La Ley por Frédéric Bastiat



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prestigio sobre hombres libres, les permitió vencer prejuicios y pasiones y así, conducir a sus 

pueblos por nuevos senderos".

"El Paraguay puede proporcionamos otro ejemplo. Se ha pretendido imputar como un crimen 

contra la sociedad, el considerar el placer del mando como el único bien de la vida. Pero será 

siempre hermoso gobernar a los hombres haciéndolos más felices... "

>"Quienes quieran establecer instituciones semejantes deberán implantar la comunidad 

de bienes de la república de Platón, como también el respeto que reclamaba para los dioses, 

el aislamiento con respecto a los extranjeros a fin de preservar las costumbres, y que el 

comercio sea practicado por el Estado y no por los ciudadanos; (tales legisladores) deberán 

darnos nuestras artes sin nuestro lujo y satisfacer nuestras necesidades y no nuestros deseos".

UNA IDEA HORRIPILANTE

Por más que el entusiasmo vulgar haga exclamar: "¡Es de Montesquieu, luego es magnífico! 

¡Es sublime!" Yo tendré el valor de mi opinión para decir:

¡Cómo tenéis el descaro de encontrar eso hermoso!

¡Porque es horrible! ¡Es abominable! Y estos extractos, que podría multiplicar, demuestran que, 

según las ideas de Montesquieu, las personas, las libertades, las propiedades y la humanidad 

entera, no son otra cosa que materiales adecuados para que el legislador ejercite su sabiduría.

EL CAMPEON DE LOS DEMOCRATICOS

Examinemos a Rousseau. Aun cuando este autor, suprema autoridad para los democráticos, 

haga descansar el edificio social sobre la voluntad general, nadie ha admitido tanto como él la 

hipótesis de la total pasividad del género humano en presencia del legislador.



"Si es verdad que un gran príncipe es algo excepcional, ¿qué será tratándose de un gran 

legislador? El primero no tiene más que seguir el modelo que el otro debe proponer. Es éste el 

ingeniero que inventa la máquina, mientras que aquél no es más que el operario que la arma 

y la hace funcionar".

¿Y en todo eso qué son los hombres?

¡La máquina que se arma y hace funcionar, o más bien el material en bruto, con el cual se hace 

la máquina¡

Es así que entre el legislador y el príncipe, entre el príncipe y sus súbditos, existen las mismas 

relaciones que entre el agrónomo y el agricultor, el agricultor y la tierra. A qué altura se coloca 

entonces por encima de la humanidad al autor que rige los mismos legisladores y les enseña 

su oficio en estos términos imperativos:



"¿Se quiere dar consistencia al Estado? Acérquense los grados extremos lo más posible. No se 

tolere que existan los opulentos ni los pobretones. Si la tierra es ingrata o estéril, volveos hacia 

la industria y las artes, cuya producción podría ser intercambiada por los artículos que falten... 

En buenas tierras, si os falta población, debe darse toda la atención y cuidados a la agricultura, 

que multiplica los hombres y desalojad las artes, que no harían otra cosa que terminar de 

despoblar el país... Ocupáos de las riberas dilatadas y cómodas, cubrid el mar de 


embarcaciones, y tendréis una existencia brillante y corta. Si no baña el mar en vuestras costas 

otra cosa que rocas inaccesibles, mantenéos bárbaros e ictiófagos, y viviréis así más 

tranquilos, tal vez mejores y con seguridad más felices. En una palabra, además de las 

máximas comunes para todos, cada pueblo encierra en sí alguna causa que ordena aquellas 

máximas de una manera especial y hace que su legislación sea adecuada sólo para él. Es así 

que en otro tiempo los hebreos y recientemente los árabes, han tenido como objetivo principal 

la religión, los atenienses las letras; Cartago y Tiro, el comercio, Rodas, la marina: Esparta, la 

guerra, y Roma la virtud. El autor del Espíritu de las Leyes ha demostrado con qué arte el 

legislador dirige la institución hacia cada uno de aquellos objetivos... Pero si equivocándose en 

su finalidad, el legislador parte de un principio diferente del que nace de la naturaleza de las 

cosas, si uno apunta a la servidumbre y otro a la libertad; uno a la riqueza y otro a la población; 

uno a la paz y otro a la conquista, se verá que las leyes se debilitan insensiblemente, y que la 

constitución se altera y el Estado no cesará de encontrarse agitado hasta quedar destruido o 

cambiado y hasta que la invencible naturaleza haya recuperado su imperio".

Pero si la naturaleza es suficientemente invencible como para recuperar su imperio, ¿por 

quéRousseau no admite que no tenía necesidad del legislador para tener aquel imperio desde 

el principio? ¿Por qué no admite que obedeciendo a su propia iniciativa los hombres habrían de 

volverse por si mismos hacia el comercio en riberas dilatadas y cómodas sin que un Licurgo, un 

Solón o un Rousseau se entremetan, a riesgo de equivocarse?



LOS SOCIALISTAS QUIEREN LA CONFORMIDAD FORZADA

Como quiera que sea, se comprende la responsabilidad terrible cuyo peso hace gravitar 

Rousseau sobre los inventores, fundadores, conductores, legisladores y manipuladores de 

sociedades. Es así que con respeto a ellos se manifiesta muy exigente.



"Aquel que se atreva a emprender la tarea de dar instituciones a un pueblo, debe sentirse 

capaz, para decirlo así, de cambiar la naturaleza humana, de transformar a todo individuo -el 

que de por sí es un todo perfecto y solitario- en una parte de un todo mayor, del cual el 

individuo reciba total o parcialmente su vida y su ser, de alterar la constitución del hombre para 

reforzarla: de sustituir una existencia parcial y moral a la existencia física e independiente que 

hemos recibido todos de la naturaleza. Es necesario, en una palabra, que se retire de los 

hombres sus fuerzas propias, para darles las que le son extrañas".

Pobre especie humana. ¿Qué harían con la dignidad los adeptos de Rousseau?



LOS LEGISLADORES PRETENDEN MOLDEAR LA HUMANIDAD

Raynal: "El clima, es decir el cielo y la tierra, es la primera regia para el legislador. Sus recursos 



le dictan sus deberes. Lo que debe consultar en primer lugar es su posición local. Una 

población colocada sobre costas marítimas tendrá leyes relativas a la navegación... Si la 

colonia es llevada al interior, debe el legislador prever el tipo y grado de fecundidad de las 

tierras".

"Por encima de todo, es en la distribución de las tierras donde habrá de brillar la sabiduría de la 

legislación. En general en todos los países del mundo, cuando se funda una colonia, debe 

darse a todos los hombres, es decir a cada uno de ellos, una extensión suficiente para el 

mantenimiento de una familia...".


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