad) y una disposición autónoma y claramente diferenciada de los elementos dentro del cuadro (la conocida predilección de Kurosawa por jugar con los espacios del primer y segundo o tercer término, en muchos casos aislados unos de otros). Existen numerosos ejemplos de la puesta en escena kurowasiana que ilustrarían esta afirmación, pero hablando de Los Sueños, se debe citar El baile de los espíritus de los melocotoneros, una representación al estilo del teatro Nôh japonés en donde las figuras se distribuyen a lo largo de las hileras de un huerto y debido a la poca profundidad de campo, da la sensación de ser la representación viviente de un lienzo. O las mismas reproducciones de los cuadros de Van Gogh, de quien no sólo adoptó la pincelada nerviosa y la paleta cromática, sino que le sirvió de salvoconducto hacia la pintura japonesa, una de las influencias más claras en el arte del holandés.
Por lo tanto se produce en la pintura y en el estilo visual cinematográfico de Kurosawa un viaje de ida y vuelta yendo desde la pintura occidental a la japonesa, ya que se produjo un feed-back real de influencias entre ambas no ajeno en la obra de Kurosawa. Sin olvidar que el color en Kurosawa es otro de los aspectos directamente vinculados con el ámbito pictórico a tener muy en cuenta en el análisis de sus obras. Innumerables son los ejemplos al respecto, pero quizás sean especialmente destacables los dibujos del niño-tranvía o las estampas imaginadas por el hombre y el niño en Dodeskade'n, los trajes y la coreografía cromática para las batallas en Kagesmusha y Ran, o los maravillosos cambios estacionales en Madadayo. En Los Sueños, el juego cromático adopta una importancia especial en cada capítulo, siendo en general los tonos más fríos los dominantes en los relatos más pesimistas ("El túnel", "El monstruo llorón" o La tormenta de nieve"), rojizos en el sueño que expresa el peligro y la angustia de la muerte radioactiva ("El monte Fuji en llamas") y adoptando una paleta más viva y variada en aquellos en los cuales el mensaje, pese a ser de connotaciones negativas hacia el hombre, esconde una visión de ecologista sentido de pureza de la naturaleza ("El sol bajo la lluvia", "El huerto de los melocotoneros" y sobretodo "El pueblo de los molinos de agua").
En armonía con la mayor parte de su obra, premiada con un Oscar honorífico en 1990, Lo sueños de Akira Kurosawa está dotada de una gran fuerza y belleza visual. Quizás no tan valorada –al igual que ocurre injustamente con sus contemporáneas en el tiempo–, como las grandes obras de sus etapas anteriores, Los sueños se perfila como una de las películas en las cuales el realizador Kurosawa, el hombre y el artista, se muestra más directamente al espectador. Una película ecologista y humanista, a la altura de obras maestras como Dersu Uzala o de otras tantas joyas que el japonés ha regalado al mundo del cine, y sobre todo, en consonancia perfecta con la visión que sobre el mundo y el hombre tenía este realizador, uno de los más grandes y mejores creadores del arte cinematográfico.3
Akira Kurosawa

Director del filme

Nació en Tokio en 1910, el menor de siete hijos de un oficial descendiente de samurais y de una mujer perteneciente a una familia de comerciantes de Omori. Tenía 17 años cuando se inscribió en una academia de pintura; poco después se interesó en la literatura, en la cual profesó una gran admiración por la escuela rusa, en especial por Fiodor Dostoyevsky y Máximo Gorki. En 1936 entró en el mundo del cine, donde fue alumno prodigio, comenzó a trabajar con Kajiro Yamamoto y luego como guionista de distintos realizadores. Mientras comenzaba su carrera cinematográfica, Japón entraba en guerra (1941-1945), pero igualmente fue abundante en filmes.


Su debut como director fue con "La leyenda del gran judo" (1943) y "La nueva leyenda del gran judo" (1945), historias llenas de espíritu nacionalista. En la segunda mitad de la década de los cuarenta realizó siete películas, entre estas destacan: "No añoro mi juventud" (Waga seishum ni kuinashi, 1946) y "Un domingo maravilloso" (Subarashiki nichiyobi, 1947), sólidos dramas, pero sobresale "El Ángel borracho" (Yoidore tenshi, 1948), la trama enfrenta a un médico alcohólico y a un gángster tuberculoso y fue la primera de su larga serie de colaboraciones con el famoso actor Toshiro Mifune, y además rodó "El perro rabioso" (Nora inu, 1949), un triller policiaco donde ofreció una visión neorrealista del Tokio de la postguerra.
Se dio a conocer internacionalmente con "Rashomon" (1950), película donde aborda una violación ocurrida en el siglo XI, y por la cual resultó ganador del León de Oro de la Muestra de Venecia y del Oscar a la mejor producción extranjera en 1951. El éxito obtenido con Rashomon, le permitió rodar con total libertad: "El idiota" (Hakuchi, 1951), adaptación del clásico de Fiodor Dostoievski; "Vivir" (Ikiru, 1952) sobre la vida de un funcionario con cáncer; "Los siete samuráis" (Shishinin no Samura, 1954), historia de época con la cual gana nuevamente el León de Oro de la Muestra de Venecia; "Los bajos fondos" (Donzoko, 1954), versión de la obra homónima de Máximo Gorki; "El trono de sangre"(Kumonosu-jo, 1957), adaptación de Macbeth, de William Shakespeare; "La fortaleza escondida" (Kakushi toride no san Akunin, 1958) historia de época; "El mercenario" (Yojimbo, 1961), relato de samuráis, y "El infierno del odio" (Tengoku to jigoku, 1963), adaptación de una novela policiaca del especialista norteamericano Ed McBain.
Tras el fracaso comercial de "Barba roja" (Aka Hige, 1965), producción histórica sobre la vida de un médico, tardó cinco años en filmar "El camino de la vida" (Dodes ka-den, 1970), su primer trabajo en color, un film sobre la otra faceta del desarrollo económico. A pesar de que se trató de una gran película, el fracaso comercial propició que el famoso realizador no encontrara productores para sus siguientes proyectos, asunto que lo sumergió en una profunda depresión y lo llevó a un intento de suicidio. Cinco años después gracias al apoyo de la entonces Unión Soviética consiguió financiamiento para rodar "Dersu Uzala", y llevar así a la pantalla las memorias del explorador Vladimir Arseniev.
Dersu Uzala, fue un éxito inesperado, una película reconocida entre sus mejores trabajos y con la cual ganó el gran premio del Festival de Moscú y el Oscar a la mejor película extranjera en 1975.
En 1980 recibió el Oscar por su trayectoria y filmó, "Kagemusha" con la ayuda de George Lucas y Francis Ford Coppola, recibiendo por esta cinta la Palma de Oro del Festival de Cannes. En 1984 filma Ran, nuevamente una adaptación de Shakespeare, al realizar la versión cinematográfica de "El rey Lear". En 1990 comienza el rodaje de "Los sueños de Akira Kurosawa", con la producción de George Lucas y Steven Spielberg.
Sus dos últimos trabajos fueron "Rapsodia en agosto" (1991) y "Madayayo" (1993).
El "emperador del cine", como se lo conoce, muere el 6 de septiembre de 1998, mientras dormía.4
FILMOGRAFIA DE AKIRA KUROSAWA
1943 - Sugata sanshiro (La leyenda del judo)

1944 - Ichiban utsukushiku (El mas bello)

1945 - Zocu sugata sanshiro (La leyenda del judo II)

1946 - Asu o tsuru hitobito (Los que hacen el mañana)

1947 - Subarashiki nichiyobi (Un domingo maravilloso)

1948 - Yoidore tenshi (Angel ebrio)

1949 - Shizikanaru ketto (Un duelo silencioso)

1949 - Nora inu (Perro perdido)

1950 - Shunbun (Escándalo)

1950 - Rashomon

1951 - Hacuchi (El idiota)

1952 - Ikiru (Vivir)

1954 - Shichinin no samurai (Los siete samurai)

1955 - Ikimono no kiroku (Memorias de un ser vivo)

1957 - Komonosu-jo (Trono de sangre)

1958 - Kakushi toride no san-akunin (La fortaleza escondida)

1960 - Warui yatsu hodo yoku nemuru (Los malos duermen bien)

1961 - Yoyimbo (El guardaespaldas)

1962 - Tsubaki sanguro (Sanjuro)

1963 - Tengoku to Jigoku (El infierno del odio)

1965 - Akahige (Barbaroja)

1970 - Dodes´ka-den

1975 - Dersu uzala (El cazador)

1980 - Kagemusha (La sombra del guerrero)

1985 - Ran

1990 - Yume (Los sueños de Akira Kurosawa)

1991 - Hachigatsu no kyoshikyoku (Rapsodia en agosto)

1993 - Madadayo




FUENTES DOCUMENTALES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Sue%C3%B1os_de_Akira_Kurosawa

http://www.artstudiomagazine.com/cine/akira-kurosawa.html

http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/2011/10/los-suenos-de-akira-kurosawa-yume.html

http://www.miradas.net/0204/estudios/2004/06_akurosawa/yume.html

http://maestrosdelcine.galeon.com/biokurosawa.html

1 http://www.artstudiomagazine.com/cine/akira-kurosawa.html

2 http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/2011/10/los-suenos-de-akira-kurosawa-yume.html

3 http://www.miradas.net/0204/estudios/2004/06_akurosawa/yume.html

4 http://maestrosdelcine.galeon.com/biokurosawa.html





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