Este proceso es especialmente relevante para el esquema religioso, ya que permite a la gente
percibir el mundo de tal manera que encaje en su esquema, y lo que es más importante, nos permite
organizar e interpretar nuestra experiencia en significantes religiosos. Una persona que no parta de
un esquema religioso interpretará la misma experiencia de manera distinta.
La aproximación cognitiva equipara la religión a cualquier otro fenómeno cognitivo,
rompiendo con la exclusividad esencialista de otros análisis. Su aproximación deja la puerta abierta
a la existencia de distintos esquemas religiosos al depender de su medio cultural y de la continua
reconstrucción y reinterpretación de los mismos.
P. Hill (1997) propone un concepto complementario a las teorías cognitivas de la
religiosidad denominado “actitud”. Algunos procesos cognitivos son controlados conscientemente
y otros no. En ambos casos, las probabilidades de recurrir a cierto valor de un esquema cognitivo,
como el religioso, dependerán de la accesibilidad de ese valor. Es decir, un individuo envuelto en
un mayor número de explicaciones e ideas religiosas, tendrá más posibilidades de recurrir a éstas
como esquema cognitivo que otro individuo que carezca de estos estímulos religiosos previos. Las
reflexiones de Hill se pueden
aplicar al concepto de jurodstvo y su especificidad rusa.
Posteriores desarrollos del pensamiento antropológico han dado lugar a las conocidas como
teorías del juego, la acción y decisión (Lewellen 1983: 106-111). Estas teorías centran su enfoque
en la agencia e intencionalidad, incorporando un nuevo marco de comprensión de los fenómenos
sociales. Estas reflexiones nos llevan a realizar una distinción entre respuesta automática y acción
deliberada. La respuesta automática puede guiarse por el esquema cognitivo previo, pero la acción
deliberada puede introducir modificaciones o descartar el esquema. Esto implica una reconstrucción
continua de la cultura dependiente de la acción del individuo y bajo estas premisas deberemos
aproximarnos al fenómeno de
jurodstvo.
Los esfuerzos por encontrar una definición apropiada para la religión continúan con los
trabajos de Geertz y Spiro. Spiro propone la definición de religión como “
Una institución que
consiste en la interacción culturalmente modelada con los seres culturalmente considerados
sobrehumanos” (Spiro 1968: 96). Spiro entiende la religión cómo un sistema de creencias, un
sistema cognitivo asumido por la gente como verdad. Podemos entender el mecanismo del sistema
cognitivo en su entorno social y explicar por qué creemos en lo que creemos, pero no queda claro
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por qué seguimos creyendo, como estas creencias se mantienen y tienen una continuación. Spiro
encuentra una posible respuesta en uno de los argumentos de Freud. Freud afirma que los niños,
como respuesta al mundo caótico que los rodea, proyectan una figura de padre todopoderoso, que
dota al mundo de orden y de significado. El énfasis de Freud en la figura paterna es etnocéntrico,
pero la lógica basada en la necesidad de proyectar un ser superior todopoderoso capaz de dar
significado y ordenar todo aquello que nos resulta incomprensible puede ser la base psicológica
necesaria para que los sistemas de creencias anteriores perduren y tengan continuación en el tiempo.
Los pensamientos anteriores han ido evolucionando y matizándose a lo largo del tiempo
hasta converger en una perspectiva compleja que pretende responder a los análisis del discurso
desarrollados en el siglo XX a partir del relativismo y las distintas nociones postmodernistas.
Pensadores como Foucault
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han encontrado un camino para continuar el estudio a pesar de los retos
de la deconstrucción propuesta por Derrida y del pesimismo existencialista de autores como Sartre.
IV.2. Teoría de Sistemas
La antropología moderna ha asimilado gran parte de las reflexiones anteriores, formando
una visión sistémica que entiende la religión como un complejo de sistemas culturales. El ser
humano es definido en unas dimensiones biológicas, psicológicas, socioculturales e históricas. Las
dimensiones son el trasfondo de las interacciones entre persona y sociedad, es decir, entre la
relatividad del individuo y la realidad colectiva. En líneas generales, las personas estamos dotadas
con un cuerpo provisto de ciertas capacidades anatómicas y sensoriomotrices, además de un cerebro
autoorganizado y relativamente flexible, que permite unas relaciones sociales cooperativas y
comunicativas, que a su vez propicia su propia estructuración conectiva durante un proceso
organizado de vida, denominado ontogenia. Durante el proceso de ontogenia el individuo produce,
se apropia y transforma su entorno mediante prácticas, habilidades, destrezas, saberes y
significados. Estas prácticas y significados se externalizan y objetivan en forma de esquemas,
rutinas, procedimientos, reglas, artefactos y tecnologías, representaciones, clasificaciones, normas,
valores e instituciones, que a su vez constituyen los marcos y referencias para la re-producción, re-
definición y re-constitución abierta y creativa del proceso sociocultural (Ramírez 2005).
Por definición, este proceso puede tener lugar en distintos lugares, tiempos y a distintos
9 Obras
como la Historia de la Locura en la Época Clásica (Foucault 2010) suponen un antes y un después en los
estudios cultuales y su análisis del discurso y conceptos como el de hábito o
la multiplicidad de poderes, están
presentes en los desarrollos posteriores.
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