28
delimita el 10% más pobre de la distribución. Este indicador se puede descomponer
entre los cambios en la parte alta (distancia entre el percentil 90 y la mediana) y baja de
la distribución (distancia entre la mediana y el percentil 10)
11
.
Cuadro 1
Distribución por decilas de la renta disponible de los hogares e indicadores de
desigualdad
1973/74
1980/81
1990/91
2007
2014
Decila
%
%
%
%
%
Primera
2,7
2,7
3,1
3,6
2,9
Segunda
4,4
4,6
5,0
5,3
4,8
Tercera
5,6
5,7
6,1
6,0
6,3
Cuarta
6,7
6,8
7,0
7,7
7,1
Quinta
7,8
7,9
8,1
8,1
8,1
Sexta
9,0
9,0
9,2
9,9
10,2
Séptima
10,4
10,4
10,5
10,3
10,7
Octava
12,2
12,2
12,2
12,1
12,6
Novena
15,1
15,2
14,9
15,2
15,3
Décima
26,3
25,4
23,9
22,0
22,1
P90/P10
4,92
4,54
4,06
3,95
4,39
P90/P50
2,28
2,09
2,05
1,87
1,97
P50/P10
2,15
2,17
1,98
2,11
2,23
Gini
0,337
0,330
0,305
0,303
0,315
Decila: 10% de la población (ordenada de menor a mayor renta), P90: nivel de renta correspondiente al
percentil 90, P50: nivel de renta correspondiente al percentil 50, P10: nivel de renta correspondiente al
percentil 10.
Fuente: Elaboración propia a partir de las Encuestas de Presupuestos Familiares.
Si se consideran los años extremos, los principales cambios en la distribución
por decilas de la renta disponible son una leve mejora de la participación en el total del
grupo con menos ingresos y, por el contrario, una caída importante del porcentaje
correspondiente al grupo con rentas más altas. Esa observación, sin embargo, como en
el análisis anterior, está muy condicionada por lo sucedido en la crisis. Antes del
comienzo de ésta, el panorama distributivo se caracterizó por una gradual mejora,
impulsada sobre todo por la corrección de la desigualdad en los años ochenta, y la
continuidad de este proceso, aunque moderada, hasta el inicio de la crisis. Esta
11
Como se señaló, este indicador se diferencia del utilizado en apartados anteriores, en el que se
comparaba el porcentaje de la renta total que correspondía al quintil de mayores ingresos con el que
acumulaba el 20% con rentas más bajas. En este caso se mide el cociente entre la renta que delimita estar
en la decila de mayor renta con la que define la pertenencia al 10% más pobre de la población.
29
evolución queda confirmada por los cambios en el índice de Gini, con una reducción
anual especialmente intensa en los años ochenta (-0,74%), que siguió a la reducción de
las diferencias de renta en los años setenta (-0,32%), una relativa estabilidad entre 1990
y la crisis (-0,05%) y un veloz crecimiento desde el inicio de ésta hasta la actualidad
(0,58%).
El cociente de los niveles de renta que delimitan las decilas extremas disminuyó
a una tasa similar en los años setenta y ochenta (algo más de un 1% anual), moderó su
crecimiento desde 1990 hasta el último tercio de la pasada década y registró en la crisis
la mayor variación, al alza, de todos los períodos considerados. Cabe destacar, sin
embargo, algunas diferencias importantes en la estructura de la desigualdad durante los
distintos sub-períodos analizados. La reducción observada durante los años setenta se
debió, sobre todo, al estrechamiento de la parte alta de la distribución, proceso en el que
debió influir el desarrollo de la imposición progresiva sobre la renta personal, mientras
que las distancias entre la parte central de la distribución y las rentas más bajas se
amplió, como resultado de la especial incidencia de los problemas de destrucción de
empleo y pérdida de bienestar de los hogares con rentas más bajas. En la década
siguiente, la reducción de la desigualdad se produjo, sobre todo, por la reducción de las
diferencias en la parte baja de la distribución de la renta, por la recuperación de los
niveles de empleo aunque sin bajar de una tasa de desempleo del 15%, y, sobre todo,
por la extensión del sistema de prestaciones sociales. No sucedió lo mismo en los años
noventa, con una mayor compresión de la parte alta de la distribución, que compensó el
repunte de las diferencias en la mitad inferior. La crisis amplió las diferencias en toda la
distribución, aunque afectando todavía más a las rentas más bajas.
Todos estos cambios revelan, en síntesis, que la evolución de la desigualdad en
el largo plazo en España estuvo determinada durante varias décadas, fundamentalmente,
por las fluctuaciones de los niveles de empleo y, sobre todo, por los cambios en el
sistema de prestaciones e impuestos. Fue en los períodos en los que se combinaron
reducciones de la tasa de desempleo y reformas que aumentaron la progresividad y la
capacidad redistributiva de los impuestos y las prestaciones monetarias cuando más
disminuyó la desigualdad. En los períodos en los que la reducción de desempleo no fue
paralela a la expansión de los principales instrumentos redistributivos, como en la fase
de bonanza anterior a la crisis, la ganancia en términos de equidad fue mucho más