(Harris 1980). Sus explicaciones son funcionalistas y buscan una respuesta racional para demostrar
cómo las pautas religiosas constituyen una respuesta social apropiada en términos económicos. El
problema es que explicaciones de este tipo son demasiado reduccionistas, extraen los objetos de
observación de su contexto. Otro punto conflictivo de su argumentación es que entiende un posible
origen de las prácticas religiosas en términos materialistas, pero no explica cómo ni por qué éstas
prácticas tienen continuación en el tiempo y consideramos que precisamente este aspecto es
especialmente significativo en lo que atañe a
jurodstvo.
Por su parte, los estudios de Emile Durkheim (2001) han tenido una gran influencia en
antropología y sociología. La influencia más inmediata de su trabajo es el concepto de función. Uno
de los principales pasos dados por Durkheim fue el desmarcarse de discusiones sobre la verdad de
las distintas creencias o la existencia de los distintos dioses. Sus estudios no
pretenden emitir juicios
de valor, sino que intentan entender las causas por las que la religión actúa en distintos contextos
sociales. Su argumentación es la siguiente: no hay religiones falsas ni verdaderas, todas las
religiones son una respuesta a una forma social específica y sus representaciones son reales.
Durkheim establece el origen de la religión en la sociedad y no en el individuo, ya que no acepta el
papel de éste como mediador en los hechos sociales, intentando establecer las estructuras básicas de
la religión (Durkheim 1912). Su pensamiento establece una jerarquía entre las religiones de menos a
más complejas basándose en su estructura y contenidos. Establece el totemismo como la forma más
elemental entre las manifestaciones religiosas, lo que supone una aceptación de las premisas
evolutivas o, al menos, una visión del desarrollo de las sociedades, segmentado en etapas o estados
en progresión, que será discutida posteriormente.
Durkheim propone que todas las religiones presentan una dimensión sagrada y otra profana
(
Ibid.). Posteriormente los datos etnográficos demostrarán que esta dicotomía entre lo sagrado y lo
profano no se sostiene. Para Durkheim la dimensión sagrada representa al grupo. Su estudio parte
de la observación de los hechos sociales, que nacen de la sociedad y no del individuo. En cierto
modo y en términos de Durkheim, la sociedad controla las formas individuales de pensar y actuar.
Por lo tanto, las creencias religiosas no son propias del individuo sino del grupo, al que definen
expresando su unidad. Estas creencias son fundamentales, ya que la unidad del grupo reside en el
mantenimiento de unas interpretaciones comunes de la naturaleza y de lo sagrado. Así, la identidad
colectiva se reafirma mediante el ritual. Dicho ritual proporciona el espacio público donde un grupo
puede reafirmar su religión y revalidar de este modo la unidad de su iglesia particular. Un análisis
de
jurodstvo en términos de ritual y el estudio de las relaciones existentes entre la autoidentificación
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