•
considerar la posibilidad de asignar recursos y asistencia técnica a los países
donde se presenten brotes de influenza con potencial pandémico.
3.1.2 El sector salud
Al sector salud (que incluye la salud pública y los servicios públicos y privados de
atención de la salud), le corresponde una función natural de liderazgo y de abogacía en
los esfuerzos de preparación y respuesta frente a una pandemia de influenza. En
cooperación con otros sectores y como respaldo a su liderazgo nacional intersectorial, el
sector de la salud debe proveer liderazgo y orientación en las actividades requeridas,
además de sensibilizar sobre los riesgos y las posibles consecuencias para la salud de una
pandemia de influenza. Con el objeto de cumplir con esta función, el sector de la salud
debe estar preparado para:
•
suministrar información fidedigna en materia de riesgo, gravedad y progresión de
una pandemia y sobre la eficacia real de las intervenciones aplicadas durante la
misma;
•
establecer prioridades y continuar la prestación de la atención de salud durante
una pandemia de influenza;
•
poner en práctica medidas encaminadas a limitar la propagación de la influenza en
la comunidad y en los establecimientos de asistencia sanitaria; y
•
proteger y apoyar a los trabajadores de salud durante una pandemia.
3.1.3 Los sectores ajenos al sector de la salud
Cuando no se cuenta con preparativos tempranos y eficaces, las sociedades pueden sufrir
perturbación social y económica, amenazas a la continuidad de los servicios esenciales,
disminución de la producción, dificultades de distribución y escasez de productos
básicos. La perturbación de las organizaciones también puede acarrear repercusiones
sobre otras empresas y servicios. Por ejemplo, cuando se perturban o interrumpen los
servicios de electricidad o de agua, el sector de la salud no podrá mantener una atención
normal. El colapso de las empresas aumentaría en forma considerable las eventuales
consecuencias económicas de una pandemia. Algunos sectores empresariales serán
especialmente vulnerables y ciertos grupos de la sociedad tienen mayor probabilidad de
25
sufrir que otros. La elaboración de planes de preparativos y de continuidad de las
operaciones puede facilitar la permanencia de las operaciones esenciales durante una
pandemia y mitigar en forma considerable sus repercusiones económicas y sociales. Con
el objeto de reducir al mínimo los efectos adversos de una pandemia, todos los sectores
deben:
•
establecer políticas de continuidad de las operaciones que se deben aplicar durante
una pandemia;
•
elaborar planes para la probable repercusión de una pandemia sobre las empresas,
los servicios básicos, las instituciones de enseñanza y otras organizaciones;
•
establecer planes de preparación pand{emica;
•
desarrollar capacidades y planificar la respuesta pandémica;
•
planificar la asignación de recursos con el fin de proteger a los empleados y a los
usuarios;
•
comunicar y educar a los empleados en materia de autoprotección y de las
medidas que han de aplicarse; y
•
contribuir a la planificación y a los esfuerzos de respuesta transversales con el
objeto de respaldar la continuidad del funcionamiento de la sociedad.
3.1.4 Las comunidades, los individuos y las familias
Las organizaciones de la sociedad civil, las familias, los individuos y los líderes
tradicionales, todos los actores, desempeñan funciones esenciales en la mitigación de los
efectos de una pandemia de influenza. Los grupos no gubernamentales deben participar
en las campañas de preparación y se deben aprovechar su pericia y capacidades, con el
fin de ayudar a las comunidades en la preparación y la respuesta a una pandemia. En el
documento de apoyo “Preparación del conjunto de la sociedad para la pandemia se
exploran en detalle las funciones de cada uno de estos grupos.
10
10
Whole of Society Pandemic Readiness, World Health Organization 2009 (publicación prevista en el 2009 en:
http://www.who.int/csr/disease/influenza.
26
Las organizaciones de la sociedad civil
Los grupos que tienen una relación estrecha y directa con las comunidades suelen estar en
buena posición para sensibilizar, comunicar información exacta, contrarrestar rumores,
prestar los servicios necesarios y servir de enlace con el gobierno durante una
emergencia. Estos grupos deben determinar sus fortalezas y sus posibles funciones y, en
colaboración con los gobiernos y otras organizaciones locales, planear las medidas que
han de tomarse durante una pandemia. Estas organizaciones quizás puedan amplificar los
esfuerzos de las organizaciones de otros sectores, como los hospitales o los consultorios.
Por ejemplo, si se está atendiendo a domicilio a un gran número de personas enfermas,
las organizaciones comunitarias y religiosas podrían prestar apoyo en los hogares.
Los individuos y las familias
Durante una pandemia, es importante que en los hogares se adopten medidas que faciliten
el acceso a información exacta, alimentos, agua y medicamentos. Para las familias, es
primordial el acceso a una información fidedigna de fuentes como la OMS y los
gobiernos locales y nacionales. Las personas, especialmente quienes se han restablecido
de la influenza pandémica, pueden considerar la posibilidad de proponerse como
voluntarios a un grupo organizado a fin de ayudar a otras personas en la comunidad.
Dado que la influenza se transmite de una persona a otra, las medidas individuales y
domésticas, como cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, el lavado de las manos
y el aislamiento voluntario de las personas con la enfermedad respiratoria, pueden evitar
nuevas infecciones.
3.2
La OMS
Con base en una serie de resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud, la OMS tiene
el mandato de proporcionar orientación y apoyo técnico en materia de influenza a los
Estados Miembros. Dichas resoluciones son las siguientes:
•
WHA 56.19: Prevención y control de las pandemias y las epidemias anuales de
influenza.
•
WHA 58.5: El fortalecimiento de los preparativos y la respuesta contra una
pandemia de influenza.
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