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Conclusión
Las estadísticas desagregadas por géneros son un componente esencial del enfoque del
mainstreaming. El Consejo de Investigación ha invitado a la Comisión a elaborar datos
comparables e indicadores europeos que permitan tratar de forma más eficaz la situación de
las mujeres en relación con la ciencia. Es este un tema en que el acuerdo sobre la necesidad de
tomar medidas es general desde hace tiempo. Ha llegado el momento de empezar a trabajar.
Indicaciones políticas

Promulgación de una legislación que obligue a las empresas a elaborar
estadísticas sobre los empleados desagregadas por géneros.

Conveniencia de que los Estados miembros y Eurostat elaboren estadísticas
desagregadas por géneros y por niveles.

Conveniencia de que los Estados miembros y la UE sigan el ejemplo de
Suecia y Finlandia y publiquen folletos de fácil consulta con estadísticas
desagregadas por género y nivel.

Necesidad de que la Comisión financie la investigación sobre el desarrollo
de comparaciones transnacionales.

Conveniencia de que los consejos de investigación tengan en cuenta el
género al examinar las solicitudes y los índices de éxito, publiquen cifras
anuales sobre los recursos invertidos en hombres y en mujeres e incluyan el
tratamiento del género como una variable en los proyectos de investigación.

Establecimiento, en las universidades y las instituciones de investigación, de
sistemas de supervisión de cuestiones relacionadas con el género que se
encarguen de tareas tales como la realización de auditorías salariales.

Creación del Instituto comunitario del género con sede en Suecia.
Estadísticas sobre el género en ciencia: una medida de la desigualdad
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Este informe proporciona amplias evidencias de que el género es un determinante
significativo en la organización y la financiación de la ciencia en la UE. Esto es negativo para
la política comunitaria de crecimiento económico y competitividad y para la prevención de la
exclusión social, y contrario al espíritu de los artículos sobre la igualdad de trato de los
Tratados de Roma y Amsterdam. Diversas organizaciones han expresado una preocupación
cada vez mayor en relación con este problema. El tiempo no basta para corregir la situación
de la mujer en la ciencia, cuestión importante que precisa un enfoque político estratégico a
diversos niveles.
En este capítulo se identifican los objetivos políticos que se pretende alcanzar y se muestra
cómo inducir el cambio. Las propuestas se orientan al mantenimiento de la noción de equidad
y neutralidad, elementos clave de la cultura científica. No se trata de un alegato en defensa de
la mujer, sino más bien de llamar la atención sobre la debilidad de los sistemas actuales, que
son fuente de discriminación indirecta y se han de poner en tela de juicio. Proponemos
mejoras que deberían abrir la ciencia no sólo a las mujeres, sino también a buen número de
hombres.
Este informe se basa principalmente en un corpus considerable de experiencias de todo el
mundo. Las recomendaciones que formulamos se han estudiado cuidadosamente a la luz de lo
que ha dado resultado y lo que no. Aunque no todas las políticas se pueden extender a los
nuevos contextos, son muchas las que sí pueden. Instamos a que se tengan seriamente en
cuenta. Algunas propuestas no cuestan nada y se pueden aplicar inmediatamente; otras,
evidentemente, requieren fondos. Pero también cuesta dinero el inmovilismo: el coste
económico y social del status quo es incalculable, tanto para las mujeres individualmente
como para la ciencia y para el conjunto de la UE.
Las recomendaciones tienen tres destinatarios: la UE y sus instituciones; los Estados miembros
y las diversas organizaciones e instituciones que velan por la ciencia, la ingeniería y la
tecnología; y los propios científicos, tanto hombres como mujeres. El manejo de fondos es una
herramienta poderosa; sin embargo, conviene mencionar que la financiación comunitaria de la
investigación sólo constituye el 5,4% de los gastos públicos civiles para investigación y
desarrollo en Europa. La mayor parte del gasto público en I+D procede de los presupuestos
nacionales; de ahí nuestro interés en que los Estados miembros consigan resultados, la UE
actúe como catalizador y los propios científicos presionen por el cambio.
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Inducir el cambio


Política científica de la Unión Europea
A lo largo de todo este informe hemos defendido un triple enfoque, complementario del
adoptado por la Comisión, para fomentar la excelencia en la ciencia a través de la igualdad
entre géneros: la igualdad de trato, la acción positiva y el mainstreaming. Sin embargo, a la luz
de la evidencia, sostenemos que todas las partes han de ser mucho más proactivas para seguir
adelante.
Las directivas comunitarias que desarrollan el principio de la igualdad de trato entre hombres y
mujeres previsto por el Tratado de Roma han marcado una diferencia significativa. Sin
embargo, no han conseguido resultados adecuados, hecho que corroboran las estadísticas de este
informe y cualesquiera otras que se consulten. Las medidas de acción positiva cofinanciadas por
la Comisión Europea han contribuido al desarrollo de documentación sobre buenas prácticas,
pero han dejado intactos los procedimientos y las tácticas que provocan la situación de
desventaja de la mujer. El mainstreaming, la nueva política comunitaria diseñada como
complemento de las directivas sobre la igualdad de trato y las medidas de acción positiva,
debería demostrar su eficacia a largo plazo. El mainstreaming ataca el origen del problema. Para
garantizar su aplicación, algunos de sus elementos necesitan el respaldo de la legislación. Las
leyes europeas sobre igualdad adolecen de falta de mordiente, en especial si se comparan con las
estadounidenses. En la mayoría de los Estados miembros, los fondos que se destinan a su
aplicación son inadecuados. Es preciso contar con una legislación más completa, tanto a escala
comunitaria como en los distintos Estados miembros. De ahí nuestra insistencia en la necesidad
de un enfoque complementario y estratégico de la igualdad entre géneros y nuestro interés por
empezar a formular propuestas de cambio legislativo hacia la igualdad de trato.
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La legislación estadounidense
El Congreso de los EE.UU. ha promulgado una legislación específica dirigida a promover la
igualdad de oportunidades para las mujeres y las minorías en la ciencia y la tecnología. La
primera ley, de 1981, daba instrucciones para que la Fundación Nacional para la Ciencia
(NSF) estableciera un programa de acción positiva e informara de la situación cada dos años.
Los anteriores programas de la NSF incluían visitas de profesores, premios al personal
docente universitario, becas de planificación de la investigación y becas de desarrollo
profesional para mujeres.Todas estas acciones se han integrado en el programa actual de
oportunidades profesionales para las mujeres en educacación e investigación (Professional
Opportunities for Women in Research and Education; POWRE) (véase http://www.nsf.gov/home/
crssprgm). La orden de 1981 de supervisar los avances conseguidos fue muy significativa. A
partir de 1982, cada dos años se ha presentado un volumen considerable de estadísticas
desagregadas por géneros, acompañadas de un profundo debate (con el título actual de
Women, Minorities, and Persons with Disabilities in Science and Engineering, NSF, Arlington,Va).
También se han establecido otros mecanismos. La cláusula de "cumplimiento del contrato"
resulta muy eficaz: la financiación federal se puede supeditar al cumplimiento de los requisitos
de la igualdad de oportunidades. Otro potente mecanismo son los pleitos en representación
de un colectivo con vistas a la aplicación de legislación sobre igualdad de oportunidades. En
los años 70, esta práctica permitió a las universidades estadounidenses alcanzar avances
significativos para las mujeres (Chamberlain 1988). Las universidades se pueden ver obligadas
a pagar indemnizaciones de 1 millón de dólares por incumplimiento de la ley. Con esto se
garantiza que la cuestión se tome en serio.
Los Estados miembros de la Unión Europea pueden ver cómo sus científicos jóvenes más
preparados emigran a los EE.UU. debido a las mayores inversiones estadounidenses en
investigación. El ambiente perceptiblemente mejor de que gozan las científicas en los EE.UU.
conlleva un riesgo adicional para Europa de perder a sus mejores investigadoras. Por eso es
especialmente importante que las instituciones se cercioren de que las científicas reciben un
trato justo, disponen de los mismos recursos que sus homólogos varones y participan en la
toma de decisiones a todos los niveles.


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