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significando tanto los aportes como las problemáticas que ésta plan-
tea para pensar lo político.
En una de las últimas cartas que Benjamin escribe a Gretel
Adorno, con quien mantuvo una larga e íntima correspondencia,
Benjamin responde al pedido de su amiga, que en una carta an-
terior le había solicitado algunas notas respecto de su teoría del
progreso.
3
En esta carta de la primavera de 1940, Benjamin anuncia
que le enviará el texto que
luego fue conocido como las Tesis:
Y todavía hoy te entrego estos pensamientos más como un ramo de
hierbas susurrantes, recogidas durante un paseo meditativo, que como
una colección de tesis […] Por lo demás, a pesar del carácter expe-
rimental que les es propio, estas reflexiones servirán no solo en las
cuestiones de método para preparar una continuación del Baudelaire.
Me hacen sospechar que el problema del recuerdo y del olvido que
aparece, en otro plano, en estas reflexiones, me tendrá ocupado todavía
por mucho tiempo. No hace falta que te diga que no tengo intención
de publicar estos apuntes (menos que menos en la forma que te los
envío). Esto favorecería los
malentendidos más entusiastas. [Carta de fines
de abril o principios de mayo de 1940].
4
Dicho “ramo de hierbas susurrantes” acaba siendo conocido
gracias a que Benjamin envió una copia a Hannah Arendt, quien
al llegar a Estados Unidos en 1941 –luego de cruzar por el mismo
lugar donde Benjamin se había quitado la vida un año atrás– se
lo entrega a Theodor W. Adorno. En 1942, Adorno y Max Hor-
kheimer deciden publicarlo en un volumen a modo de homenaje
intitulado
En memoria de Walter Benjamin, editado por el Instituto
de Investigaciones Sociológicas en Los Ángeles. Se trata del último
texto de Benjamin que se tiene conocimiento, pues aquellos ma-
nuscritos que cargaba en su misteriosa valija durante su huida de
Francia, de los que tenemos noción a través del testimonio de Lisa
Fittko –ya que operaba como guía del contingente– no han sido
encontrados hasta ahora.
Mi propuesta en este trabajo es hacer hincapié de los “mal-
entendidos” que el propio Benjamin consideró que su obra podía
generar. Una de las fuentes de esos posibles malentendidos es la re-
lación entre el tiempo histórico y el tiempo mesiánico
5
que aparece
en las
Tesis. La presencia insistente, tanto del historiador materialista
como del mesías en este escrito, arroja una serie de problemáticas al
momento de entender el pensamiento tardío benjaminiano, que re-
dundan
en la potencia que las Tesis albergan para pensar lo político.
En este sentido, el “malentendido” que pretendo abordar es
aquel que surge de la interrupción de lo mesiánico en la continui-
dad de la historia. La acción política revolucionaria aparece en las
Tesis como aquella capaz de interrumpir el
continuum de la historia,
esto es, de cortar la cadena de catástrofe a partir de la actualización
del pasado incumplido; y es a través de ello que “se da a conocer
como mesiánica”.
6
Sin embargo, en la Tesis iii Benjamin ofrece la
figura de una “humanidad redimida”
7
a la que todo su pasado se
3. En dicha carta, Gretel Adorno le escribió a Benjamin: “Cuando estuve por última
vez en París, en mayo de 1937, recuerdo una linda cena junto con Sohn-Retel y
Teddie [Theodor W. Adorno], el día que nos explicaste tu teoría del progreso. Te
estaría muy agradecida si pudieras mandarme algunas notas sobre eso si es que
tienes algunas” [Carta del 10 de febrero de 1940]. Véase Gretel Adorno y Walter
Benjamin,
Correspondencia, Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2011, p. 443.
4. Gretel Adorno y Walter Benjamin, op. cit., p. 446. (Los paréntesis son del autor;
las cursivas son propias).
5. Pablo Oyarzún también ha llamado la atención acerca de los malentendidos
que Benjamin advierte en la carta, considerando que el asidero de los mismos
sería el mesianismo, aunque centrando su estudio en la débil fuerza mesiánica
figurada en la Tesis ii. Véase Pablo Oyarzún,
op. cit.
6. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 52.
7. Ibid., p. 40.
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le ha vuelto citable. Esta figura –aparentemente fácil de interpretar
a la luz del
Fragmento teológico político–
8
resulta, sin embargo, pro-
blemática si se la conjuga con las primeras líneas de la tesis hallada
por Giorgio Agamben en la Biblioteca Nacional de París;
9
lectura
que arrojaría la posibilidad de una interrupción mesiánica que ya
no tendría lugar
en la historia, sino que sería una interrupción
de
la historia.
Dar cuenta de este malentendido implica poner
sur la table
las tensiones que aparecen en las
Tesis, lo que resulta fundamental
para la reflexión sobre lo político: si la acción política es para Ben-
jamin eminentemente interrupción del tiempo, cabe preguntarnos
en qué consiste, es decir, cómo es que actúa en el terreno de la
historia.
ENTRE LA CATÁSTROFE Y EL FIN
La crítica a la ideología del progreso que formula Walter Benjamin
puede rastrearse desde sus escritos más tempranos como
El Surrea-
lismo. La última instantánea de la inteligencia europea
10
de 1929, hasta
sus afamadas
Tesis, escritas el mismo año de su trágica muerte.
En el ensayo sobre el surrealismo, Benjamin se sirve del con-
cepto de “organización del pesimismo” de Pierre Naville,
11
y en
un perspicaz movimiento identifica al surrealismo con su acepción
herética del marxismo:
El surrealismo se ha aproximado más y más a la respuesta comunista.
Lo cual significa: pesimismo en toda línea. Así es y plenamente. Des-
confianza en la suerte de la literatura, desconfianza en la suerte de la
libertad, desconfianza en la suerte de la humanidad europea, pero sobre
todo desconfianza, desconfianza, desconfianza en todo entendimiento:
entre
las clases, entre
los pueblos, entre éste y aquél.
12
De este modo, nuestro filósofo plantea su distancia respecto
de las filosofías de la historia que postulan la existencia de una
ley de la historia por encima de los hombres y los pueblos, y que
determinaría un avance inexorable, ya sea lineal o dialécticamente,
hacia un estadio superior. Al progreso en la historia, Benjamin opo-
ne la desconfianza y el pesimismo.
Más aún, en la siempre citada Tesis ix Benjamin ilustra al ángel
de Paul Klee mirando de reojo y con espanto al pasado del que
se aleja. ¿Qué es lo que espanta al ángel? La catástrofe, responde
Benjamin, pues “en lo que
a nosotros nos aparece como una ca-
dena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe, que incesante-
mente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies”.
13
El ángel
quiere detenerse para despertar a los muertos de la historia, pero
no puede porque la tempestad del progreso lo empuja a seguir su
vuelo: el progreso se presenta en esta tesis como aquello que no
nos permite detenernos ante las injusticias pasadas, obligándonos
a comprenderlas como piezas necesarias del curso de la historia.
Benjamin rompe explícitamente con esta imagen procesual de la
historia. Frente al supuesto avance de ésta, él pone la mera rui-
na como resaca de la historia universal.
14
8. Walter Benjamin, “Fragmento teológico-político”, en Estética y política, Buenos
Aires, Las
Cuarenta, 2009.
9. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 52.
10. Walter Benjamin, “El Surrealismo. La última instantánea de la inteligencia euro-
pea”, en W. Benjamin,
Imaginación y sociedad. Iluminaciones i, Madrid, Taurus,
1980.
11. Ibid., p. 59.
12. Ibid., p. 60.
13. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 44. (Las cursivas
son del autor).
14. Dicha correspondencia entre catástrofe y progreso aparece también en Zentral-
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