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pertenecían a los estratos superiores de los propietarios de tierras de la sociedad
griega.
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Ese culto del retraimiento político sólo podía ser abrazado por una clase
social que tenía la opción de ser políticamente activa; los pobres no tenían tiempo
para cultivar la tranquilidad.
La prescripción epicúrea no abogaba por una vida de indolencia; presuponía
la organización social, las comodidades y el deseo de perfeccionarse.
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Dio mucho
menos justificación moral y social a los grupos e individuos poderosos para explotar
a los demás, mientras que el estoicismo contenía elementos que podían ser utilizados
para justificar el ejercicio del poder. Ambas filosofías reflejaban, de modos
diferentes, los cambios que tenían lugar en la política y la sociedad; pero la magnitud
y la profundidad de dichos cambios no debería exagerarse.
El cinismo y el estoicismo
Antes de examinar el estoicismo, debemos ser conscientes de que tenía sus
orígenes en una ideología mucho menos «respetable», el cinismo, que no fue nunca
una filosofía formal, pero existen figuras clave que compartieron concepciones
similares. El primero fue Diógenes de Sínope (404-323 a.C), que era llamado
kanykos, «canino», porque rechazaba las convenciones de la sociedad, trataba de
vivir sin propiedad y promovía que se ignorasen las normas habituales de conducta.
Hoy podríamos definir a tal persona como uno que predica un antimaterialismo
extremado. Diógenes Laercio preserva numerosas anécdotas, algunas de las cuales (o
todas) podrían no ser históricas (6. 22-80). Entre ellas, el famoso encuentro con
Alejandro en que el rey le dice que le pida cualquier merced que desee, a lo que el
cínico replica: «Puedes apartarte para no taparme la luz del sol». Muchas historias lo
representan como un desmitificador, que usaba expresivas bromas para hacer mella
en la pretensión.
Las concepciones de Diógenes fueron retomadas por su discípulo Crates de
Tebas en poemas que atacaban la ostentación. Crates a su vez enseñó a Zenón, el
fundador del estoicismo, y aunque por razones ideológicas los escritores antiguos
exageraron la influencia de los cínicos en las ideas más radicales de Zenón,
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podemos suponer que su fase cínica le dio las armas para criticar el orden social
existente.
En el siglo III encontramos otros cínicos, como el poeta Cércidas de
Megalópolis, de cuyas diatribas yámbicas se preservan fragmentos en papiros.
Cércidas escribe como un revolucionario:
[...] en tanto de entre ellos
(insaciable) sacoderriqueza voraz e incontentón
hizo al hijodepobrete Jenón, mandó nuestro
dinero a estériles corrientes.
¿Y qué impediría, si se le pidiera,
pues fácil es al dios cumplir cualquier
cosa que a su mente acuda, al usurerosuciafalsamoneda
y matacalderilla o al diario derrochador
de todo un pletro de hacienda, vaciarle
su porcinorriqueza y devolver al comelopreciso
200
y bebevino de crátera el gastillo perdido?
¿Acaso el ojo de la Justicia depone su ceguera...
(Cércidas, frag. 2)
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El fragmento continúa con una velada profecía de que Némesis (la venganza
divina) alcanzará a los macedonios «que nos señorean». Esto no es necesariamente
revolucionario. Es discutible si este tipo de poema (o canción) fue accesible a una
audiencia masiva o llegó principalmente a los círculos literarios. Como Crates,
Cércidas adaptó y parodió a los clásicos; ¿quiénes, sino la élite educada reconocería
la parodia? Podemos dudar que tuviera un propósito expresamente revolucionario.
Un crítico ha sostenido que deberíamos ver a Crates como un poeta de
«symposium», que escribía canciones con las que la gente podía entretenerse en los
banquetes, quizá en competencia con otras canciones, no tan declaradamente
radicales;
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se podría decir que eran más de protesta que cínicas.
Además de los poemas, los escritores cínicos como Bión de Borístenes y
Teles de Mégara escribieron diatribai. Diatribê significa literalmente «un
pasatiempo», pero terminó por significar discursos o prédicas sobre un tema moral.
Los autores estoicos escribieron diatribai, y el nombre no implica algo tan furibundo
como el término «diatriba». Se dice que otro escritor del siglo III, Menipo de Gadara,
habría combinado la seriedad con el humor y se habría burlado de otros filósofos.
Sus obras fueron el modelo para algunas de los satíricos romanos. Una vez más no
hay forma de separar de modo concluyente estos autores (y tampoco podemos
hacerlo con los satíricos romanos) de un contexto literario de élite. Lo mismo es
válido con respecto a Sotades, que escribió algunos poemas difamatorios como un
aparente ataque al matrimonio de Ptolomeo II con su hermana Arsínoe, del cual
procede el infamante verso: «Hundes el aguijón en un agujero impuro» (Plut., La
educación de los hijos, 1l a; Aten. 14. 621a);
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aparente porque no está del todo claro
si se trataba de algún tipo de protesta genuinamente popular que Ptolomeo podría
haber castigado, o era el pasquín tolerado de la época, como la serie televisiva
británica de los años ochenta y noventa Spitting Image.
*
Las fuentes coinciden en
que Sotades fue castigado, pero los detalles varían: se pudrió en la cárcel (Plutarco) o
fue arrojado al mar (Ateneo). La discrepancia hace que sea incierto el que Sotades
sufriera alguna pena.
Puesto que quedan obras como estas, sólo podemos presumir que fueron
leídas por los griegos y los estudiosos «respetables» que poseían alguna copia escrita.
Se dice que Bión iba de ciudad en ciudad, haciendo una gran función: «en Rodas
persuadió a los marineros de que se vistieran con el traje de estudiantes y que lo
acompañaran» dice Diógenes Laercio (4. 53). No podemos convertir esto en una
actitud masiva,
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pues la historia continúa con las palabras «y entró en el gimnasio
atrayendo las miradas de todos». El
gymnasion es un lugar para respetables
ciudadanos de élite.
La filosofía estoica de Zenón (Zênón en griego) de Citio, como hemos visto,
tenía parcialmente sus raíces en el rechazo cínico a la sociedad convencional, aunque
Zenón también estudió con Stipon, jefe de la escuela filosófica megarense (vinculado
a los cínicos y especialista en dialéctica; véase Dióg. Laer. 2. 113-120), y con
Polemón, jefe de la Academia ateniense. Nacido en Citio de Chipre, Zenón puede
*
O como el guiñol de Canal Plus en España (n del t).