pues es justamente por la sistematización
de tales argumentos, como quedará sistematizado la
expoliación legal.
Es lo que ha ocurrido. La quimera de hoy es la de enriquecer a todas las clases, las unas a
expensas de las otras; es la de generalizar la expoliación bajo el pretexto de organizarla.
LA EXPOLIACION LEGAL TIENE MUCHOS NOMBRES
Ahora bien, la expoliación legal puede ejercitarse en una multitud, infinita de maneras; de ahí la
infinita multitud de planes de organización: tarifas, proteccionismos, primas, subvenciones,
fomentos, impuestos progresivos, instrucción gratuita, derecho al trabajo, derecho a la
ganancia, derecho al salario, derecho a la asistencia, derecho a los instrumentos de trabajo,
gratuidad del crédito, etc. Y es el conjunto de todos aquellos planes, en lo que tienen de
común que es la expoliación legal, lo que toma el nombre de socialismo.
Es el caso que así definido el socialismo, formando un cuerpo de doctrina, ¿qué guerra puede
hacérsele, no siendo una guerra de doctrina? Se encuentra que la doctrina socialista es falsa,
absurda, abominable. Debe refutársela. Lo cual resultará tanto más fácil, cuanto más falsa,
absurda y abominable sea. Sobre todo, si se quiere ser fuerte, hay que comenzar por extirpar
de la legislación todo lo que haya podido deslizarse en ella, de carácter socialista, y no es
trabajo pequeño.
EL SOCIALISMO ES EXPOLIACION LEGAL
Se ha reprochado a Montalembert el querer emplear la fuerza bruta contra el socialismo. Es
un reproche del cual hay que exculparlo, porque formalmente ha dicho: hay que hacerle al
socialismo la guerra que sea compatible con la ley, el honor y la justicia.
¿Pero cómo es que Montalembert no se da cuenta de que se coloca en un círculo vicioso?
¿Quiere oponer la ley al socialismo? Pero, el socialismo precisamente invoca la ley. No apela a
la expoliación extra-legal, sino a la expoliación legal. Al igual que todos los monopolistas,
pretende hacer un instrumento de la ley misma; y una vez que tenga la ley de su parte, ¿cómo
se puede volver la ley contra él? ¿Cómo pretender colocarlo bajo el poder de los tribunales,
gendarmes y prisiones?
Luego, ¿qué hacer? Se le quiere impedir que intervenga en la confección de las leyes. Se le
quiere mantener fuera del palacio legislativo. Me atrevo a predecir que no se tendrá éxito,
mientras dentro se legisle basándose en el principio de la expoliación legal. Es demasiado
¡lógico, demasiado absurdo.
LAS ALTERNATIVAS QUE SE NOS PRESENTAN
Es absolutamente necesario que este asunto de la expoliación legal se resuelva, y no hay más
que tres soluciones:
Que los menos expolien a los más.
Que todos expolien a todos.
Que ninguno expolie a nadie.
Hay que elegir entre expoliación parcial, expoliación universal o ausencia de expoliación. La ley
no puede perseguir sino uno de aquellos tres resultados.
La expoliación parcial es el sistema que ha prevalecido mientras ha sido limitado el sufragio,
sistema al que se retorna para evitar la invasión del socialismo.
Expoliación universal es el sistema que nos ha amenazado cuando el sufragio se ha hecho
universal, ya que las masas han concebido la idea de legislar basándose en el mismo principio
utilizado por los legisladores que las precedieron cuando el sufragio era limitado.
Ausencia de expoliación es el principio de justicia, de paz, de orden, de estabilidad, conciliación
y buen sentido, que habré del proclamar con todas mis fuerzas, ¡ay! por mucho insuficientes,
hasta mi último aliento.
FUNCION PROPIA DE LA LEY
Y sinceramente ¿puede pedirse otra cosa a la ley? La ley que tiene como sanción necesaria a
la fuerza, ¿puede razonablemente ser empleada para otra cosa que no sea su función de
mantener a cada uno en su derecho? Desafío a cualquiera para extender su función más allá
de ese círculo, sin volverla contra el derecho, y por consiguiente, sin volver la fuerza contra el
derecho. Y como es esa la perturbación social más funesta y más ilógica que pueda
imaginarse, debe ser reconocido sin dificultad que la verdadera solución, tan buscada, para el
problema social, se encierra en esas simples palabras: LA LEY ES LA JUSTICIA
ORGANIZADA.
Ahora, notémoslo bien: organizar la justicia por medio de la ley, es decir, mediante la fuerza,
excluye la idea de organizar por la ley o por la fuerza una manifestación cualquiera de la
actividad humana: trabajo, caridad, agricultura, comercio, industria, instrucción, bellas artes o
religión; porque no es posible que una de esas organizaciones secundarias deje de aniquilar la
organización esencial: LA JUSTICIA. En efecto, cómo imaginar a la fuerza coartando la libertad
de los ciudadanos, sin que resulte dañada la justicia, es decir sin actuar contra su propia
finalidad?
SEDUCTOR ENGAÑ'O DEL SOCIALISMO
Tropiezo aquí contra el prejuicio más popular de nuestra época. No se quiere solamente que la
ley sea justa; se quiere también que sea filantrópica. No se está conforme conque garantice a
cada ciudadano el libre y pacífico ejercicio de sus facultades, aplicadas a su desarrollo físico,
intelectual y moral: se exige que esparza directamente sobre la nación el bienestar, la
instrucción y la moralidad. Ese es el aspecto seductor del socialismo.
Pero, lo repito, aquellas dos misiones de la ley, se contradicen. Es necesario optar. El
ciudadano no puede al mismo tiempo ser libre y no serio.
LA FRATERNIDAD FORZADA DESTRUYE LA LIBERTAD
Me escribió una vez Lamartine: "Vuestra doctrina no es más que la mitad de mi programa: os
habéis detenido en la libertad, yo estoy ya en la fraternidad". Le contesté: "La segunda mitad de
vuestro programa habrá de destruir la primera". Y, en efecto, me es completamente imposible
separar la palabra fraternidad, de la palabra voluntarismo. Me es por completo imposible