cuando los atizadores apuntaban hacia el frente abundaba el trigo, mientras que cuando
los movía hacia arriba había escasez de trigo y de los demás frutos de la tierra. San
Procopio frecuentaba la orilla del río Sujona y, sentado sobre una piedra, observaba las
pequeñas barcas de los vendedores ambulantes en el gran río y rezaba para que el
señor les concediera una navegación tranquila. Le gustó el lugar aquel y la piedra en la
que se sentaba y suplicaba con convicción junto a la gente de paso: “Traed mis huesos
a este lugar y esta piedra sobre la que ahora me siento será mi sepultura y que Dios os
bendiga en el día del juicio”. Después regresaba al atrio para cumplir
con sus oraciones
nocturnas.
En el año 1303, Procopio muere en soledad y su cuerpo es sepultado por una gran tormenta
de nieve. Es encontrado cuatro días después al final de un puente de la ciudad. En el lugar donde
fue encontrado el cuerpo se colocó una cruz de madera en su memoria que al cabo del tiempo fue
reemplazada por una de piedra.
Los fieles enterraron el cuerpo de Procopio en el lugar por él señalado, junto al río y usando
como sepultura la piedra en la que solía pasar largo tiempo. La
vita afirma que Dios se manifestó
durante el duelo de distintas maneras,
como por ejemplo, en forma de una nube de fuego.
Pasados cerca de cincuenta años se instaló en la ciudad un hombre de Dios llamado Ioann
que venía de Moscú. Ioann imitó el ascetismo de Procopio y levantó una capilla sobre su tumba.
Posteriormente el santo se apareció ante los guerreros procedentes de Ustjug que
participaban en las luchas por Nižnij-Nóvgorod y Kazán frente a los tártaros. El santo ofrece su
protección solicitando la construcción de un nuevo templo sobre su tumba. El culto se retoma con
fuerza y la construcción de la nueva iglesia se lleva a cabo y será pronto el foco de una serie de
curaciones milagrosas a través del agua bendecida en el templo. Señores nobles envían desde
Moscú a sus mensajeros a recoger el agua milagrosa y honrar al santo, que les concede su
intervención milagrosa frente a dolores y enfermedades.
La
vita recoge la petición de socorro de una mujer de Ustjug ante la amenaza tártara que
aterrorizaba las tierras rusas en tiempos de Iván Vasiljevič. La mujer se dirige al santo de la
siguiente manera:
76
«Если вынесетъ меня Богъ изъ Татаръ на Русь, говорила она, и дойду я до града
Устюга великаго и увижу, очами своими, гробъ блаженнаго Прокопiя, то положу
покровъ на гробѣ его, сколько силы моей возможетъ; нынѣ же, о досточудный
Прокопiй, помоги мнѣ грѣшной рабѣ твоей!»
32
[MU: 50]
“Si me libras, Señor, de los tártaros sobre Rus',- decía- y soy capaz de llegar a la gran
ciudad de Ustjug para ver con mis propios ojos la tumba de Procopio Bendito, entonces
tenderé un manto sobre su tumba, hasta donde lleguen mis fuerzas; y ahora, oh
milagroso Procopio,
ayuda a esta pecadora, tu sierva”.
Los relatos de curaciones e intervenciones milagrosas llegan hasta la época de Iván el
Terrible en la que se refuerza la presencia de los iconos como nexo entre el santo y los fieles,
canalizándose a través de su culto los milagros.
Las iglesias dedicadas al santo han llegado hasta nuestros días siendo parte en los últimos
años de un gran proceso de recuperación y reconstrucción del patrimonio religioso ruso. El
resultado de estas nuevas emergencias arquitectónicas incide positivamente en la recuperación del
culto al asceta. El complejo entramado religioso recientemente recuperado de la ciudad de Ustjug
puede observarse en los archivos del Catálogo Nacional de Arquitectura Ortodoxa
33
.
Consideraciones (MT 3)
El relato de Procopio de Ustjug se sitúa en un periodo de tiempo en el que las
manifestaciones del
jurodstvo son muy escasas. Tras las singularidades de las primeras
manifestaciones rusas discutidas anteriormente, la
vita de Procopio comparte una estructura y un
alto números de pasajes comunes a las formas bizantinas. El ascetismo de Procopio es muy similar
al de Andrés de Constantinopla. Los dos santos son urbanos y cuentan con un origen extranjero.
Procopio proviene de tierras germanas de lengua latina. Procopio llega a Nóvgorod como mercader
rico y ante la belleza de la Ortodoxia abandona su patria, su antigua fe, a sus hombres y su barco y
emprende una nueva vida dedicada a Dios. Dentro del carácter narrativo del relato llama la atención
32
Ibid. p.55.
33 El catálogo muestra las iglesias reconstruidas y recoge testimonios religiosos que unen los motivos arquitectónicos
con la tradición del culto. Los hechos de Procopio son una clave fundamental de este proceso de rehabilitación
religiosa. Recurso electrónico:
http://sobory.ru/article/index.html?object=03462
1/3/2012.
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