Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres



Yüklə 0,51 Mb.
Pdf görüntüsü
səhifə11/22
tarix02.12.2017
ölçüsü0,51 Mb.
#13659
1   ...   7   8   9   10   11   12   13   14   ...   22

dolores violentos, no era de uso frecuente en el uso ordinario de la vida, en el cual 

reinan sentimientos más moderados. Cuando las ideas de los hombres empezaron a 

desarrollarse y multiplicarse, estableciéndose entre ellos una comunicación más 

estrecha, buscaron signos más numerosos y un lenguaje más extenso; multiplicaron las 

inflexiones de la voz, acompañándolas de gestos, que, por su naturaleza, son más 

expresivos y cuyo sentido depende menos de una determinación anterior. Expresaban, 

pues, los objetos visibles y móviles por medio de gestos, y los que hieren el oído, por 

sonidos imitativos; pero como el gesto sólo indica los objetos presentes o fáciles de 

escribir y las acciones visibles; como no es de uso universal, porque la obscuridad o la 

interposición de un cuerpo le hacen inútil, y exige más bien atención que no la excita, se 

pensó, en fin, en substituir el gesto por las articulaciones de la voz, que, sin tener la 

misma relación con ciertas ideas, son más adecuadas para representarlas todas como 

signos instituidos; esa substitución no pudo hacerse sino por común consentimiento y de 

modo muy difícil de practicar para unos hombres cuyos órganos groseros no tenían 

todavía ningún ejercicio, y más difícil aún de concebir en sí misma, puesto que ese 

acuerdo unánime debió de ser razonado, y la palabra parece haber sido muy necesaria 

para establecer el uso de la palabra.

     Se debe pensar que las primeras palabras que usaron los hombres tuvieron en su 

espíritu una significación mucho más extensa que las empleadas en las lenguas ya 

formadas, y que, ignorando la división de la oración en sus partes constitutivas, dieron 

al principio a cada palabra el sentido de una proposición entera. Cuando empezaron a 

distinguir el sujeto del atributo y el verbo del nombre substantivo, no fue éste un 

mediocre esfuerzo de genio. Los substantivos sólo fueron al principio nombres propios; 

el presente de infinitivo fue el único tiempo verbal; en cuanto a los adjetivos, su noción 

debió de desenvolverse muy difícilmente, porque todo adjetivo es un nombre abstracto 

y las abstracciones son operaciones penosas y poco naturales.

     Cada objeto recibió al principio un nombre particular, sin considerar el género y la 

especie, que esos primeros fundadores no podían distinguir. Todos los individuos 

aparecieron a su espíritu aisladamente, como se hallan en el cuadro de la naturaleza; si 

una encina se llamaba A, otra se llamaba B, pues la primer idea que se deduce de dos 

cosas es que son distintas, y hace falta con frecuencia mucho tiempo para observar lo 

que tienen de común; de suerte que cuanto más limitados eran los conocimientos, más 

extensión adquiría el diccionario. Las dificultades de toda esta nomenclatura no 

pudieron ser vencidas fácilmente, porque para clasificar a los seres bajo denominaciones 

comunes y genéricas era preciso conocer las propiedades y las diferencias; eran 

necesarias observaciones y definiciones; es decir, hacía falta la historia natural y la 

metafísica, mucho más de lo que podían tener los hombres de ese tiempo.

     Por otra parte, las ideas generales no pueden introducirse en el espíritu sino con 

ayuda de las palabras, y el entendimiento no las comprende sino por medio de 

proposiciones. Esta es una de las razones por las cuales los animales no pueden 

formarse tales ideas ni adquirir nunca la perfectibilidad que de ellas se deriva. Cuando 

un mono se lanza sin vacilar de una nuez a otra, ¿se cree que tiene la idea general de 

esta clase de fruto y que compara su arquetipo a esos dos individuos? No, sin duda; pero 

la vista de una de esas nueces evoca en su memoria las sensaciones que ha recibido de 

la otra, y sus ojos, modificados de cierta manera, anuncian a su gusto la modificación 

que va a recibir. Toda idea general es puramente intelectual; por poco que intervenga la 

imaginación, la idea se convierte en seguida en particular. Intentad trazar la imagen de 



un árbol en general: nunca lo conseguiréis; a pesar vuestro, será necesario ver uno, 

pequeño o grande, pobre o frondoso, claro u obscuro; y si dependiera de vosotros ver 

solamente lo que es común a todos los árboles, esta imagen no se parecería a ningún 

árbol. Los seres puramente abstractos se ven de la misma manera o no se conciben sino 

por el razonamiento. La sola definición del triángulo os da la verdadera idea; tan pronto 

como os figuráis uno en vuestro espíritu, es un triángulo determinado y no otro alguno, 

y no podéis evitar hacer sensibles sus líneas o coloreada la superficie. Es, pues, 

necesario enunciar proporciones; es preciso hablar para tener ideas generales, porque 

tan pronto como la imaginación se detiene, el espíritu no trabaja sino con ayuda del 

razonamiento. Si, por consiguiente, los primeros inventores del lenguaje no han podido 

dar nombres mas que a las ideas que ya tenían, se deduce de aquí que los primeros 

substantivos sólo han podido ser nombres propios.

     Pero cuando, por medios que yo no concibo, nuestros nuevos gramáticos empezaron 

a extender sus ideas y a generalizar sus palabras, la ignorancia de los inventores debió 

de reducir este método a límites muy estrechos, y así como al principio habían 

multiplicado con exceso los nombres de los individuos por no conocer los géneros y las 

especies, después hicieron escaso número de especies y de géneros por no haber 

considerado a los seres en todas sus diferencias. Para dar mayor impulso a estas 

divisiones, hubiera hecho falta más experiencia y más cultura de las que podían tener, 

hubiera sido necesario más trabajo y más investigaciones que poder dedicar a esa tarea. 

Ahora bien; si aún hoy se descubren cada día nuevas especies, que habían escapado 

hasta ahora a todas nuestras observaciones, júzguese cuántas debieron substraerse al 

conocimiento de unos hombres que sólo consideraban las cosas bajo el primer aspecto. 

En cuanto a las clases primitivas y a las nociones más generales, es superfluo añadir que 

también debieron de escaparles. ¿Cómo, por ejemplo, habrían imaginado o entendido 

las palabras materia, espíritu, substancia, modo, figura, movimiento, toda vez que a 

nuestros mismos filósofos, que se sirven de ellas desde tan largo tiempo, cuéstales 

trabajo entenderlas, y dado que, siendo metafísicas las ideas que se asocian a esas 

palabras, no hallarían ningún modelo en la naturaleza?

     Me detengo en estos primeros pasos y suplico a mis jueces suspendan en este punto 

la lectura para que consideren, solamente sobre la invención de las substantivos físicos, 

es decir, sobre la parte de la lengua más fácil de hallar, el camino que aún le queda para 

expresar todos los pensamientos de los hombres, para tomar una forma constante, para 

poder ser hablada públicamente e influir sobre la sociedad; les suplico que reflexionen 

cuánto tiempo y cuántos conocimientos han sido necesarios para descubrir los números 

(21)


, los nombres abstractos, los aoristos

 (22)


 y todos los tiempos de los verbos, las 

partículas, la sintaxis; para unir los razonamientos y construir la lógica del discurso. En 

cuanto a mí, asustado por las dificultades, que se multiplican a cada paso, y convencido 

de la imposibilidad casi demostrada de que las lenguas hayan podido nacer y 

establecerse por medios puramente humanos, dejo a quien quiera emprenderla la 

discusión de este difícil problema: si ha sido más necesaria la sociedad ya establecida 

para la institución de las lenguas, o las lenguas ya inventadas para la constitución de la 

sociedad.

     Sea lo que fuere de estos orígenes, se ve cuando menos, en el escaso cuidado puesto 

por la naturaleza para aproximar a los hombres mediante necesidades mutuas y 

facilitarles el uso de la palabra, cuán poco ha preparado su sociabilidad y qué poco ha 

puesto de su parte para que se establecieran sus relaciones. En efecto; es imposible 




Yüklə 0,51 Mb.

Dostları ilə paylaş:
1   ...   7   8   9   10   11   12   13   14   ...   22




Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©genderi.org 2024
rəhbərliyinə müraciət

    Ana səhifə