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dispersión dentro de cada grupo, para analizar la evolución de la desigualdad desde
mediados del siglo XIX hasta el año 2000 (Gráfico 2).
Gráfico 2. Evolución de la desigualdad en el largo plazo a partir de datos de rentas
del capital y del trabajo
Gini A: desigualdad intra-grupos, Gini B: desigualdad entre-grupos
Fuente: Prados de la Escosura (2008).
Según sus resultados, el crecimiento de la desigualdad, medido con el índice de
Gini, fue muy marcado hasta el final de la Primera Guerra Mundial, registrándose una
notable reducción de la desigualdad hasta la Guerra Civil, momento en que tal tendencia
se truncó para pasar a crecer notablemente hasta el ecuador de los años cincuenta,
cuando se alcanzó el pico máximo de la serie. En los años sesenta se produjo otro
repunte, aunque moderado, para registrar desde mediados de los años setenta hasta
mediados de los años ochenta otro proceso de reducción de la desigualdad, que fue
seguido por una década de estabilidad y un posterior repunte desde mediados de los
años noventa.
Este tipo de aproximaciones aportan gran valor al análisis de la evolución de la
desigualdad en el largo plazo, pero no están exentas de límites. El principal, que es el
que estas metodologías alternativas tratan de solventar, es la falta de uso directo de
microdatos con información homogénea sobre las rentas de los hogares. Los trabajos
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que han explotado las fuentes que cubren parte de la última fase del largo intervalo
temporal que se analiza en el trabajo citado presentan resultados que sólo son
parcialmente coincidentes, divergencia que puede explicarse, básicamente, por el
impacto que en la serie descrita pueden tener algunos de los supuestos utilizados, dada
la falta de sincronía, por ejemplo, durante el período estudiado entre la participación de
las rentas del trabajo en la renta nacional y los cambios en la distribución personal de la
renta. Los datos que presenta, por ejemplo, el informe sobre desigualdad del Consejo
Económico y Social (2013) sobre las tendencias de la distribución funcional de la renta
muestran que en algunos de los momentos donde más aumentó el peso relativo de las
rentas del trabajo, como el primer tercio de los años noventa o la segunda mitad de esa
década, la desigualdad en la renta disponible de los hogares no disminuyó. Esta
evolución se corresponde con lo que apuntan los trabajos más recientes sobre las
relaciones entre la distribución funcional y personal de la renta, que en la explicación de
la desigualdad en la distribución de la renta disponible de los hogares otorgan un peso
mucho mayor a la desigualdad salarial que al peso relativo de cada tipo de renta sobre el
total nacional (Francese y Mulas-Granados, 2015).
2.1. La evolución de la desigualdad a través de las Encuestas de
Presupuestos Familiares
La única posibilidad de enlazar resultados procedentes de la explotación de
microdatos la ofrecen las Encuestas de Presupuestos Familiares. Trabajos previos han
tratado de construir este tipo de series utilizando las Encuestas Básicas de 1973/74,
1980/81, 1990/91, y encuestas posteriores, tanto las continuas (Goerlich y Mas, 2004;
Ayala et al., 2006) como las nuevas encuestas básicas anuales (Ayala y Jurado, 2011,
Adiego y Ayala, 2013). Es posible una aproximación todavía más amplia mediante la
utilización de las tres encuestas básicas y las nuevas de 2007 y 2014. El hecho de tomar
como referencia 2007 es para tratar de identificar la situación antes de la crisis, mientras
que 2014 es la encuesta más reciente en el momento de cierre de este trabajo.
Conviene destacar algunas diferencias entre las encuestas anteriores y las
actuales que pueden condicionar la interpretación de los datos. El período de referencia
en la recogida de ingresos en la última EPF básica (1990/91) se fijó en los últimos 12
meses, mientras que la nueva EPF recoge los ingresos mensuales del hogar. Como se
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señaló en la sección anterior, aunque el objetivo general de ambas encuestas y el tamaño
de la muestra son similares, hay algunas diferencias metodológicas relevantes. La más
importante es el citado cambio en la forma de recogida de ingresos en la nueva EPF,
con la opción para los entrevistados de declarar sus ingresos dentro de un intervalo de
rentas (ocho tramos), lo que puede introducir algunos sesgos según cuál sea el modo de
imputación de las rentas de cada estrato. Para disponer de un concepto homogéneo de
renta en el tiempo, la variable de ingresos que aparece en las distintas EPFs se ha
homogeneizado, definiéndola como el total de ingresos monetarios netos, resultante de
la suma de ingresos ordinarios por trabajo por cuenta ajena o propia, por rentas del
capital, por prestaciones sociales regulares y por otros ingresos monetarios, ordinarios o
extraordinarios. La cifra resultante se ha ajustado en cada año mediante una escala
paramétrica. Siguiendo la metodología propuesta por Buhmann et al. (1988), en la que
el número de adultos equivalentes se computa elevando el tamaño del hogar a un
parámetro comprendido entre 0 y 1, en nuestras estimaciones utilizamos un valor igual a
0,5.
Gráfico 3
Variación anual real de la renta disponible de los hogares por percentiles
(diferencias respecto al crecimiento de la renta media)
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares.
La disponibilidad de información para varios años desde la EPF de 1973/74
puede ayudar a dar respuesta a varios interrogantes. El más relevante es cómo se ha
repartido el crecimiento de la renta media española en estas cuatro décadas por grupos
-1
-0.8
-0.6
-0.4
-0.2
0
0.2
0.4
0.6
0.8
1
1 5 9 13 17 21 25 29 33 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73 77 81 85 89 93 97
1973-07
1973-2014