alto, es relativo al valor tradicional con el que se operaba en la época en que se de-
finió la nueva categoría.
Las mediciones realizadas en zonas densamente pobladas de nuestro país reve-
lan valores reales diez veces inferiores a los límites higiénicos establecidos por ley,
lo que muestra que las normas se pueden cumplir sin necesidad de hacer cambios
grandes ni costosos, sino, simplemente, con la comprobación del buen funciona-
miento de los equipos, y la reparación de los que se encuentren defectuosos.
Agresión del paisaje
Las normas destinadas a preservar la calidad visual están a cargo de los muni-
cipios. Por ejemplo, en el partido de La Plata, provincia de Buenos Aires, se pro-
híbe la instalación de torres de comunicaciones en plazas, los edificios que las
rodean, templos, escuelas, clubes, hospitales, e inmuebles catalogados con valor
patrimonial; pero se permiten las antenas de los propios hospitales, y las de ra-
dioaficionados. Las normas cambian a menudo, y balancean el avance en los de-
rechos de la población a vivir en un ambiente agradable a la vista, con las
necesidades de satisfacer servicios que también demanda la misma población.
Daños auditivos
Se critica, con razón, la costumbre de poner los equipos de sonido al máximo
de su potencia, y la de combinar la emoción de la música con el aturdimiento, o
saturación sensorial. Vemos eso en los coches de algunos aficionados, que en ve-
rano, y con las ventanillas abiertas, se oyen desde afuera como si fueran camionetas
de propaganda. También ocurre en discotecas, donde esa modalidad ofrece a los
danzantes una valiosa excusa para permanecer callados; y en equipos con auricu-
lares, cuyas componentes más agudas, las de la percusión rítmica, se oyen desde
más de un metro de distancia.
Esas prácticas son insalubres, porque producen una disminución crónica de la
sensibilidad auditiva, que puede alcanzar los veinte decibeles; es decir, que oi-
remos cien veces menos que cuando éramos niños. Con esa reducción de res-
puesta, el oído se protege de daños mayores, pero pierde la posibilidad de oír
sonidos débiles, que forman una importante parte de la voz humana, y es la que
le da a veces matices y tonalidades sutiles, de alto valor emotivo y semántico, pero
que sólo perciben oídos sanos.
Las recomendaciones laborales establecen un nivel sonoro máximo que no al-
E l e c t r i c i d a d y e l e c t r ó n i c a
250
Un parlante que
emita un watt de so-
nido, cuando se lo
oye desde seis me-
tros de distancia,
produce un nivel de
cien decibeles, o sea
de diez beles; 10
10
veces mayor que el
umbral de audi-ción,
que es de 10
–12
W/m
2
.
Hay parlantes de va-
rios miles de vatios,
diseñados para oírlos
desde muy lejos en
grandes espectácu-
los. Orientados hacia
arriba, hacen saltar
medio metro una
bocha de dos kilos.
Los espectadores cer-
canos sufren, a veces,
heridas auditivas.
l
Por la pérdida pro-
gresiva de la audición
con la edad, el nivel
de sonido que prefie-
re una persona sana
aumenta
con
los
años, como lo mues-
tra el gráfico. Algunos
jóvenes habituados a
oír música de gran vo-
lumen,
sufren
en
pocos meses pérdi-
das de sensibilidad
auditiva que, normal-
mente, ocurrirían en
cuarenta años.
l
Cap 20:Maquetación 1 06/10/2010 03:52 a.m. Página 250
cance los 85 decibeles para una jornada de ocho horas, y una reducción a la mitad
de ese tiempo, si se trabaja sin protección auditiva, por cada tres decibeles adicio-
nales. Resulta así que, como los auriculares más comunes permiten un volumen
máximo de 110 decibeles (en Europa, 100), se los debería oír, a ese volumen, no
más de un par de minutos por día. Pero los fabricantes sólo pueden recomendar,
al diseñar y vender sus productos, que se los use con precaución; es del público
libre, la responsabilidad de accionar adecuadamente la perilla.
Interferencia electromagnética
Seguramente se habrá notado que, cuando se deja un celular apoyado sobre un
televisor, una radio o una computadora, se oyen ruidos en los parlantes de esos
equipos, o se ven perturbaciones en la imagen, especialmente cuando el aparato
recibe una llamada. Esos efectos se consideran una interferencia de un aparato en
el otro; en este caso leve, de solución inmediata, y sin consecuencias muy impor-
tantes. Las normas de cada país, y las internacionales, establecen límites a ese efecto,
en resguardo del buen funcionamiento de los aparatos. Aun así, en los aviones se
suele recomendar a los pasajeros que apaguen sus teléfonos y computadoras por-
tátiles, especialmente en el momento del despegue y el aterrizaje, que son los más
críticos del vuelo. Se pretende, con esa precaución, evitar posibles problemas de
funcionamiento tanto en los equipos de comunicaciones de la nave, como en el
de sus muchos aparatos electrónicos de vuelo.
El diseño de un equipo electrónico debe cuidar dos aspectos complementarios:
que el aparato no cause interferencias, y que resista las interferencias de otros; en
eso consiste la compatibilidad electromagnética. Eso es más difícil de conseguir en
2 5 1
E l e c t r ó n i c a y m e d i o a m b i e n t e
Los rayos de las tor-
mentas, y otras des-
cargas atmosféricas,
y la actividad solar,
son fuente de interfe-
rencia en aparatos
electrónicos, espe-
cialmente los de co-
municaciones.
l
Si
apoyamos
en
cierta posición un
celular sobre una
radio AM sintoni-
zada a la izquierda
del dial, se oye un
ruido rítmico en el
parlante, o en los au-
riculares de la radio,
aun cuando no se
estén haciendo ni re-
cibiendo llamadas.
La radio también
emite un sonido, esta
vez continuo, si se le
acerca un reloj digital
y se aprieta el botón
de la luz de pantalla.
Esos efectos ilustran
la interferencia e-
l e c t r o m a g n é t i c a
entre aparatos.
l
120
100
80
60
40
20
0
20
50
100
500
Frecuencia (Hz)
In
te
n
ci
d
a
d
(
d
B
)
1000
5000
10000
umbral de audición
límite de dolor
l
Curva de la audición huma -
na. El oído tiene su máxima
sensibilidad a los sonidos de
frecuencia cercana a los 2 kHz.
En negro, el oído normal; en
rojo, un oído endurecido por la
práctica habitual de exponerse
a ruidos muy fuertes. El uso in-
debido de equipos de sonido
es una de las fuentes impor-
tantes de daños de origen
electrónico, a la salud y al am-
biente.
Cap 20:Maquetación 1 06/10/2010 03:52 a.m. Página 251
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