SEGUNDAS JORNADAS:
DIÁLOGOS ENTRE LITERATURA, ESTÉTICA Y TEOLOGÍA
Comisión 3
Comunicación: “Reflexiones sobre Caecus amor, de Charles Porée”.
Resumen:
El amor ciego es una comedia latina de Charles Porée, jesuita francés
(1675-1741). En este escrito se muestran varios pasajes en que el autor imita a
los antiguos escritores romanos, en particular a Terencio. En la conclusión,
algunas ideas sobre la estética de la admiración por el mundo antiguo.
Autor:
Raúl Lavalle, Profesor en Letras (UCA).
REFLEXIONES SOBRE CAECUS AMOR, DE CHARLES PORÉE
El amor ciego es una comedia de Charles Porée. Demos unos pocos
datos sobre el autor. Era un jesuita francés (1675-1741). Enseñó en el Colegio
Louis-le-Grand, en París, y tuvo por alumno a Voltaire, quien dijo de él:
« Jésuite, du petit nombre de professeurs qui ont eu de la célébrité chez les
gens du monde, éloquent dans le goût de Sénèque, poète, et très bel esprit.
Son plus grand mérite fut de faire aimer les lettres et la vertu à ses disciples. »
Escribió un tratado De theatro (1733) y tragedias y comedias neolatinas. « Ces
dernières étaient destinées à être jouées par les élèves du collège Louis-le-
Grand. »
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El texto de la comedia latina en prosa El amor ciego lo tomé de la
BIBLIOTHECA AUGUSTANA, lugar que facilita obras de diferentes épocas; me
resulta de particular utilidad porque gracias a ella puedo leer textos que serían,
de otro modo, de muy difícil acceso. Pondré en este escrito algunas
impresiones sobre esta obra desconocida entre nosotros. No está dividida en
actos y escenas, sino directamente en veinte escenas.
1
Estos datos los tomo de la Red: Groupe des Enseignants de Langues Anciennes du Haute-
Normandie-
www.gelahn.asso.fr
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***
La comedia tiene lo que parece ser un subtítulo, de carácter aclaratorio:
Pater, amore vel odio, erga liberos excaecatus; Fabula. La primera similitud con
la comedia antigua está en que aquí también hay un breve Argumentum. Las
obras de Plauto y Terencio nos han llegado con argumentos en verso, a veces
acrósticos, frutos de otros cálamos. En cambio aquí el argumento es en prosa.
Patricio, padre muy poco razonable, ama con injusto afecto a su hijo mayor
(Filotas); en cambio odia al menor (Eugenio). Filotas era inclinado al vicio y
odiaba a su padre, aunque fingía lo contrario. Eugenio, quien es virtuoso y tiene
por Patricio un verdadero amor, es incapaz de pensar mal de él y soporta todas
las humillaciones que recibe. A pesar de las suaves admoniciones de su amigo
Ireneo, el viejo persiste en sus sentimientos. Al final sin embargo, ayudado por
un ardid del siervo Dolófilo, descubrirá que Filotas no es un buen hijo y
reconocerá entonces su error.
Los personajes de la comedia latina muchas veces tenían nombres
significativos, y estos eran griegos. Por ejemplo el parásito llamado Artotrogo
(‘que mastica pan’) en El soldado fanfarrón plautino. También Porée se vale del
griego. Por ejemplo el hijo menor de Patricio, el que lo ama verdaderamente, se
llama Eugenio (‘de buen origen’, ‘de buen linaje’). El viejo, amigo de Patricio,
quien trata de que este reconozca las bondades de Eugenio, se llama Ireneo
(con la raíz griega de ‘paz’). El ya citado siervo Dolófilo lleva un nombre que da
idea de ‘amar el engaño’. En esto el autor pone a prueba al lector: si conoce
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bien las raíces, podrá entender la carga de significado que rodea a cada
nombre.
1
Supongo que Porée no necesitaba la captatio benevolentiae, porque
pienso que los asistentes del Collège Louis-le-Grand se comportaban mejor
que el público de la República romana. Terencio tuvo que hacer tres
representaciones de La suegra para tener éxito. En el prólogo de esa comedia
dice que la primera vez, comenzada la representación, se anunció un
espectáculo de púgiles y otro de funámbulos. La segunda todo fue bien hasta el
primer acto; pero, cuando anunciaron a unos gladiadores, populus convolat: /
tumultuantur, clamant, pugnant de loco.
2
Recién la tercera vez placuit, como
dice la indicación anónima, en prosa, previa a La suegra.
Unas pocas cosas sobre el espacio y el tiempo. La acción es en Francia,
porque Patricio está a punto de ir a Rouen.
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La época parece ser la de Porée.
No hay muchas referencias evidentes a cosas del s. XVII (un sombrero, un
anillo y un carro son cosas modernas y antiguas), pero en la escena 12 se
habla de Insulas Americae. Lo mejor, me parece, es decir que la comedia no
transcurre en una época muy definida, aunque bien podría ser la del autor.
El limitado espacio no nos permite extendernos, pero podemos señalar
unos pocos pasajes que muestran cuánto debe Amor caecus a la comedia
antigua, fundamentalmente a la de Terencio. Por ejemplo, en la escena 1,
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No solo en la comedia ocurre esto. En El asno de oro de Apuleyo, para poner pocos ejemplos
de la novela, un hombre rico se llama Crísero (con las raíces ‘oro’ y ‘amor’); un valiente
bandido, Álcimo (‘valeroso’); un hombre muy rico que gustaba de hacer fiestas para el pueblo,
Demócares (‘agradar’ y ‘pueblo’). También la mitología hace algo así; p. ej. Licaón,
transformado en lobo: el nombre proviene de una palabra griega que significa ‘lobo’ (cf. Ovidio,
Metamorfosis 1, 232-239).
2
vv. 40-41.
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Patricium patrem tuum aiunt profecturum hodie Rothomagum (esc. 1).
3
Ireneo ve que Eugenio está triste y le pregunta por qué. El joven no tiene
ningún deseo de hablar de ello; más aún, lo considera inútil, pues no aprovecha
ni al que cuenta ni al que escucha. El viejo responde que hay al menos un
consuelo en el dolor: el saber que alguien más se conduele (amicum quod
habeas tuis condolentem malis).
A mi entender Porée ha tenido en mente, quizás sin pensarlo, la escena
del Heautontimorumenos de Terencio.
1
Allí un viejo le pide a otro que le diga
sinceramente por qué causa está triste y parece castigarse a sí mismo. "¿Tanto
tiempo libre tienes –le decía más o menos Menedemo– que puedes ocuparte
de cosas ajenas?" La respuesta de Cremes es célebre y se transformó en una
especie de divisa del teatro de Terencio: "Soy hombre: nada de lo humano
considero ajeno."
2
Las situaciones son distintas, pero el francés tiene la misma
preocupación humana que el latino.
En la misma escena, Eugenio se lamenta: Ah! pater! pater!. Ireneo
empieza a sospechar que Patricio puede ser la causa de la tristeza del joven, y
le pregunta entonces el porqué de tal invocación: utrum in danda pecunia
parcior? Que un padre dé riendas cortas a su hijo, especialmente en materia de
dinero, me parece que alude a Los hermanos de Terencio. Allí Démeas, un
viejo, educaba a su hijo con mucha severidad, en todo aspecto. Creo que
confirma mi presunción el hecho de que un poco más abajo, también en
primera escena, Ireneo se lamenta de la falta de dulzura de algunos padres:
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Tan conocida llegó a ser esta obra que un escritor y poeta italiano de fines del s. XIX y
primera parte del XX, Guido Gozzano, usaba el seudónimo Totò Merumeni, adaptación de
Heautontimorumenos. Cf. Mario Sansone. Orientaciones actuales de la literatura italiana.
Buenos Aires, Troquel, 1963, p. 184.
2
Acto 1, esc. 1.
4
Sic sunt, ut amici, ita patres quidam in amando severiores, blanditias neque
adhibent, neque admittunt.
Intercalo aquí una minucia. La imitación de la antigua comedia no solo
se da en situaciones, ideas y caracteres. También lo vemos en el lenguaje. En
efecto, sin salir de la primera escena, encontramos el genitivo plural
adolescentum en lugar del genititivo normal en –ium. Esa forma menos común
se encuentra ya en Plauto.
1
Al comienzo de la escena 2, Ireneo saluda a Patricio y le pregunta cómo
está. Responde este que bien y que se ha liberado ya de una molesta tos:
tussim illam molestam et importunam quae me angebat male, excussi tandem,
et expui. No solo esto, sino que se nos da una indicación: Tussit et exscreat.
Que un viejo esté tosiendo, nada tiene de particular; pero me parece que el
autor francés piensa en un nombre común en las viejas comedias. En efecto,
Cremes es nombre de un personaje, un viejo, del Heautontimorumenos y de la
Andria, ambas de Terencio. El nombre Cremes se relaciona al parecer con la
raíz del verbo
xre/mptomai
, ‘toser.’ Considero entonces posible que Porée, al
poner a Patricio tosiendo, haya pensado en el tipo representado por Cremes en
la comedia antigua. Es más, en la última escena (nº 28), Patricio tiene temor de
que le vuelva la tos: et male metuo, ne mala tussis redeat.
Un punto flojo de la comedia es que no se sabe por qué Patricio no
quiere a su hijo Eugenio. Cuando Ireneo le pregunta el motivo (esc. 2), no
puede responder bien: Fecit, fecit… nescio. Y admite allí mismo que no es
desobediente, que no frecuenta malas compañías y que no se entrega a
1
Asinaria, 133.
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banquetes (esto último era razonable, porque no tenía dinero: deest enim
pecunia). La Biblia dice que un hijo insensato causa la ira de su padre,
1
pero
nada de eso hay aquí. Heródoto cuenta que Creso tenía dos hijos; uno era
sordomudo, y de él decía el rey de Lidia: “no existe para mí.”
2
Pero en esta
comedia no hay ninguna razón (ni razonable ni insensata) como para que
Patricio desprecie a un hijo; además es un joven virtuoso.
Decíamos
que
Amor caecus es mucho más cercana a Terencio que a
Plauto, sobre todo por la búsqueda de una enseñanza. Esto se ve muy claro en
la escena 28. Allí Ireneo manifiesta su propia prudencia, con humildad: non is
ego sum alios qui edoceam. Añade, como conclusión de todo lo que se
representó, que es conveniente que el amor paternal sea aequalis in omnes
liberos. Pero también debe ser igual en el modo: ni muy severo ni muy flojo, ni
muy parco ni muy pródigo. Esto último sin duda tiene en cuenta a Los
hermanos de Terencio: Démeas era severísimo con su hijo; Mición educaba al
suyo con mucha liberalidad. Porée entonces parece proponer un justo medio,
una medida en las cosas. Esto puede resumirse, en incluso complementarse,
con una idea que me parece de innegable color cristiano: ‘para resumir muchas
cosas en una palabra, que no ame a los hijos por él, sino por ellos mismos; y
que se preocupe por esto, que por el amor los haga mejores.’
Este final es feliz en todo sentido. En efecto, Patricio no solo descubre
que Eugenio era bueno y que Filotas era malo. También pide a su amigo Ireneo
que de ahí en adelante trate de encauzar al hijo equivocado y de que el bueno
1
Pr 17, 25.
2
1, 38.
6
no se pervierta: ‘Haz que Filotas se arrepienta de su culpa y que Eugenio, con
el ejemplo del otro, no peque.’
El propósito didáctico queda evidenciado una vez más: ‘Tomad
enseñanza de mí, padres enceguecidos por el excesivo amor, y, enseñados
por el peligro ajeno, aprended a amar prudentemente.’
1
Como vemos, estas
últimas palabras de la obra constituyen el plaudite de la misma.
Pero retrocedamos en la comedia y veamos otro ejemplo de modo
terenciano, en la escena 14. Patricio tiene un amigo llamado Filostorgo (‘que
ama a su hijo’ podría ser una traducción de este nombre). Esta benignidad para
con su vástago había hecho que este no llevara una buena conducta. Ireneo,
fiel a su natural filosófico, dice que la cuestión no es tan grave: no tiene nada
de raro peccare adolescentem; además, la razón y el tiempo suelen corregir.
En cambio Patricio habla bastante dogmáticamente: ‘Conviene que un padre
sea severo delante de sus hijos’; ‘Ya te lo dije y te vuelvo a repetir: los hijos son
tales como los hayas hecho de niños.’
Lo del padre que cree saber y que no sabe es también de Terencio. En
el Heautontimorumenos un joven llamado Clitifón ridiculiza la “sabiduría” de su
padre Cremes, quien piensa que posee influencia real cuando aconseja a sus
hijos: “¡Qué listo! Aún no sabe que hablarme así es predicar en el desierto.”
2
En
Los hermanos otro viejo que recién mencionamos, Mición, cree tener gobierno
y conocimiento de su hijo y fama, ante los demás, de bien querido. Su hermano
Démeas lo desengaña: “el que éstos te consideren grato y bondadoso, no se
1
Los términos subrayados por mí (documentum y edocti) vienen de la raíz del verbo doceo,
‘enseñar.’
2
Acto 2, esc. 1.
7
debe a tu verdadera conducta, ni a tu justicia ni a tu bondad, sino a tus
complacencias, a tu blandura y a tu generosidad, Mición.”
1
***
Nuestro escrito, como decíamos al principio, no estudia en profundidad,
solo señala algunas cosas de Amor caecus relacionadas con la antigua
comedia. Lo primero que destacaremos es el gran amor por la literatura
antigua; amor que quiere revivir, a su modo, las obras que fueron modelos del
género. Esto es, a nuestro entender, un criterio “estético”, una forma de percibir
el arte.
En cuanto al latín, basta un diccionario común. Todas las palabras son
clásicas; no hay neologismos. Un aspecto de la estética de este uso de la
lengua parece ser: no inventes palabras latinas nuevas, pues la ilustre y
perfecta lengua del Lacio tiene que bastar para lo que quieras decir.
También dijimos que nuestro autor es aquí más seguidor de Terencio
que de Plauto, sobre todo por su preocupación didáctica, aunque no sean muy
creíbles algunas cosas. Por ejemplo –decíamos– la injustificada animadversión
de Patricio hacia Eugenio; o el cambio tan violento de opinión al final de la
obra. Podríamos agregar ahora el excesivo descontento de Patricio consigo
mismo; pide a Ireneo que lo consuele por haber tratado tan mal a su hijo
1
Acto 5, esc. 9. Aunque poseo ediciones latinas, me permito para estas dos últimas citas
recurrir a un viejo libro. Es: Terencio. Comedias, 3ª ed. trad. y pról. Pedro Voltes Bou.
Barcelona, Iberia, 1976, 317 pp. La traducción sin duda está hecha en un español más antiguo
que el de la época de la new wave. La colección Obras Maestras, de dicha editorial española,
difunde desde hace años obras clásicas de la literatura. Cuando se haga en nuestro país un
estudio sobre la historia de la lectura, no deberá estar ausente.
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menor, pero parece en verdad extravagante el que quiera golpearse la cabeza
contra la pared, enojado con su conducta anterior.
1
A pesar de esta mayor presencia de Terencio en Caecus amor, la más
conocida de las comedias neolatinas es a Plauto a quien sigue. Se trata del
Querolus, obra tardoantigua que se basa en la Aulularia plautina y está escrita
en prosa, lo mismo que la obra que nos ocupa. En todo caso estos dos
ejemplos prueban, en distintas épocas, la vitalidad de un género literario
clásico. Solo me queda destacar algo que leíamos al principio: la comedia
seguramente estaba destinada para su representación ante alumnos del
Colegio Louis-le-Grand. ¡Cuántas veces el teatro ha sido medio didáctico,
modo de acercarnos a la literatura escrita!
Raúl Lavalle
1
Esc. 28: Ah nimium novi, Irenaee, tu me errore levaste hodie, sed nisi consolaberis, moriar.
Philotas perfidus! Philotas! Quis hoc crederet?... Non, non possum ultra vivere. Y la indicación
escénica para estas líneas es: Surgit, et in parietem irruit quasi muro caput impacturus.
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