señalado anteriormente, los rusos no reconocían los desórdenes mentales donde posiblemente un
psiquiatra moderno no habría tenido ninguna duda. Según Challis y Dewey, uno de los personajes
rusos más famosos que sufría problemas mentales fue el zar Iván IV, conocido como Iván el
Terrible. Parece que el zar sufría una severa paranoia
5
. Aunque su crueldad era reconocida por
todos, sus contemporáneos rusos pensaban que Dios castigaba al pueblo ruso por sus pecados. Del
mismo modo el comportamiento de los
jurodivye se asemeja con frecuencia al de una persona que
sufre algún desorden mental, ya que protagonizaban actos irracionales. Algunos pueden haber sido
autistas, teniendo en cuenta la ecolalia de Miguel de Klopsk o los gestos rituales de Procopio de
Ustjug con sus tres atizadores. Muchos relatos del comportamiento de estos santos reflejan
características comunes a los de enfermos de autismo: conductas antisociales e inmadurez,
distorsiones varias en el lenguaje, repetición de gestos y posturas extrañas, insensibilidad a las
temperaturas extremas y una tendencia a reírse sin sentido aparente. Los
jurodivye solían ser muy
originales interpretando lo que veían y oían.
Sin embargo la postura de la Iglesia en la mayor parte de los casos se decantaba por
considerar a los
jurodivye como individuos perfectamente sanos. Simplemente se hacían pasar por
locos. Fingían locura siguiendo el dictado de San Pablo según el cual la locura divina supera la
sabiduría humana y la debilidad divina es superior a la fortaleza humana.
La opinión de Challis y Dewey es clara, muchos de los denominados
jurodivye eran en
realidad discapacitados mentales. El hecho es que la
santa locura se percibía como un camino
elegido de forma voluntaria y no como una manifestación de una patología. La enfermedad mental
se relacionaba con posesiones demoníacas. El
jurodivyj servía a Dios y luchaba contra el demonio.
En algunos casos esta percepción y justificación de la locura se llevo a extremos, como es el caso
del hijo y sucesor de Iván IV, Feodor, es considerado un
jurodivyj. Sus éxitos militares y sus
grandes conquistas territoriales guardan estrecha relación con la unificación de la nación y la
creencia popular afirma que Dios favoreció al pueblo ruso a través de un gobernante simplón pero
bajo la protección del
jurodstvo.
Challis y Dewey (1974) pretenden aclarar tres aspectos sobre la
santa locura en la Rusia
medieval: el posible origen patológico de la misma; la peculiar percepción rusa de los enfermos
mentales como hombres de Dios; y el complejo legado histórico que ha dejado tras de sí la figura
del
jurodivyj.
5 Challis y Dewey sugieren consultar:
“Ivan’s paranoia delusional system” en
Russian History de R.Hellie 1994.
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