ducción, casi siempre en forma autodi-
dáctica.
Guillermo
Antonio
Sherwell
(1787-1924) nos coloca a su biografia-
do en el estado mayor del Generalísi-
mo Francisco de Miranda, anotando
que después de la capitulación del pre-
cursor, el futuro paladín: “(…) Triste
pero no descorazonado, regresa a Cu-
maná, y desde allí emigra hacia las In-
dias Occidentales. Se establece en Tri-
nidad, y se dedica al estudio del inglés,
historia y otras asignaturas para com-
pletar su educación. (…) sigue allí con
gran interés, los movimientos políticos
que estremecen a Europa y se prepara
a sí mismo de tal manera, que en su
próxima aparición en escena será una
persona muy diferente, con mayores
conocimientos y su entusiasmo ahora
es guiado por un juicio mucho más ma-
duro” (Sherwell, 1924). A pesar de que
Sherwell sigue en sus comentarios so-
bre las actividades del grupo en Trini-
dad, al cual aparentemente pertenece
Sucre, no hay en las diversas cronolo-
gías del gran cumanés, ninguna alusión
al respecto.
Uno de las primeras consideracio-
nes sobre la educación hechas por el fu-
turo Mariscal, la encontramos en carta
escrita en el Cuartel General de Cuma-
nacoa, el 9 de noviembre de 1817: “La
certidumbre de depender inmediata-
mente de V.S. me complace infinito, y la
convicción de que dirigido por V.S.,
puedo contribuir a la organización de
nuestras fuerzas siendo más útil al país,
me indemnizan casi del embarazo de no
poseer los conocimientos suficientes
para desempeñar mi destino: con todo,
bajo las lecciones y la consulta de V.S.
espero tener la instrucción necesaria
para ello” (Fundación Vicente Lecuna,
1975:14).
Es al Libertador Presidente, a
quien se dirige Antonio José, con el fin
de exponer que: “Trae consigo a esta
capital uno de sus hermanos llamado
José Manuel que desea poner en los es-
tudios bajo la inspección de S.E. el vice-
presidente que ha tenido la bondad de
ofrecerle sus cuidados por él, pero ne-
cesitando de una pensión conque se
sostenga y con qué ejecute sus estu-
dios.
A.V.E. suplico se sirva mandar que
dé cuenta de mis sueldos se le den men-
sualmente 40 pesos por la tesorería de
esta capital, que se me descontarán de
la manera que V.E. ordene. Espero reci-
bir de V.E. esta gracia que se interesa
también la instrucción de un ciudadano
que un día puede ser útil a la patria” (Su-
cre, A.J., recopilado por Salcedo Bastar-
do, 1981: 29-30).
Su propia convicción, le señala la
necesidad imperiosa de acrecentar sus
estudios. Incluso cuando tiene hecha
toda una carrera plena de triunfos y
aciertos, el Gran Mariscal, piensa en
mejorar formalmente su instrucción
proyectando un viaje a Europa. La ra-
zón será la misma que alega para que
estudie su hermano, prepararse para
ser “útil a la patria”. Hasta aquí hemos
hecho inferencias; algunas basadas en
hechos circunstanciales. Es muy posible
que el mito que desarrollamos sobre los
héroes, se deba a que escritores muy
bien intencionados, ven salir destellos
de gloria y fulgores de genialidad, de ac-
ciones que para el autor de ellos, no
fueron más que detalles de cortesía, o
Revista Venezolana de Ciencias Sociales, UNERMB, Vol. 8 No. 2, 2004
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Rafael Daniel Meza Cepeda yBeatriz M. Arrieta de Meza
como en el caso que anotamos, un sim-
ple cumplir con deberes familiares.
2. Contribución de Sucre a
la educación
En el caso de Sucre, podemos ase-
gurar que de ahora en adelante, la histo-
ria es otra; documentos, decretos y has-
ta reclamos firmados por él, nos llevan a
la convicción de que no hay florilegios
académicos, ni representaciones forza-
das, cuando se ha hablado de un Sucre
obsesionado por la educación. Concep-
tuamos firmemente, que las bases que
el General Sucre va a cimentar en los
numerosos decretos y referencias a la
educación que encontramos tienen su
origen básico en tres documentos.
1.
El Areópago; específicamente de
los trece capítulos de las atribucio-
nes de la Cámara de Educación, ex-
traerá Sucre los principios básicos
que regirán el sistema educativo
que emana de sus propios decre-
tos.
2.
La Resolución del 17 de Septiem-
bre de 1819, firmada por Bolívar, y
en la cual se establece cómo con-
vertir en un colegio para huérfanos
un convento abandonado, tomaría
varias ideas para fundar, organizar
y reorganizar escuelas. El inicio del
considerado de la fecha indicada,
es casi el lema de la independencia
de la patria, recordemos:
educación y la instrucción pública
son el principio más seguro de la fe-
licidad general y la más sólida base
de la libertad de los pueblos...>.
3.
Del poco discutido documento so-
bre la creación del estado docente,
titulado:
de Establecimientos Educaciona-
les>, creemos conveniente recor-
dar los artículos del documento ci-
tado, el cual tiene fecha del 21 de
junio de 1820.
Artículo 1. El patronato, dirección y
gobierno de los colegios de estudios y
educación establecidos en la República
pertenecen al gobierno, cualquiera
que haya sido la forma de estableci-
miento de aquellos.
Artículo 2. Se comprende expresa-
mente en el artículo antecedente, los
colegios de seminarios que hay en toda
la extensión de la república, cuyos je-
fes, rectores, maestros y demás em-
pleados dependerán del gobierno y se-
rán nombrados por él.
Artículo 3. Se reserva a los arzobispos y
obispos y a sus venerables cabildos y
provisores en sede vacante, los dere-
chos y privilegios que les corresponden
para proveer y velar sobre las becas se-
minarias que haya, llenado y ejerciendo
con respecto a ellas todas sus atribu-
ciones.
Artículo 4. Los vicepresidentes de de-
partamentos, como agentes inmedia-
tos del gobierno en sus respectivos de-
partamentos serán los patronos de los
colegios y establecimientos de educa-
ción... (Salcedo Bastardo, 1973:257).
3. Sucre y la educación
pública
Ejerciendo como intendente del
Departamento de Quito, el, para ese
momento, General de División Antonio
José de Sucre, manifiesta al Secretario
de Hacienda, su preocupación por los
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Antonio José de Sucre ysu afán por la educación
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