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europeos, desplazamientos de la demanda, segmentación y aparición de nuevas formas
de empleo, junto al crecimiento del trabajo de salarios bajos. Fuera de la esfera
económica, los cambios en la estructura demográfica de varios países europeos también
aumentaron las dificultades para la corrección de la desigualdad. El cambio más
destacado fue la agudización del proceso de envejecimiento en algunos países y una
mayor presión, en general, sobre los gastos en sanidad y pensiones. En casi todos los
países de la Unión Europea también hubo importantes transformaciones de la estructura
de hogares, aumentando considerablemente el número de familias monoparentales.
Gráfico 11. Evolución de la desigualdad de la renta disponible en los años noventa
(Índice de Gini)
Fuente: Panel de Hogares de la Unión Europea.
La fuente que permite reconstruir los cambios en la desigualdad en los países de
la Unión Europea en los años noventa es el Panel de Hogares de la Unión Europea, que
como se señaló en la primera sección ofrece información homogénea para la mayoría de
los Estados Miembros en aquellos años a partir de cuestionarios comunes. Los
indicadores de desigualdad estimados a partir de esta fuente no parecen mostrar un
signo uniforme en la evolución de la desigualdad en esas décadas, aunque ofrecen
indicios de que en términos generales, a pesar de la contención de las políticas
redistributivas, la desigualdad registró una moderada tendencia a la baja en este período
en la mayoría de los países de la Unión Europea (Gráfico 11). Sólo en Suecia y
Luxemburgo siguieron aumentando las desigualdades en la distribución de la renta,
mientras que algunos países como Francia o Alemania –donde se invirtió una ingente
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Di Su Au Fi Al Ho Lu Fr Be Ir
It RU Es Gr Po
1993
2000
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cantidad de recursos para reducir la brecha con la que se inició el proceso de
reunificación– consiguieron rebajar considerablemente las diferencias entre los hogares.
En este marco comparado, del análisis de las cifras relativas de la desigualdad en
España destacan principalmente dos resultados. Por un lado, el proceso distributivo
siguió arrojando indicadores de desigualdad claramente superiores a la media europea,
sólo superados por otros países del sur de Europa. Por otro lado, la tendencia durante el
periodo cubierto por el PHOGUE (1994/2000) muestra un empeoramiento de la
situación relativa española respecto a la media europea, quebrándose la tendencia de
convergencia previa. Si bien las cifras de desigualdad se redujeron ligeramente en este
período, la magnitud de esta reducción fue muy inferior a la de la disminución de la
desigualdad en la mayoría de los Estados Miembros. Especialmente significativo es que
en algunos de los países que partían de niveles de desigualdad superiores a los de
España antes de la década, como Reino Unido o Irlanda, la reducción fue mucho mayor.
Un elemento determinante de este distanciamiento de los indicadores de
desigualdad en España del promedio europeo durante los años noventa es la progresiva
ampliación de la brecha en gasto social respecto a la media de la UE, según los datos de
ESSPROS (Eurostat), cumpliéndose la premisa básica de que ninguna economía
avanzada consigue reducir la desigualdad sin aumentos del gasto social (Marx et al.,
2015). Mientras que durante la primera mitad de esa década la diferencia se mantuvo
casi constante –cerca de cinco puntos del PIB– volvió a ampliarse en la segunda mitad.
Esta menor inversión relativa en recursos sociales coincidió también con el inicio de
una serie de reformas fiscales que descansaron, sobre todo, en la reducción de los tipos
impositivos, lo que sin mermar la progresividad del impuesto sobre la renta fue
limitando su capacidad redistributiva. Los datos del PHOGUE para este período
muestran que la diferencia entre los indicadores de desigualdad y pobreza antes y
después de las transferencias sociales respecto al resto de países europeos fue inferior a
la del período precedente, lo que apunta a una menor incidencia redistributiva en este
período del principal instrumento para la reducción de la desigualdad.
La última etapa en el análisis de la convergencia española en los indicadores de
desigualdad antes de la crisis corresponde a los años iniciales de la primera década del
siglo XXI. En dicho período tuvieron lugar dos hechos destacados en el proceso de
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integración europea, como fueron el desarrollo de la moneda única y el obligado
mantenimiento en el tiempo de los ajustes macroeconómicos exigidos para la
participación en el euro, junto, en segundo lugar, a una considerable ampliación de los
Estados Miembros de la Unión Europea. Hasta el último tercio de la década la mayoría
de los países siguieron avanzando, aunque a un ritmo desigual, por la senda de
crecimiento económico ya iniciada en el ecuador de la década anterior hasta el drástico
cierre de esta etapa expansiva en 2007.
Gráfico 12. Evolución de la desigualdad de la renta disponible en los años
anteriores a la crisis
(Índice de Gini)
Fuente: European Union Statistics on Income and Living Conditions (Eurostat).
Ya antes de que la crisis se iniciara, había claros indicios de las dificultades de
varios países para reducir la desigualdad en este nuevo marco. En el análisis de los
cambios de la desigualdad por fuentes de renta entre mediados de la anterior década y
ésta, la OCDE (2008) ya alertó de que en la mayoría de los países europeos la
desigualdad estaba aumentando en varias de esas fuentes. En el caso de España, sin
embargo, la fortaleza del crecimiento económico y, sobre todo, la intensidad de la
creación de empleo, mucho mayores que en el promedio europeo, permitían augurar una
recuperación de nuevo de la tendencia a la reducción de las diferencias con el resto de
países de la Unión Europea, aunque los cambios en algunos de los instrumentos
redistributivos más importantes anticipaban también una posible pérdida de su
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Su Di Au Fi Be Fr Lu Ho Al Ir Es It RU Gr Po
2004
2007