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matar por la sospecha de que estaba conspirando contra él. Antipatro se refugió con
Lisímaco, pero pronto fue eliminado al no ser más un aliado útil. Demetrio fue
aclamado como rey de Macedonia (294), pero en un intento de recobrar sus
posesiones orientales fue capturado y encarcelado por Seleuco (288/287). Murió
once años después, presuntamente a causa de la bebida. (véase la Vida de Plutarco).
Aun cuando los diadocos habían estado disputándose el imperio por un
tiempo más largo que toda la vida de Alejandro, la geografía global del imperio,
fuera de Egipto, todavía no se había fijado. La desaparición de Demetrio llevó a la
partición de Macedonia entre Lisímaco y Pirro del Épiro. Después, Lisímaco se
estableció como el único soberano; también controlaba la mayor parte del Asia
Menor, y hasta entonces su centro de operaciones había estado al este de Macedonia,
en el lado europeo del Helesponto. Sin embargo, en el 281, en Curopedio de Lidia,
Lisímaco fue derrotado y muerto por Seleuco. El anciano vencedor trató de unir
Europa y Asia invadiendo Macedonia, pero fue asesinado en el 281 por un hijo
distanciado del rey Ptolomeo de Egipto, Ptolomeo Cerauno («rayo»).
La época de Demetrio, 301-276 a.C.
298/297 Muerte de Casandro
294 Demetrio I captura Atenas y Macedonia
- Antíoco se convierte en corregente con Seleuco I
293 Lisímaco capturado por Getai
288/287 Demetrio I es expulsado de Macedonia por Lisímaco y Pirro, rey
del Épiro
287 Atenas se subleva por Demetrio
286 Demetrio capturado por Seleuco
285 Ptolomeo II Filadelfo se convierte en corregente en Egipto
283 Muerte de Demetrio I, muerte de Ptolomeo I
c.283 Muerte de Agatocles, hijo de Lisímaco
281 Lisímaco muere en la batalla de Curopedio
- Asesinato de Seleuco; Ptolomeo Cerauno rey de Macedonia
280 Pirro invade Italia
- Muerte de Ptolomeo Cerauno
- Refundación de la liga aquea
280/279 Los gálatas rechazados en Grecia central
279 Los gálatas establecen el reino de Tilis en Tracia
278/277 Los gálatas invaden el Asia Menor
277 Antígono II Gónatas toma el control de Macedonia
Los dos últimos generales de Alejandro habían muerto al cabo de cuarenta y
dos años de que el conquistador de Persia sucumbiera a la fiebre. Aunque los hechos
del 323-281 pueden ser revisados en pocas hojas, muchas personas nacidas bajo el
reinado de Alejandro no vivieron para ver este desenlace. Para ellos, su muerte habrá
parecido tan remota en el tiempo como la crisis de Suez y la revolución húngara de
1956 resultan a alguien que las contemple desde finales de la década de 1990. Estas
cuatro décadas, que pueden parecer caóticas, contuvieron muchos períodos de calma
relativa, y hubo épocas en que la cuestión de quién habría de gobernar Macedonia
parecía haber sido definitivamente resuelta.
Ptolomeo Cerauno murió en el 280 luchando contra los galos (véase más
abajo), y no fue sino hasta tres años después cuando Antígono II Gónatas (r. 277-
239) tomó el control de Macedonia.
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Desde esa época hasta la conquista romana de
Grecia en el siglo II a.C, sus descendientes, los Antigónidas, fueron la dinastía
reinante de Macedonia.
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Eumenes
En este punto, habiendo establecido la secuencia de los acontecimientos que
implicó a los principales rivales, el cuadro puede ser completado describiendo las
carreras de los hombres que desempeñaron una parte en las luchas de los diadocos y
la administración del imperio. Además de los grandes nombres conocidos en la
historia, hubo muchos generales menores, de importancia local o efímera. Algunos
sólo son conocidos por las referencias casuales en las fuentes y los documentos, tales
como Eupolemo de Macedonia, que gobernó Caria como dinasta en la década del
310 (Diod. 19. 68. 5-7, Austin 33).
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En las siguientes páginas hablaremos de dos
individuos que, aunque importantes, no disfrutaron del éxito completo. A Lisímaco
ya lo hemos encontrado. Primero nos centraremos en una figura que en una
perspectiva más larga podría ser considerada un carácter menor, pero que aparece en
las fuentes antiguas como una figura clave para los años 323-316 (Diodoro, esp. 18.
29-32, 39-42, 53, 57-62; 19. 12-18, 21-34, 37-44; Plut. Eumenes).
Como ciudadano de Cardia, en el litoral de Propontis (mar de Mármara),
Eumenes, secretario de Alejandro, era el único no macedonio nombrado para un
generalato importante en el 323. Se le asignó la tarea de expulsar a un soberano persa
local, Airrates, de Capadocia y Paflagonia. Llevó a cabo la tarea con la ayuda de
Pérdicas (Diod. 18. 16. 3, 18. 22. 1); pero cuando éste fue asesinado, los otros
diadocos atacaron a Eumenes y lo condenaron a muerte en ausencia por matar a
Crátero, aun cuando éste lo había atacado.
Durante años de campaña Eumenes evitó repetidamente la derrota, y con
astutas tretas mantuvo la lealtad de sus tropas macedonias. Una de las historias más
pintorescas es preservada por Diodoro (18. 60-61). Eumenes deseaba hacer que sus
opiniones contaran en el consejo militar de su ejército, pero llegó a la conclusión que
no siendo macedonio era poco probable que lo tomaran en serio. Por tanto, declaró
que había tenido un sueño en donde vio a Alejandro presidiendo el consejo y
entonces persuadió a sus oficiales de que pusieran un trono vacío y le colocaran la
insignia real encima, como si Alejandro en persona estuviera presidiendo sus
debates. De este modo, «se declaró igual a los demás generales ... disipó la envidia
con que había sido mirado y suscitó sentimientos muy favorables hacia su persona
entre los generales» (Diod. 18. 61. 2). Con todo, fue sitiado finalmente en Nora, en
Frigia, hecho prisionero y condenado a muerte por Antígono (Diod. 19. 44).
Tanto Diodoro como Plutarco hicieron amplio uso de la perdida obra de
Jerónimo de Cardia (p. 288), que había estado adscrito al ejército de Eumenes a
partir del 323. En consecuencia sabemos más de Eumenes que sobre casi ningún otro
diadoco. Diodoros y Plutarco subrayan una y otra vez que como era el único no
macedonio entre los generales tenía que preocuparse por reclamar una posición
equivalente; quizá por esta razón apoyó inicialmente a Pérdicas y a los reyes. Ambos
autores, sin embargo, usaron sus carreras como un cuento moral sobre la volubilidad
de la fortuna (tyché). Este énfasis puede proceder de Jerónimo —efectivamente
podemos estar viendo una imagen que Eumenes deseaba presentar a la posteridad—,
pero fue aceptada y aumentada por Diodoro y Plutarco bajo la influencia de las ideas
de su propia época,
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y no deberíamos fiarnos de su valoración de Eumenes. Esto no
significa que hayan exagerado su poder, pues tuvo considerable influencia en los
acontecimientos. Por tanto, vale la pena examinar las razones de su fracaso en
consolidarse firmemente como un diadoco.