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didos” que podrían suscitar las
Tesis. Si reconocemos que cualquier
pretensión argumentativa sobre la obra de Benjamin es provisoria y
limitada por su carácter encriptado y fundamentalmente inacabado,
arriesgaremos dos interpretaciones posibles respecto del malenten-
dido que hemos abordado en este trabajo; a saber, la relación entre
el tiempo mesiánico y el tiempo histórico en las
Tesis. Ambas parten
del supuesto ya esbozado: la tensión entre el tiempo mesiánico y la
acción mesiánica se resiste a ser resuelta en favor de un elemento.
La primera interpretación posible consiste en postular la exis-
tencia de dos planos de acción que resultarían complementarios:
uno en el que podemos pensar la acción política como interrupción
en la historia, en virtud de la actualización parcial de pasados in-
cumplidos (acción mesiánica); y otro en donde esta acción política
acaba revolucionaria y logra suprimir las relaciones de dominación
existentes y establece la sociedad sin clases, es decir, la interrupción
de la historia (tiempo mesiánico). Como reza la Tesis iii, un estadio
de redención total de la humanidad en el que se hayan salvado to-
dos los recuerdos del peligro de ser olvidados: un presente que ha
hecho justicia a todo su pasado.
Esta interpretación conlleva un problema. En la misma carta
en que advierte a su amiga de los malentendidos, Benjamin escribe:
El texto que recibirás es reducido en más de un sentido. No sé hasta
qué punto la lectura te sorprenderá o, lo que no desearía, te descon-
certará. En cualquier caso, quisiera señalarte especialmente la reflexión
xvii;
es allí donde debería hacerse visible la relación oculta pero concluyente
de estas consideraciones con mis trabajos anteriores, al pronunciarse de modo
conciso sobre el método de estos últimos. [Carta de fines de abril o principios
de mayo de 1940].
47
Benjamin refiere la importancia que reviste su crítica meto-
dológica de la historia universal: la historia no es una sumatoria
de hechos particulares, sino que “en la época (está a la vez conser-
vada y suprimida) el entero curso de la historia”.
48
Entiendo que
sostener esta interpretación implicaría incurrir en el mismo error
metodológico que detenta la historia universal, puesto que la dife-
rencia entre la acción mesiánica y el tiempo mesiánico que de esta
interpretación se desprende sería una diferencia de grado (la proba-
bilidad de la acción política de instaurar la sociedad sin clases) de
tipo aditiva. Por eso prefiero proponer una segunda interpretación
para el “malentendido”.
La segunda interpretación posible sería entonces postular el
desentendimiento entre la acción mesiánica y el tiempo mesiánico.
Esta interpretación se basa en el carácter esencialmente “débil” de
la fuerza mesiánica que Benjamin define en la Tesis ii, el cual cabe
entender en dos sentidos: por un lado, en relación con la fuerza
que detenta la ideología del progreso que ya fuera ilustrada por
Benjamin en la Tesis ix nada más ni nada menos que como “tem-
pestad”. Esta fuerza le viene dada por plantear un curso de la histo-
ria que acaba en la salvación, en la emancipación; esto es, por poder
garantizar un
telos más allá de la acción de los hombres. Frente a
ello, la fuerza mesiánica radica en lo imprevisible, inseguro, ya que
su forma es la irrupción y no la inmanencia del plan divino en
la tierra. Por otro lado, cabe también entender la debilidad de la
fuerza en relación con el pasado que “reclama derecho” sobre esa
fuerza; esto es, el pasado que permanece latente, incumplido, y
que, a diferencia del pasado con el que trabaja el historicismo,
no está fijo ni disponible, sino que relampaguea: la débil fuerza
47. Gretel Adorno
y Walter Benjamin, op. cit., p. 446. (Las cursivas son propias).
48. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 51. (Los paréntesis
son propios).
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