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También dicen que para la fundación de Seleucia del Tigris se
ordenó a los magos que eligieran el día y la hora para comenzar a excavar
los cimientos, pero falsificaron la hora pues no deseaban que se hiciera
una fortaleza semejante que los amenazara. Seleuco estaba esperando la
hora fijada en su tienda, mientras su ejército preparado para trabajar se
mantenía firme hasta que Seleuco les diera la señal. De pronto, a la hora
más favorable, pensaron que alguien les daba la orden de empezar y
salieron a trabajar; ni siquiera los esfuerzos de los heraldos pudieron
retenerlos.
(Ap. Guerras sir, 58, Austin 46)
Estos episodios, que Apiano debe haber tomado de fuentes helenísticas,
resumen nítidamente varios aspectos de la imagen que los Seléucidas deseaban
cultivar: el hábil empleo de sacerdotes nativos (el relato del intento de los magos de
sabotear la fundación no es necesariamente histórico), la observación piadosa del
ritual religioso para el bien de los súbditos, las pruebas evidentes de la intervención
divina en su favor y la realización de actos sobrehumanos.
Helenización y urbanización
Un gran número de soldados griegos y macedonios se habían asentado en el
Oriente Próximo por obra de Alejandro y los diadocos. En el primero de sus dos
discursos, Sobre la fortuna o la virtud de Alejandro,
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Plutarco formula un nexo
explícito entre la fundación de ciudades y la introducción de la civilización en Asia:
Y si te fijas en la pedagogía de Alejandro, educó a los hircanos en
el respeto al matrimonio, enseñó a los aracosios a cultivar la tierra y
persuadió a los sogdianos a cuidar de sus padres y no matarlos y a los
persas a respetar a sus madres pero no a casarse con ellas [Explica cómo
la literatura y la religión griegas fueron adoptadas en el Lejano Oriente]
Alejandro ... fundó más de sesenta ciudades en pueblos bárbaros y
sembró Asia de magistraturas griegas y se impuso sobre su modo de vivir
salvaje e incivilizado ... los que fueron conquistados por Alejandro son
más felices que quienes escaparon a su mano. Pues nadie puso fin a la
desdicha en que vivían, en tanto que el vencedor llevó a aquellos a una
vida de felicidad ... quienes fueron sometidos por Alejandro no estarían
civilizados si no hubieran sido dominados.
(Plut. Moralia, 328c-f, Austin 19)
Sin embargo, esta figura no sólo es exagerada (Alejandro no fue el único
responsable de todas las fundaciones de ciudades),
104
sino que podemos dudar
legítimamente de que las motivaciones suyas y las de sus sucesores fueran tan
nobles.
En cualquier caso, Seleuco I y Antioco I fueron los fundadores de ciudades
más activos en el oriente.
105
Algunas áreas del imperio, como Irán, eran básicamente
no urbanas. Según Arriano (
Indikê, 40. 8), Alejandro fundó ciudades para convertir a
los iranios de nómadas en agricultores, pero se puede demostrar que ya se estaban
volviendo sedentarios y parece probable que existía ya, y continuó existiendo, una
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sociedad de base aldeana predominantemente.
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No obstante, la sociedad
prealejandrina en el Oriente Próximo, comprendía algunas de las más antiguas
entidades urbanas del mundo conocido, y su papel se mantuvo básicamente sin
cambios bajo el dominio seléucida. Tal parece haber sido el caso de Uruk, donde
ninguna influencia griega es visible durante todo el período seléucida; mientras
Babilonia, aunque probablemente recibió una comunidad grecohablante, no cambió
ni de nombre ni de estatus.
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Un ejemplo de helenización más preventiva es la antigua ciudad lidio-griega
de Sardes, en Asia Menor occidental, donde se agregaron edificios e instituciones
griegas y el trazado de las calles fue rehecho según el patrón de cuadrícula
«hipodámica» después de que la ciudad fuera devastada por un asedio de Antioco II.
En otras partes una población griega, un nombre griego y las instituciones de la polis
se introdujeron en una ciudad no griega preexistente, como Berrhoia (la antigua
Alep) y quizá en la «Antioquía» que Antioco IV deseaba hacer de Jerusalén; durante
el siglo III la antigua capital elamita y persa de Susa recibió colonos
grecomacedonios y fue refundada como Seleucia de Eulaio.
108
Algunas poleis fueron
creadas de la nada (o a partir de un pequeño asentamiento no griego) y dadas a
ciudadanos grecomacedonios; esto pasó en Apamea de Orontes, Seleucia de Pieria,
Doura-Europos y otras (para un fragmento de la constitución dada a Doura-Europos,
véase Austin 179).
109
Algunas veces una ciudad fue reemplazada con una nueva
estructura, posiblemente en un nuevo emplazamiento, como en Antioquía donde
Seleuco I destruyó una ciudad existente, Antigonia, fundada por Antígono (Estrabón,
16. 2. 4 [749], Austin 174), y su población griega se trasladó al nuevo lugar. A veces
una nueva ciudad se situaba junto a una antigua capital, como en el caso de Seleucia
del Tigris, edificada frente a Babilonia.
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En muchos lugares los Seléucidas fundaron colonias de veteranos con un
propósito militar expreso, llamadas con frecuencia katoikiai, «asentamientos»,
principalmente de grecomacedonios. Aunque algunos fueron fundados como
guarniciones y otros como colonias por sí mismas, típicamente tenían una población
étnicamente homogénea. La cultura griega fue promovida mediante el gymnasion
(véase, por ejemplo, la nueva carta real de Tiriaion en Frigia), donde la admisión era
selectiva; pero en un asentamiento que era una polis la población nativa se
convertiría en parte de la ciudad. Cohén señala las motivaciones de realpolitik de
este activo programa de colonización (comercio, seguridad militar, a veces
circunstancias políticas locales) y rechaza la sugerencia de que la helenización fuera
una política de los reyes, una idea que encontramos en el orador del siglo IV d.C,
Libanio de Antioquía:
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Los demás reyes habían disfrutado al destruir las ciudades
existentes; por otra parte, él había dispuesto que se edificaran ciudades
que no existían aún. [Seleuco] fundó tantas sobre la tierra que bastaban
para llevar los nombres de las ciudades de Macedonia como los nombres
de los miembros de su familia... Además, si uno desease compararlo con
los atenienses y milesos, que se supone habían establecido el mayor
número de colonias, resultaría ser el más grande colonizador, pues en
tanto los superó en la magnitud de sus obras que una de sus ciudades
valía lo que diez de ellos. Uno puede ir a Fenicia a ver ciudades, uno
puede ir a Siria y ver aún más y más grandiosas ciudades suyas. Extendió
esta noble empresa al Eufrates y al Tigris; y rodeó Babilonia de ciudades;