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que hemos recortado, varios ejes de la discusión que los autores ha-
brían de mantener en el intercambio epistolar que tuvo lugar en los
meses subsiguientes: la
prima philosophia que habría de desplegarse
en los
Pasajes –y el lugar que ocupará en ella la teología
–, la relación
de este trabajo con la teoría social, la naturaleza de las imágenes dia-
lécticas y la legitimidad o no de concebirlas como imágenes oníri-
cas, el problema de su demarcación respecto a las imágenes arcaicas,
lo arcaico o lo mítico como objeto de la crítica.
FRANZ KAFKA
En una breve carta fechada el 16 de diciembre,
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Adorno refiere a
Benjamin que al fin ha leído su texto sobre el escritor checo. No se
sabe con precisión cómo consiguió hacerse de un ejemplar,
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pero
independientemente de cuál haya sido el canal por el que llegó a sus
manos, Adorno refiere la “impresión extraordinaria” que el trabajo
le produjo y las coincidencias con Benjamin “en lo filosóficamente
fundamental”.
26
Esas concordancias son desarrolladas extensamente
en una carta fechada al día siguiente.
La principal afinidad que destaca Adorno tiene que ver con
la concepción de “teología inversa” tal como aparece en el tercer
capítulo del texto de Benjamin –la operación teológica de Kafka
es allí comprendida como “permitir la proyección de un futuro
en forma de juicio, sobre el espejo que lo primitivo en forma de
culpa le ofrecía”–.
27
Su propia concepción teológica también ha-
bía encontrado expresión en ocasión de interpretar al autor checo:
“según ella, la obra de Kafka sería una fotografía de la vida terre-
na desde la perspectiva de la vida redimida, de la que únicamente
aparece la punta del paño negro”.
28
Este modo de comprender la
teología, que en la obra de Benjamin estaba en funcionamiento
desde su ensayo sobre la violencia de 1921,
29
y que es reconocible
en el último aforismo de los
Minima moralia (1951) adornianos,
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constituirían una posición contra las interpretaciones natural y so-
brenatural de la teología, al no ocuparse del conocimiento de la
mera inmanencia o intentar aprehender lo trascendente, siendo
su objetivo, en cambio, iluminar el mundo desde la perspectiva de
la redención.
Adorno desarrolla también una serie de observaciones críticas
–que Benjamin acogerá positivamente según su carta del 7 de ene-
ro de 1935–:
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señala que no está suficientemente conceptualizada
la relación entre protohistoria y modernidad, de la que depende-
ría una acabada interpretación de Kafka; al respecto, indica que la
oposición entre “época” [
Zeitalter] y “era” [
Weltalter], que aparece
en el primer apartado del ensayo a partir de una cita de Lukács,
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no alcanza a presentar un carácter dialéctico. Dialectizar esta con-
traposición podría contribuir al esclarecimiento de la relación entre
protohistoria y modernidad: “para
nosotros
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el concepto de ‘época’
es absolutamente inexistente (de igual modo que desconocemos la
decadencia y el progreso en el sentido pleno del término que usted
24. Ibid., p. 77.
25. Idem. En la carta, Adorno menciona que ha sido a través de Egon Wissing, primo
de Benjamin y marido de Lotte, la hermana de Gretel Karplus. Sin embargo, la
misma carta conserva una inscripción marginal hecha por el propio Wissing, que
desmiente esta información.
26. Idem.
27. Walter Benjamin, “Franz Kafka”, en Para una crítica de la violencia. Iluminaciones
iv, Roberto Blatt (trad.), Madrid, Taurus, 1991, p. 151.
28. Theodor W. Adorno
y Walter Benjamin, op. cit., p. 78.
29. Walter Benjamin, “Zur Kritik der Gewalt” [Para una crítica de la violencia], en Ge-
sammelte
Schriften, libro ii, vol. 1, op. cit., pp. 171-203.
30. Theodor W. Adorno, Minima moralia. Reflexiones desde la vida dañada, Joaquín
Chamorro Mielke (trad.), Msdrid, Taurus, 1998, p. 250.
31. Theodor W. Adorno y Walter Benjamin, op. cit., p. 84.
32. Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, libro ii, vol. 2, op. cit., p. 410.
33. Destacado en el original.
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