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Reverso: parte frontal de un buey. (Ashmolean Museum, Universidad de
Oxford.)
Hemidracma (2,39 g) de la liga etolia, c. 220-189 a.C. Anverso: cabeza
de Atalanta. Reverso: jabalí. (Ashmolean Museum, Universidad de
Oxford.)
La arqueología
La arqueología del período es más difícil de caracterizar que la del período
clásico, debido no en poca medida a la enorme área geográfica implicada. La
arquitectura y la escultura siempre han tenido dominado el uso de la cultura
helenística por parte del público occidental, y se hará referencia en los siguientes
capítulos a los monumentos existentes del período y a los resultados de la
excavación, particularmente en el contexto de los cambios de las formas urbanas. En
el capítulo 3, las monedas y los retratos esclarecerán la representación propia de los
soberanos, y las representaciones artísticas darán testimonio de los cambios en la
idea del individuo y de cómo se constituyó la identidad, especialmente en el caso de
las mujeres. Una síntesis arqueológica más amplia, no obstante, está fuera del
alcance de este libro.
En términos de restos monumentales de ciudades y santuarios, nuestro
conocimiento de la principal ciudad del mundo griego es desalentadoramente
limitado. En compensación, es fácil señalar la grandeza de la acrópolis de Pérgamo
con su gran altar esculpido; las estoas (columnatas abiertas) de las nuevas plazas de
Atenas y Mileto, los nuevos templos en santuarios como Didima, los complejos
públicos y ceremoniales excavados en las nuevas ciudades griegas de Asia, incluso
tan distantes como Ai Khanum en Afganistán, y las espléndidas dedicaciones de los
potentados extranjeros en el santuario medicinal de Anfirao en el Ática septentrional.
En el ámbito de la arquitectura doméstica, sin embargo, se tiende a utilizar una gama
bastante limitada de estudios de caso, tales como las bellas casas de Delos y Priene y
las residencias de visitantes en la ya mencionada Amphiareion;
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el período todavía
aguarda una síntesis de los resultados de las excavaciones. (Sobre los mapas de las
ciudades, véase el capítulo 3.)
El eje principal de la investigación histórica del arte ha sido la escultura; de
ella tomamos las divisiones artísticas convencionales del período, tales como
«rococo, realista y exótico» de J. J. Pollitt, o bien inicial (c. 320 -c. 220), alto (c. 220-
c. 150) y tardío (c. 150-30) de Andrew Stewart.
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En cambio, las obras corrientes
sobre el arte helenístico dedican un espacio relativamente pequeño a los mosaicos,
los murales y las artes llamadas menores tales como la cerámica, las estelas
funerarias pintadas, las vasijas hechas en molde, las gemas, las monedas y los
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camafeos, aunque éstos constituyeron quizá el grueso de la producción artística.
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Queda mucho por aprender sobre la cultura material de las diferentes partes del
imperio de Alejandro, aunque el análisis de la propia escultura está comenzando a
indicar la persistencia y el desarrollo autónomo de estilos locales distintos,
particularmente en el Egeo.
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Es muy posible que se conozca una cantidad mayor de
objetos que del período clásico, pero aún falta una síntesis arqueológica. Los
estudios
de artefactos, en realidad, están en un estado fluctuante; muchos objetos puestos a
buen recaudo en los museos carecen de cualquier registro de donde fueron hallados o
desenterrados; la gran mayoría de estatuas de soberanos helenísticos se han perdido
(quizá porque fueron hechas en bronce, antes que en mármol, relativamente menos
prestigioso), y son conocidas sólo a partir de copias romanas. El número de
yacimientos helenísticos excavados fuera de Grecia sin duda excede a los de Grecia,
pero en este caso también falta un panorama general. El estudio de las tipologías de
la cerámica hasta ahora sólo ha producido unas pocas corpora (colecciones de
material fechado de modo convincente y vinculado estilísticamente) detalladas con
las cuales cotejar el nuevo material.
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Un objeto que contribuye en buena medida a nuestra comprensión del
comercio es el asa estampada de ánfora. El ánfora (amphoreus), es decir, la vasija de
dos asas para transportar, tenía una capacidad de 20 a 25 litros y era típicamente
usada para el aceite, el vino o los alimentos en conserva. Con frecuencia llevaban
una marca de control impresa en un asa, agregada después de que la vasija había sido
cocida. Mientras que los fragmentos rotos de una vasija pueden despertar poco
interés entre los excavadores, las asas selladas son rápidamente reconocidas como
objetos que vale la pena preservar. Usualmente indican el lugar de origen de la
vasija, a veces la fecha, y con debida cautela pueden ser objeto de análisis
estadísticos. Se han publicado muchas decenas de miles procedentes de áreas del
Mediterráneo y del Mar Negro, y el estudio está comenzando a mostrar amplios
patrones tales como la importancia de Tasos como productor de ánforas y la
predominancia de Rodas en el transporte marítimo (no necesariamente de productos
rodios), y a precisar la cronología de otros artefactos por asociación.
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Otro campo donde el testimonio arqueológico está comenzando a esclarecer
nuevas áreas de la vida helenística es la prospección del terreno, la inspección
sistemática, usualmente intensiva y muchas veces sin realizar excavaciones, de la
superficie de un paisaje con el fin de recobrar restos de asentamientos abandonados y
otros yacimientos. La amplia mayoría de los hallazgos son fragmentos (piezas rotas)
de vasijas y tejas, con ocasionales «pequeños hallazgos» tales como inscripciones y
monedas. En consecuencia, los datos esclarecen una gama más amplia de tipos y
tamaños de yacimientos que los métodos arqueológicos tradicionales, desde las
aldeas importantes hasta las cabañas de almacenaje rurales y los establos de
animales, desde los principales santuarios rurales hasta los diminutos parajes de culto
que servían a una localidad limitada.
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Muchos de estos sondeos se han publicado por ahora sólo en forma
preliminar. Además, debido a la situación de la cronología cerámica hay variaciones
en las fechas asignadas al período helenístico y a sus subfases. Con estas
precauciones en mente, los datos todavía pueden servir para una comprensión
provisional de los cambios en la demografía, los paisajes culturales y la relación
entre el campo y la ciudad.