2. DEP ´
OSITOS TOB ´
ACEOS: PRINCIPALES MORFOTIPOS
tencia de diferentes acumulaciones carbonatadas en orillas (biohermos alg´
aceos o bacteriohermos)
y fondos (barros carbonatados). Finalmente, las tobas palustres progresar´ıan en ambientes enchar-
cados de escasa profundidad y, por tanto, con l´
aminas de agua de escasa movilidad y sometidas a
las circunstancias clim´
aticas del entorno. La presencia de macrofitos y peque˜
nos briofitos favorecen
la precipitaci´
on de carbonatos que alternan con los sedimentos detr´ıticos puestos en marcha por
eventos de cierta energ´ıa; la existencia de suelos hidroturbosos es otro elemento asiduo en esta
´
ultima variedad tob´
acea (Pedley, 1990; Ford and Pedley, 1996).
En esta l´ınea y m´
as recientemente, sobresale un conjunto de magn´ıficas aportaciones (Pentecost,
2005; Pedley, 2009, etc.) donde tambi´
en se incluyen algunas de procedencia espa˜
nola (Arenas et al.,
2000, 2007 y 2010b; V´
azquez Urbez et al., 2010 y 2011a) a las que, por su trascendencia, remitimos
en cada uno de los siguientes apartados ante la imposibilidad de reproducir aqu´ı sus contenidos.
Un sencillo esbozo de tipificaci´
on de tobas a partir de datos esencialmente geomorfol´
ogicos, se
desarrollar´
a a continuaci´
on y donde se describir´
an las caracter´ısticas de las diferentes variedades
que adoptan las tobas de nuestro pa´ıs. El t´
ermino utilizado ser´
a el de morfotipo que, a pesar de
haber sido empleado esencialmente en el ´
ambito morfol´
ogico de los travertinos termales (Bonny
and Jones, 2003), puede aplicarse, igualmente, a los conjuntos tob´
aceos.
1.
EDIFICIOS ASOCIADOS A SURGENCIAS K ´
ARSTICAS EN LAS LA-
DERAS
Se trata de un morfotipo que tiene una enorme representaci´
on en los dominios k´
arsticos y que
ha sido un´
animemente aceptado desde las primeras clasificaciones geomorfol´
ogicas. Esta variedad,
profusamente estudiada (Jones and Renaut, 2010), se adosa con asiduidad a los flancos monta˜
nosos
o a las laderas de los valles, aunque a veces se adaptan a acantilados marinos: Isla de Man (Ford and
Pedley, 1996), Antalya (Dipova and Doyuran, 2006b) o costa suroccidental de Australia (Forbes
et al., 2010). Su g´
enesis se vincula a la salida de aguas en manantiales que avenan acu´ıferos de
naturaleza colgada y con flujos continuos (de variable caudal y de r´
egimen m´
as o menos irregular)
o discontinuos e, incluso, espor´
adicos. De estos hechos se derivan tres consecuencias:
Una es de naturaleza geol´
ogica ya que condiciona la ubicaci´
on de los acu´ıferos carbon´
aticos,
los puntos de surgencia y la ubicaci´
on de esta variedad tob´
acea.
Otra es de ´ındole geomorfol´
ogica: las tobas de manantial permiten reconstruir la evoluci´
on
de los sistemas k´
arsticos, a la vez que constituyen excepcionales laboratorios naturales donde
monitorizar los cambios f´ısico-qu´ımicos experimentados por las aguas surgentes, la desgasifi-
caci´
on de su CO
2
y la consiguiente precipitaci´
on de carbonatos.
La ´
ultima es de categor´ıa biol´
ogica al conformar estos parajes fontanares h´
abitats singulares,
especialmente en los dominios con cierta sequedad, donde las comunidades vegetales progre-
san bajo condiciones microambientales, caracterizadas por la alta humedad y unos sustratos
tob´
aceos con valores b´
asicos de pH (Dur´
an et al., 2009).
Este morfotipo suele desarrollarse no en el mismo pie de los veneros sino unas centenas de metros
aguas abajo del foco donde manan las aguas subterr´
aneas (Lorah and Herman, 1988), trayecto
necesario para que los flujos acuosos registren una desgasificaci´
on del CO
2
suficiente (turbulencia,
cambios en la temperatura del agua, disipaci´
on a la atmosfera circundante, etc.) para provocar su
sobresaturaci´
on. En esta p´
erdida de CO
2
se ha invocado tambi´
en, desde hace alg´
un tiempo, un
cierto papel a la asimilaci´
on clorof´ılica realizada por la vegetaci´
on hidr´
ofila (Nicod, 1986a), siendo
una constante biol´
ogica en ella la presencia dominante de comunidades de musgos -Cratonerum
commutatum, Eucladium verticillatum y otros- (Dur´
an et al., 2009). Tampoco faltan los biofilms
alg´
aceos y/o bacterianos que dan lugar a facies estromatol´ıticas donde alternan l´
aminas porosas y de
mayor densidad con diferentes tonalidades; tal sucesi´
on fue interpretada pioneramente (Casanova,
21
LAS TOBAS EN ESPA ˜
NA
1981a; Weisrock, 1981 y 1986. . . .) c´
omo el reflejo de unas condiciones puntuales contrastadas en lo
que respecta a la insolaci´
on y a los caudales de los flujos de agua.
Desde el punto de vista geomorfol´
ogico, cada uno de los edificios tob´
aceos que componen esta
variedad suele adoptar un alzado general de tipo cuneiforme. Su techo presenta una plataforma m´
as
o menos articulada
1
en terracillas delimitada por un talud m´
as o menos verticalizado (Fig. 2.2)
por ´
el que se derraman flujos de agua describiendo saltos de distintas dimensiones: desde algunos
cent´ımetros a varios metros, siendo reiterada la presencia de vistosas cascadas. Estos despe˜
naderos
de agua son siempre puntos de una intensa precipitaci´
on debido a las condiciones de turbulencia que
generan (Arenas et al., 2000; 2001; V´
azquez Urbez et al., 2010. . . .) y a la biomediaci´
on microbiana.
De aqu´ı que en ellos se desarrollen abundantes l´
obulos y cortinas de musgo que rapidamente son
incrustadas por cementos calc´ıticos a la vez que progradan hacia el valle (Pedley et al., 2003),
incrementando el desnivel altim´
etrico de su talud terminal y conformando en su avance numerosas
cavidades o abrigos. Adem´
as, cada elemento de las cortinas de musgo conserva su orientaci´
on de
crecimiento lo que permite, en edificios f´
osiles, reconstruir la direcci´
on exacta de los flujos y evaluar
con precisi´
on los par´
ametros de los relictos saltos de agua.
Figura 2.2: Vista de las cascadas asociadas al frente tob´
aceo del edificio de surgencia sito en el conocido paraje
del Nacimiento del r´ıo Cuervo, Serran´ıa de Cuenca.
Existen ejemplos ocasionales donde el desarrollo lateral de estos edificios puede llegar, en el
fondo de los valles, a interferir, desviar e, incluso, retener la corriente de los cauces, sobre todo si
por ellos discurren escasos caudales. Un magn´ıfico ejemplo de esta tendencia puede advertirse en
el valle del r´ıo Velinos, en los alrededores de Alcal´
a la Real (Garc´ıa Garc´ıa et al., 2013).
Este morfotipo adopta dos variedades en funci´
on de su emplazamiento y desarrollo en vertientes
con mayor o menor grado de inclinaci´
on de sus pendientes (Dur´
an et al., 2009):
1
Algunos autores ha advertido una cierta analog´ıa en la evoluci´
on de los carbonatos tob´
aceos de este morfotipo y
los desarrollados en las plataformas marinas arrecifales (Mart´ın Algarra et al., 2003). Por ello, siguiendo esa afinidad
propusieron un modelo aplicado a ciertos edificios granadinos en donde a partir de la surgencia de agua se suced´ıan
lateralmente varios subambientes: al pie del citado manantial se ubica, a semejanza de las ´
areas de lagoon, un peque˜
no
humedal -pool – (back reef ) donde, entre otros, abundan los oncolitos y estromatolitos; a continuaci´
on, una peque˜
na
barrera –dam- (reef crest ) delimitada hacia el valle por una cascada (reef-front ) y tras ella, un segmento distal de
suave pendiente –slope- (fore reef ) con frecuentes restos vegetales incrustados por carbonatos, peque˜
nos domos de
musgos y parches de vegetaci´
on herb´
acea (Mart´ın Algarra et al., 2003).
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