6.
HIDROQU´
IMICA ELEMENTAL E
ISOT ´
OPICA Y G´
ENESIS DE TOBAS
S. Ord´
o˜
nez
1,3
y M. A. Garc´ıa del Cura
2,3
1. Departamento de Ciencias de la Terra y del Medio Ambiente. Universidad de Alicante. salvador@ua.es
2. IGEO(CSIC,UCM). Facultad de Geolog´ıa, angegcura@ua.es
3. Laboratorio de Petrolog´ıa Aplicada. Unidad Asociada Universidad de Alicante-CSIC.
INTRODUCCI ´
ON
Hace a˜
nos, los autores de este cap´ıtulo coincidimos con una persona que cuidaba el jard´ın
de una finca durante el transcurso de un reconocimiento de campo en las acumulaciones tob´
aceas,
vinculadas a surgencias y paleosurgencias, existentes en el valle del alto Taju˜
na (entre las localidades
de Masegoso y Brihuega). Aquella hab´ıa desviado los flujos de agua que brotaban de un manantial,
en la ladera, conformando una peque˜
na cascada artificial donde se depositaban tobas de musgo
y en cuyo pie algunos tablones de madera estaban recubiertos por carbonatos. Curiosamente, su
interpretaci´
on gen´
etica no estaba muy alejada de la sugerida por los ribere˜
nos croatas: “esta piedra
nace del agua”; o de la que siglos antes hab´ıa realizado A. LimL´
on (1697)
1
en un paraje inmediato
de este valle, “...las aguas engendran alguna tobilla”.
Fue entonces, en este ´
ambito del valle del Taju˜
na (Ord´
o˜
nez y Gonz´
alez, 1979; Ord´
o˜
nez et al.,
1979, Ord´
o˜
nez et al., 1981) y en otros de la Submeseta Sur -valles del r´ıo Dulce (Ordo˜
nez et al., 1980)
y del r´ıo Mundo- (Calvo, Ord´
o˜
nez y Garc´ıa del Cura, 1979)- donde se iniciaron los estudios sobre la
hidroqu´ımica y las caracter´ısticas isot´
opicas de las aguas k´
arsticas, as´ı como de las acumulaciones
tob´
aceas precipitadas en ellas. Estas aportaciones permitir´ıan poco despu´
es conformar un modelo
(Ord´
o˜
nez and Garc´ıa del Cura, 1983) donde se abordaba el “ciclo hidrol´
ogico de las tobas” (Fig.
6.1), y en el que participaban las aguas de origen k´
arstico, el CO
2
atmosf´
erico, su interacci´
on
con la materia org´
anica viva (biopol´ımeros) y las sustancias h´
umicas (geopol´ımeros) procedentes
de la degradaci´
on microbiol´
ogica de la materia org´
anica presente en los horizontes ed´
aficos y que
incrementa la pCO
2
.
Estas aguas vadosas, con pCO
2
superiores a la atmosf´
erica, pueden disolver los carbonatos del
entorno por donde circulan mediante los procesos de infiltraci´
on relacionados con la cantidad de
agua mete´
orica disponible, la evapotranspiraci´
on y la transmisividad hidr´
aulica del acu´ıfero car-
bon´
atico. Cuando las aguas de estos acu´ıferos surgen a la superficie, pueden precipitar tobas en
el entorno de manantiales y fuentes, o bien en los lechos fluviales por filtraci´
on (seepage). As´ı, los
carbonatos pueden cubrir soportes fijos o m´
oviles y la concomitante desgasificaci´
on, producida por
el reequilibrio de la pCO
2
de las aguas de los acu´ıferos k´
arsticos con la atmosf´
erica, puede estar
inducida por organismos fotosint´
eticos (bioinducida) y/o por aguas fluyendo en r´
egimen turbulen-
to (desgasificaci´
on mec´
anica). Los conjuntos tob´
aceos, una vez que se modifican las condiciones
gen´
eticas originales, pueden sufrir procesos de degradaci´
on capaces de conllevar, incluso, su total
destrucci´
on dando lugar a acumulaciones carbonatadas, ahora de naturaleza detr´ıtica, localizadas
aguas abajo de los parajes donde se dispusieron los edificios tob´
aceos.
1
Ver cap´ıtulo 1 sobre Las acumulaciones tob´
aceas
75
LAS TOBAS EN ESPA ˜
NA
Figura 6.1: Esquema general de la g´
enesis de tobas y de otros carbonatos de aguas dulces, inspirado en Ord´
o˜
nez
y Garc´ıa del Cura (1983), y que sirve de esquema argumental al texto.
Son numerosos los trabajos donde se abordan los complejos mecanismos que intervienen en la
precipitaci´
on experimental de tobas. Entre ellos debe destacarse una contribuci´
on (Rogerson et al.,
2008) donde se establecen algunas consideraciones sobre la hidroqu´ımica de las aguas constructoras
de tobas y que coinciden con las ya apuntadas: el importante papel que juega la sobresaturaci´
on de
las aguas en carbonato c´
alcico y los biofilms bent´
onicos. La influencia del clima y de la vegetaci´
on
en el origen de la tobas es un hecho ya demostrado hace tiempo desde diferentes ´
opticas. Tambi´
en,
a partir del an´
alisis de su composici´
on isot´
opica δ
13
C y δ
18
O, los carbonatos tob´
aceos han sido
considerados como un magn´ıfico registro paleoambiental (Andrews, 2006) en cuyo seno quedan
incluidos otros datos ambientales de gran inter´
es; entre ellos, la cantidad de biomasa, el tipo de
vegetaci´
on y las condiciones clim´
aticas dominantes (Brasier et al., 2010).
En este cap´ıtulo se pretende acometer la evoluci´
on de los modelos y de los datos hidroqu´ımicos,
en las aguas superficiales, subsuperficiales y subterr´
aneas relacionadas con el proceso gen´
etico de
las tobas.
1.
HIDROQU´
IMICA DE LAS AGUAS METE ´
ORICAS
Es bien conocido que los gases presentes en una atm´
osfera no contaminada son fundamen-
talmente: nitr´
ogeno (pN
2
= 0,781 atm); ox´ıgeno (pO
2
= 0.209 atm); arg´
on (pAr = 0.093 atm),
anh´ıdrido carb´
onico (pCO
2
= 0.0003 = 10
-3.52
atm.) y vapor de agua, procedente de los procesos
de evaporaci´
on y evapotranspiraci´
on, muy influenciados por el clima (pH
2
O = 0.001-0.0298 atm).
En una atm´
osfera industrial, SO
2
, NH
3
, N
2
O, NO
2
, ClH, CO y CO
2
pueden aparecer en cantidades
notorias como consecuencia del uso de combustibles f´
osiles y de otros procesos industriales diver-
sos. Estas emisiones, junto a los fertilizantes nitrogenados y fosfatados as´ı como la existencia de
vertidos de aguas residuales en los flujos k´
arsticos y en los cauces fluviales, conllevan un impacto
negativo sobre el desarrollo de los sedimentos tob´
aceos. Puede esperarse que las aguas mete´
oricas
est´
en saturadas con respecto a todos estos gases (Hem, 1985). Sin embargo, la composici´
on es muy
variable, tanto a lo largo del tiempo para una precipitaci´
on, como en un mismo lugar, o en diferentes
76