POLICY MATTERS 2014: REMEMBERING ELINOR OSTROM
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Rompiendo paradigmas:
Gobernanza de los bienes comunes y ciudadanía en las
políticas forestal y de conservación Mexicanas
Leticia Merino Perez
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Síntesis
Retomo en el texto algunas de las aportaciones más relevantes de la obra de Elinor Ostrom,
considerando el contexto en que emergieron: la polémica con la tesis de la universalidad de
la “Tragedia de los Bienes Comunes”. Reviso diversas rupturas de la obra de Ostrom con los
paradigmas sobre la relación sociedad naturaleza, dominantes en las ciencias sociales y en las
políticas de conservación y manejo de los recursos naturales: el paradigma de la propiedad
privada o pública como panaceas, la visión de los derechos de propiedad acotados a los
derechos de alineación; el paradigma de la elección racional y las posiciones neo-malthussianas
sobre la relación sociedad naturaleza. Analizo las implicaciones políticas y conceptuales de
estas rupturas y de propuestas: el potencial de la propiedad colectiva como base de arreglos
institucionales para la conservación, la propiedad vista como “conjunto de derechos” que
generan incentivos y responsabilidades con la sustentabilidad de los bienes; la posibilidad
de cooperación, gobernanza y sustentabilidad en contextos de recursos naturales utilizados,
incluso en condiciones de densidad demográfica relativamente alta. Busco aplicar este esquema
al análisis de la gestión de recursos forestales en el Sur de México, área con fuerte presencia
indígena
Palabras Clave: Gobernanza, bienes comunes, acción colectiva, comunidades, panaceas,
paradigmas, derechos de propiedad, políticas públicas
Abstract
I reflect on what I consider to be some of the key contributions of Elinor Ostrom’s work, taking
into account the scholarly context in which it emerged – the debate over the validity of Hardin’s
“Tragedy of the Commons” argument. I also review diverse ruptures of Ostrom´ s work with
some of the traditional paradigms with regards to Nature-Society relationships, still dominant
in the social sciences and frequently referenced in policy discourses—privatization and state
control as institutional panaceas for nature´s conservation; the concept of property and
property rights reduced to alienation rights; and, “rational choice” theory and neo-Malthusian
conservation proposals as self evident givens. I analyze some of the policy and theoretical
implications of Ostrom’s conceptual proposals, such as: the potential for collective property
and associated institutional arrangements to enable conservation; property as a “bundle of
rights” that create incentives and responsibilities towards sustainable resource uses; and, the
viability of cooperation, governance and sustainability in contexts where natural resources are
used, even under conditions of relatively high population density. I try to apply these lessons
to the analysis of the experience of use and governance of forest in Southern Mexico, with its
significant indigenous populations.
Key words: Governance, common resources, collective action, communities, panaceas, paradigms,
property rights, public policies
1
Investigadora, Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Presidenta de
la
International Association for the Study of the Commons (IASC). Email: merinoleticia@gmail.com
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POLICY MATTERS 2014: REMEMBERING ELINOR OSTROM
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“Ningún problema puede ser resuelto desde el
mismo nivel de conciencia que lo creó”
Albert Einstein
INTRODUCCIÓN
Un tema seminal en la obra de Elinor
Ostrom es la crítica a la tesis que sostiene
la universalidad de la tragedia de los bienes
utilizados o poseídos colectivamente,
planteada por Hardin en 1968, que sostiene
que los usuarios de estos bienes nunca son
capaces de coordinarse y evitar su destrucción
(Ostrom, 1990). Hardin ilustró esta propuesta
utilizando el caso hipotético de destrucción
de un pasto comunal en Inglaterra Medieval.
El análisis histórico de la enorme tragedia
de las comunidades rurales a partir del
“cercado” de los “commons” quedó fuera de su
horizonte. Entre los siglos XIII al XVII miles
de “commoners” fueron expropiados de los
medios de vida con que tradicionalmente
contaban. Su expulsión masiva de las tierras
ancestrales, sin más opciones que la ocupación
como mano de obra sobre-explotada, incluso
semi-esclavizada que requerían la industria,
el comercio marítimo y las colonias inglesas
en Norte América, y la violenta represión a
su resistencia han sido calificadas como uno
de los “grandes crímenes de la modernidad”
(Linebaugh and Rediker, 2001).
El discurso de búsqueda de eficiencia como
justificación de la expropiación, acumulación
y concentración de antiguos bienes comunes,
acaecidos en distintas latitudes, se convirtió
en prontamente ideología que identifica
a lo comunitario con los obsoleto y a la
privatización de los bienes comunes con el
progreso; para la que los dramáticos costos
sociales de esa exclusión son el precio
necesario de la modernidad. Fuera de Europa
esta ideología y las políticas consecuentes
se nutrieron en abismales inequidades
sociales y en el racismo imperante en las
sociedades coloniales. En México del siglo XIX
las reformas liberales de privatización de las
tierras comunales permitieron una enorme
expansión de las haciendas dedicadas a
plantaciones orientadas al mercado mundial
2
sobre las antiguas milpas
3
dedicadas al
consumo de los pueblos. La concentración
de la tierra y la riqueza generaron niveles de
miseria mayores que los existentes durante
la colonia (Warman, 2003). La recuperación
de las tierras comunales fue el reclamo más
sentido del movimiento social que sacudió
al país durante la primera década del S.XX.
El reparto de tierras durante 1930-1970
fue eje de estabilidad política. En los 1980
más de 60% de las tierras del país y más de
65% de sus áreas forestales eran propiedad
de comunidades locales
4
. Las tierras de
comunidades forestales—en
muchos
casos indígenas—se encuentran en áreas
montañosas y de selvas, de difícil acceso y
valor agrícola marginal que por siglos fueron
regiones de refugio para los sobrevivientes
y prófugos de la colonización europea y más
tarde de la expansión del capital nacional e
internacional.
El planteamiento de Hardin extendió el
ámbito del discurso sobre los bienes comunes
del campo de la economía al de la ecología,
sumando una nueva culpa a lo comunitario:
la responsabilidad de destruir la naturaleza.
Este postulado hacía eco con la percepción del
acelerado deterioro ambiental, emergente en
los 1960 y 1970 entre el público de los países
industrializados, luego de la publicación de los
textos de Carson (1962), Ehrlich (1968) y del
Informe “Los límites del crecimiento” (1972).
La pérdida de los bosques tropicales del
mundo es uno de los temas ambientales que
desde los 1970 ha recibido mayor atención
global. Desde la perspectiva de la TBC las
causas del deterioro forestal son la ausencia
y/o inestabilidad de los derechos de propiedad
en los países “en desarrollo”, donde se ubican
la mayoría de las selvas del planeta; asociado
a la pobreza allí prevaleciente. La aceptación
paradigmática del diagnóstico de Hardin se
funda en gran medida en su simplicidad. En
contextos académicos disciplinarios donde
2
Henequén, caña de azúcar, algodón, café, tabaco.
3
Cultivo tradicional de maíz, frijol, calabaza y vegetales semicultivados.
4
Comunidades agrarias y ejidos (Warman, 2000)