La Ley por Frédéric Bastiat



Yüklə 113,77 Kb.
Pdf görüntüsü
səhifə7/15
tarix15.08.2018
ölçüsü113,77 Kb.
#62603
1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   ...   15

Ni siquiera se formulan tales preguntas. el pensamiento apunta a combinaciones, arreglos y 

organizaciones legales o ficticias. Se busca el remedio en la exageración y perpetuación de lo 

que produce el mal. Porque, fuera de la justicia, que como lo hemos visto no es más que la 

negación de lo injusto, ¿existe acaso alguno de aquellos arreglos legales, que no contengan el 

principio de la expoliación?

LA LEY Y LA CARIDAD

Se dice: "He aquí a hombres que carecen de riqueza", y se apela a la ley. Pero es el caso que 

la ley no es ubre que se llene por si misma o cuyos vasos lactíferos puedan surtirse en otra 

parte, fuera de la sociedad misma. Nada ingresa al tesoro público, para beneficio de un 



ciudadano o de una clase, que no sea aquello que otro ciudadano u otras clases han 

sido forzados a poner en él. Si cada uno no retira otra cosa que el equivalente de lo ha 

puesto, cierto es que la ley no resulta expoliativa, pero en ese casó nada hace en favor de 

aquellos hombres que carecen de riqueza: no hace nada en pro de la igualdad de ingresos. No 

puede ser elemento de igualización sino en cuanto quite a unos para dar a otros, y entonces se 

convierte en instrumento de la expoliación. Examínense desde ese punto de vista el 

proteccionismo de las tarifas aduanales, el derecho al trabajo, el derecho a la beneficencia, el 

derecho a la instrucción, el impuesto progresivo, la gratuidad del crédito, el taller socializado, y 

siempre se encontrará en el fondo la expoliación legal y la injusticia organizada.



LA LEY Y LA EDUCACION

Se dice: "He ahí hombres que carecen de luces", y se apela a la ley. Pero, la ley no es antorcha 

que derrame a lo lejos claridad que le sea propia. La ley se extiende sobre una sociedad en la 

que hay hombres que saben y otros que no saben; ciudadanos que necesitan aprender y otros 

que están dispuestos a enseñar. No puede hacer más que una de dos cosas: o dejar que esa 

clase de transacciones se efectúe libremente y que por el mismo medio libremente sean 

satisfechas esa clase de necesidades; o forzar a ese respecto las voluntades y quitarle a 

algunos lo necesario - para remunerar a los profesores encargados de instruir 

gratuitamente a otros. Pero no puede hacer que en el segundo caso no exista atentado a la 

libertad y a la propiedad, o sea expoliación legal.



LA LEY Y LA MORAL

Se dice: "He ahí a hombres que carecen de moral o de religión", y se apela a la ley. Pero, la ley 

es la fuerza, ¿y acaso necesito decir cuán desprovista de sentido y violenta resulta la 

pretensión de hacer intervenir la fuerza en semejantes asuntos?

Al. cabo de sus sistemas y esfuerzos parece que el socialismo, por más complaciente que 

sea consigo mismo, no puede dejar de ser el monstruo de la expoliación legal. ¿Pero qué 

hace? Lo disfraza hábilmente a los ojos de todos, hasta a los suyos propios, bajo seductores 

nombres de fraternidad, solidaridad, organización, asociación. Y en razón de que nosotros no 

pedimos tanto a la ley, porque no e3dgimos de ella sino justicia, el socialismo supone que 

rechazamos la fraternidad, la solidaridad, la organización y la asociación, lanzándonos el 

epíteto de individualistas.

Sépase pues que lo que rechazamos no es la organización natural sino la organización 

forzada.



No es la asociación libre, sino las formas de organización que pretende imponernos.

No es -la fraternidad espontánea, sino la fraternidad impuesta.

No es la solidaridad humana, sino la solidaridad artificial, que no es otra cosa que un injusto 

desplazamiento de responsabilidades.

No repudiamos la solidaridad humana natural bajo la Providencia.

CONFUSION DE TERMINOS

El socialismo, igual que las antiguas ideas de donde proviene, confunde el gobierno con la 

sociedad. Por eso es que cada vez que nos oponemos a que el gobierno haga algo, saca de 

ahí la conclusión de que no queremos en absoluto que aquello se realice. Como rechazamos la 

instrucción por el Estado, luego, concluyen que no queremos instrucción.

Como rechazamos la religión de Estado, luego, no queremos religión. Como rechazamos la 

igualización por el Estado, luego, no queremos igualdad, etc. Es como si se nos acusara de no 

querer que los hombres se alimenten, porque rechazamos el cultivo del trigo por el Estado.



INFLUENCIA DE LOS INTELECTUALES SOCIALISTAS

¿Cómo ha podido prevalecer en el mundo político la curiosa idea de que pueda salir del Estado 

lo que no está en él: el bien, la riqueza, la ciencia y la religión que en un sentido positivo 

constituyen la prosperidad?

Los intelectuales modernos especialmente los de la escuela socialista, fundan sus diversas 

teorías sobre una hipótesis común, y seguramente la más extraña, y la más pretencioso que 

pueda abrigar un cerebro humano.

Dividen la humanidad en dos partes. La generalidad de los hombres, forma la primera parte; el 

intelectual forma la segunda, y por mucho, la más importante.

Comienzan los escritores modernos por suponer que los hombres no contienen en sí mismo ni 

un principio de acción, ni un medio de discernimiento; que están desprovistos de iniciativa; que 

son materia inerte, moléculas pasivas, átomos sin espontaneidad; cuando mucho una 

vegetación indiferente a su propia manera de existencia; susceptibles de adoptar al impulso de 

una voluntad, de una mano externa, una cantidad infinita de formas más o menos simétricas y 

perfeccionadas.

Luego, cada uno de ellos supone sin más ni más que él mismo es aquella voluntad y aquella 

mano, actuando bajo los nombres de organizador, revelador, legislador, institutor o fundador, 

que él es el móvil universal, el poder creador, cuya sublime misión es reunir en sociedad los 

materiales dispersos que son los hombres.

Tomando tal punto de partida y a semejanza del jardinero que a su capricho poda sus árboles 

en forma de pirámide, de sombrilla, de cubos, conos, vasos, husos o abanicos, cada socialista 

según sea su quimera, poda la pobre humanidad formando grupos, series, centros, subcentros, 

alvéolos, talleres socializados, armonías, clasificaciones. etc.



Yüklə 113,77 Kb.

Dostları ilə paylaş:
1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   ...   15




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©genderi.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

    Ana səhifə