POLICY MATTERS 2014: REMEMBERING ELINOR OSTROM
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impera la dificultad de asumir la complejidad
de los procesos socio-ambientales, la tesis
de Hardin pareciera auto-evidente: “cuando
los recursos son limitados, las decisiones
racionales para cada individuo dan lugar a un
dilema irracional para el grupo… por lo que
todos los recursos poseídos en común son, o
serán eventualmente sobre-explotado…, las
causas… son la libertad y el crecimiento de la
población” (Hardin, 1968).
PARADIGMAS Y PANACEAS
Dos décadas después de la publicación de la
Teoría de los Bienes Comunes (TBC), E. Ostrom
(1990) reconoce la relevancia del problema
planteado: gran parte de los recursos de los
que dependen las sociedades contemporáneas
enfrentan riesgos de tragedias similares a la
de la metáfora de Hardin, aunque de mayor
trascendencia. Sistemas naturales clave del
medio ambiente global, numerosos bienes
culturales y de conocimiento e importantes
medios de información y comunicación
dependen de acción y gestión colectivas,
sujetas a potenciales fallas. Ostrom no niega
la realidad de estas fallas sino el carácter
inevitable que Harin les atribuye. Señala el
error metodológico y conceptual de construir
modelos explicativos universales con sustento
empírico endeble, manejando los modelos
como realidades, generalizando excesivamente
condiciones y explicaciones particulares,
sobre-simplificando los procesos que se
pretende comprender. Considera la tesis
de la “TBC” más como una ideología sobre
esquemas de derechos y toma de decisiones
ideales, que como un marco explicativo. Una
ideología a partir de la cual se han impuesto
alrededor del mundo esquemas de control
estatal y de privatización como panaceas
institucionales.
Ostrom comparte con Hardin el interés por
la resolución de problemas. Sus empeños
académicos buscan contribuir a generar
elementos para comprender y evitar tragedias
de los bienes comunes y de las comunidades
que dependen de ellos. Desde la perspectiva
de Ostrom, el supuesto de que la mayoría de
los usuarios de bienes comunes están siempre
atrapados en la imposibilidad de cooperar,
mientras los funcionarios gubernamentales
y agentes de mercado son omnipotentes
para solucionar los retos de gestión de los
más diversos bienes, resulta autoritario
y excluyente (Ostrom, 1990; Ostrom,
Janssen and Anderies, 2007). La valoración
de las capacidades de gestión de sociedades
auto-organizadas y la crítica a los esquemas
de gestión totalitarios, son centrales en su
axiología, influida por su larga colaboración
con Vincent Ostrom y por la tradición
Tocquevilliana de valoración de la cooperación
ciudadana como base de la gestión pública.
Esta axiología fue para Ostrom una rica fuente
de preguntas de investigación e hipótesis, no
generadora de respuestas dogmáticas.
Al tomar distancia de los discursos basados en
el sentido común y las panaceas académicas
y políticas, insiste en la necesidad de que la
construcción teórica y política estén basada
en investigación empírica rigurosa y multi-
método, comprometida con el reconocimiento
de la complejidad y la inter-disciplina (Ostrom,
2009; Poteete, Janssen and Ostrom, 2010).
Contra lo que puede suponerse, el extenso
análisis de experiencias de éxitos y fallas de
cooperación a partir de fuentes históricas,
de campo y de experimentos económicos
(Cárdenas, 2009; Poteete, Janssen y Ostrom,
2010) no condujo a Ostrom a proponer lo
comunitario como una nueva panacea; sí a
reconocer el peso de los actores locales en
los procesos de apropiación y protección de
los bienes comunes, en el éxito o fracaso del
gobierno de los bienes comunes, aún en los
casos de bienes o procesos de gran escala
como la regulación climática, vista como
resultado del “anidamiento” de sistemas de
distintas escalas.
PARADIGMAS, PANACEAS, PROPIEDAD Y
CONSERVACIÓN
A partir de la crítica de la universalidad de la
“TBC”, Ostrom problematiza otros paradigmas
prevalentes en los análisis sobre las relaciones
sociedad-naturaleza. Cuestiona la noción de
propiedad y la falla inevitable de la propiedad
colectiva, que se percibe a menudo como
ausencia de propiedad y sinónimo de acceso
abierto asociados con frecuencia, al deterioro
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de los bienes. Su concepción cuestiona las
nociones de propiedad de los distintos polos
del espectro político. Define a la propiedad
colectiva como “propiedad privada colectiva”,
en la que—a diferencia de la propiedad pública
—existen titulares reconocidos de derechos y
responsabilidades respecto a los bienes, y bajo
la cual al igual que en regímenes de propiedad
privada individual—los titulares poseen
derechos de excluir a los no propietarios,
impidiendo el libre acceso abierto.
En la crítica de Ostrom a Hardin, se señala
la confusión generada por el uso indistinto
de las categorías de “bienes comunes” y
propiedad colectiva. (Schlager y Ostrom, 1992;
Ostrom et.al., 2001; Ostrom, 2009; Potetee,
Jansen, Ostrom, 2011). Los tipos de bienes
se definen: por los costos de excluir usuarios
potenciales del acceso a los bienes y por el
nivel de “rivalidad” (implicaciones que el
uso de los bienes tiene en el uso potencial de
nuevos usuarios), (Ostrom 1990). Reconoce
cuatro tipos de bienes: públicos, de uso
(acceso, o acervo) común
5
, tarifa y privados.
Esta tipología permite visibilizar los retos
que enfrentan el gobierno y uso sostenido
de distintos bienes. Estos retos derivan de
las formas en que la apropiación (uso) de los
bienes se lleva a cabo y de los costos de su
mantenimiento y protección (provisión). Las
presiones de apropiación tienden a ser más
importantes para los bienes de alta rivalidad:
privados y de uso común. Las presiones de
provisión resultan más relevantes para la
conservación de bienes de difícil exclusión:
públicos y de uso común. De ahí que los
bienes de uso común, como la mayoría de los
sistemas y recursos naturales, sean los bienes
potencialmente más vulnerables. Por otra
parte los regímenes de propiedad se refieren a
los titulares de la propiedad: los individuos y el
Estado.
Ostrom cuestiona la noción generalizada
que reduce los derechos de propiedad a
los derechos de alienación
6
, destacando
la importancia de los derechos de acceso,
exclusión, uso y capacidad de participar en
las decisiones sobre el uso y control de los
bienes. Asume plenamente el valor de la
certeza de los derechos de propiedad para
generar perspectivas de largo plazo en el uso
y protección de los recursos, pero identifica
a la propiedad colectiva como un régimen de
propiedad capaz de generar certeza. Encuentra
que en muchos contextos los derechos de
uso y decisión crean sentido patrimonial,
perspectivas e incentivos de largo plazo;
mientras que los derechos de alienación no
resultan indispensables en todos los casos
para crear compromisos con la sustentabilidad
de los bienes, sino que en algunos contextos
generan incertidumbre y vulneran la gestión
colectiva de bienes de “acceso común”.
La aplicación de este marco a un gran número
de casos, así como un amplio meta-análisis
(Potetee, Jansen, Ostrom, 2011) llevan a
concluir que ningún régimen de propiedad es
garantía de conservación de los recursos, ni
se asocia invariablemente con su deterioro.
Existen tanto casos de bienes comunes
naturales (y culturales) conservados, como
casos de bienes comunes deteriorados en
regímenes de propiedad pública, privada
individual y colectiva. La explicación del éxito o
fracaso de la gestión colectiva y la construcción
de esquemas de gobernanza de los bienes
comunes requiere atender a la distribución de
derechos entre actores, a las desigualdad del
acceso a derechos, poder y activos (Ostrom
2009) y a los incentivos para un determinado
tipo de uso e inversión en reglas y acciones de
protección.
En distintas áreas forestales de África,
Asia y América Latina existen altos niveles
de deforestación en tierras públicas
concesionadas a empresas madereras
externas con incentivos de maximizar el
uso de los recursos en el corto plazo (White
and Martin, 2002). Las tierras de propiedad
privada—individual o colectiva—no son
inmunes al deterioro en ausencia de incentivos
para su uso sustentable y altas tasas de
descuento de la conservación
7
. Estos son
los motivos de la sustitución de selvas por
5
“Common pool resources”,
6
Compra, venta, renta, hipoteca.
7
Frecuentemente como resultado de políticas públicas y demandas de mercado.