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sido diseñadas para estudiar la situación de este grupo, con un posible sesgo de la
población encuestada hacia los extranjeros que presentan mayores niveles de
integración social. Para dar respuesta a este problema, en 2012 el INE elaboró la
encuesta tomando como referencia el Censo de Población de 2011, mientras que en las
olas disponibles hasta esa fecha se había utilizado el de 2001. Para facilitar la
consistencia de las series, el INE decidió reponderar los datos originales de las
encuestas anteriores utilizando en toda la serie el Censo de 2011. Incorporó, además,
para el calibrado de los datos en cada encuesta la variable de nacionalidad
7
. Ambas
revisiones hicieron que el perfil de la serie de indicadores básicos de desigualdad difiera
en algunos años de la que se conocía hasta entonces como resultado de la explotación de
las muestras anteriores.
Un segundo cambio metodológico de gran relevancia tuvo lugar en 2013. En ese
año, el INE introdujo en la encuesta un importante cambio metodológico que impide la
comparación con los datos de años anteriores. Hasta entonces, la información sobre los
ingresos de los hogares que ofrecía la encuesta era la que procedía de los declarados por
éstos cuando eran entrevistados. A partir de 2013, el INE pasó a utilizar en muchos
hogares datos de renta proporcionados por la Agencia Tributaria y la Seguridad Social.
Aunque se trate de renta de los hogares, la información es diferente a la de las rentas
declaradas en la encuesta por éstos y no es comparable. Con la nueva metodología,
publicada en 2013, el INE ha tratado de reconstruir la serie hacia atrás ofreciendo tanto
los microdatos como indicadores básicos de desigualdad desde 2009. Están disponibles
a petición de los investigadores los datos para 2013 y 2014 con la metodología anterior
para poder prolongar la serie histórica. Su explotación, como se verá en el siguiente
apartado, ofrece algunas diferencias respecto a la nueva serie con los datos de registros,
lo que contrasta con la propia explotación realizada por el INE, que muestra que el uso
de los ficheros administrativos no parece tener un impacto importante en los indicadores
que resumen la distribución de la renta aunque sí lo tiene en los niveles medios de ésta,
aumentando significativamente su valor (Méndez y Vega, 2011).
7
En este tipo de encuestas se utilizan factores de ponderación de cada unidad entrevistada para ajustar la
distribución estimada a la distribución poblacional real de la población por Comunidad Autónoma, grupos
de edad, sexo y otras variables.
16
1.4. Otras fuentes
Además de las encuestas citadas, que han sido utilizadas en las últimas décadas
como referencias principales en el estudio de la desigualdad, existen otras fuentes que
con carácter secundario ofrecen también información sobre la distribución de ingresos.
La Encuesta Financiera de las Familias (EFF) es una encuesta oficial del Banco de
España que se viene realizando desde el año 2002 cada tres años para obtener
información directa sobre las condiciones financieras de las familias españolas.
Actualmente se dispone de las olas de 2002, 2005, 2008, 2011 y 2014. Hasta su puesta
en marcha, la única posibilidad para estudiar la distribución de la riqueza era acceder a
la información de declarantes del IRPF y del Impuesto sobre el Patrimonio. Aunque el
objetivo básico de esta encuesta es informar sobre la riqueza de los hogares –la EFF
proporciona información sobre la posesión y el valor de los activos reales y financieros
así como los pasivos que conforman su patrimonio–, contiene también información
sobre su renta, que ha sido utilizada por algunos autores para ver las diferencias en la
distribución de las dos variables (Bover, 2008, Azpitarte, 2012). Los principales
problemas que tiene esta información para ver la desigualdad en la distribución de la
renta es la sobreponderación en la muestra de los hogares con mayor nivel de riqueza y
un número de observaciones –cerca de 6.000 entrevistados– inferior al de las otras
encuestas realizadas esos años.
Otra fuente con la que también se ha estudiado la desigualdad en la distribución
de la renta son los registros de origen tributario. Los microdatos procedentes de las
declaraciones de IRPF constituyen una valiosa base informativa para el estudio de la
desigualdad económica. A diferencia de las encuestas, en las que los hogares que sirven
de referencia se eligen a través de diversos procesos de selección muestral, el carácter
de registro de las declaraciones tributarias permite hablar de una fuente con carácter
“casi censal”. Se dispone, además, de series largas y anuales, lo que permite ofrecer una
visión más completa y detallada de los cambios a largo plazo del proceso distributivo.
Sin embargo, mientras que en las encuestas toda la población es potencialmente
incluible en el muestreo –aunque existen algunas limitaciones propias de carencia de
domicilio o situaciones de residencia no legalizada, entre otras–, en los registros
tributarios de los impuestos sobre la renta personal, la base de datos disponible se limita