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EL BARROCO Y LA ESCATOLOGÍA EN EL
TRAUERSPIELBUCH
FRANCISCO NAISHTAT
INTRODUCCIÓN
En el capítulo 4 de su ensayo Stato di Eccezione,
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abocado a Ben-
jamin y a su relación con Schmitt, Giorgio Agamben, luego de
afirmar la centralidad de la catástrofe en el Ursprung des deutschen
Trauerspiels y su función como modelo del estado de excepción
en el barroco, sorprende con la afirmación siguiente:
Un infelice emendamento nel testo delle Gesammelte Schriften ha im-
pedito di misurare tutte le implicazioni di questo spostamento. Dove il
testo benjaminiano recitava: es gibt eine barocke Eschatologie, “vi è un’es-
catologia barocca”, gli editori, con singolare ignoranza di ogni cautela
filológica, hanno corretto: Es gibt keine…, (“non vi è un’escatologia
barocca”) (ibid.). Eppure il passo successivo è lógicamente e sintatti-
camente coerente con la lezione originale.
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Aunque tipográficamente la diferencia es mínima, semántica-
mente es máxima: de la misma se sigue, en efecto, nada menos que
dos tesis antinómicas entre sí: I) “Hay una escatología barroca” [Es
1. Giorgio Agamben, Stato di eccezione, Torino, Bollati Boringhieri, 2003.
2. “Una enmienda poco feliz al texto de los Gesammelte Schriften ha impedido me-
dir todas las implicaciones de este cambio de enfoque. Donde el texto benjami-
niano recitaba:
es gibt eine barocke Eschatologie, ‘hay una escatología barroca’,
los editores, con singular ignorancia de toda cautela filológica, han corregido:
Es
gibt keine…, (‘no hay una escatología barroca’). Véase Giorgio Agamben, Stato
di eccezione, op. cit., p. 73; para su traducción, Giorgio Agamben, Estado de ex-
cepción, Flavia Costa e Ivana Costa (trads.), Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2004,
p. 109.
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gibt eine barocke Eschatologie]; II) “No hay una escatología barroca”
[Es gibt keine barocke Eschatologie]. Ahora bien, Agamben no habla de
un error tipográfico, sino de una infeliz corrección (emendamento) del
texto original, que procedería de haber suplantado I) por II), y que
habría terminado embarullando las pistas que libra el Trauerspielbuch.
Mis propuestas aquí son:
a) Relacionar esta grave imputación agambeniana a los edito-
res francforteses de Benjamin (Rolf Tiedemann y Hermann
Schweppenhäuser), no solamente con el ensayo de Giorgio
Agamben, Stato di eccezione,
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sino también con su ensayo pre-
vio Il tempo che resta. Un commento alla Lettera ai Romani.
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Se
trata de medir la imputación agambeniana primeramente a la
luz de la “gigantomaquía” [Gigantomachia] pretendida por el
autor italiano en el capítulo iv de Stato di Eccezione, entre Carl
Schmitt y Walter Benjamin en torno al vacío [Vuoto] sobre el
que se asentaría el derecho; y segundamente en torno al ca-
rácter final de la historia secular, tal como está en el comen-
tario de Agamben a las epístolas de San Pablo. Más allá del
carácter algo novelesco y novelado que, en primera aparien-
cia, posee la imputación de Agamben (reforzado por la pérdi-
da del manuscrito original del Trauerspiel y por la ocurrencia
eine Eschatologie en la edición de 1928,
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lo que podría evocar
algunas intrigas borgesianas a las que es afecto Umberto Eco
en El nombre de la rosa, nos parece sin embargo más significa-
tivo aquí el que la imputación desborde la filología y posea su
importancia dentro del pensamiento escatológico de Agam-
ben, en afinidad con su propósito kojeviano de interpretar la
catástrofe barroca [Katastrophe] en el Trauerspielbuch como una
figura de la catástrofe de la historia, y, por ende, como una
clave escatológica que sería propia del final de la historia.
b) Ampliar esta polémica con la ayuda de algunos hallazgos re-
cientes aparentemente desconocidos por Agamben (en parti-
cular, una carta de Gershom Scholem al editor Rolf Tiede-
mann en 1963, reproducida en un sugerente, y relativamente
reciente, artículo del comentarista alemán Thomas Meyer
acerca de este mismo tema,
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) donde Scholem defiende en-
fáticamente la versión keine barocke Eschatologie sobre la base
de su lectura del manuscrito original y de la coherencia del
conjunto en el pensamiento benjaminiano del barroco.
c) Proponer una superación de este indecidible problema filo-
lógico (ante la pérdida del manuscrito original) eludiendo
la decisión entre I) Eine barocke Eschatologie contra II) Keine
barocke Eschatologie (ni viceversa), y considerando más bien
que, más allá de la cuestión filológica originaria, estamos
en presencia de dos extremos que son constitutivos del ba-
3. Giorgio Agamben, Stato di eccezione, op. cit.
4. Giorgio Agamben, Il tempo che resta. Un commento alla “Lettera ai Romani”,
Torino, Bollati Boringhieri, 2000.
5. Como es sabido, en la primera edición berlinesa de 1928 por la casa Rowolt
Verlag, la frase que aparece es “Es gibt eine barocke Eschatologie”. Véase Wal-
ter Benjamin,
Ursprung des deutschen Trauerspiels, Berlín, Rowolt Verlag, 1928,
p. 56. En cambio, en la edición del
Trauerspielbuch en las obra completas, los
editores Rolf Tiedemann y Hermann Schweppenhäuser transcribieron “Es gibt
keine barocke Eschatologie”. Véase Walter Benjamin, “Ursprung des deutschen
Trauerspiels”, en
Gesammelte Schriften, libro i, vol. 1, Fráncfort del Meno, Suhr-
kamp, 1974, p. 246. Esto es lo que desata la queja de Giorgio Agamben, quien
imputa a los editores una adulteración gratuita del original. En rigor, el manus-
crito original sobre el que se basó la impresión de 1928 se perdió, y Tiedemann
y Schweppenhäuser tomaron en 1974 la decisión de transcribir
keine en vez de
eine sobre la base de algunos argumentos que consideramos más abajo. Véase
Walter Benjamin, “Ursprung des deutschen Trauerspiels”,
Gesammelte Schriften,
libro i, vol. 1,
op. cit.
6. Thomas Meyer, “Tatort Trauerspielbuch. Ein unbekannter Brief von Gershom
Scholem”, en
Zeitschrift für Ideengeschichte, vol. 1, núm. 3, otoño de 2007,
Múnich, Verlag C. H. Beck, 2007.
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