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LA AMPLIACIÓN DEL CONCEPTO
DE EXPERIENCIA EN BENJAMIN:
DE
KANT AL SURREALISMO
FLORENCIA ABADI
INTRODUCCIÓN
En 1917 Walter Benjamin escribió “Sobre el programa de la filo-
sofía venidera”, donde realiza una crítica radical al concepto kan-
tiano de experiencia. Éste recibe diversas caracterizaciones –todas
negativas– a lo largo del texto: experiencia “de grado inferior” o
“de grado cero”, experiencia “desnuda”, “primitiva”, “de peso me-
tafísico bajo”, con un “mínimo de significado”, “superficial”. La im-
pugnación de ese concepto de experiencia aparece estrechamente
ligada con la centralidad del sujeto en la teoría del conocimiento de
Kant. Como “programa” para la filosofía por venir, Benjamin pro-
pone
ampliar dicha noción, de modo que abarque no sólo la cien-
cia físico-matemática, sino también otros ámbitos, especialmente la
religión. Sin embargo, no continúa ocupándose de este problema
en los años siguientes. Desde 1918 hasta mediados de la década de
1920 se dedica, principalmente, a elaborar una fundamentación
de la crítica de arte, que no incluye en absoluto el concepto de ex-
periencia. Será recién, bajo el influjo del surrealismo, que podemos
encontrar algunos pasos en aquella dirección. En efecto, el surrea-
lismo ofrece a Benjamin elementos para desarrollar tal ampliación
del concepto de experiencia, y lo hace precisamente a partir de una
transformación de la idea de sujeto. Ésta es caracterizada por Ben-
jamin como un “aflojamiento del yo” [
Lockerung des Ich]. En esta
clave, nos proponemos realizar una lectura de “El surrealismo. La úl-
tima instantánea de la inteligencia europea”, de 1929, y también de
“
Traumkitsch. Glosa sobre el surrealismo”, de 1925. Sostenemos que
estos textos deben leerse como respuesta a las exigencias del
Pro-
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grama, en el que el planteo teórico denuncia un saqueo de la expe-
riencia por parte de la Ilustración, en contraste con una destrucción
o empobrecimiento de la experiencia en relación con la Primera
Guerra o con los
shocks de la gran ciudad, como ocurre por ejemplo
en “El narrador” (1932-1933), en “Experiencia y pobreza” (1933),
y otros. Mostramos que los vínculos conceptuales que Benjamin
realiza a partir del surrealismo –entre cuerpo, inervación, ebriedad,
sueño, despertar, iluminación profana– permiten observar no sólo
una recusación implícita de la noción de experiencia de Kant, sino
también de su idea de libertad (e incluso de contemplación estética).
Nuestro recorrido sigue los siguientes pasos:
a) una exposición de
la crítica al concepto kantiano de experiencia y su relación con la
función del sujeto, y
b) un análisis de los textos mencionados en
torno al surrealismo como respuesta a aquel problema. Asimismo,
señalamos discontinuidades entre ambos planteos, que responden a
transformaciones del pensamiento de Benjamin en el tiempo trans-
currido –especialmente, el cambio de un concepto de conocimien-
to vinculado con la religión a uno vinculado con la acción política–.
LA CRÍTICA A LAS NOCIONES KANTIANAS
DE EXPERIENCIA
Y DE SUJETO
Benjamin inicia la redacción del
Programa a la edad de 25 años,
mientras se debate en torno al tema de su tesis doctoral. Por esa
época, planifica escribir su disertación sobre la filosofía kantiana.
Insiste en que la filosofía debe continuar el camino de la crítica
kantiana del conocimiento, precisamente en la medida en que con-
sidera que Kant, junto con Platón, ha sido el único filósofo que se
ha ocupado del problema de la justificación del conocimiento.
1
Sin
embargo, a esta declaración sigue una serie de críticas a la teoría del
conocimiento kantiano, especialmente una recusación de su con-
cepto de experiencia y de la centralidad que otorga al sujeto en el
proceso cognoscitivo. El ejercicio que Benjamin propone es, en-
tonces, evaluar qué elementos del pensamiento kantiano deberían
preservarse, cuáles transformarse, y cuáles rechazarse, en pos de la
construcción de la filosofía venidera. El término
programa se opone
al de
dogma:
2
se trata de repensar la filosofía kantiana en el marco de
un
nuevo contexto, no de afirmarla como credo.
Al comienzo de su exposición, Benjamin establece que el pro-
blema de toda teoría del conocimiento supone dos cuestiones:
a)
la certeza del conocimiento, que es lo permanente, ya que hace
referencia a su validez intemporal, y
b) la dignidad de la experiencia,
que es pasajera, temporal. La primera se desarrolla exitosamente en
la obra de Kant, mientras que la segunda fracasa. El criterio de la
certeza es definido como “la unidad sistemática o la verdad”.
3
Ben-
jamin considera que si bien Kant consigue realizar un admirable
sistema de justificación de la validez del conocimiento, no incor-
pora la temporalidad de la experiencia, y, en definitiva, su concepto
de experiencia, y con ello de realidad, resulta estéril para la filosofía
venidera.
Hemos mencionado las diversas caracterizaciones negativas
que recibe el concepto de experiencia en el texto: experiencia
1. Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, vol. 1, núm. 2, Rolf Tiedemann y
Hermann Schweppenhäuser, (eds.), Fráncfort
del Meno, Suhrkamp, 1991,p. 157.
En el intercambio epistolar de fines de 1917 con Gershom Scholem aparecen
varias afirmaciones en la misma dirección,
cf. Walter Benjamin, Briefe, Theodor
W.Adorno y Gershom Scholem (eds.), Fráncfort del Meno, Suhrkamp, 1966.
2. Benjamin contrapone estos dos términos en una carta a Ludwig Strauss de
1912, al referirse al modo en el que se leía a Hegel en el círculo liderado por
Gustav Wyneken: “Als Programm, nicht als Dogma!”. Veáse Walter Benjamin,
Gesammelte Briefe, Christoph Gödde y Henri Lonitz (eds.), Fráncfort del Meno,
Suhrkamp, 1995-200, p. 70.
3. Walter Benjamin, Gesammelte Briefe, p. 158.
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