Moscú. Si bien, ambos templos no fueron concebidos explícitamente como conmemoración del
jurodstvo su simbología ha terminado por unirlos. Iván el Terrible construyó el famoso templo en la
Plaza Roja como conmemoración de su victoria sobre Kazán. La iglesia se construye sobre otro
templo donde estaba enterrado Basilio el Bendito. El culto popular y el predominio del jurodstvo en
la época ha hecho que la catedral sea conocida bajo el nombre de San Basilio en honor al jurodivyj,
cuya historia al igual que la imagen de las cúpulas multicolores del templo es una pieza clave de la
identidad de cada generación rusa. Un proceso similar ha tenido lugar unificando los devenires de la
historia de la iglesia de Cristo Salvador con el sufrimiento de los novomučeniki. El templo encarna
simbólicamente el martirio generado por la era soviética y se ha convertido en símbolo de los
nuevos mártires acogiendo su ceremonia de canonización y convirtiéndose en el motivo central del
icono que los conmemora.
Los jurodivye de Damaskin y algunos de los reflejados en la Pravoslavnaja Enciklopedija
unen su culto a los monasterios víctimas de las persecuciones y cierres soviéticos. En la actualidad
muchos de estos lugares han sido devueltos a la Iglesia y su reconstrucción es un proceso en curso.
En cierto modo, la reconstrucción física de estos lugares es un proceso parejo a la rehabilitación
simbólica de la Ortodoxia. Según se reconstruyen los muros de las iglesias y monasterios se asienta
también una nueva construcción de la memoria y el jurodstvo se encuentra de nuevo presente en
este proceso. Uno de los monasterios que mejor ejemplifica dicha situación es el monasterio
femenino de Serafim de Diveevo, paradigma de la recuperación de la religiosidad y el mayor foco
del jurodstvo en la actualidad.
La barbarie soviética ha dejado tras de sí un sinfín de lugares marcados por el martirio y
convertidos en lugares sagrados de peregrinación. Estos hitos físicos se extienden por toda Rusia,
tanto por zonas urbanas como por los más remotos lugares rurales. Parte de la sociedad civil
soviética está siendo suplantada por una nueva sociedad civil religiosa que encuentra en los nuevos
lugares sagrados de su comunidad un hito para fijar su mundo simbólico recientemente adquirido,
monasterios e iglesias reconstruidos y sacralizados son un punto de unión entre los nuevos
creyentes y la tradición religiosa en rehabilitación.
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6.10. Repercusión cultural
La identidad cultural se hace tangible a través de las relaciones del grupo. Las bases de
dichas relaciones se asientan en la conciencia de pertenecer a una unidad cultural. El sentimiento de
unidad y la autopercepción de las peculiaridades del grupo derivan del conocimiento almacenado en
la memoria cultural (Assman 1988:130). A lo largo del análisis sistémico de las diversas
manifestaciones del jurodstvo, se ha hecho patente su interacción en los procesos de construcción de
la memoria cultural. La presencia del fenómeno en la autopercepción de los acontecimientos
históricos marca la cosmovisión rusa de su propia historia y en definitiva asienta las bases de su
autopercepción. El proceso se encuentra sujeto a la reflexividad. Cuanto mayor sea la presencia del
jurodstvo en los constructos de memoria, mayores serán las posibilidades de nuevas emergencias y
dichas emergencias rescatarán los motivos pasados salvándolos del olvido. De este modo, el
jurodstvo asienta su fuerte repercusión cultural a lo largo de la historia rusa convirtiéndose en una
de las bases de su propia identidad. La fuerza icónica del jurodivyj, su constante presencia y su
maleabilidad simbólica generan un sinnúmero de objetivaciones de la memoria cultural que permite
a la cultura rusa orientarse en sus patrones de identificación.
El análisis de las distintas manifestaciones ha mostrado la interacción del jurodstvo en
constructos de memoria tan icónicos como los procesos de cristianización de los eslavos orientales
o el sufrimiento del pueblo ruso bajo las invasiones tártaras. El jurodstvo ha sido una pieza clave en
la sacralización de los auges del poder de Nóvgorod y del Estado Moscovita. La narrativa de Iván el
Terrible se construye bajo el paradigma de irracionalidad y mesianismo propios del jurodstvo. La
importancia de las rutas fluviales como vías de conexión entre mercaderes rusos y otros pueblos
encuentran en el jurodstvo un motivo de patronazgo. Si bien el giro hacia la racionalidad de las
modernizaciones llevadas a cabo por Pedro I golpea el jurodstvo institucional, a su vez sienta un
debate en la identidad rusa. ¿Es Pedro I lo suficientemente ruso? ¿No es San Petersburgo una
ciudad demasiado europea? El renacimiento de un nuevo auge del jurodstvo recupera el territorio
perdido rusificando la antigua capital rusa. Mientras el jurodstvo pierde durante un tiempo su
legitimación institucional, se mantiene presente entre las clases populares y se convierte en moda
entre las clases altas. El jurodstvo puebla los lugares públicos y se abre paso en la literatura siendo
reconstruido por las corrientes eslavófilas como alma del pueblo ruso. El siglo XIX en Rusia da
lugar a una interesante fusión del folclore europeo, el radicalismo eslavófilo y el redescubrimiento
de la identidad nacional. La reconstrucción simbólica del jurodstvo no es ajena a este nuevo plano
imaginario sino todo lo contrario: se convierte en pieza clave y recurrente a la hora de manifestar el
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