4. PETROLOG´
IA, TEXTURAS Y MINERALOG´
IA
En la literatura cient´ıfica referente a tobas y calizas tob´
aceas, hay una tendencia a usar t´
ermi-
nos sin que formen parte de una clasificaci´
on total estructurada: entre ellos el de estromatolito
en sentido estricto (microbialita laminada) y como costra estromatolitica ha sido utilizado des-
de hace tiempo (Ord´
o˜
nez et al., 1986a; Manzo et al., 2012). Tambi´
en ha sido empleado el de
“trombolito” correspondiente a una microbialita no laminada (Pedley, 2013). Los trombolitos est´
an
constituidos b´
asicamente por micrita, cuya acumulaci´
on est´
a relacionada con morfolog´ıas colonia-
les de cianof´ıceas, si bien el t´
ermino microf´
abrica arborescente ha sido tal vez m´
as repetido en la
nomenclatura en castellano. La calcificaci´
on de las cianobacterias, con las que se encuentran rela-
cionadas estas estructuras, se desarroll´
o en diferentes ambientes continentales y marinos en ´
epocas
geol´
ogicas anteriores, encontr´
andose su presencia en la actualidad confinada pr´
acticamente a los
medios de agua dulce (Golubic, 1973). Estas cianobacterias fueron en un principio estudiadas por
m´
etodos microsc´
opicos, frecuentemente con decalcificaci´
on previa (Ord´
o˜
nez et al., 1981; Freytet et
Plet, 1996 y Freytet and Verrecchia, 2002, entre otros) y posteriormente, est´
an siendo clasifica-
das mediante m´
etodos de replicaci´
on gen´
etica as´ı como de an´
alisis molecular (Santos et al., 2010;
Beraldi-Campesi et al., 2012).
Otro t´
ermino de naturaleza similar, pero empleado preferentemente para descripciones textura-
les a la microescala, es el “dendrol´ıtico”, que corresponde descriptivamente a morfolog´ıas arbores-
centes constituidas por masas micr´ıticas desarroladas sobre filamentos de cianobacterias en forma
de arbusto-abanico (bush-like fans) (Manzo et al., 2012).
Las bacterias procariotas est´
an presentes en los biofilms asociados a tobas, pero no es habitual
que lleguen a originar estructuras observables con el microscopio ´
optico como ocurre en los tra-
vertinos termales (Chafetz & Folk, 1984), al contrario de lo que sucede con las cianobacterias o
bacterias eucariotas, es decir con n´
ucleo propiamente dicho.
2.
LAS CALIZAS TOBACEAS EN EL MARCO DE LA SEDIMENTO-
LOG´
IA CONTINENTAL - GEOMORFOLOG´
IA
Es en el marco correspondiente a los medios de sedimentaci´
on donde existe un mayor consenso en
las denominaciones consider´
andose como categor´ıas principales: Tobas de fuente, fluviales, lacustres
y palustres.
Estas categor´ıas est´
an muy relacionadas, dependiendo el tipo de facies de las caracter´ısticas
del flujo del agua en el medio, lo que motiva que se puedan identificar dep´
ositos similares en
diferentes medios; as´ı las tobas de cascada, correspondientes al medio fluvial, con tobas de tallos
cruzados (briofitas), se hallan presentes, tambi´
en, en las tobas de fuentes, ya que ´
estas pueden ofrecer
una din´
amica similar del agua (water fall ) (Ord´
o˜
nez and Garc´ıa del Cura, 1983). Asociados a los
dep´
ositos de ca´ıda de agua (water fall ) se desarrollan frecuentemente “facies en cortina” (waterfall
curtains) que podr´ıan definirse como formas de destrucci´
on-construcci´
on k´
arsticas (disoluci´
on-
precipitaci´
on); estas formaciones diagen´
eticas muestran algunos tipos petrol´
ogicos y microfacies
similares a los desarrollados en los sistemas k´
arsticos (estalactitas, costras fibrosas. . . ) y pueden
reconocerse tanto en las tobas de surgencia como en las de barrera o represa (dam tufa) (Pedley et
al., 2003).
En dep´
ositos fluviales y lacustres, el flujo del agua (water flow, Ord´
o˜
nez and Garc´ıa del Cura,
1983) con poca carga de detr´ıticos permite el progreso de biofilms, tanto sobre plantas superiores,
originando tobas de tallos, como sobre el sustrato, generando estromatolitos, o sobre soportes
m´
oviles dando lugar a oncolitos (Ord´
o˜
nez et al., 1980). As´ı y con frecuencia, pueden encontrarse
acumulaciones de sedimentos con desarrollo de oncolitos y bioconstrucciones, tanto asociadas a
terrazas fluviales (estromatolitos individualizados y replanos estromatol´ıticos) como a los bordes
de lago. Las “tobas detr´ıticas” ricas en oncolitos tienen especial relevancia en las zonas anterior
y posterior de las barreras tob´
aceas, siendo un importante componente del relleno de los lagos
generados por dichas represas como se observa en las Lagunas de Ruidera (Ord´
o˜
nez et al., 1986a,
2005; Garc´ıa del Cura et al., 1997; Souza- Egypsi et al., 2006) y otros sistemas fluviolacustres.
63
LAS TOBAS EN ESPA ˜
NA
Las tobas palustres, diferenciadas por Pedley (1990 y 2003), se desarrollan en zonas pobremente
drenadas en las que el medio es muy somero y menos oxigenado que en las lacustres s.s. existiendo un
mayor desarrollo de procesos ed´
aficos. Con mayor contenido en materia org´
anica y niveles de limos
carbon´
aticos, son m´
as abundantes en climas templado-h´
umedos como los de Centroeuropa (Pedley,
1990). Podr´ıa atribuirse a este tipo de tobas ciertos materiales (calizas de char´
aceas presentes
en las Tablas de Daimiel) as´ı como algunos dep´
ositos del Terciario continental de la Pen´ınsula
Ib´
erica donde aparecen tobas y niveles con materia org´
anica asociados (Alonso Zarza and Wright,
2010). Gran parte de las formaciones tob´
aceas descritas en Reino Unido, tienen las caracter´ısticas
consideradas como espec´ıficas de palustres (Pedley et al., 1996). En la Pen´ınsula Ib´
erica, este tipo
de facies han sido advertidas en las acumulaciones tob´
aceas del valle del Taju˜
na (Ord´
o˜
nez et al.,
1981) y en otros afluentes del Tajo (Pedley et al., 2003).
En general, las mesofacies son las que m´
as var´ıan seg´
un el ´
ambito sedimentol´
ogico en el que se
forman las tobas, las texturas tienen un car´
acter m´
as universal (Pedley et al., 2003).
3.
CLASIFICACIONES DE CALIZAS TOB ´
ACEAS EN FUNCI ´
ON DE LOS
ORGANISMOS ASOCIADOS
Es frecuente al describir calizas tob´
aceas denominarlas con el apelativo del organismo que ha
dejado una mayor impronta en su morfolog´ıa; as´ı hablamos de “tobas de musgos”, cuando se
han incrustado dichos organismos, “tobas de quiron´
omidos” cuando se incrustan tubos de larvas
de quiron´
omidos, insectos d´ıpteros muy comunes en zonas h´
umedas (Brasier et al., 2011). Otro
t´
ermino m´
as generalista utilizado al respecto es el de “facies de larvas”, que adem´
as de las facies
quiron´
omidos incluye las de larvas de otros insectos -larval facies- (Carthew et al., 2006).
Existen denominaciones que, aunque no hacen referencia directamente al organismo implicado,
si suelen tener una alta correlaci´
on: as´ı, las tobas de tallos cruzados (Ord´
o˜
nez and Garc´ıa del Cura,
1983) corresponden normalmente a facies de musgos, o m´
as estrictamente a briofitas (musgos y
hep´
aticas) por lo que una denominaci´
on muy general es “tobas de briofitas”, si bien tambi´
en
reciben la denominaci´
on de “tobas de musgo” (Weijermars et al., 1986) (Fig. 4.1B y Fig. 4.2F); por
su parte las facies de tallos verticales corresponden a juncos y ca˜
nas (Juncus, Typha ,. . . ) y suelen
denominarse “tobas de tallos” (Fig. 4.1A, 4.1C, 4.1D y 4.1E). El t´
ermino “tobas de macrofitas”
tambi´
en ha sido adoptado para referirse a las tobas de tallos, no briofitas (Luz´
on et al., 2011). Las
“tobas de hojas”, debido a su menor abundancia, son poco relevantes en las clasificaciones de tobas.
Las char´
aceas son organismos que han constituido “tobas de char´
aceas” tanto en medios fluvia-
les como lacustres actuales (Lagunas de Ruidera, especialmente en el relleno de la Laguna Blanca,
Tablas de Daimiel,..) (Fig. 4.1F) y en el pasado geol´
ogico (Ne´
ogeno de la Cuenca de Madrid. . . ),
donde aparecen m´
as o menos cementadas por procesos diagen´
eticos posteriores, como puede ob-
servarse en algunos de los estratos o bancos que fueron explotados como “Piedra de Colmenar”
(Garc´ıa del Cura et al., 1994).
4.
MICROFACIES TOB ´
ACEAS
En general, en la formaci´
on de tobas, los organismos citados han sido incrustados por car-
bonatos, habitualmente como cristales de esparita (> 2
µm), constituyendo un borde o “ribete”
sobre las plantas (sparite fringe) o como micrita (micrite fringe) (Pedley, 1992; Garc´ıa del Cura
et al., 2000), pudiendo presentarse solos o en alternancia (Fig. 4.1A); a veces, esta incrustaci´
on es
m´
as compleja y aparecen formas estromatol´ıticas y/o trombol´ıticas a la microescala a consecuencia
de la presencia de biofilms, predominantemente cianobacterianos, con sus correspondientes EPS
(exoplisac´
aridos) sobre los vegetales (Fig. 4.1B-4.1G y Fig. 4.2E). Estas sustancias extracelulares,
presentes en muchos microorganismos, desempe˜
nan un importante papel en la precipitaci´
on de
carbonatos
2
.
2
V´
ease el cap´ıtulo 5: Ecobiolog´ıa de las acumulaciones tob´
aceas: los organismos constructores.
64