239
238
que explicite la dimensión redentora de la idea.
33
A partir de este
vínculo inédito entre dos fenómenos históricos, éstos adquirirán
un nuevo significado dibujando un nuevo objeto histórico frente a
la cronología lineal. “Todo original es restauración incumplida de la
revelación”.
34
En referencia al reconocimiento y al descubrimiento,
afirma que se trata del hallazgo de un fenómeno actual como de
un “representante de conexiones olvidadas de la revelación”.
35
La
dinámica del origen no remite, pues, a la restauración de un estadio
primero, que haya existido verdaderamente o que sea una proyec-
ción mítica hacia el pasado. Precisamente porque se trata de algo
inacabado y siempre abierto en la historia –surgimiento histórico
privilegiado–, el origen no es solamente la restauración de lo idén-
tico olvidado, sino también, e inseparablemente, emergencia de lo
diferente. Esta estructura paradójica es la del instante decisivo, la del
kairós.
36
El origen no existe antes de la historia, como atempora-
lidad paradisíaca. Es en la densidad de lo histórico donde surge
lo original –intensidad destructora de la continuidad, y salvadora–
al reunir los elementos temporales dispares de otro modo posible, el
de su verdad:
Para el pensador revolucionario la oportunidad revolucionaria propia
de cada momento tiene su banco de pruebas en la situación políti-
ca existente. Pero la verificación no es menor si se efectúa valorando
la capacidad de apertura de que dispone cada instante para abrir de-
terminadas estancias del pasado hasta ahora clausuradas. La entrada en
esa estancia coincide de lleno con la acción política; y es a través de esa
entrada como la acción política puede ser reconocida como mesiánica,
por muy destructora que sea. (La sociedad sin clases no es el objetivo fi-
nal del progreso en la historia, sino más bien su interrupción, mil veces
fracasada y por fin conseguida).
37
El origen no está ligado a un más acá mítico o a un más allá
utópico, al margen del tiempo y de la historia, sino que se presen-
ta como una categoría fundamental para el concepto de historia.
38
“El origen, aun siendo una categoría plenamente histórica, no tiene
nada que ver con la génesis. Por ‘origen’ no se entiende el llegar a
ser de lo que ha surgido, sino lo que está surgiendo del llegar a ser
y del pasar. El origen se localiza en el flujo del devenir como un re-
molino que engulle en su ritmo el material relativo a la génesis”.
39
Origen es un concepto estrechamente ligado con la noción
de imagen dialéctica, que Benjamin desarrollaría años después.
40
Se
trata del último concepto de Benjamin, que condensa treinta años
de pensamiento; un concepto que confiere fuerza y coherencia a
su reflexión sobre la historia.
41
La imagen dialéctica debe pensarse
como el “devenir imagen del concepto”.
42
Según la definición que
da Benjamin, “no es que lo pasado arroje luz sobre lo presente, o lo
presente sobre lo pasado, sino que imagen es aquello que en donde
lo que ha sido se une como un relámpago al ahora en una cons-
telación”.
43
El objeto histórico, originado en la imagen dialéctica,
33. Walter Benjamin, Iluminaciones ii, op. cit., p.188 Luego la retomará en las Tesis en
forma de cita, como cuando Robespierre menciona la Roma Antigua.
34. Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, op. cit., p. 935.
35. Ibid., p. 936.
36. Jean-Marie Gagnebin, op. cit., p. 31.
37. Manuel Reyes Mate, Medianoche en la historia, Madrid, Trotta, 2006, p. 307.
38. Samuel Weber, Benjamin’s –abilities, Cambridge, Harvard Univerity, 2008, p. 133.
39. Walter Benjamin, El origen del drama Barroco alemán, op. cit., p. 28.
40. Samuel Weber, Benjamin’s –abilities, op. cit.,, p. 134.
41. Bruno Tackels, Walter Benjamin: Une vie dans les textes, París, Actes Sud, 2009,
p.803.
42. Veáse Gerhard Richter, Thought Images, Stanford, Stanford University Press,
2007.
43. Walter Benjamin, Libro de los pasajes, op. cit., p., 464.
44. Ibid., p. 463.
RAFAGASokOKokOKokOKokOKok.indd 238-239
7/3/15 3:45 PM
241
240
como ésta, es puro montaje. Se trata de “captar la construcción de
la historia en cuanto tal”.
44
El montaje no es tan sólo un “método”,
sino que el propio objeto histórico, por ser la relación –el montaje,
pues– “de lo que ha sido con el ahora”, sólo puede hacerse presente
en esa operación. En ese montaje, en esa actualización de “harapos” y
“desechos” se juega la redención: el único modo de “un materia-
lismo histórico que ha aniquilado en su interior la idea de progre-
so”.
45
La correspondencia entre estas dos imágenes es el momento
de su legibilidad, es el ahora de la posibilidad de conocimiento, un
ahora en que el pasado puede ser “salvado” por un doble movi-
miento que destruye y a la vez redime:
Es muy fácil establecer en cada época dicotomías en distintos “terrenos”
según determinados puntos de vista, de modo que de un lado quede la
parte “fructífera”, “preñada de futuro”, “viva”, “positiva” de esa época, y
de otro la inútil, atrasada y muerta. Incluso únicamente podrá perfilarse
con claridad el contorno de de esta parte positiva si se la contrasta con
la negativa. Toda negación, por otra parte, vale solo como fondo para
perfilar lo vivo, lo positivo. De ahí que tenga decisiva importancia volver
a efectuar una división en esta parte negativa y excluida de antemano,
de tal modo que con desplazar el ángulo de visión (¡pero no la escala
de medida!) salga de nuevo a la luz del día, también aquí, algo positivo y
distinto de lo anteriormente señalado. Y así ad infinitum, hasta que, en un
apocatástasis de la historia, todo el pasado haya sido llevado al presente.
46
Se trata de un impulso negativo que se presenta como el re-
verso de la dimensión redentora: “la construcción presupone la des-
trucción”.
47
La imagen histórica no es algo que simplemente se vea, sino
que debe ser leída. Su Lesbarkeit es el resultado del tipo de relación
que produce. De ahí que Benjamin insista en que la historicidad
de una imagen no proviene de su pertinencia a una determinada
época, sino de su relación “sincrónica” con ésta; un sincronismo
que está constituido tanto por la distancia como por la convergen-
cia; una simultaneidad que implica proximidad y distancia
48
y que
se presenta precisamente como la condición de cualquier conoci-
miento de las imágenes; un conocimiento que no resulta en la mera
identidad, sino marcado por relámpagos y constelaciones. Es en la
lectura de esa imagen donde se articulan la verdad y el conocimien-
to, una articulación que está más allá de la síntesis, una lectura que
implica un momento de peligro, pues interrumpe el tiempo. De
tales momentos surge la posibilidad del conocimiento, pero no un
principio de conocimiento abstracto, sino de un conocimiento que
surge en el ahora, en el Jetzt der Erkennbarkeit; un ahora que es un
Augenblick y que se revela como potencialidad. Su propia estructu-
ra, cuya manifestación es inseparable de su desaparición, hace que
no pueda reducirse al conocimiento positivo que posibilita y a la
vez relativiza. La imagen funciona en Benjamin, como el fenómeno
originario de cada presentación de la historia [Geschichtsdarstellung],
por lo que reúne y a la vez hace explotar junto con las modalidades
ontológicas contradictorias: por un lado la presencia y por otro la
representación, por un lado lo que cambia y por otro la estasis plena
de lo que permanece. “La imagen auténtica es una imagen dialé-
ctica. El pasado sólo puede ser retenido como imagen que fulgura
en el instante de su cognoscibilidad [im Augenblick seiner Erkenn-
barkeit] para no ser vista nunca más […] Pues es una imagen irre-
vocable del pasado la que corre el riesgo de desaparecer con cada
45. Ibid., p. 462.
46. Ibid., pp. 461-462.
47. Idem.
48. Walter Benjamin, Iluminaciones ii, op. cit., p. 75.
RAFAGASokOKokOKokOKokOKok.indd 240-241
7/3/15 3:45 PM
Dostları ilə paylaş: |