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Capítulo 4 El Itinerario Filosófico como singularidad propia de la Filosofía



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Capítulo 4

El Itinerario Filosófico como singularidad propia de la Filosofía.
Álvaro.- Pero en cada viaje se retira para siempre algún estorbo, se rectifican atajos y rodeos, se reafirma y ensancha y prolonga el camino real, se captan nuevas perspectivas del paisaje y se entrevé con mayor claridad la meta.

Blas Zambrano145

1. Justificación de la actualidad: una propuesta de futuro filosófico.

Después de analizar y estudiar cada uno de los textos que pertenecen a la arqueología del itinerario, nos ocupa el reto de conjugar ambos aspectos, el científico y el poético para nuestra propuesta de Itinerario Filosófico. Lo primero que hay que señalar es la realidad a la que nos enfrentamos, nuestro espacio y nuestro tiempo en el itinerario.



El itinerario es una realidad social que actualmente goza de un auge considerable; el itinerario es un recorrido con significado por un determinado espacio urbano, muchas veces ofrecido como uno de los productos turísticos; en otras ocasiones, son formatos que realizan sociedades científicas o literarias por acercar las personas a una disciplina en particular. En un itinerario se proyecta parte de un conjunto que forma una parte de la naturaleza como los itinerarios que proyecta el CENEAM en Valsaín, o de una ciudad como son los recorridos guiados por Segovia. Nuestra consideración especial al itinerario que desarrollamos por la naturaleza, sin dejar de considerar aquellos que realizamos por una ciudad, por una arquitectura, lo cultural o histórico, rutas literarias o cinematográficas, como la base de este estudio, también la realización de itinerarios por una ciudad conducentes a profundizar en el conocimiento de los elementos que componen su todo unitario que da razón de ser con los puntos de vista como son los históricos, geológicos, arquitectónicos o literarios. El itinerario es un microcosmos dentro de un gigantesco macrocosmos infinito y limitado. La investigación del itinerario como plasmación palpable del movimiento lo hacemos desde la ciudad de Segovia, prolífica en la creación de itinerarios. Todos ellos desde su parcela nos dan una parte de lo que significa la ciudad de Segovia, en su conjunto conocer la propia ciudad, la que ha crecido en un asentamiento geológico muy particular y que los pueblos vaceo y romano han dado una historia muy particular, que ha continuado con tantos aspectos como miradas han habitado su ciudad.

La investigación que hemos realizado versa sobre el itinerario como un fenómeno de actualidad, enfocada desde la Filosofía, en concreto desde la ontología. El resultado ha sido nuestra propuesta del Itinerario Filosófico. Nos hemos sentido identificados con Umberto Eco en cuanto que apunta a la necesidad de que una investigación tiene que ser útil a los demás, amén de que el objeto sobre el que versa es perfectamente reconocible y que se dicen cosas desde un nuevo enfoque146. Entendemos que este trabajo de investigación es de utilidad para la Filosofía, sobre todo en cuanto que el Itinerario Filosófico hace una modesta y novedosa aportación que se hace a la comunidad científica como referencia de algo que ya se había citado y de la que esta tesis hace un trabajo positivo para tener como referencia. Más bien, esta tesis tiene una utilidad práctica que sirve a la comunidad de filósofos, aporta a la sociedad la perspectiva de la Filosofía en la que el Itinerario Filosófico tiende a aportar una razón de ser al sencillo paseo convertido al itinerario. Nuestra propuesta pone en el punto de mira un modelo y metodología para la comunidad de la Filosofía, aporta al conjunto de filósofos una línea de salida, aquella que se ocupa de enseñar a pensar en movimiento. Si, el lugar del filósofo es la del itinerante que itinera la Filosofía y que se apoya en tantas disciplinas como herramientas crea oportunas. Podemos auxiliarnos en textos o libros, adecuados al momento y al espacio con el que concuerde para el proyecto del filósofo. El filósofo se sitúa en el itinerar, de tal modo que el que itinera la filosofía se ubica, se coloca, toma posición en physis, y puede elegir la naturaleza como una opción válida, pero lo que de topos tiene el filósofo es la atención en el movimiento, en el cambio del logos, del pensamiento, y esto lo itinera por medio de la palabra, del dialogo, y lo hace en la conversación. El filósofo que hace de itinerante en el Itinerario Filosófico provoca y dirige la provocación hacia el pensamiento. Asume el escenario de la alteridad y enseña a pensar. Alguno preguntará que si es necesario enseñar a pensar, y habremos de contestar, que en estos tiempos que corren más que nunca. La enseñanza del pensamiento en el cambio y hacerlo en movimiento es un reto para el filósofo, pero el Itinerario Filosófico requiere de personas que asuman este reto. Es un nuevo reto que se ancla en la Historia de la Filosofía por lo que no nos ha de asustar. El filósofo ha de ocupar el espacio en nuestro tiempo que nos corresponde y ese espacio es bien distinto al de las aulas, muy alejado de la escritura, de los artículos en revistas de Filosofía. Hoy el Itinerario Filosófico revierte la situación, ahora no se trata de dedicarse a la escritura, es el momento de recuperar la palabra y hacerlo en el espacio abierto. No será cuestión de llenar de Sócrates las plazas y calles, o los campos y pinares, ni de inventar la mayéutica ni la dialéctica, claro está que no; más bien, hoy es cuestión de conversar, de utilizar la palabra, de escuchar y saber escuchar, de pensar y ayudar a pensar, estamos en tiempo de miradas. La actualidad sigue centrada en las primeras palabras de la Metafísica de Aristóteles, el hombre tiene ganas de saber, tiene ganas de aprender, tiene ganas de dejar-se decir, está dispuesto a escuchar, y tiene intención de volver a otro itinerario para conocer una parte de la Filosofía de la misma manera que la gente vuelve a un lugar con cualquier otro motivo.

El itinerario recupera la palabra y la naturaleza manifestando una ruptura con lo cotidiano, un movimiento distinto, diferente, dejando de lado lo vulgar, el mundo de vida, para participar en un movimiento distinto, nuevo, aunque pueda ser viejo en el itinere, haciéndolo siempre en movimiento. Por tanto, la invitación con la que comenzábamos nuestro estudio, es una invitación para dejar a un lado la cotidianidad. Con el Itinerario Filosófico provocamos una crisis en el movimiento de la vida, no para quedarnos fuera de ella, sino para vivirla. Hacer un paréntesis que nos aporte algo de conocimiento, nuevas experiencias, para volver con nuevos sentimientos en que aquel que itinere la Filosofía pueda decir que ha sido distinto por un momento, y además se ha sentido eufórico. Aprovechando el instante, el aquí y el ahora ontológico que hemos dado por sentado, el Itinerario Filosófico en movimiento provoca una nueva dimensión, una nueva empresa a la que nos entregamos.

En el Itinerario Filosófico, el filósofo es la persona indicada para crear el ambiente propicio para el pensamiento. Las herramientas las hemos dejado fundamentadas en este trabajo. El filósofo por tanto, habrá de elegir un espacio y determinar un tiempo para crear un itinerario para la Filosofía, pero sobre todo habrá de elegir el tipo de Itinerario Filosófico que quiere desarrollar, aquel que se ajuste a un entorno, a una circunstancia idónea para su trabajo. La creación de un mapa intelectual será prioritario, señalará las dificultades a salvar señalando las distancias y el tiempo que nos pueda llevar y dará cuenta de las influencias recibidas y de los apoyos elegidos. Por ejemplo, para la estética volvemos en estas líneas a la obra de arte de Rafael, La Escuela de Atenas, en donde podemos ver el perspectivismo de las líneas y a sus protagonistas en el movimiento del paseo por la amplia sala rodeados de filósofos; frente al blanco de las esculturas y la estática del mármol, se nos muestra el colorido y el paso en el diálogo por la amplia estancia delineada con fondo abierto al cielo; se muestran suficientes motivos para crear un Itinerario Filosófico a partir de la obra de arte, fuera de la obra de arte propuesta.

Tan sólo hemos mostrado un ejemplo, nuestra experiencia nos obliga a forzar tantos ejemplos como sugerencias e inquietudes muestre el filósofo. Creará su propio taller de ideas, su método, sus trucos, su buen hacer, buscará la coherencia en el itinerario, buscará la singularidad de los proyectos, elegirá los elementos que considere adecuados para poner en valor; en el ejemplo anterior, la Filosofía Presocrática. Además, habrá de generar y buscar la comunicación para lo cual tendrá que usar herramientas que incentive la participación en el diálogo, que todos los itinerantes puedan aportar su punto de vista al itinerario.

La estructura del Itinerario Filosófico ha quedado demostrada, por tanto al filósofo del Itinerario Filosófico le ocupa señalar un elemento de valor filosófico que merezca ser discutido por aquellos que están dispuestos a dejar-se decir. Aun más, en otro sentido ha de enseñar a pensar, de buscar en el paseo la conversación crítica. No será por falta de motivos en una filosofía práctica del siglo XXI proclive a los elementos para la crítica. Habremos de evitar los tópicos, los modelos estándar y buscar el modelo de la Filosofía; el Itinerario Filosófico es un método y una metodología que podemos seguir.

No es menos cierto, que el filósofo puede participar en proyectos multidisciplinares, trabajando a la par con geólogos, biólogos, médicos, historiadores, maestros o arquitectos, para lo que tan solo tendrá que aplicar un principio de igualdad y trabajo, en el que su pensamiento complemente la panorámica y que implemente la perspectiva. El filósofo habrá de participar en estos y otros espacios a los que está llamado a ocupar, en el tiempo y forma que se establezcan.




2. El proyecto del itinerario filosófico: el deporte como juego y la proyección didáctica.
2.1. El itinerario como juego y deporte.
A día de hoy la Filosofía del itinerario está en todas las estructuras de la cotidianidad. La itineraridad la podemos encontrar en deportes de equipo como son el futbol, el baloncesto o el balonmano, además de aquellos deportes individuales. En ambos encontramos un esquema de juego como un mapa del movimiento que va a tener lugar, obedeciendo a unas reglas de juego con mayor o menor dificultad destacando los lances del partido más significativos, en un espacio determinado y con unos tiempos delimitados, de la misma manera que se hace en una carrera a píe o en bicicleta, al ajedrez o a los bolos. Los deportistas dejan fuera de la cancha prejuicios, creencias religiosas, color de piel, ideas políticas y se dedican a dejar-se llevar por el juego. La grandeza de las Olimpiadas griegas estaba en que se celebraban al margen de conflictos bélicos, un hecho hoy descartado por completo.

De la misma manera, percibimos el movimiento del itinerario en un curso de formación, en un libro, en una conferencia, desde el mismo momento en que todos ellos nos ofrecen una guía o un índice de aquello que se va a desarrollar o tratar, obedeciendo a un lenguaje que seguramente compartan los asistentes destacando la información que quieran trasladar o la enseñanza que se pretenda introducir. Los asistentes se abandonan para prepararse para la escucha. En todos los estadios culturales podremos observar la filosofía del itinerario porque no es más que el movimiento en que estamos instalados en las que a veces dirigimos el recorrido, mientras que en otras nos vemos envueltos en un itinerario que no se ha planificado.

Sin embargo, desde el jugador de baloncesto al asistente en una conferencia, se encuentran sumidos en el rol de ajustarse a cumplir su lugar, mientras que en el Itinerario Filosófico el itinerante puede participar del juego del itinerario desde su propia condición de itinerante.

El itinerario sugiere un ejercicio físico, el paseo es un acercamiento básico con el deporte, por tanto, se supone una condición física para los itinerantes, lo cual no debe implicar cortapisas ni superación de barreras. Estamos pensando en personas con limitaciones y debemos decir que todo Itinerario Filosófico debe ajustarse a cada itinerante, desde la condición mínima hasta las condiciones físicas extraordinarias. No hay limitaciones para el pensamiento, no hay fin para el conocimiento humano.


2.2. El Itinerario Filosófico como proyecto didáctico para la Filosofía.
Llegamos al final del recorrido, nuestro punto de llegada corresponde con el itinerario dedicado a la figura de Blas J. Zambrano por la ciudad amurallada de Segovia. El primer Itinerario Filosófico que fue diseñado para la Filosofía con el que se adquiere sentido y cargamos de razón toda la fundamentación expuesta, con él actualizamos y ponemos en práctica todo lo apuntado hasta el momento. De tal manera que la singularidad de una persona a lo largo de un tiempo en un espacio que es el nuestro, se convierten en actualidad para la Filosofía, en concreto para la didáctica de la Filosofía. El Itinerario Filosófico como el ejercicio de reconocimiento de una persona que influyó de manera importante tanto en la vida cultural y política de una ciudad como fue la Segovia de principios de siglo XX como en el pensamiento de María Zambrano.

Como si de una unidad didáctica se tratara, se procede en su diseño a poner en juego todos y cada uno de los elementos del itinerario descritos, tanto ontológicos como fenomenológicos. El título es Itinerario de D. Blas J. Zambrano por la ciudad de Segovia y corresponde al último de los itinerarios propuestos en el trabajo ya citado de 2012147. El mapa se dibujaba por las calles y callejuelas de la ciudad amurallada o también llamado casco histórico, aunque fue cambiado por un mapa intelectual cuyo contenido significaba una clara idea de lo que debiera ser un itinerario. A la vez, se daban los datos de la distancia a recorrer y el tiempo aproximado que duraba el itinerario. El texto recogía todos los datos de interés, así como determinaba los lugares de interpretación tanto para D. Blas como para la Filosofía. El itinerario contenía su propia memoria eidética que robó el instante de un tiempo dedicado al Itinerario Filosófico y concluía con lo más destacado para la Filosofía.

El diseño del itinerario se corresponde con una unidad didáctica de tal manera que en una Universidad a Distancia como la nuestra cualquier persona pueda seguir el itinerario propuesto. Sin embargo, rompemos la distancia y lo aplicamos en nuestras tutorías con nuestros alumnos. Salimos del aula y nos dirigimos a la calle y procedemos a realizar aquello a lo que nos han invitado, al paseo sumido en la conversación, atento a la escucha de los lugares de interpretación. Y desde la primera parada, aquella donde se divisa la panorámica de la sierra de Guadarrama y sus ríos, procedemos a hablar y situarnos en la physis de los primeros jonios. De manera sucesiva se procede a situar el itinerario en el contexto filosófico que nos ocupa y que puede ser desde la Historia del Pensamiento Español, la Filosofía Romana del primer siglo, la estética de una ciudad antigua, hasta la Historia del Pensamiento Contemporáneo.

Hemos conjugado teoría y práctica, hemos hecho pedagogía filosófica en un espacio abierto como es una ciudad antigua e histórica, hemos conversado a lo largo del tiempo, se ha provocado la reflexión, y se ha rescatado del olvido una persona para el pensamiento. En concreto, hemos hablado de una persona que influyó sobre manera en el pensamiento de María Zambrano. Lo recuperamos por sus calles, por sus artículos y escritos, en sus conferencias, y lo recuperamos en la palabra de la poesía. La razón poética de María Zambrano tuvo sus fuentes y manantiales en un profesor de escuela que se debatía la vida entre el idealismo y el realismo; un debate que no supo superar para la Filosofía.

En cada curso procedemos a realizar un Itinerario Filosófico, un ejercicio didáctico diferente, ameno, interesante para el alumno que lo vive. Fuera de este academismo se proyecta una educación no oficial, una pedagogía no reglada, por caer fuera de las aulas, fuera de los programas universitarios. Pues bien, la didáctica va más allá de lo reglado, el Itinerario Filosófico da un paso más y se adscribe a un marco en el que la demanda es conocimiento, la necesidad de saber y de pensar.

El Itinerario Filosófico realizado por un itinerante de la filosofía como muestra de una particular forma de ver el pensamiento en un espacio y en un tiempo determinado, proyectándose en una ciudad y sus gentes para ser recordada, para ser vivida.




DESPEDIDA
El fenómeno del itinerario o rutas guiadas por las ciudades patrimoniales es una realidad constatada a día de hoy. El Itinerario Filosófico es una propuesta que busca abrirse un hueco en el espacio de una ciudad, de una naturaleza, de una historia, en la que el filósofo disponga de una herramienta donde poder enseñar a pensar, plasmar a philos y sofía, e incitar a la reflexión y a la phronesis.

La tesis no aporta nada nuevo al conocimiento pero se instala en la punta del iceberg del pensamiento, en aquello que primero hacemos y que no es otro que itinerar el mundo en el que vivimos; aunque esto se haga desde una vieja perspectiva como es la del peripato. De esta manera, vieja y nueva al mismo tiempo, que no es otra que ver a la filosofía en movimiento, escucharla en movimiento y sentirla en movimiento.

El itinerario retoma el ideal aristotélico, lo tomamos donde lo dejó Aristóteles, en conocer todo lo que nos rodea; recuperamos la filosofía con la ciencia, retomamos la idea de concentrar en un breve recorrido y en un breve tiempo sophia y phronesis. Hacemos un alto en la diversidad del conocimiento y buscamos nuestras raíces. Retomamos el aquí y el ahora del espíritu griego y lo prolongamos en el itinerario.

A partir de la fundamentación del Itinerario Filosófico aportamos un nuevo vocabulario, un campo conceptual que estructura un método distinto. Todo el proceso del itinerario lo hemos dado en definir como itineraridad. Una teoría diferente que espera ocupar su espacio en los tiempos actuales. La tesis muestra a partir de la ficha técnica el método de cómo acometer un Itinerario Filosófico y en sus respectivos capítulos a quién va dirigido el itinerario y cuáles serán las experiencias que se pretendan. Por último, se realiza un ejercicio de arqueología filosófica donde se presenta una historia actual para fundar el Itinerario Filosófico dentro de la realidad española. En cada una de sus partes hay constatadas influencias, en donde se ha bebido de manera particular como si de manantial se tratara. Por otra parte, el resultado de la tesis es original en todos sus aspectos, el resultado es el Itinerario Filosófico.

En definitiva, la tesis presenta a la Filosofía como una realidad que puede ser vivida. Porque la Filosofía es movimiento, es el pensamiento en movimiento, el movimiento pensante, y el itinerario es el objeto fenomenológico donde se testa tanto el pensamiento como el movimiento. El Itinerario Filosófico es un banco de pruebas metafísicas que rozan la sistemática científica. El itinerario por su parte se hace presente por un sujeto, el itinerante, el ser-aquí-ahora que tiene la particularidad de estar en movimiento y ser consciente del movimiento en el itinere. El itinerante como el ser que piensa como aquel sujeto trascendental que toma de la experiencia su muestra de sentimientos para fundarlo en lo más significativo.

En un itinerario normal situaremos vértices geodésicos desde donde poder contemplar espectaculares panorámicas, mientras que en el Itinerario Filosófico habremos de situar lugares donde poder vislumbrar buenas perspectivas, tantos lugares como seamos capaces de hacer según proceda.

Nuestro lugar de partida y de encuentro se sitúo en la Física de Aristóteles y hemos terminado en el lugar de llegada de los Itinerarios fenomenológicos en la obra de D. Blas J. Zambrano, en concreto, en el itinerario que hicimos por la ciudad de Segovia. Ha sido un recorrido apasionante que a buen seguro tendrá que tener una proyección futura sobre todo en cuanto que nos ofrece un trabajo de campo como práctica para la Filosofía académica.

En todo caso, el Itinerario Filosófico es una propuesta para el nuevo filósofo, para la comunidad de la Filosofía, donde encuentre una herramienta y un método más allá de las aulas y universidades. El filósofo ahora puede hacer Filosofía en los paseos, en plazas y calles. En todo caso, el Itinerario Filosófico es una propuesta para volver sobre las raíces de la Filosofía. Se ha apuntado antes, que la Filosofía tiene la oportunidad de ocupar el espacio que la corresponde porque siempre es tiempo para la Filosofía. Por tanto, no dejemos pasar el tiempo y vayamos a ocupar el espacio que nos corresponde.



GLOSARIO. Conjunto de términos especializados con sus definiciones utilizados para la presente tesis.
Abandonar-se. Concepto ontológico que designa la experiencia sensible necesaria para hacer frente al itinerario a partir de un proyecto previo; se dice del abandonar-se como el concepto ontológico propio de itinerante como condición previa para el dejar-se decir.

Se dice como el paréntesis en la vida natural que sin ser epojé ni duda metódica es poner en un apartado aquello que define la personalidad del ser.



Caligrama. Mapa formado a partir de palabras que dibujan un recorrido; suelen ser conjunto de palabras de una poesía que forman un dibujo, de tal manera que los pasos son realizados sobre la poesía.

Cotidianidad. Cualidad de lo cotidiano; lo cotidiano como aquello que se hace de manera reiterativa o por costumbre.

La cotidianidad es el mundo de vida fenomenológico que se repite en constantes ciclos.



Dejar-se decir. Definimos el concepto dejar-se decir desde la itineraridad, como un estado derivado de la intencionalidad que asume el itinerante que desde la fenomenología se produce después de la suspensión del juicio (epojé) y la reducción producida dentro del mundo de vida del propio itinerante.

Se dice de prestar atención y atender con la escucha de aquello que tiene de interés el itinerario.



Descubrir. Se define como la manifestación de algo, hacer patente una cosa; para nuestro interés del pensamiento es cuando se muestra algo para el conocimiento. Desvelar. Desvelar para nosotros es poner en valor un aspecto peculiar que está desconocido para gran parte de público y que elige la estructura del itinerario filosófico como el método a llevar a cabo ese proyecto singular.

Distancia. El espacio del itinerario que ha de recorrer; también, de manera genérica espacio. Estructura básica de la itineraridad.

Espacialidad. Entendemos por espacialidad la condición de todo espacio que conlleva un lugar y una distancia entre entes para sí mismo y para fuera de sí.

Eu-phoria. Euforia; lo decimos en varios sentidos: 1. Dícese de la buena sensación que se produce con el itinerario; 2. Felicidad del instante, felicidad efímera que se manifiesta por el ejercicio del movimiento filosófico realizado en el itinerario; implica una sensación mental de satisfacción como consecuencia de haber pensado; 3. La euforia se consigue como la activación de las endorfinas a partir del paseo que ejercemos en el itinerario que nos hemos propuesto, en nuestro itinerario filosófico como la satisfacción de haber colmado una parte de conocimiento.

Fenomenología. Disciplina de la Filosofía que estudia el fenómeno; en nuestra teoría, disciplina que estudia el fenómeno del itinerario que hemos definido desde la itineraridad. Nos distanciamos de Husserl en cuanto que el itinerario filosófico pretende recorrer el mundo de las cosas y complementa la intencionalidad.

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