etapa. Sin duda estas consideraciones corresponden a una categorización etic de utilidad
simplemente analítica, aunque a la vez son la viva prueba de la discontinuidad de las
manifestaciones y de su escasa concordancia como contínuo en las etapas más tempranas del
fenómeno.
La escasez de manifestaciones atestiguada durante los primeros siglos de historia rusa
contrasta con un dramático periodo de auge sin precedentes en los siglos XV, XVI y XVII para el
jurodstvo. El principal conjunto de manifestaciones hagiográficas asociadas al fenómeno data de
esta época, especialmente del siglo XVI, diferenciándose una etapa claramente favorable al
fenómeno.
La tendencia ascendente en el número de manifestaciones del jurodstvo se rompe de forma
abrupta con la llegada del siglo XVIII y el fenómeno cae en un oscuro silencio canónico que no se
rompe hasta las recientes canonizaciones de Xenia de San Petersburgo (XE 1) y de los jurodivye
canonizados junto a los nuevos mártires (DA). Las canonizaciones de las dos últimas décadas han
cambiado por completo la distribución del fenómeno. Una consecuencia directa es la ruptura del
silencio institucional, iniciado en el siglo XVIII, con la canonización de Xenia, además las
canonizaciones de los novomučeniki ha legitimado un elevado número de manifestaciones a lo largo
del siglo XX. Ampliándose las manifestaciones del jurodstvo reconocidas por la Iglesia Ortodoxa al
tener en cuenta los casos recogidos dentro del proyecto de la Pravoslavnaja Enciklopedija, el
número de jurodivye pertenecientes a los siglos XIX y XX aumenta hasta constituir un segundo
momento de auge de proporciones similares al primer auge experimentado en torno al siglo XVI.
Por lo tanto, la ruptura a finales del siglo XVII, que pone fin al primer periodo de auge, inicia una
tímida recuperación a mediados del siglo XVIII con el reconocimiento canónico de Xenia de San
Petersburgo y alcanza un segundo punto álgido en el siglo XX.
El análisis de los datos seleccionados demuestra la inestabilidad del registro disponible del
jurodstvo haciendo manifiesta la discontinuidad que marca el reconocimiento institucional del
fenómeno. Carecemos de datos para juzgar si en otros niveles el fenómeno ha tenido una presencia
histórica más o menos estable. Las etnografías de Pryžov (1996) muestran cómo el fenómeno era
significativamente activo en un periodo de nula representación canónica, pero carecemos de
información similar sobre otros periodos de baja representación hagiográfica. Los datos disponibles
crean una sucesión de momentos de muy baja notoriedad rotos por dos periodos de auge extenso: el
primero comprendido en un periodo que se extiende desde el siglo XV hasta el XVII; y un segundo
270
enmarcado entre los siglos XIX y XX.
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Ilustración 7: Distribución temporal de las manifestaciones del jurodstvo
6.2. Distribución geográfica
La variabilidad de la distribución geográfica del fenómeno es dependiente de los desarrollos
históricos que se suceden durante su largo periodo de existencia. Durante este periodo, el destino de
los territorios rusos no es ni mucho menos homogéneo, favoreciendo en unas ocasiones la
emergencia del fenómeno e impidiéndola en otras.
La primera manifestación del jurodstvo tiene lugar en la ciudad de Kíev, y forma parte de un
conjunto de símbolos bizantinos que son adoptados por los eslavos orientales dentro del proceso de
cristianización de Rus'. La reconstrucción de la simbología bizantina legitima el nuevo orden
político y crea un nuevo marco ideológico que constituye un ambiente positivo para la continuación
del salos bizantino ahora como parte de la emergente cultura religiosa eslava oriental.
Tanto los constructos abstractos como sus manifestaciones físicas, libros, traducciones,
iconos, iglesias y comunidades monásticas se trasladaron de un centro de poder a otro siguiendo el
transcurso de la historia. De este modo, el jurodstvo abandona Kíev para reaparecer en torno a las
grandes rutas comerciales de Ustjug y la emergente ciudad de Nóvgorod, siendo pronto
reemplazado por las emergencias moscovitas al asentarse el predominio la región de Moscovia.
Tras la caída de Constantinopla el marco ideológico sufre una dramática transformación
basándose en la nueva posición emergente de Moscú como heredera de la autoridad espiritual.
Moscú es ahora la Nueva Roma. Durante este nuevo periodo Rusia se reconstruye y define a sí
misma a través de una nueva formulación de su territorio, de su organización interna y de su
significado como último bastión de la Ortodoxia. La nueva ideología crea una simbología a su
alrededor que favorece la institucionalización de numerosos jurodivye. La consolidación del Estado
moscovita ejerce una fuerza centralizadora que eleva cultos locales a la categoría de nacionales. La
formación de la supremacía moscovita es un largo proceso que avanza con la derrota de las
ocupaciones tártaras. Las ciudades de provincias liberadas o situadas en rutas comerciales que les
dotan de cierto esplendor ejercen una fuerza descentralizadora generando sus propias
manifestaciones simbólicas y con estas sus propias emergencias del jurodstvo. Algunas de éstas
serán adoptadas posteriormente por el poder central como propias.
Las Reformas de Pedro I cierran la etapa de supremacía moscovita e inician un cambio a
todos los niveles siguiendo un espíritu modernizador. El nuevo marco ideológico pone sus ojos en
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