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La Sierra de Guadarrama: los paseos y visitas didácticas por la naturaleza



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3. La Sierra de Guadarrama: los paseos y visitas didácticas por la naturaleza. Panorámica de la Sierra de Guadarrama en su vertiente segoviana, realizada desde Valsaín.



La Sierra del Guadarrama fue escenario del desarrollo de actividades deportivas y recreativas impulsadas por geólogos y naturalistas, siendo un referente para el montañismo en la España de las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX. Si bien las primeras actividades fueron de índole alpina como exploración y superación de inexpugnables cotas, siendo los geólogos sus mayores exponentes, también fueron un referente en las actividades centradas en el estudio científico y las primeras actividades intelectuales a partir de las excursiones de la Institución135.

En torno al Guadarrama se dieron cita un buen número de intelectuales, poetas, geólogos, naturalistas, ingenieros, pedagogos, entre los que cabe citar a Francisco Giner de los Ríos, al que dedicaron el refugio de la Pedriza de Manzanares El Real, a los hermanos Machado que dedicaron versos136, Manuel Bartolomé Cossío al que dedicaron una fuente en el Puerto de la Morcuera137, José Fernández Zabala al que también da nombre al refugio de Peñalara, Francisco Quiroga, el arquitecto Delgado Úbeda, Mariano de la Paz Graels, y Bernardo de Quirós. A todos ellos se les une un buen número de geólogos que tienen su reconocimiento en la fuente que lleva su nombre en el descenso del Puerto de Navacerrada, y que fue inaugurada en el 31. Los citados y los que no se citan, descubrieron un espacio que antes estaba maldito, peligroso, inaccesible, ocupado por bandoleros y pastores. Todos ellos se darán la mano con las gentes que realizan su vida en el entorno montañés: pastores, gabarreros, fabriqueros. En este sentido, comenzaba un nuevo tiempo en el que el Guadarrama abría sentimientos y se descubrían paisajes, todos con el calificativo de guadarrameño y todos sus amigos, los guadarramistas dando contenido a una historia que no dejó de crecer.

En torno al Guadarrama se sucedieron las distintas sociedades que fueron surgiendo en Madrid: la Asociación Matritense Amigos del País (1820), el Ateneo (1835), la Institución Libre de Enseñanza (1876), la Real Sociedad Peñalara (1913) anteriormente llamada los Doce Amigos-Peñalara, y la Sociedad Amigos del Guadarrama cuyo fundador también fue el institucionalista Francisco Giner de los Ríos.

La imbricación de personas y asociaciones era una característica propia del bullir intelectual, en el querer aprender y descubrir, para dejar-se decir en las panorámicas del paisaje que ofrecía la sierra. El guadarramismo fue un fenómeno que aglutinó a un espectro social muy variopinto, propio de la nueva sociedad que se abría a finales del diecinueve y comienzos de veinte. El propio término guadarramismo acuñado en los primeros estadios intentaba identificar toda la actividad que se realizaba en torno al Guadarrama, sobre todo la apertura al mundo de la ciencia y del deporte, tanto en su vertiente madrileña como en su vertiente segoviana.

Por aquel entonces, en el paraje del Ventorrillo se accedía a la sierra de Guadarrama, y en la zona existía el chalet del Club Alpino, una sociedad denominada “Los amigos del campo”, la estación de biología alpina del Museo de Historia Natural y la Institución Libre de Enseñanza, lugar por donde han pasado todos los intelectuales que se han interesado por el estudio de la sierra138. Cercedilla fue la puerta de entrada de profesores y alumnos de la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner139. Las actividades intelectuales comienzan con la excursión del verano de 1883, protagonizada por alumnos y profesores rememorando el viaje de Antonio Ponz140.

En los principios de cualquier disciplina siempre se asumen una serie de dificultades que se suelen superar con ilusión y juventud; en esta ocasión la falta de mapas con los que orientarse, las distancias a salvar utilizando trenes, diligencias y caballerizas, junto con el tiempo que transcurría en llegar, sólo fueron minimizadas gracias al entusiasmo que encerraban estas gentes por descubrir un nuevo espacio, un nuevo mundo, vivir nuevas experiencias en un tiempo distinto y descubrir el paisaje guadarrameño.

Los primeros itinerantes construyen todos juntos el itinerario como una disciplina multidisciplinar, en el que cada uno de ellos aportaba su punto de vista y que hacen de un elemento singular como lo es la Sierra de Guadarrama un todo unitario; desde lo botánico los naturalistas, desde lo geológico las Ciencias de la Tierra, desde la poesía el sentimiento guadarrameño, desde la pedagogía los maestros que exportan saberes, desde la filosofía el pensamiento libre del que daremos cuenta en el último capítulo. Ahora un botón de los itinerarios como excursiones y paseos por los espacios naturales, hoy llamados conocimiento del medio.

Los itinerarios ponen en contacto con el conocimiento al itinerante que se sume en el entorno que le rodea, el agua, la tierra y el aire, junto con el fuego del estío, o la lumbre de la venta que calienta al itinerante en el crudo invierno. Hemos demostrado que el itinerario es una de las plasmación intelectual de la Filosofía Española, la cual está basada en lo concreto y en el instante de la vida. La vida no es algo que se defina sino que para el itinerante la vida es movimiento, el itinerario es la invitación al dinamismo del aporte que acontece en el dejar-se decir propio del descubrimiento de un nuevo espacio y un nuevo tiempo.



4. Paseos y visitas por Segovia: un trabajo de arqueología filosófica.

Hemos señalado la circunstancia intelectual que se produce en los orígenes del itinerario como los paseos decimonónicos de orientación educativa. Para el trabajo arqueológico elegimos los trabajos publicados en la ciudad de Segovia, a los píes del Guadarrama, realizados por autores segovianos enfocados en lo científico y en lo sentimental. Las propuestas de itinerarios son el preámbulo del Itinerario Filosófico, en la idea de que éste tiene que conjugar ambos aspectos.

Esta tarea la hemos calificado como un trabajo arqueológico con marcado carácter filosófico pues hemos oteado desde la itinearidad los dos libritos que representan los primeros textos en la materia.

Las primeras publicaciones de este género de los que tenemos constancia son:

- Paseos y visitas escolares por la ciudad de Segovia y sus alrededores de Félix Gila y Fidalgo, Segovia: Santiuste, 1897, y

- Segovia, itinerario sentimental del abogado Julián María Otero, Segovia, 1915.

Para el estudio arqueológico tomamos el ámbito del itinerario como comentario de texto. La arqueología filosófica se centra en los textos más antiguos de los que disponemos un indicio de itinerario para proceder con el método de la itinearidad utilizando aquellos elementos estructurales de que se caracteriza: el mapa, el espacio y el tiempo, teniendo en cuenta las distintas perspectivas de la intuición: naturaleza, pensamiento y educación. No sin antes comenzar con un apunte de puesta en situación que nos gusta exponer en nuestros itinerarios y que enlaza con los puntos anteriores en cuanto a la situación decimonónica española; para nosotros es como un punto de encuentro intelectual.

El pensamiento se encuentra inmerso en una tierra de nadie entre la ciencia y la mitología; el pensamiento se encuentra en el filo de la espada de Damocles que se sitúa entre la técnica y la religión a lo largo de la historia; siempre tuvo que acostumbrarse a convivir con ambos. Para situar el pensamiento español en el periodo decimonónico utilizamos el cemento, el elemento de construcción por antonomasia que viene sumido en las construcciones que habitamos. Pues bien, el cemento se inventó en 1824 por un estadounidense y su expansión no llegó a España de una manera generalizada hasta bien entrado el siglo XX. La España del periodo en que nos centramos era un país atrasado con respecto al resto de Europa. El desarrollo industrial era parco y el producto como argamasa en la construcción era la cal que se producía en los caleros que mostraban un proceso sencillo y que habían servido para la construcción rural desde el XVII; perduraron hasta bien entrado el siglo veinte. El poco cemento que se fabricaba en España fue destinado a la empresa bélica de la guerra civil. Tanto el desarrollo social, como el político y moral, tiene su referente en tekne, en concreto, con el elemento de construcción que hemos señalado.

El cemento es sólo un ejemplo de lo que representó el desarrollo o progreso de una sociedad castellana y en particular rural o de provincias. Representa el lento proceso de movimiento y cambio que se producía en una cultura caciquil, representada por los poderes fácticos, y cómo el pensamiento no fue ajeno a esta situación. Otro ejemplo lo tenemos en el deporte, mientras el Comité Olímpico Internacional (COI), se fundaba en 1894 para la organización de los Juegos Olímpicos años más tarde y con ello el desarrollo deportivo, en una ciudad castellana como Segovia era una cuestión desconocida por completo. El deporte no llegó a desarrollarse de una manera clara hasta los años setenta del siglo XX con la creación de instalaciones, escuelas deportivas y formación de clubes141.

Del mismo modo, en una ciudad como Segovia las líneas de ferrocarril que se impusieron a lo largo del XIX llegaron con retraso, muy a finales de siglo. En este y los anteriormente citados, constatamos al detalle de la extrema lentitud en el progreso y mejora de una sociedad medieval.

Estos apuntes nos sirven para la descripción del mapa donde medir el desarrollo industrial, medir la expansión de ideas y ciencia del periodo que nos ocupa, como comienzo que nos pone en situación de un contexto social que ha caracterizado a un pueblo y a una ciudad durante más de un siglo, en el que el pensamiento venía determinado por una conciencia religiosa que determinaba el quehacer social. Una determinación que tenía a la mujer fuera de los ámbitos culturales, deportivos o meramente laborales. El pensamiento venía impuesto por un estatus caciquil donde imperaba mirar las moscas, aburrirse en el pasar del tiempo, a la espera de un conservadurismo propio de los espacios agrarios y ganaderos dominados por el régimen eclesial. El pensamiento tenía un desarrollo cicatero (mezquino, ruin, miserable y escatimador), y en ese itinere surgieron los paseos e itinerarios por mor de unos pocos entusiastas del conocimiento.
4.1. Paseos y visitas escolares por la ciudad de Segovia y sus alrededores de Félix Gila y Fidalgo.
Volviendo con nuestros pioneros en materia de itinerarios nos centramos en los textos que disponemos y que hemos dado cuenta anteriormente. El primero, el segoviano Félix Gila, doctor en ciencias y Catedrático de la Universidad de Zaragoza, dirige sus Paseos y visitas escolares por la ciudad de Segovia y sus alrededores con fines instructivos y educadores tanto a niños como a adultos, con una intención didáctica desde lo que él llama la dimensión del presente, una dimensión que se traduce en el mapa como el primero de los útiles que se han de llevar en el paseo. La necesidad del mapa detallado de los alrededores de Segovia a sabiendas de que existen trabajos que no se dan a conocer y que él mismo no presenta ninguno haciendo la recomendación a los mapas provinciales. El mapa de 1897 está muy lejos de parecerse al mapa de nuestra dimensión presente. Hoy en día, el acceso a los mapas es muy variado desde el papel a las nuevas aplicaciones tecnológicas. En cualquier caso, Gila y Fidalgo pone en vigencia la necesidad del mapa como herramienta para llevar en el paseo. Pero no sólo es el mapa una de las necesidades para el paseo didáctico sino que él incluye entre otros, el microscopio simple, haciendo del sentido de la vista un pilar central para alcanzar lo que no vemos a simple vista.

El librito hace la introducción pertinente con los agradecimientos oportunos a la comunidad educativa para hacer una invocación al Acueducto y proceder al desarrollo del paseo desde las vías de comunicación y los condicionantes geológicos. A falta de mapa, la descripción de las carreteras y las zonas se hace de manera más detallada y precisa dando cuenta de veredas, fábricas hidráulicas y regatos; dando cuenta de las panorámicas de la ciudad y los distintos detalles centrados en el agua como puedan ser ríos, arroyos y fuentes. Los espacios pertenecen a un tiempo concreto, finales del XIX, pero que hoy en día se conservan los topónimos aunque no sus usos de ocio o fabriles. Los detalles espaciales se hacen interesantes por el contraste que tímidamente nos mueve a comparar con los espacios actuales, siempre los mismos siempre diferentes.

A continuación procede con los datos geológicos: gneis, granito y rocas sedimentarias como datos de conocimiento, para poner en valor el suelo que pisamos. El tipo de roca descrito junto con el detalle del lugar donde se encuentra nos invita a realizar un punto de interpretación, una parada donde explicar el elemento en particular, dando los conceptos y definiciones de las explicaciones precisas de la materia que ocupa. El método que se propone una vez situados en el detalle descrito es la observación.

En este primer cuaderno, la geología de los alrededores de Segovia es la que sirve para el conocimiento de un aspecto de la ciudad. En el resto de cuadernos procede a otros elementos significativos del entorno de Segovia, sin embargo, no tenemos constancia de que se publicaran. El cuaderno concluye con unos ejercicios en los que demostrar lo que se ha aprendido como ese ejercicio del pensamiento de consolidar el paseo, y como dice Gila y Fidalgo, los resultados no habrán de desecharse por incorrectos que sean, entendiendo que el sólo hecho de hacerlos ha sido una intención por y para el conocimiento.



La naturaleza se inscribe en la misma ciudad, pero fuera de la zona amurallada, para implementar el pensamiento y aprender algo de nuestro entorno. La naturaleza nos muestra el sustrato, y a partir de la observación el pensamiento identifica la explicación natural del propio aprendizaje, una instrucción que se adquiere y se transfiere. El espacio y el tiempo geológico se mantienen después de ciento quince años y a día de hoy, el geólogo que dirige el itinerario suele ir cargado con unas láminas en donde describe los detalles geológicos con todo lujo de dibujos, son nuevas propuestas que actualmente se conocen con el nombre de Geolodías, jornadas a realizar un itinerario por lugares de interés geológico.
4.2. Itinerario sentimental por la ciudad de Segovia o un paseo por sus calles en una noche de luna llena, de Julián María Otero.
El paseo sentimental de Julián María Otero tiene un componente distinto al de Félix Gila, ya no se trata de una descripción desde el modelo científico, sino un modelo centrado en lo sentimental identificado con la poesía, el arte y la historia. Aglutinar estas estructuras en un mismo espacio y tiempo dentro de un mapa para itinerar es lo que llevará a proponer nuestro Itinerario Filosófico.

Antes bien, situemos el itinerario sentimental de Julián María en el contexto de principios de siglo XX, en cuanto que la implantación del ferrocarril en la España decimonónica posibilitó el contacto entre las ciudades cuestión ésta que fue aprovechada por la nueva burguesía y los intelectuales de la época para viajar por la geografía nacional. Poetas, maestros, intelectuales, y otras figuras de importancia, inauguraron el turismo rural, viajes cortos por las ciudades de provincia. Se convirtió en una práctica habitual que consistía en dedicar el domingo a lo que denominaron “día de campo”. Los viajes de un día se establecieron como algo habitual, el itinerario sentimental era una propuesta para el que visitaba Segovia en una noche de luna llena. La línea férrea Segovia-Medina del Campo fue inaugurada en mayo de 1884 y la línea de Villalva-Segovia inaugurada en 1888 conectando la ciudad con el resto del mundo, lo que desempeñará un papel muy importante en la sociedad segoviana. Antonio Machado llamó a su casa en la calle de los Desamparados de Segovia, hoy convertida en Casa Museo, la “celda del viajero142, quizás porque durante la semana estaba dedicado a su labor docente y durante los fines de semana se escapaba a Madrid. Hay que añadir a Unamuno, Baroja o Azorín entre una larga lista de viajeros que se dedicaban a pasear por las provincias españolas. Por tanto, el contenido del itinerario sentimental queda lejos de ser científico, no busca hacer pedagogía, más bien pretende mostrar una ciudad con su idiosincrasia de su historia o detalles de su arte. El librito de Julián María va dirigido a los viajeros que se acerquen a visitar Segovia para recorrer lo que él llama un antiguo solar; una primera definición del espacio de principios de siglo XX.

El título de la portada dice: Segovia: itinerario sentimental. Sin embargo, el título que incluye en el interior especifica el destino de su trabajo: Itinerario sentimental de la ciudad de Segovia o sea un paseo por sus calles en una noche de luna. Ofrecido a los viajeros que la visiten para mostrarles una muy señalada ruta sobre este antiguo solar.

No hay mapa que describa el recorrido por sus calles y plazuelas pero advierte de la existencia de lugares extraordinarios para la historia, el arte o el paisaje. La distancia y el tiempo tampoco queda reflejado a pesar de que la distancia se encuentra sumida en la pobreza material caracterizada por una escasa urbanización, casonas y casas lúgubres, propias de la época; del tiempo no se precisa detalle pues el autor se deja llevar. Julián María lo relata desde su amor a la ciudad castellana donde ha nacido y crecido.

Si el autor de Paseos y visitas comenzaba con un exhorto al acueducto, en un itinerario sentimental, el autor comienza desde su admiración por el Alcázar como de un enamorado se tratara, antes de iniciar la marcha como guía de una pareja de recién casados advirtiendo de las distintas perspectivas que muestran los puntos de vista precisos, y pendiente de la conversación que se entable.

Sin el diseño de un mapa, ni distancia ni tiempo que ni tan siquiera es nombrado, toda la carga del itinerario recae en los sentidos, desde el asombro de las cosas que van encontrándose, pues no podía ser de otra manera, al modo del sentir. En cada lugar su historia desde la parada oportuna, desde el arco de Madrid hasta el Acueducto para oír, escuchar y mirar como acento del itinerario sentimental, en innumerables altares levantados para el culto de la Naturaleza, del Arte y de la Historia.



-Yo quiero entrar a la ciudad a píe para sentirla mejor143, de manera más autentica; distingue ya el autor entre andar e ir en coche y elige el paseo como la sensación más propia para conocer el viejo solar. En el que los lugares siniestros dan motivo al pensamiento, dan que pensar como ejercicio de juicios propios del lugar en muchos casos escabrosos y tenebrosos.

La conversación fluye en el preguntar sobre un lugar o una figura, sobre una cosa o un escudo, no como método dialéctico sino como la necesidad de colmar una sensación de saber. Evidentemente que el joven matrimonio venía predispuesto, llevaba la intención de empaparse de la ciudad, quería dejar-se decir. Aquello y lo otro, a cada paso matar la curiosidad de los detalles, de las leyendas –entre la casa del crimen, y la leyenda de entre la muerte y la vida-, y como colofón, la historia de la ciudad.

El itinerario sentimental muestra varios dibujos a modos de fotografías como la memoria de la figura que tenía la ciudad en 1915; son grabados de los lugares por donde se itinera.

Segovia. Árboles, torres, hombres144, y una plegaria a ensalzar más alto los pensamientos entre asombros de la muralla. Entre la realidad de las calles y los cuentos y leyendas de la historia anda el itinerario sentimental de tal manera que el guía se despista. Como ya se ha apuntado, el espacio es pobre, carente de infraestructuras, casas siniestras, arroyos y tarjeas sin cubrir, propio de una ciudad castellana sumida en la miseria, y que quedan eclipsadas por las leyendas de la historia, de sus gentes, de sus personajes históricos, por los mejores tiempos que fue la industria de paños. La pobreza material se ve compensada con la riqueza en historia, arte y naturaleza de una ciudad como Segovia.

El itinerario termina en el Acueducto pero no deja muy claro como llega a él; el Acueducto es el mismo lugar en el que comenzó Gila y Fidalgo su paseo. Ahora sin explicaciones ni leyendas, sumidos en la contemplación de tan insigne monumento; en la que para el autor, tal impresión no morirá si el alma es eterna.




    1. Conclusión.

Tras lo expuesto, cabe decir que el Itinerario Filosófico tiene que conjugar ambos aspectos, esto es, ha de contener el espíritu científico y poseer un proyecto poético. El objetivo es conjugar ambas experiencias en las que la ciencia en cada una de sus disciplinas, aportan al itinerario un aspecto y una estructura intelectual ante la inquietud de la curiosidad del sujeto que itinera. Además, se ha de conjugar la historia, el arte o la mitología como elementos de la poética que hagan un itinerario atractivo desde lo poético. Puede que lo asumamos como un reto, cierto es que el paseo geológico de Félix Gila y Fidalgo junto con el paseo sentimental forjan en su conjunto un paseo para la Filosofía.

En la breve historia del itinerario que hemos dado cuenta, ha significado profundizar en las raíces documentadas del Itinerario Filosófico. Entre otras cosas, tal y como señalaremos más adelante, el paseo filosófico tiende al espacio abierto, a una vuelta a los orígenes de la Filosofía, en el que se debiera levantar la cabeza de los libros para poner la mirada en el cielo. Es decir, el Itinerario Filosófico propone romper con las aulas, con los espacios cerrados de auditorios, con salas de conferencias. El Itinerario Filosófico propone alejarse del ordenador y de las nuevas tecnologías y recuperar el espacio abierto en la naturaleza y en la palabra. Hoy en día la Filosofía está demasiado encerrada entre cuatro paredes, y lo que el Itinerario Filosófico busca es abrir ese espacio; si se quiere para volver a él después de haber oxigenado el pensamiento.

Con estas pequeñas obras, desconocidas para el gran público, no sólo hemos puesto de manifiesto que uno de los fenómenos más significativos del movimiento pedagógico fueron sus clases en la naturaleza, y que las primeras excursiones las llevaban a cabo personas de cualquier índole o disciplina; maestros, geólogos, abogados, con mucha ilusión y entrega se ocupaban de inculcar el saber por medio del contacto con la naturaleza. Hemos puesto un elemento cognitivo a partir del conocimiento en la experiencia de las cosas vividas, a partir de la analítica desde la itineraridad del peripato.

Por tanto, volvemos a recuperar en ciernes la filosofía griega para adentrarnos en nuestra Filosofía como base común de los pueblos en los que la cultura de la aldea era más cercana y verdadera que la urbana. Los paseos escolares por la ciudad de Segovia y sus alrededores fue el primero de los cuadernillos que el autor pretendía editar porque no nos consta que exista ninguno de los que se relaciona en el comienzo de la obra. Un hecho que se corresponde con lo efímero de algunas revistas y periódicos en la ciudad de principios de siglo XX.

La convivencia entre lo científico y lo poético, es el reto al que tiene que aspirar el Itinerario Filosófico como un ejercicio del pensamiento, como un conocimiento del movimiento que piensa. Lo singular del Itinerario Filosófico es conocer la filosofía en movimiento, disfrutar de ella, vivirla. Atendiendo a la demanda que hay de querer saber, apegados a la curiosidad y al asombro que nos aporta un paseo filosófico como la necesidad de conjugar ciencia y poesía en lo cotidiano.


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