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Política científica de la Unión Europea
Un interés creciente en la igualdad entre géneros en la
ciencia
En los EE.UU., los progresos de las mujeres en el mundo universitario empezaron en los años
70, como resultado de tres factores: las protestas organizadas por las propias mujeres, una
legislación adecuada y diversos pleitos interpuestos en nombre del colectivo afectado
(Chamberlain, 1988). Durante las dos últimas décadas también han cobrado gran importancia
los procedimientos de acción positiva. Asimismo, tanto Canadá como Australia han prestado
una atención considerable a la cuestión.
En Europa, la historia de las mujeres en relación con la ciencia es insólita (véase el capítulo 3).
En algunos países europeos, como el Reino Unido, durante la primera parte del siglo se
excluyó legalmente a las mujeres de numerosos ámbitos científicos. La cuestión de las mujeres
y la ciencia se trató por primera vez en los países nórdicos en los años 80. En Alemania, el
primer informe nacional sobre la promoción de la mujer en el mundo científico se publicó en
1989 (véase la sección 2.4, apéndice I).
En los años 90, el tema de la ciencia y la igualdad entre los géneros ha llamado cada vez más
la atención de los Estados miembros. Estos últimos años se han redactado importantes
documentos que deberían contribuir a modelar las políticas gubernamentales, por ejemplo en:

Reino Unido
The Rising Tide (1994) 

Dinamarca
Excellence in Research (1995)

Finlandia
Women in Academia (1998)

Alemania
Recommendations for Equal Opportunities for Women in Science (1998)
Estos y otros informes clave (véase una lista en la sección "Referencias y otras fuentes de
información" y un resumen de los principales descubrimientos y recomendaciones en el
apéndice I) que las autoridades nacionales deberían tener en cuenta a la hora de definir sus
políticas, contienen propuestas meditadas y radicales para mejorar la situación de las mujeres
en relación con la ciencia y, de esta manera, aumentar la calidad de la ciencia. En algunos
Estados miembros se han desarrollado iniciativas excelentes basadas en importantes análisis
(véase el anexo 1 de CCE, 1999). Sin embargo, para que el avance no se limite a una serie de
proyectos fragmentados es necesario realizar un esfuerzo concertado. Este informe identifica y
documenta algunas de las políticas e iniciativas más eficaces, lo que permitirá que las buenas
prácticas sirvan de ejemplo.
Como indicación de la inquietud cada vez mayor que despierta esta cuestión, la Comisión
Europea ha organizado dos importantes conferencias sobre la mujer y la ciencia, en 1993
(Logue y Talapessy, 1993) y 1998 (CE, 1999), que reunieron a los científicos y a todos los
interesados en la financiación y la administración de la ciencia y la política científica. Muchas
de las observaciones y recomendaciones que derivan de estos dos acontecimientos se recogen
en este informe. Por otro lado, en julio de 1999 se reunieron en Bruselas las representantes de
las redes europeas de mujeres científicas ("Networking the networks"), que redactaron una
declaración conjunta para pedir que la cuestión de la igualdad entre géneros en la ciencia
reciba con urgencia la atención que merece (véase el texto completo en el apéndice II).
El Consejo de Europa ha debatido recientemente un informe sobre el papel de la mujer en la
ciencia y la tecnología y ha identificado tres objetivos (Consejo de Europa, 1999):

mejorar la información sobre el puesto que ocupan las mujeres en la ciencia y la
tecnología;

mejorar el acceso de las chicas a los estudios y carreras del ámbito científico y
tecnológico; y

conseguir una mayor igualdad en las relaciones entre hombres y mujeres en la sociedad.
4
En 1982, un comité
gubernamental finlandés elaboró
un informe completo y publicó
recomendaciones sobre el tema.
(Naisten tutkijanuran ongelmat
ja esteet. Opetusministeriön
asettaman työryhmän mietintö.
Komiteamietintö 1982:33). En
1986 se redactó un informe de
seguimiento. El Gobierno sueco
decidió en 1982 que la igualdad
de géneros debía gozar de gran
prioridad en la investigación.
Encargó un informe al Consejo
Nacional de Igualdad sobre la
baja proporción de mujeres
dedicadas a la investigación. Este
informe, “Om hälften vore
kvinnor..” (Si la mitad fueran
mujeres..) se publicó en 1983.
Incluía un análisis de la
situación, así como una serie de
recomendaciones. Ambos
informes habían sido encargados
por los gobiernos nacionales de
sus respectivos países y se
publicaron en colecciones
oficiales de gran prestigio. En la
redacción de ambos
participaron científicas de alto
nivel. A principio de los años 80
este tipo de documentos no
solían traducirse al inglés y el
interés por el tema era limitado
en toda Europa.
“Om hälften vore kvinnor... Kvinnor
i forskningen”.
Jämställdhetskommittens betänkande
om kvinnorna i forskningen. Sveriges
Offentliga Utredningar 1983:4.
Fogelberg et al, 1999, Ståhle B


De igual modo, el Consejo Científico Internacional y la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) trataron el tema en la Conferencia
Mundial sobre Ciencia que se celebró en Budapest en junio de 1999 (UNESCO, 1999). Este
informe se basa también en sus reflexiones. En estos informes, debates y discusiones de los
Estados miembros, la UE y otras entidades, se observan algunos temas comunes. La UE
debería hacer uso de estos trabajos y no quedarse rezagada en los esfuerzos por abrir la ciencia
a las mujeres.
Fomento de la excelencia mediante el mainstreaming 
La Comisión ha encargado este informe movida por su interés en integrar la igualdad entre
géneros en la política científica. Las autoras de este estudio son científicas de renombre
dedicadas a diferentes disciplinas y procedentes de universidades, centros de investigación,
empresas privadas y el ámbito político de diez Estados miembros. Muchas de ellas han
trabajado activamente para fomentar la participación de la mujer en la ciencia (véanse las
"Notas sobre las colaboradoras"). El objeto del informe es animar el debate sobre la
participación de las mujeres en la ciencia y facilitar datos que lo propicien, con la intención de
que actúe como un catalizador para el cambio. Los argumentos derivados de la justicia social y
los casos mercantiles a favor del mainstreaming en la ciencia y la tecnología son apremiantes. La
situación en que nos hallamos es antieconómica e injusta. El abuso del "círculo de amigos" en
algunas de nuestras instituciones científicas es un anacronismo, y la importancia que se da al
género en la contratación y la promoción no tiene cabida en las instituciones modernas: no
sólo es contraria a la ciencia, sino que, además, niega a muchas mujeres, para ofrecérselos a los
hombres, los beneficios de una carrera científica tales como la satisfacción de la propia
curiosidad, la posibilidad de establecer prioridades individuales, un estatus determinado y
cierto grado de autonomía. Este informe, indudablemente provocativo, no trata de defender
especialmente a las mujeres: más bien está orientado a señalar las injustificables ventajas que los
hombres disfrutan actualmente gracias a la actual organización del trabajo científico, por lo
que presenta argumentos a favor de la auténtica igualdad de trato entre hombres y mujeres y
de una ciencia verdaderamente neutral desde el punto de vista del género. Aunque el género
–el sexo, en este caso– es una variable legítima de control en ciertas investigaciones, como las
desarrolladas por las ciencias médicas, no es adecuado tenerlo en cuenta para organizar las
profesiones científicas ni para asignar recursos y recompensas.
Las principales cuestiones que aborda este informe son:

¿Qué posición ocupan las mujeres en la ciencia?

¿Cómo pueden las instituciones que emplean y promocionan a científicos abrirse más a
las mujeres?

¿Cómo se puede garantizar la equidad al financiar y evaluar la investigación?

¿Cómo pueden las mujeres contribuir de una forma más activa a modelar la ciencia y la
política científica?

¿Cómo pueden los centros de enseñanza y los medios de comunicación fomentar el
estudio de la ciencia entre las chicas?

¿Cómo se pueden eliminar los estereotipos?

¿Cómo se puede integrar la igualdad entre géneros en las instituciones científicas?

¿Cómo se pueden desarrollar indicadores de igualdad y estadísticas desagregadas por
géneros?

¿Cómo se pueden propiciar los cambios?
Introducción
5
“...Las mujeres comparten... la
creencia de que no existen
pruebas de que el sexo esté
relacionado con el éxito en las
investigaciones científicas y de
que están preparadas para ser
juzgadas con la misma
objetividad que sus colegas
varones. En realidad, tienen
derecho a solicitar las mismas
oportunidades de empleo y los
mismos recursos y a gozar de
los mismos privilegios que se
ofrecen a los hombres que
pasan por fases similares de su
carrera profesional.”
De una carta dirigida a Nature por
Mary Osborn, 360, 101 (1992)


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