Historia de la Medicina Vallisoletana



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Historia de la Medicina Vallisoletana. Luis de Mercado en el cuarto centenario de su fallecimiento (1611-2011)

Blanco Quirós A, Mata Jorge M, por el Grupo de Trabajo de Historia y Documentación Pediátrica de la AEP



Algunos datos biográficos

La vida personal y familiar de Luis de Mercado es peor conocida que su obra y mantiene varios aspectos muy dudosos, empezando por la fecha y lugar de su nacimiento. Se afirma que Luis de Mercado nació en 1525, aunque Anastasio Rojo, historiador de la Facultad de Medicina de Valladolid sitúa esta fecha bastantes años mas tarde, en 1532, a tenor de la edad declarada por el ilustre médico en diferentes procedimientos legales ocurrido a lo largo de su vida. Tampoco su condición vallisoletana, tan defendida por sus paisanos, está documentada de forma fehaciente y se basa en el hecho de que la familia materna, de la que tomó el apellido Mercado, siempre habían vivido en Valladolid, ciudad en la que también se desposaron sus padres, en la iglesia del Salvador. Por el contrario, sí se sabe que su padre, Pedro de Ordás, era oriundo de Rioseco de Tapia (León) y médico cirujano de profesión, lo que sin duda influyó en la vocación de su hijo Luis.

Luis de Mercado estudió medicina en la Facultad de Medicina de Valladolid, doctorándose en 1560, donde años mas tarde llegaría a ser profesor al obtener la Cátedra de Prima de Medicina en el año 1572. Poco después, en 1578 es llamado por Felipe II para desempeñar el cargo de Médico de la Corte, donde seguiría también hasta su muerte con Felipe III. Recibió el favor incondicional y permanente de Felipe II quién le ofreció todo tipo de responsabilidades y honores. Así, poco después de su llegada a Madrid ya le nombró Protomédico General de los Reinos de España.

A tenor de lo afirmado por los historiadores especialistas, entre lo poco que trascendió de su vida familiar y privada se sabe que se casó con Juana de Toro. Como era habitual en la época, tuvo muchos hijos, y al menos se recogen las fechas de nacimiento de varios de ellos, como Juan (n. 1556), Luisa (n. 1565), Antonio (n. 1566), Luis (n. 1573) y Bernarda (n. 1576), alguno de los cuales fallecido a edad temprana fue sucedido por otro hermano con el mismo nombre.

Apenas se conserva ningún retrato de Mercado con la calidad suficiente para permitir el estudio de sus rasgos y el busto expuesto en la Facultad de Medicina de Valladolid es un encargo moderno del Claustro de Profesores, realizado en 1930 por el escultor Ramón Núñez en hormigón, y tiene escaso valor artístico y nulo valor histórico.

Según parece, Luis de Mercado se trasladó en 1611 desde Madrid para morir en Valladolid, ya muy anciano, con mas de 80 años, aunque no sepamos exactamente cuantos, pero lo que sí constituye una certeza es que siguió ejerciendo la medicina en la Corte, gozando del apoyo real hasta los últimos días de su vida. Fue enterrado con todo el boato correspondiente a su relevancia en el Monasterio de San Pablo, junto a su mujer y reliquias, en el panteón del Duque de Lerma, que fue otro de sus grandes protectores. Desgraciadamente ni la tumba ni los restos se conservan en la actualidad.



La obra de Mercado

Aunque se conservan pocos datos personales de Luis de Mercado en proporción a la importancia de fue su figura científica, lo que ha llegado hasta nuestros días en su integridad son los textos médicos.

A finales del siglo XVI en España la cirugía era ejercida de forma mayoritaria por profesionales sin formación académica. Muchos de ellos habían tenido una aprendizaje empírico adquiriendo habilidades técnicas que les calificaba como oculistas, hernistas, o como litotomistas. Un grupo significado era el formado por los denominados “algebristas” que se dedicaban a tratar fracturas óseas y luxaciones. Muchos eran autodidactas, con conocimientos no contrastados, lo que no dejaba de ser llamativo en una sociedad donde las universidades, y sus licenciados, habían llegado a adquirir un elevado prestigio popular en años previos. Felipe II quiso terminar con esta anómala situación de convivencia y encomendó a Luis de Mercado establecer y redactar las condiciones mínimas (“Instituciones”), que debieran ser superadas por los respectivos candidatos para llegar a ser considerados como cirujanos. En concreto, le encargó establecer la normativa que debería regir en los exámenes de médicos, cirujanos y “algebristas” ante el Protomedicato, quien calificaría la capacitación científica y legal para ejercer actos médicos. Siguiendo este mandato real Luis de Mercado publicaría primero las “Institutiones Medicae ivssv Regio factae pro Medicis in praxis examinandis”, ese mismo año (1594) publicó las “Institutiones Chirurgicae” y cinco años mas tarde “Las Institutiones” para los algebristas.

En esa misma época, Felipe II, parece que a instancias de Mercado, restablece la Cátedra de Cirugía de la Universidad de Valladolid, que sería ocupada por Francisco Ruiz de Tuy. Esta cátedra vallisoletana ya había funcionado como tal mucho tiempo atrás (1404) por disposición de Enrique III, siendo probablemente la primera en España y una de las primeras en Europa.

De essentia … febris malignae, in qua maculae rubentes pulicum, morsibus similes erumpunt per cutem” (Valladolid 1574). Se trata de una monografía dedicada al estudio de los procesos febriles, y que coincidió en el tiempo con otros dos libros sobre el mismo tema publicados por Luis de Toro, en Plasencia, y por Alonso López de Corella, en Tarazona. Esta coincidencia sugiere la fuerte preocupación médica existente en aquellos años por el aumento de las enfermedades de carácter infeccioso en la Meseta castellana, según se decía, transportadas por los moriscos que escapaban de la guerra de las Alpujarras. Luis de Mercado incluye en ese libro una descripción clínica del tifus exantemático, motivo por el cual se le atribuye la primera descripción del “tabardillo” como era popularmente conocida la enfermedad en el siglo XVI.

De pulsus arte et harmonia” (Valladolid 1584). Mercado encarece en este libro el estudio atento de las características del pulso arterial durante la exploración de los enfermos, como medio para alcanzar un correcto diagnóstico médico. Esta práctica ya había sido aconsejada por Galeno pero luego cayó en desuso hasta que fue recuperada en el siglo XVI por diferentes médicos europeos como el polaco Joseph Struthius, y el propio Mercado.

El libro “De natura … pestis, quae populariter grassatur his temporibus” (Madrid 1598) fue publicado a raíz de la llegada de la peste, procedente de Flandes, a finales del S XVI y que tras ocasionar una gran mortalidad en Santander, Laredo o Castro Urdiales, acabó alcanzando también a Castilla y León en 1599. Mercado, en contraposición a otros científicos, defendía que el concepto de peste radicaba en la propia naturaleza de la enfermedad y no en un número determinado de casos o muertos. Concretamente se le atribuye el dicho “Bastan sólo tres apestados para hacer peste”.

La principal obra científica de Luis de Mercado es la “Opera Omnia” que recoge en 4 tomos los conocimientos médicos de la época, si bien luego se volvería a imprimir en diferentes ciudades y en 3 o en 5 libros, con diferentes ordenaciones de sus contenidos. Tampoco la aparición siguió una cronología seriada y el tomo primero vio la luz diez años más tarde que el tercero.

El tomo primero se denominó “De veritate et recta ratione principiorum ac theorematum et rerum omnium quae in Medica facultate tractantus: in tres libros divisus”. En este volumen, divido en tres libros, se comienza debatiendo si la medicina es ciencia y si es necesaria, para seguir a continuación con el estudio de los diferentes elementos clásicos. En el segundo libro se comentan los temperamentos, en el tercero los humores y se finaliza con una disertación sobre el “alma y sus propiedades”.

El tomo segundo de la “Opera Omnia” se lo dedicó Mercado al Duque de Lerma y lo tituló “Methodus medendi”. Estaba dividido en 3 partes, referidas al estudio de la salud y de la acciones para conservarla. Reúne temas como la terapéutica general, el estudio de las fiebres, el morbo gálico o las enfermedades hereditarias.

El tercer tomo, dedicado a Felipe II, “De morborum internorum curatione”, comprendía la descripción de la diversa patología ordenada por regiones anatómicas: cabeza, tórax, cavidad abdominal y vísceras. Una parte estaba referida de forma específica a las enfermedades tocoginecológicas, “De Mulierum affectionibus”, siguiendo en Valladolid 1579, la práctica europea de incluir capítulos dedicados al saber ginecológico en los tratados de medicina, y que había sido iniciada poco antes por Gaspar Wolf en Basilea (1566). Para Luis de Mercado, la menstruación seguía teniendo el clásico significado de “evacuación de humores” de ahí su defensa de los muchos trastornos tóxicos que conllevaría cualquier retención de la menstruación, con la excepción de embarazo, situación en la que esta sangre se derivaría beneficiosamente al feto, para su nutrición. En este libro se incluían consejos para una lactancia correcta.

El cuarto tomo de la “Opera Omnia”, que faltó luego en algunas de las ediciones extranjeras, apareció cuando ya había muerto Mercado y se convirtió enseguida en una de sus obras mas famosas. Se denominó “Consultationes Morborum complicatorum et grauissimorum”. En este tomo se describen treinta observaciones clínicas de enfermedades comunes en el tiempo.

Precisamente en este último tomo es donde aparece la Pediatría, “De puerorum, educatione, custodia et providentia, atque de morborum, qui ipsis accidentunt, curatione” que se dividía en una primera parte dedicada a temas de Puericultura y otra directamente dirigida al estudio de enfermedades infantiles. En total consta de 23 capítulos en los que se describen las principales enfermedades infantiles conocidas en la época, comentando las supuestas causas, la clínica de los procesos y los consejos para su tratamiento. En una impresión posterior (1613) se incorporaría su celebrada primera descripción del “garrotillo o angina sofocante”, que por su alta prevalencia durante los años del Renacimiento en París era conocida como “mal francés”.

La primera edición de “La Opera Omnia” fue impresa entre Valladolid y Madrid (1594–1613), reimpresa luego en Venecia (1609), y más tarde en Frankfurt en dos ocasiones (1608-1614 y 1619-1620), con lo que alcanzó una gran distribución e impacto.



Valoración crítica de la figura de Luis de Mercado

Acompañando a los extranjeros Jean Ferlen (1497-1558) en París y Girolamo Mercuriales (1530-1606) en Bolonia y Padua, Luis de Mercado es uno de los personajes más típicos de la Medicina española del Renacimiento, sin olvidar algunos predecesores tan importantes como Francisco López Villalobos (1474-1542), Miguel Servet (1511-1553), etc.

La obra científica de Luis de Mercado tiene gran importancia, en primer lugar por la extensión de sus contenidos que prácticamente abarcaron todos los conocimientos médicos de la época renacentista, algo sólo comparable a la labor de Jean Fernel, médico de Enrique II, en la Universidad de París que publicó en 1554 la obra Universia Medicina, que comprendía 3 partes: Physiologia, Pathologia y Therapeutica, y que alcanzó una gran difusión en la época, siendo con toda seguridad conocida por Mercado. También es importante, porque integra los conocimientos de la medicina popular y tradicional, con los saberes aportados por la cultura greco-árabe, y con las novedades que estaban llegando de otros países europeos.

Como era esperable en cualquier personalidad científica renacentista, además de excelente científico practicante tenía una alta preocupación cultural y filosófica. Mercado en el primer tomo de su “Opera Omnia” no se limita a escribir sobre temas médicos o científicos, sino que desarrolla aspectos filosóficos como la naturaleza y la transcendencia de la medicina, o religiosos, como la esencia y las propiedades del alma. Según los estudiosos de la obra de Mercado, sobre estas cuestiones mantenía posturas mucho mas conservadoras que sobre las estrictamente médicas. Por todo ello mereció que Kurt Joachim Sprengel lo denominara como “El Santo Tomás de la Medicina” aunque en justicia esta calificación tan reiteradamente repetida del historiador alemán encierra una crítica bastante negativa cuando se lee el contexto en el que se incluye la conocida frase.

Sprengel (1766-1833), en su Historia de la Medicina, difundida en España a través de la traducción al francés de Jourdan realiza el siguiente juicio sobre Luis de Mercado “Los españoles se adhieren mucho al escolasticismo y a la doctrina de los árabes: una prueba de esta verdad son las obras de Luis de Mercado, Médico de Felipe II, porque efectivamente es imposible imaginarse hasta que punto este escritor llevó el escolasticismo. Sin adoptar el menor orden científico en sus trabajos, introduce infinitas cuestiones inútiles, a las cuáles unas veces responde afirmativamente, otras negativamente: en una palabra, no lo puedo caracterizar de otro modo que llamándolo el Santo Tomás de Aquino de la medicina y el primero de todos los médicos escolásticos” (tomo 3 pag. 20-21)

Antonio Hernández Morejón el historiador natural de Alaejos (1773-1836), tomó la defensa de Luis de Mercado, contra Sprengel y escribió “La dialéctica de Mercado y la sutileza de sus razonamientos en la copia de argumentos que trae, hizo que Sprengel le comparase con Santo Tomás de Aquino. Sin embargo en medio de su metafísica descubre en sus ideas un fondo de sabiduría y de máximas prácticas que forman la base principal de sus doctrinas y en cuya cúspide se ostenta el alma metafísica de este hombre singular” (Historia de la Medicina 1843; t.2º, pag. 184)

Por el contrario otro español, Anastasio Chinchilla (Valencia 1801-Sevilla 1876), precisamente discípulo de Morejón exponía en 1845 argumentos críticos demoledores contra Mercado cuando escribía lo siguiente, “No puedo conformarme con el dictamen de mi maestro. Yo diré que la obra es el océano del ontologismo: que Mercado echó a volar su imaginación por los inmensos espacios de la metafísica: que todas las ideas útiles que contiene en este tomo del mil “fojas cavales”, pudieran escribirse en una veintena de ellas: que su lectura causa pesadilla, y en mi concepto se quedó aun muy atrás el escritor Sprengel. Si algún curioso desea saber cuál de las opiniones, la del Sr. Morejón o la mía sea la verdadera y la imparcial que abra el libro de Mercado, y juzgue por su propia convicción” (An Histor 1845; t. 2º: pag. 140-142)

Luis Granjel, en Salamanca, que junto con Juan Riera en Valladolid, es uno de los historiadores modernos mejor conocedores de la figura de Luis Mercado, lo considera como “un hombre bastante tradicional en sus planteamientos médicos doctrinales, pero al contrario, muy renovador con respecto a sus aportaciones clínicas”. Quizás, dentro de la polémica general, la templada y sabia opinión del profesor salmantino sea la mejor asumible en este cuarto siglo del fallecimiento de Luis de Mercado. Ciertas ideas filosóficas y religiosas, y algunas limitaciones editoriales, no pueden empañar las relevantes aportaciones clínicas de este insigne médico.



Bibliografía sobre Luis de Mercado

Battaner Arias E. Historia de la Universidad de Salamanca. Saberes y confluencias. Universidad de Salamanca 2006

Chinchilla y Piqueras A. Anales históricos de la Medicina en general y biográficos-bibliográficos de la española en particular. Historia de la Medicina española. T. II. Valencia 1845

Granjel Luis S, Riera J. Cirugía del Renacimiento. Italia, España, Inglaterra. En, Laín Entralgo. Historia Universal de la Medicina. Salvat Madrid 1973; T. IV: pp 164-171

Granjel Luis S. Pediatría medieval española. Bol Pediatr 1964; 18:273-280

Granjel Luis S. Historia de la Pediatría española. Salamanca 1965

Peset JL, Gracia Guillén D. Obstetricia, ginecología y pediatría. Cirugía del Renacimiento. Italia, España, Inglaterra. En, Laín Entralgo. Historia Universal de la Medicina. Salvat Madrid 1973; t. IV: pp 171-176

Riera, J. Vida y obra de Luis de Mercado. Salamanca 1968

Riera J. Textos clásicos de Pediatría. La obra pediátrica de Luis de Mercado. An Pediatr 1973; 6:365-368

Riera J. Luis de Mercado y la Medicina del Renacimiento. Axis, Revista del Colegio de Médicos de Valladolid 2003; Oct: pp 40-43



Rojo A. El Doctor Mercado. El Norte de Castilla (Valladolid) 2006, 21 Abril

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