El escepticismo antiguo



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220  Parménides confía en que su argumentación es completa:« lo que es» es completo y se halla igualmente equilibrado por todos lados. Por tanto, Parménides se sirve de lo que LLoyd denomina principio de exclusión indeterminada: «o -dice él- (y esto se toma en el sentido de existencia necesaria e inalterable) o (es impensable)», cfr. LLOYD, G.E.R., Polarity and Analogy. Two types of argumentation in early Greek thought, Cambridge, 1966; versión castellana de Luis Vega, Polaridad y Analogía. Dos tipos de argumentación en los albores del pensamiento griego, Madrid, 1987, pp. 102-106, principalmente p. 104.

221  Cfr. SEXTO, M., VII, 110. vid., supra, p. 108-109, nota 23.

222  El texto de Timón, citado más arriba (p. 44), dice que «alejó los pensamientos (n;seiV) del engaño de las apariencias (_p_ _antas_aV _p_thV)». Es clave aquí el término _antas_a que parece reunir los dos sentidos del verbo dok_w: el del «aparecer» (propio del conocimiento sensible) y el del «opinar». En la confluencia de ambos sentidos se apoya la interpretación tradicional «platónica» del Poema: la segunda parte de éste contiene opiniones referidas al ámbito del conocimiento sensible.

223  Cfr. HESIODO, Teog., 27-28. No podemos olvidar que la invocación a las Musas como elemento verificador de la verdad lo encontramos en HOMERO, cfr. Il., II, 484 y ss, y en HESIODO, Erga, 1 y ss.

224  Cfr. HESIODO, Teog., 23-24.

225  Cfr. JAEGER, W., The theology of the Early Greek Philosophers, Oxford, 1947, [trad. española José Gaos, La teología de los primeros filósofos griegos, Madrid, 1978, pp. 95-110].

226  SEXTO, M., VII, 113-114.

227  «Y en fin, él concluye claramente que no ha de atenderse a los sentidos, sino a la razón», SEXTO, M., VII, 114.

228  SEXTO, M., VII, 111. En esta presentación del fragmento parmenídeo por parte de Sexto descubrimos tres diferencias importantes con el texto definitivamente establecido. Aparte de la colocación del fragmento en un lugar erróneo, encontramos en Sexto pol_peiron, mientras que en Diógenes pol_dhrin, qum_V en Sexto, mientras que en Simplicio aparece m_qoV y por último, hallamos que Sexto parece cortar la cita del fragmento en le_petai obviando «_V _stin», «que es», con referencia al camino que queda, con lo que parece quedar incompleto el significado de la cita.

En el análisis de Parménides no hemos encontrado un solo ejemplo definitivo de la viabilidad de esta interpretación. No aparece, pues, en el Poema una evidencia absoluta que dé muestras de una radical oposición entre conocimiento intelectivo, por un lado, y conocimiento sensitivo, por otro. Ahora bien, ¿cómo conciliar esta afirmación con los versos citados en SEXTO, M., VII, 111 y 114 hasta rhq_nta, en los que muchos comentadores han visto una directa alusión a la distinción entre conocimiento sensible y conocimiento intelectivo?. Quizá observando que en este fragmento, el hábito cotidiano es responsable del error que obliga al hombre a ir por un mal camino: e_nai m_ __nta, llevándolo a utilizar el ojo que no ve _skopon _ma y el oído que no oye más que un eco _c_essan _kou_n y la lengua gl¢ssan. Parece que no podemos pensar que Parménides esté en este fragmento enumerando las facultades u órganos del conocimiento, ya que entonces no sabríamos que hacer con la lengua. Lo que parece que la diosa está rechazando aquí más que las capacidades sensibles de los hombres son las tradicionales o habituales fuentes de información, es decir, lo que es visto, lo que es oído y lo que es dicho, es decir el _qoV, la costumbre que es muy utilizada por muchos hombres sin que medie conocimiento alguno ni reflexión, Cfr. GIGON, O., Der Ursprung, op. cit., p. 259 y CALVO, T., «Truth and Doxa in Parmenides», Archiv für Geschichte der Philosophie, 59, (1977), pp. 252-253.



229  Cfr. CORDERO, N., Op. cit., p. 193.

230  Esta oposición sentidos/razón viene incorporada a otra oposición célebre establecida entre el conocimiento Racional y la Opinión. Un texto constantemente utilizado para defender esta posición es el B 6, 1: «Debe ser (una misma cosa) el decir y el pensar (conocer), lo que es (cr_ t_ l_gein t_ noe_n t' __n _mmenai)». SIMPLICIO, Phys., 117, 2: DK 28 B 6, 1. Pero este pasaje merece un comentario: en él lo que se manifiesta, lo que existe es aquello sobre lo que se puede hablar y lo que se puede pensar. Parménides parece estar identificando las dos expresiones «lo que es», y «lo que se puede hablar y pensar». Tal como se produce esta afirmación parecería errónea pues, parece obvio que es posible pensar y hablar de cosas que realmente no existen, pongamos por caso los unicornios o las quimeras; sin embargo, parece que Parménides tenía otro concepto diferente de los procesos mentales y del lenguaje que el que tenemos hoy en día. Así, creemos que en Parménides el verbo que se traduce por «pensar», noe_n no podía sugerir en su época la imagen o representación de algo inexistente, ya que significaba un acto de reconocimiento inmediato. Por eso, se dice muchas veces que Parménides no distinguía entre conocimiento intelectivo y perceptivo, distinción que nos llevaría a la posterior diferenciación entre mundo verdadero cuyo conocimiento vendrá dado por el intelecto y mundo de la apariencia cuyo conocimiento vendrá dado por los sentidos.

231  SIMPLICIO, Phys., 117, 2: DK 28 B 6, 3-9. Se habrá observado que en este pasaje hemos traducido n_on como «conocimiento» tomado genéricamente sin especificarlo -al modo usual- como conocimiento intelectivo, lo que llevaría a suponer su oposición al conocimiento o percepción sensible. Ciertamente en este texto se vincula, claramente, el n_on a lo que hoy nosotros denominamos conocimiento sensible: Parménides no dice solamente que el conocimiento se encuentra errante, sino que además señala que tal estado de incapacidad cognoscitiva se manifiesta en la pérdida de las capacidades sensoriales más importantes, pues aquél que tiene un plakt_n n_on le falta la vista y el oído, es decir, son kw_o_ y también tu_lo_ gentes que no tienen facultad de juicio _krita __la. Llama la atención que esta pérdida de la facultad del juicio parezca depender de la sordera y de la ceguera, cosa que por otro lado no puede sorprender, pues sin visión y sin audición poco podemos discernir. Estaríamos ante una concepción del nóos como órgano de conocimiento en general o principio activo a través del cual conocemos.

232  H. DIELS-W. KRANZ, Die Fragmente der Vorsokratiker,Op. cit., introducción al fragmento 28 B 7, vol., I, p. 234.

233  Cfr. D.L., IX, 22 :DK 28 A 1 y D.L., IX, 23: DIELS, Poet., 9 B 44: S.H., 818.

234  Según Capizzi, esta interpretación de Sexto ha arrastrado a numerosos intérpretes modernos, entre los que estuvo el mismo Diels en un primer momento. Cfr. CAPIZZI, A., La porta di Parmenide, Due saggi per una nuova lettura del poema, Roma, 1975, pp. 81-82.

235  Sin embargo, parece que esta oposición tajante entre conocimiento intelectivo y conocimiento sensible, que podemos denominar percepción, no aparece aún claramente establecida en el poema de Parménides. Por lo demás, la insistencia interesada de los escépticos en esta interpretación va a dejar abierto, incluso sin pretenderlo, el camino hacia el escepticismo. Un escepticismo que parece surgir más como consecuencia de la interpretación de Platón que por el pensamiento mismo de Parménides. Dicho de otro modo, la férrea distinción entre razón y sentidos no parece darse en el poema. Estos dos conceptos todavía no habían sido claramente distinguidos en tiempos de Parménides (Cfr. ARISTÓTELES, Metaf., III, 1009 b 12-25; De anima, 627 a 21.), por lo que para éste era completamente imposible ser «racionalista» por su atención a la razón o «sensualista» por su atención a los sentidos. No es extraña esta falta de distinción entre sentir y pensar, pues hay que reconocer que estamos ante una mentalidad que no ha olvidado la acción mítico-poética, de la que no se ha desembarazado totalmente, y en la que sentir y pensar se entreveran sin contradicción. Esta parece ser también la tesis de STEFANINI según el cual tanto «en el mito como en la poesía ... sentir y pensar venían a coincidir sin contradicción», Cfr. STEFANINI, L., «Essere e immagine in Parmenide», Giornale Critico della Filosofia Italiana, 31, (1952), p. 65.

236  En Parménides el vocablo noe_n o n_oV es muy complejo, por lo que es difícil que encontremos un solo significado que se adecue completamente a él. Por el contrario, la multitud de acepciones que posee este vocablo muestran su versatilidad, ya desde Homero, que en ningún caso se reducen o equivalen a los que tendrá luego en la filosofía de Platón, y a las que tienen en la filosofía actual los término de «pensamiento» y «pensar». Cfr.CALVO, T., art. cit., pp. 248-251, Calvo destaca diferentes significados de n_oV y noe_n y demuestra que es uno de esos términos cuyo uso en el lenguaje griego ha ido perfilando su significado filosófico. Cfr. además, FRÄNKEL, «Parmenidesstudien», Nachtrag von der Gessellschaft der Wissenschaften zu Göttingen, 1930, p. 160 y FRITZ, K. von, «Noûs, noeîn and their derivatives in Homer», Classical Philology, 1943, pp. 79-93 y «Noûs, noeîn and their derivatives in pre-Socratic philosophy excluding Anaxagoras», Classical Philology, 1945, 40, pp. 223-242 y 1946, 41, pp. 12-34).

237  ARISTÓTELES, Metaf., IV, 1009 b, 12-15.

238  «En efecto, dice que es lo mismo la percepción sensible y el conocimiento (t_ g_r _isq_nesqai ka_ t_ _rone_n _V t_ut_ l_gei)». TEOFRASTO, De sensu, 3: DK 28 A 46: DIELS, Dox. Graec., p. 499.

239  En esta afirmación no son coincidentes todos los críticos, por ejemplo Philip, siguiendo a Fränkel y a Vlastos, (Cfr PHILIP, J.A., «Parmenides' Theory of knowledge», The Phoenix, 12, 1958, p. 64; FRÄNKEL, H., Wege und Formen fühgriechischen Denke, Munich, 1955, p. 173-182, principalmente p. 176; VLASTOS, P.H.G., «Parmenides' Theory of Knowledge», TAPA 77, 1946, 71, n. 38) mantiene la tesis de que Teofrasto cita el pasaje de Parménides teniendo delante el texto de Aristóteles, y no el poema original del de Elea, forzando así su interpretación ante las dificultades que propone el propio Aristóteles y tratando de resolverlas. De ahí, que identifique pensamiento y sensación más para resolver las dificultades que el texto de Aristóteles plantea, que porque Parménides los hubiese identificado en realidad. Por su parte, Verdenius, (VERDENIUS, W.J., Parmenides. Some comments on his Poem, Groningen, 1942, Reimpr. 1964, p. 10) afina todavía más a nuestro parecer cuando traduce el vocablo nóos por «conocimiento», término en el que se agrupan todas las acepciones que tiene, sin menoscabo de ninguna. Esta traducción, por tanto, al ser tan general tiene la ventaja de contener todos los posibles significados de este término, cosa que no ocurriría si optásemos por otra interpretación, en la que algunas acepciones quedarían fuera y no podrían ser amparadas por ella.

240  Es interesante observar cómo también Heráclito es interpretado de la misma forma. Según Sexto, el de Éfeso también es responsable de cierta crítica a los sentidos como fuente de conocimiento; diciendo, en este sentido, que el hombre está compuesto de dos facultades para alcanzar el conocimiento: la sensación y la razón. La sensación no es digna de confianza mientras que la razón es asumida como el criterio. Por eso, Heráclito estaría condenando la sensación cuando decía: «Malos testigos son para los hombres los ojos y los oídos cuando tienen almas bárbaras (kako_ m_rtureV _nqr;poisin __qalmo_ ka_ _ta barb_rouV yuc_V _c_ntwn)». SEXTO, M., VII, 126: DK 22 B 107. Lo cual es equivalente a decir, según Sexto, que confiar en los sentidos irracionales es de almas bárbaras («_per _son _n t_ barb_rwn _st_ yuc¢n ta_V _l_goiV a_sq_sesi piste_ein», SEXTO, M., VII, 126-127). Vemos aquí como Sexto también se apresura a interpretar el texto de Heráclito acudiendo al par de contrarios sensación «versus» razón. Recordemos aquí la crítica epicúrea a todos aquellos autores, Pirrón entre ellos, que ponen en duda la capacidad de los sentidos para el conocimiento, ya que, según Epicuro, sin los datos aportados por los sentidos no puede haber conocimiento.

241  Hemos introducido algún cambio en la secuencia cronológica de los autores que son objeto de estudio en nuestra investigación. Después de Parménides hemos creído conveniente analizar los postulados de Gorgias; autor que se encuentra instalado en la misma comunidad de problemas que Parménides y Meliso, proponiendo algunas soluciones originales a las cuestiones generadas por la lógica eléata.

242  Vivió aproximadamente entre el 485 a.C. a 375 a. C. Pausanias (DK 82 A 7) nos da algunas noticias sobre su fama. Una clara tradición lo hace discípulo del siciliano Empédocles. Parece que visitó Atenas en el 427 formando parte de una embajada de Leontini que trataba de convencer a los atenienses de hacer una alianza contra Siracusa. Fue muy estimado por el nivel retórico de sus discursos en las asambleas. Según PLATÓN, Hipias Mayor, 282 b 4-c 1, daba discursos y enseñanzas a discípulos por las que cobraba elevadas sumas de dinero. Las tesis filosóficas que defendió han sido interpretadas de muy diversas maneras, desde que estábamos ante teorías absurdas, hasta que eran meros ejercicios retóricos. La verdad es que su filosofía tiene extraordinarias dificultades y los estudiosos que se han enfrentado a ella han llegado a diferentes puntos de vista no siempre coincidentes Cfr., por ejemplo, GOMPERZ, H., Sophistik und Rethorik, Leipzig, 1912, MAIER, H., Sokrates, Tübingen, 1913; CALOGERO, C., Op. cit.; UNTERSTEINER, M., I sofisti, Torino, 1949; GIGON, O., «Gorgias Über das Nichtsein», Hermes, 71, 1936; DUPRÉEL, E., Les Sophistes, Neuchâtel, 1948; DODDS, E.R., Plato Gorgias, Oxford, 1959; KERFERD, G.B., «Gorgias on Nature or that which is not», Phronesis, 1, 1955/1956, 3-25; KERFERD, G.B., The Sophistic movement, Cambridge, 1981.

243  Esta noticia no está del todo justificada. Proviene de Porfirio que nos dice que encontró esta obra y que la leyó (cfr. DK 80 B 2). A pesar de ello, este título no está atestiguado por Diógenes Laercio en las tablas de obras que refiere de Protágoras, si bien es verdad que esta lista está incompleta. BERNAYS, J., Gesammelte Abhandlungen, Berlin, 1885, vol. I, p. 121, cree que es otra denominación del «Katab_llonteV _Al_qeia». UNTERSTEINER, M., I sofisti, pp. 31-32 dice, por el contrario, que el escrito Per_ to_ o_toV (que como hemos dicho no es recordado por Diógenes sino por Porfirio, DK 80 B 2), pertenece a la segunda parte de los _Antilog_ai, mientras que von FRITZ, K., «Protagoras», en RE, vol., XL, (1957), col. 919, cree que tal vez fuese una obra independiente.

244  Cfr. SEXTO, M., VII, 65: DK 82 B 3.

245  Según Simplicio, Parménides y Meliso dieron a sus obras el mismo título, cfr. SIMPLICIO, De caelo, 556, 25: DK 28 A 14 y 557, 10: DK 30 A 4, cfr. también, Phys., 70, 16: DK 30 A 4. El texto de Gorgias ataca toda la posición eléata. No sabemos con seguridad si el sofista también se refiere a Meliso que fue su contemporáneo, no obstante al dirigirse a Parménides y a los eléatas también se dirigía a este último.

246  Cfr. DK 30 A 5, de Melisso Xenophane Gorgia, 974 a- 977 a. Para la doxografía de este tratado, véase CASSIN, B., Si Parménide, (Le traité anonyme De Melisso Xenophane Gorgia, Ed. critique et commentaire), Lille, 1980, pp. 18-19 y ROBIN, L., Aristote, Paris, 1944, p. 20.

247  Cfr. GIGON, O., «Gorgias Über...», art. cit., p. 212.

248  En una extensa nota, Untersteiner no sólo presenta su tesis sino también las autoridades que la han aceptado, Cfr. UNTERSTEINER, M., I sofisti, op. cit., vol. I, pp. 166-167, nota 95.

249  SEXTO, M., VII, 65-87: DK 82 B 3; Sobre el valor de este texto véase DUPRÉEL, E., Op. cit., pp. 62-63, para el que es más fácil hacerse una idea del pensamiento de Gorgias en el resumen de Sexto que en el anónimo. CALOGERO, G., Op. cit., pp. 191 y ss., hace un estudio comparado de estas dos fuentes, nos dice que entre la terminología del anónimo y el resumen de Sexto hay algunas diferencias. Por ejemplo, en el primero, parece existir una mayor adecuación histórica con los términos técnicos, mientras que Sexto utiliza un lenguaje más postaristotélico. Por otra parte, si Sexto se dedica directamente a la explicación de los argumentos, el anónimo da noticias sobre el método con el que se realizan dichas argumentaciones. Por su parte, DRÖCKER, W., «Gorgias contra Parmenides», Hermes, 1958, pp. 425-440, se esfuerza por demostrar que la fuente de Sexto no tiene valor independiente por sí sola si no la comparamos con el anónimo M.J.G., aunque sus argumentos no son concluyentes. Lo importante desde nuestro punto de vista es la importancia que debió representar Gorgias para Sexto cuando le dedica este espacio y esta atención.

250  No así por Bochenski quien afirma que el texto de Gorgias transmitido por Sexto muestra un «alto nivel de técnica lógica que no permite atribuírselo ni a los Sofistas, ni a Aristóteles»; según él, el texto se manifiesta en terminología claramente estoica y no de Gorgias: lástima que Bochenski no ofrezca un detallado análisis lógico del texto, en el que poder fundamentar su afirmación. Cfr. BOCHENSKI, I. M., Formale Logik, Freiburg/München, 1956; (existe traducción española de M., Bravo Lozano, Historia de la lógica formal, Madrid, 1966, p. 42-43).

251  SEXTO, M., VII, 65-66: DK 82 B 3.

252  Cfr. DUPRÉEL, E., Op. cit., pp. 67 y ss.

253  Cfr. CALOGERO, G., Op. cit., pp. 209, nota 16, y pp. 209-214.

254  Esta hipótesis también es utilizada como punto de partida por KERFERD, G. B., «Gorgias on nature or that which is not», art. cit., p. 5 y del mismo autor Cfr. The Sophistic movement, Op. cit., p. 94. En este sentido, puede resultar interesante la investigación llevada a cabo por Charles Kahn sobre el verbo «ser» en griego, en la cual observa la dificultad de realizar una distinción entre el uso del verbo «ser» de manera absoluta sin ninguna predicación posterior «X es», y su construcción predicativa «X es Y». Y lo más interesante es que razona que el primer tipo no debe ser tomado absolutamente como existencial. Hasta tres usos del verbo de existencia son estudiados por KAHN, Ch., Op. cit., p. 228, cfr. pp. 229-245 ; estos usos vendrían representados, según el autor, por las siguientes construcciones:

«Possessive: _sti moi cr_mata «I have money»

Potential: _sti+infinitive «It is possible, permissible (to do so-and-so

Veridical: _sti ta_ta, _sti o_to «That is so».



Así pues, aunque los dos usos, el uso absoluto y el predicativo, tengan que ser presentados como tales, sin embargo, dice Kahn que tanto el uso existencial y el uso predicativo remiten a un tercer uso que está más cerca del predicativo que del existencial. KAHN lo llama «veridical use», cfr. loc. cit., pp. 331-370.

255  «pues, no puede haber un criterio de lo que no existe, ni puede ser conocido, ni puede ser explicado a otra persona». SEXTO, M., VII, 87: 82 B 3, 87. Las dificultades señaladas por Gorgias, hacen inviable cualquier posibilidad de encontrar y manifestar algún criterio.

256  Cfr. SEXTO, M., VII, 60.

257  SEXTO, M., VII, 78-81: DK 82 B 3.

258  Si atendemos a lo que nos contaba Teofrasto, esta teoría ya había sido planteada por el propio Parménides. Para éste, no existía ninguna diferencia u oposición entre las sensaciones y el pensamiento. Igualmente, Empédocles un poco más tarde intuye que la actividad del n_oV solamente puede ser entendida como una percepción en sentido físico, reivindicando así el papel de los sentidos en el conocimiento, es decir, el conocimiento sensible frente al conocimiento racional. Por eso, la crítica de Aristóteles se centra tanto en Parménides como en Demócrito y Empédocles a los que acusa de confundir el pensamiento con la sensación y ésta con una alteración física del organismo. Si esto fuese así, todo lo que aparece según la sensación es verdadero de necesidad. Cfr. ARISTÓTELES, Metaf., IV, 1009b, 12-16.

259  De hecho, es posible que Gorgias tuviese algún tipo de relación con Empédocles, según se desprende de algunas noticias. Existen dos textos muy claros que describen esta influencia, uno es de Suidas y el otro de Diógenes Laercio. El primero, habla de,«Gorgias de Leontini, hijo de Carmántideas, orador, discípulo de Empédocles», SUIDAS: DK 82 A 2; el otro es indirecto, pues Diógenes Laercio lo toma de Sátiro, el cual dice de Empédocles que fue médico y un gran orador y que fue su discípulo Gorgias de Leontini, el cual sobresalió en la oratoria y nos dejó un arte de ella, cfr. D.L., VIII, 58-59: DK 82 A 3. Así pues, aunque esta hipótesis no es posible verificarla totalmente, es posible que Gorgias tomase estas teorías cognoscitivas, mencionadas arriba, a través de la relación que tuvo con Empédocles.

260  Así, decía Gorgias, «que el ser es desconocido si no coincide con la apariencia y la apariencia es inconsistente si no coincide con el ser». PROCLO en Hes. Opp., 758: DK 82 B 26; En este sentido, no podemos decir que la apariencia sea subjetiva, sino que más bien las cosas aparecen y la apariencia de las cosas es una necesidad para que yo las pueda conocer. Si las cosas no tienen apariencia no pueden ser, en primer término ni conocidas ni explicitadas.

261  M.J.G., 980 b, 4-8: una edición crítica de esta obra se encuentra en CASSIN, B., Op. cit., Lille, 1980, pp.429-565.

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