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logía. Resulta sumamente interesante aquí cómo la fascistización de la
ciencia tuviera que cambiar precisamente aquellos elementos de Freud
que aún procedían del período ilustrado y materialista de la burguesía.
Esto comienza con el propio instinto, que no es sólo sexual sino también
codicioso, salvaje y soñante por sí. Sobre todo, el inconsciente aquí ya
no es individual, es decir, no es una condición adquirida en el hombre
particular, como era en el ser humano liberal, sino un tesoro de la hu-
manidad primitiva que comienza a revivir; no es tampoco represión sino
retorno exitoso, no es el origen de neurosis sino posiblemente su cura.
35
Benjamin transcribe literalmente este fragmento, casi comple-
to, en su trabajo sobre los pasajes, nada menos que en la carpeta
N,
36
demostrando que el creciente interés de Benjamin por el psi-
coanálisis en la fase tardía del proyecto de los pasajes se encuentra
estrechamente ligado, y quizá incluso suscitado, por estas reflexiones
de Bloch.
En términos ontológicos, Bloch contrapone a lo arcaico de
Jung su propia noción de lo “aún no consciente”. Lo problemático
de la noción de “arquetipo” no es sólo su pretensión de ahistori-
cidad, sino su dirección unilateral hacia el pasado fundante: “
nada
nuevo ocurre bajo sus noches […] Ellos no sólo restringen la imagina-
ción artística, tanto más aplastan la imaginación revolucionaria o el
avance hacia lo aún no consciente, lo aún nunca pensado, lo nunca
completado”.
37
Esto no implica que en Bloch hallemos una nega-
ción de las fuerzas arcaicas, sino en todo caso su dialectización con
los elementos utópicos:
[…] en los comienzos revolucionarios de la imaginación burguesa, en
el Sturm und Drang, sobre todo en Hamann […] en lo arquetípico
aparecía la más compleja dialéctica. Se mostraba que todo camino hacia
“el inconsciente del comienzo” es igualmente […] un camino encapsu-
lado
hacia lo aún no consciente de aquello que yace en los seres humanos y
aún no ha devenido en su historia. Precisamente en el inconsciente co-
lectivo-arcaico, que una psiquiatría reaccionaria pone en juego contra
el inconsciente meramente personal de Freud, algo aún no manifiesto
[
Lautgewordenes] está encapsulado –junto al sinsentido inmemorial y la
superstición.
38
La noción de lo “aún-no-consciente” también acompaña de
manera sostenida las reflexiones benjaminianas para los pasajes,
39
y se vinculan a su propia noción del
ahora como actualización de lo
pendiente en el pasado. Justamente el pasaje en el que se plantea
la tarea de “disolver la ‘mitología’ en el espacio de la historia” con-
tinúa: “lo que desde luego sólo puede ocurrir despertando un saber,
aún
no consciente, de lo que ha sido”.
40
Se plantea asimismo una distinción entre cierto “uso” del
mito aparentemente legítimo, y un “encantamiento” operante en
su uso reaccionario: “el uso reaccionario del ‘mito’ proviene exclu-
sivamente de este encantamiento”
41
que los teóricos reaccionarios
tienden sobre él. “Pero más allá de este encantamiento, ciertamente
en el encapsulamiento de algunas de las propias imágenes míticas,
hay ocasionalmente una cifra de cuento de hadas [
Märchenchiffer]
de luz aún no devenida y de las tierras utópicas de la felicidad […]
35. Ernst Bloch, Erbschaft dieser Zeit, op. cit., p. 344-345; Ernst Bloch, Heritage of
Our Times, op. cit., p. 313.
36. Walter Benjamin, Libro
de los pasajes, op. cit., pp. 398-399.
37. Ernst Bloch, Erbschaft dieser Zeit, op. cit., p. 348; Ernst Bloch, Heritage of Our
Times, op. cit., p. 315.
38. Ibid., p. 348-349; ibid., p. 316.
39. Walter Benjamin, Libro de los pasajes, op. cit., pp. 394, 460, 992
40. Ibid., p. 460.
41. Ernst Bloch, Erbschaft dieser Zeit, op. cit., p. 349; Ernst Bloch, Heritage of Our
Times, op. cit., p. 316.
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De aquí la emergencia de esto ‘primitivo’ en todos los tiempos de
genuina revolución y, de hecho, también en los tiempos fraudulen-
tos y confusos de ‘revolución’ fascista”.
42
Este planteo puede ligarse a la distinción benjaminiana entre
un uso marxista y un uso fascista de Bachofen en su ensayo so-
bre el antropólogo.
43
En plena
Bachofen-Renaissance, Benjamin a la
vez reconoce una ambigüedad en el legado del sabio suizo (y por
lo tanto de las propias fuerzas ctónicas por él estudiadas), y toma
explícito partido por lo que podríamos llamar una “izquierda ba-
chofeniana” que se remonta, según el mismo ensayo benjaminiano,
a Engels, Lafargue o Elisée Reclus. Este doble gesto fundamental
vincula de manera estrecha a Bloch y Benjamin como pensadores
del mito.
La siguiente cita de Bloch permite reconocer
el modo en que
se articulaban, en su proyecto de disolución y rescate del mito, la
dialéctica del cuento de hadas con la dialéctica marxista:
Tales imágenes arcaicas [las “imágenes auténticas” –lg] sin embargo
–como las de los “cuentos de hadas” en el “mito”– eluden por comple-
to un indiscriminado
laudator temporis acti [elogio del tiempo pasado].
Porque en ellas el lema sería que el sueño del tiempo arcaico descan-
sa efectivamente en el “comienzo”, a saber, en la revolución socialista.
Sólo el comienzo, que hace eso con la historia humana, gana también el
terreno de lo “primitivo” de manera concreta, conforme
al poder de sus
imágenes de cuentos de hadas [
Märchenbilder]
, imágenes oníricas de felicidad
[
Glükstraumbilder].
44
Por su parte, Benjamin había dicho en una famosa cita: “el
despertar venidero está, como el caballo de madera de los grie-
gos, en la Troya de lo onírico”.
45
La dialéctica de
Märchen y
Mythos,
como la del despertar y el sueño, movilizan la lógica del “devenir
menor”: internarse en el propio terreno del enemigo para realizar
la delicada tarea de desconectar lo “primitivo” de su sustrato demó-
nico y arcaizante, y de ligarlo a la potencia histórica de la “revolu-
ción socialista”.
El contrapunto entre
Geschick y
Geschichte, entre
Mythos
y
Märchen, entre imagen arcaica e imagen dialéctica, entre sueño y
despertar, entre una singular concepción de lo primitivo como lo
aún no devenido del pasado que interpela el presente y que movi-
liza a la acción política: todos estos son elementos en los que con-
vergen Benjamin y Bloch, y que evidencian un proceso de mutua
influencia intelectual. En ambos se plantea un “devenir menor” de
las fuerzas subterráneas del mito a través del
Märchen y del
Kol-
portage, así como de la interpretación histórico-materialista. Ambos
autores están tras esa teoría política de la imaginación colectiva, una
imaginación que se sumerge en las profundidades del inconsciente,
pero que aspira a disipar las tinieblas y realizarse en un concepto
ampliado de la razón: los dos están tras esa “fantasía exacta” (dice
reiteradamente Bloch, con una expresión que Adorno luego reto-
mará) que trabaja “con esa vieja ilustración que no olvida al hom-
bre, y esa nueva ilustración, finalmente debida, que cuando viene a
la luz también se lleva bien con lo latente, sin omisión de sus más
oscuras profundidades”.
46
Esa “nueva ilustración” aúna
los esfuerzos
de estos dos pensadores que, para decirlo con Adorno, lucharon por
disipar el sueño, pero sin traicionarlo.
42. Idem.
43. Walter Benjamin, Obras, libro ii, vol. 1, p. 223ss.
44. Ernst Bloch, Erbschaft dieser Zeit, op. cit., p. 351; Ernst Bloch, Heritage of our
times, op. cit., p. 317.
45. Walter Benjamin, Libro de los pasajes, op. cit., p. 397.
46. Ernst Bloch, Erbschaft dieser Zeit, op. cit., pp. 408-409; Ernst Bloch, Heritage of
Our Times, op. cit., pp. 371-372.
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