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En esta crítica de la ideología del progreso –que aparece ya en
el ensayo sobre el surrealismo, pero completamente condensada en
las
Tesis– en tanto ceguera que impide ver la catástrofe,
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radica la
benjaminiana concepción interruptiva del tiempo: si el avance de
la historia no es más que catástrofe, de lo que se trata es de dete-
nerlo; esto es, de cesar la catástrofe. Como señala Reyes Mate: “Lo
catastrófico en nuestro caso es que
esto no tenga final, que no haya
quien lo pare, que la historia siga con la misma lógica. Lo catas-
trófico es la eternización de lo que ya tenemos, la irreversibilidad
del curso que nos ha traído hasta aquí. Lo angustioso no es que la
historia no tenga un fin, sino que no lo tenga”.
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LA ACCIÓN MESIÁNICA
Quebrar la regla, poner fin a la catástrofe… ¿Cómo entender aquí al
mesías que incansablemente aparece tesis tras tesis? La aparición del
mesías imprime una discontinuidad en el tiempo histórico, como
escribe Benjamin
en sus apuntes de las Tesis: “el Mesías interrumpe
la
historia; el Mesías no comparece al final de un desarrollo”.
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En este apartado analizaré el modo en que la rememoración
y la acción política aparecen en las
Tesis, con el ánimo de señalar
el vínculo indisociable que establece Benjamin entre el recurso al
pasado y la redención. Se sostiene aquí que su propuesta de tem-
poralidad suspensiva es tributaria de su pensamiento mesiánico,
y que tanto en la rememoración como en la acción política ésta
dimensión mesiánica implica una interrupción
en el decurso de la
historia.
La rememoración emerge como un tipo singular del recordar,
en el cual advienen fragmentos del pasado aún no conocido. Como
indican las últimas líneas de la Tesis B: “Se sabe que [a] los judíos les
estaba vedado investigar el futuro. En cambio, la Thora y la oración
los instruyen en la
rememoración [
eingedenken]
. Ésta les desencantaba el
futuro al que sucumben aquellos que buscan información en los adivinos.
Pero no por ello el futuro se les volvía un tiempo homogéneo y vacío a los
judíos. Pues en él cada segundo era la pequeña puerta por donde podía en-
trar el Mesías”.
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En el andamiaje benjaminiano, la rememoración se
ilumina como la interrupción del presente por un pasado incum-
plido, en la que aparece un sentido (olvidado) del pasado (no sido).
Ese pasado representa aquello inconfesable, silenciado, de modo que
no corrobora lo que
es, sino que adviene como pasado incumplido,
revelando las injusticias de la historia en detrimento de sus con-
tinuidades. El pasado de la rememoración tampoco es un pasado
park: “El concepto de progreso hay que fundarlo en la idea de catástrofe. Que
todo ‘siga tal cual’
es la catástrofe. No es en cada caso lo que está por venir, sino
lo siempre ya dado. El pensamiento de Strindberg: el infierno no es lo que nos
aguardaría –sino
esta vida aquí”–. Véase Walter Benjamin, Parque central, Santia-
go de Chile, Metales Pesados, 2005, p. 35. (Las cursivas y comillas son del autor).
Asimismo, Gershom Scholem ilumina la correspondencia entre catástrofe y me-
sianismo en el pensamiento de Benjamin: “El mesianismo judío es en su origen y
en su esencia –y de ninguna manera esto puede ser pasado por alto– una teoría
de la catástrofe”. Citado en Ralph Buchenhorst, “Mesianismo y vida cotidiana.
Caracterizaciones del pensamiento de Walter Benjamin”, en Walter Benjamin,
Estética y política, Buenos Aires, Las
Cuarenta, 2009, p. 20.
15. Debo esta prolija ilustración a Ralph Buchenhorst: “Desde la óptica dialéctica de
Benjamin, la catástrofe es la puerta por la que el Mesías puede entrar, cuando
es posible interpretar los signos que ella revela. El concepto del progreso sig-
nifica, desde esta perspectiva, la
ceguedad ante la irrupción de lo catastrófico
en la vida cotidiana”. Véase Ralph Buchenhorst,
op. cit., p. 29. (Las cursivas son
propias.).
16. Manuel Reyes Mate, op. cit., p. 163. (Las cursivas son del autor).
17. Walter Benjamin, “Apuntes sobre el concepto de historia”, en La dialéctica en
suspenso. Fragmentos
sobre la historia, Santiago
de Chile, lom, 2009, p. 73.
18. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 53. He modifica-
do la traducción de Oyarzún del término
Eingedenken, siendo que él lo traduce
como
remembranza, mientras que yo prefiero traducirlo como rememoración.
(Las cursivas son propias).
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disponible, como el del historicismo, sino que está atravesado por
el riesgo que significa la posibilidad de que cada presente lo vuel-
va a olvidar, esto es, que no se reconozca “aludido” en él.
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Así, la
rememoración es una experiencia con el pasado que no radica en
el “revivir” del historicismo, sino que implica un giro reflexivo de
la memoria en el cual cobran actualidad fragmentos de un pasa-
do inconcluso. De este modo, cobra sentido la lectura de Reyes
Mate de la rememoración como una experiencia mundana de la
redención: la rememoración consiste en “ese encuentro entre un
pasado declarado in-significante y un sujeto necesitado, encuentro
que
salve el sentido del pasado al tiempo que proyecta una nueva
luz sobre el presente gracias a la cual entendemos mejor la realidad
y descubrimos nuevas posibilidades suyas”.
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Como mencionamos anteriormente, la particularidad del me-
sías se funge en su carácter inesperado: el mesías puede advenir en
cualquier momento, lo que arroja una temporalidad que se cifra
en un rebelarse contra el tiempo implicado en la ideología del pro-
greso que postula un ordenamiento lógico de la historia, y que,
como señala
Reyes Mate, conlleva otro sentido:
el proyecto ilustrado pretendía liberar al hombre de los mitos. Pues
bien, incluso en el caso que lo hubiera conseguido, habría conseguido,
sí, desencantar al mundo, pero no redimirlo. La intencionalidad práctica
o política de Benjamin se esconde en esta distinción entre desencanta-
miento y redención. No le interesa sólo liberar al mundo de los mitos,
sino al hombre de las injusticias, por eso contempla todas las cosas desde
el punto de vista de la redención.
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El progresismo, como secularización de la promesa cristiana
de la salvación ultra terrenal, no sólo es denunciado por Benjamin
en las filosofías de la historia, sino también en la política; no sólo en
sus formas liberales, sino también marxistas. El marxismo progresis-
ta es condenado por Benjamin como “marxismo vulgar”,
22
en refe-
rencia a la vertiente del socialismo que postula el desarrollo técnico
como único motor de una historia que avanza inexorablemente
hacia la sociedad sin clases. Benjamin escribe en la Tesis xi: “la vieja
moral protestante de trabajo celebraba en los obreros alemanes, bajo
especie secularizada, su resurrección”.
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Ésta es la socialdemocracia
que sufre el fascismo y que no advierte “que el
estado de excepción
en que vivimos es la regla”
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y pone en la tierra lo que antes yacía en
el cielo; esto es, la idea de una salvación asegurada y
a posteriori.
19. Hago referencia a la Tesis v en la que Benjamin arremete contra la verdad del
historicismo, para postular que la verdadera imagen de la historia “es una ima-
gen irrecuperable del pasado que amenaza desaparecer con cada presente que
no se reconozca aludido en ella”. Véase Walter Benjamin, “Sobre el concepto
de historia”, en
op. cit., p. 4). Susan Buck-Morss destaca la dimensión dialéctica
de la imagen como diferencia fundamental entre el materialismo histórico y el
historicismo respecto de la relación presente-pasado: “en las imágenes dialéc-
ticas de Benjamin, el presente como momento de oportunidad revolucionaria
aparece como el ‘horizonte’ de la historia pasada, actuando como estrella po-
lar para la reunión de sus fragmentos. Sin él, las posibles reconstrucciones del
pasado serían infinitas y arbitrarias. Así, el presente le otorgaba al materialista
histórico la perspectiva correcta y lo ayudaba a no perderse. Esto es importante
porque separa el método de Benjamin del historicismo que también interpreta
el pasado a la luz del presente, pero postulando un presente
dado en vez de
un presente revolucionario”. Véase Susan Buck-Morss,
Walter Benjamin, escritor
revolucionario, Buenos Aires, Interzona, 2005, p. 25. (Las comillas y cursivas son
de la autora).
20. Manuel Reyes Mate, op. cit., p. 26. (Las cursivas son propias).
21. Ibid., p. 24.
22. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en op. cit., p. 46.
23. Ibid., p. 45. Es interesante ver que en esta tesis Benjamin señala esta acepción
como una “confusión”, que se derivaría de una mala interpretación de la teoría
de Marx.
24. Ibid., p. 43. (Las cursivas son del autor).
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