capitalismo hasta convertirse en una institución social y económica, creando un marco en el
pensamiento del individuo apropiado para su emergencia.
Las conclusiones de las reflexiones anteriores muestran la necesidad de entender la religión
y sus componentes culturales como parte de una interacción compleja y
no como una estructura y su
superestructura.
Una de la ideas de Weber sugiere que lo divino se ha desarrollado como respuesta a unas
condiciones sociales específicas. Afirma que la idea de dios se formula de una manera que encaje en
la estructura política de la élite religiosa dominante. Sus reflexiones sobre las profecías pueden
resultar de gran interés para nuestro trabajo. Según Weber, el uso de la profecía como un sistema de
poder religioso capaz de desafiar a las autoridades está relacionado con el grado de control de la
autoridad política (Bendix 1992: 296-72). Por ejemplo, en un sistema burocrático altamente
centralizado como en el caso de China, el uso de la profecía estaba fuertemente controlado,
mientras que en un sistema con poco control central como el antiguo Israel, la profecía tenía más
oportunidades para desarrollarse. ¿Podría plantearse una relación entre profecías y control estatal en
Rusia en estos términos?
Weber también hace frente en sus análisis a la adquisición de carisma por parte del líder, que
según él surge potencialmente en momentos de caos o crisis. Propone que los grupos desarrollan
estructuras para asegurar la continuidad del carisma, pasando a otro individuo, tras la muerte del
líder. La religión puede jugar un importante papel en dichas estructuras. Mientras que los modelos
funcionalistas adolecían dinamismo, las propuestas de Weber permiten un análisis más dinámico y
procesual que considera a los grupos religiosos y a la sociedad como un todo.
Una de las críticas a los modelos de Weber se basa en la idea subyacente de un modelo
evolutivo multilineal que sugiere que las distintas sociedades siguen distintos senderos de desarrollo
basado en el incremento de su racionalidad. El supuesto incremento de la racionalidad será
discutido posteriormente en relación con la noción de secularización.
Centrándonos en otra esfera del conocimiento, los trabajos de Sigmund Freud pueden
considerarse una crítica a la religión. Según Freud, la religión no se basa en la realidad, sino que
surge como una respuesta a nuestros miedos. Esta solución es una falacia, se trata de una respuesta
falsa, una ilusión. Sus argumentos se centran en la idea del complejo de Edipo como motor presente
26